• Пожаловаться

Jordi Sierra i Fabra: Radiografia De Chica Con Tatuaje

Здесь есть возможность читать онлайн «Jordi Sierra i Fabra: Radiografia De Chica Con Tatuaje» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Прочие приключения / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Jordi Sierra i Fabra Radiografia De Chica Con Tatuaje

Radiografia De Chica Con Tatuaje: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Radiografia De Chica Con Tatuaje»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El novio de Carla ha sido acusado de asesinato. Todas las pruebas le incriminan, pero ella cree en su inocencia y decide emprender una investigación para dar con el auténtico culpable.

Jordi Sierra i Fabra: другие книги автора


Кто написал Radiografia De Chica Con Tatuaje? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Radiografia De Chica Con Tatuaje — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Radiografia De Chica Con Tatuaje», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Veía sus caras.

Tenía casi el nexo final.

Casi.

Y uno de ellos se reía en falso.

Cerró los ojos, hundió la cabeza entre las manos y atemperó sus nervios. No lo consiguió del todo. Permaneció sentada en el bordillo quince o veinte minutos, hasta que se levantó para ir a casa, rendida. Le dolía el cuerpo, cada terminación nerviosa y cada articulación, sometidas a la brutalidad de aquella presión.

Era como estar en la oscuridad, tendiendo las manos, sabiendo que el culpable estaba allí.

– Tú no la mataste, Diego -apretó los puños.

Toda aquella rabia se convirtió en un grito.

– Maldito idiota… -tragó la bola que se acababa de formar en su garganta.

Su casa no estaba cerca, pero no le importó. Caminó despacio, abrazada a sí misma, con la cabeza caída sobre el pecho, mirando el suelo, a sus pies, paso a paso. En un semáforo alguien le dijo algo relativo a su cabello rubio y su belleza, «lo bien que estaba». Lo fulminó con una mirada, igual que si fuese un videojuego. Toda ella era un fuego abrasador.

Y lo que más necesitaba era la frialdad final para llegar a la última verdad.

Si el motivo era el que sospechaba…

La oscuridad, su mano, el culpable que se le escapaba pese a rozarle…

Llegó a su barrio, a su calle, a su casa. Pensó en lo grato que sería encerrarse en su habitación, tenderse en la cama y pensar con más calma. Visualizar todas aquellas caras y, mentalmente, preguntarles una a una quién mató a Gabi.

Aunque luego, si llegaba a saber la maldita verdad, ¿quién la creería?

Era la novia del asesino.

La novia.

Otra vez aquel grito en su interior.

– La novia… -exhaló a media voz.

Sacó las llaves de su casa, y entonces ya no dio un paso más.

Las miró, una a una.

Las llaves. La novia. Las llaves. La novia.

– Mierda… -se estremeció.

Y de pronto era tan evidente…

Estuvo a punto de gritar. Miró a derecha e izquierda. No era más que una chica sola en mitad de una calle cualquiera. Cada cual tenía su propia historia, su propio drama. Cada cual cargaba con el suyo.

Sí, tan evidente…

Quiso gritar de rabia, de felicidad, de pánico, pero ni siquiera pudo moverse. Estaba helada. Titiritaba. Extrajo el móvil del bolsillo posterior de sus vaqueros y buscó el número guardado en la memoria, el del abogado de Diego. Lo marcó y esperó.

– Despacho de García, Fuentes y Gómez, ¿dígame?

– Soy la novia de Diego Sepúlveda -se presentó-. ¡Por favor, páseme con el señor Fuentes!

– Ya no hay nadie en los despachos, y yo me disponía a salir. De todas formas, él no ha estado aquí en toda la tarde, señorita. Si quiere dejarme el recado.

– Oiga, es muy, muy urgente.

– Lo siento, pero hasta mañana por la mañana…

– ¡Pero he de hablar con él!

– Le repito que está fuera.

– ¿Y su móvil? Por favor, ¿puede darme su número?

– No, no estoy autorizada para…

– ¡Mierda, sé quién mató a esa chica! -gritó desesperada.

Al otro lado no hubo ninguna reacción.

– Por favor… -gimió.

– No creo que pueda localizarlo, dada la hora -la telefonista mantuvo su calma profesional-, pero si lo consigo le diré que la llame, ¿de acuerdo? ¿Tiene su número?

No podía esperar al día siguiente.

Ya no.

– Tiene mi número, sí -desgranó sin fuerzas.

– De acuerdo, gracias. Y lo siento.

Comedida, elegante, educada.

Inflexible.

Carla cortó la comunicación y miró su casa.

Ya no entró en ella.

Seguía con las llaves en la otra mano. La última pista. Todo encajaba. Un minuto antes quería refugiarse en su habitación para pensar y sentirse a salvo. Ahora lo único que deseaba era sacar a Diego de la cárcel de una vez, y cada minuto contaba.

Una llave.

Una novia.

Su camiseta roja…

Tan simple.

No, no podía esperar al día siguiente. Imposible serenarse. Imposible pensar en subir a casa, cenar, acostarse…

Dio media vuelta y se encaminó a su destino.

Veintisiete

La escena casi era la misma que en casa de Solé.

Una puerta abierta, una madre mirándola desde el quicio, y ella preguntando:

– ¿Está Sabrina?

– ¿A esta hora? -la mujer sacó a relucir su sarcasmo maternal-. No, ha bajado, al bar, a tomar algo.

– ¿A qué bar?

– Saliendo a la derecha, en la esquina.

– Gracias.

Descendió los cuatro tramos a pie, pasando del ascensor. No sabía cómo afrontar todo aquello. No se sentía ni tan fuerte ni tan capaz. Y sin embargo, estaba allí, sabía la verdad. Lo había descubierto.

Diego necesitaba un último empuje.

Los días se alargaban, un comienzo de julio radiante. Hasta la muerte de Gabi, aquél tenía que ser el mejor verano de su vida. Ya era tarde, pero todavía no anochecía, y aquellas horas se convertían en algo muy agradable después del incipiente calor diurno. Por la calle se notaba la animación.

Y el bar estaba casi lleno.

Temió que Sabrina estuviese acompañada. Eso habría cambiado la escena. Pero tuvo suerte. Su suerte final. La ex novia de Diego estaba sentada en una mesa, frente a una cerveza, y observaba su alrededor como si aguardase a alguien.

Carla no esperó más.

Caminó hacia ella mirándola fijamente, sin nervios. Ya no podía tenerlos. Tal vez tuviese dieciséis años, tal vez fuese una adolescente, tal vez estuviese ante el hecho más trascendente de toda su vida hasta ese momento, pero si perdía su ventaja tal vez acabase condenando a Diego sin poder evitarlo.

Ahora llegaba el pulso.

Sabrina y ella.

Se detuvo delante de la mesa y esperó a que Sabrina centrase su atención en su presencia. La muchacha miraba hacia el otro lado. No tardó en mover la cabeza, alertada por la figura que acababa de aparecer en su pequeño ámbito. Al reconocer a Carla, su expresión apenas cambió.

Sus ojos, en cambio, la traicionaron.

Odio.

Tanto odio.

– ¿Qué estás haciendo aquí?

– ¿No lo sabes?

La ex novia de Diego hizo un gesto de asco.

– No, ni me importa.

Carla continuó de pie. La mesa estaba en un extremo de la terraza. La más próxima de las ocupadas se hallaba a unos tres metros. Siguió mirando fijamente a Sabrina, percibiendo la exuberante belleza de su rostro, aquel cabello y aquellos ojos tan negros, los labios que Diego había besado tantas veces antes de aparecer ella.

Toda una mujer.

Y ella, tres años menor, tan niña…

– ¿Qué pasa contigo? -se enfadó Sabrina al ver que no se movía.

– Hace unos meses, cuando empecé a subir a casa de Diego, dijo que me daría una llave de la puerta. Yo le dije que no.

– ¿Y?

– No quería tener una llave, eso es todo. Me daba un poco de… miedo, no sé. Diego insistió, me dijo que era más cómodo, su madre acababa de irse, su padre nunca estaba, y así yo podía esperarle arriba cuando quisiera.

Esta vez, Sabrina no habló.

– ¿Te dio también a ti una llave cuando erais novios?

Los ojos se convirtieron en puñales.

– Te la dio, ¿verdad? -repuso Carla-. Yo dije que no, porque eso era como compartir un piso, vivir casi juntos, y me dio corte. Pero tú dijiste que sí. Claro que dijiste que sí. Era lo que más querías. Y cuando te dejó, la metiste en un cajón o…

– Se la devolví.

– ¿No hiciste una copia?

El nuevo silencio fue más duro.

– Creíste que era yo, ¿verdad?

– Estás loca -la despreció.

– Hacía un año que nos habíamos conocido, era nuestro aniversario. Eso debió de ser muy duro para ti. Demasiado. No lo soportaste. Tu rabia llegó al máximo. Estabas segura de que saldríamos juntos y lo celebraríamos. Tal vez estabas en la calle, espiando la casa de Diego, los viste llegar y de lejos creíste que era yo, porque nos parecíamos. O tal vez, simplemente, subiste arriba, entraste en el piso con esa llave, y entonces… apareció la chica. Se había puesto lo primero que encontró al levantarse para ir a la cocina a por agua o lo que fuese: una camiseta mía. Una camiseta que tú conocías porque la llevaba una de las veces que le montaste el número a Diego en mi presencia, o que me viste llevar cuando te dedicabas a espiarnos. Así que… la apuñalaste, por la espalda, llena de ese mismo odio que ahora tienen tus ojos. Es decir, me apuñalaste a mí, Sabrina. A mí.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Radiografia De Chica Con Tatuaje»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Radiografia De Chica Con Tatuaje» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Jordi Sierra i Fabra: Sin tiempo para soñar
Sin tiempo para soñar
Jordi Sierra i Fabra
Jordi Sierra i Fabra: Campos de fresas
Campos de fresas
Jordi Sierra i Fabra
libcat.ru: книга без обложки
libcat.ru: книга без обложки
Jordi Sierra i Fabra
Jordi Sierra i Fabra: El Enigma Maya
El Enigma Maya
Jordi Sierra i Fabra
Отзывы о книге «Radiografia De Chica Con Tatuaje»

Обсуждение, отзывы о книге «Radiografia De Chica Con Tatuaje» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.