Arturo Pérez-Reverte - El Asedio

Здесь есть возможность читать онлайн «Arturo Pérez-Reverte - El Asedio» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Asedio: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Asedio»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El Asedio — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Asedio», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

- Lo singular del asunto -prosigue- no es que ese monstruo mate muchachas, o que lo haga a latigazos, o que sea en lugares donde han caído bombas… Lo interesante, comisario, es que se dan todas esas circunstancias al mismo tiempo. ¿Comprende?… Juntas. Volviendo al tablero, es como un paisaje donde la posición de las diversas piezas construye la situación general. Si miramos sólo pieza a pieza, no seremos capaces de analizar el conjunto. Demasiada proximidad dificulta el análisis de lo observado.

Tizón señala en torno, a la ruidosa concurrencia que llena el recinto.

- Ésta es una ciudad complicada, ahora.

- No sólo eso. Cádiz es un conglomerado de personas, objetos y posiciones. Y tal vez el asesino vea la ciudad como un lugar con trama particular. Un plano que nosotros no vemos… Quizá si usted lo hiciera podría anticipar sus movimientos.

- ¿Como el ajedrez, quiere decir?

- Puede.

Pensativo, el profesor recupera su cajita de rapé y se la mete en un bolsillo del chaleco. Después coloca un dedo de uña amarillenta sobre la casilla vacía.

- Quizá debería usted -añade- hacer vigilar los lugares donde caen bombas que estallan.

- Lo hago -protesta Tizón-. Siempre que puedo, pongo agentes en los sitios que parecen adecuados. Sin éxito. No ha vuelto a intentarlo, que sepamos.

- A lo mejor porque esa vigilancia lo disuade.

- No sé. Tal vez.

- De acuerdo -Barrull se ajusta mejor los lentes-. Planteemos una teoría, comisario. Una hipótesis.

Despacio, deteniéndose de vez en cuando a ordenar mejor sus pensamientos, el profesor refiere la idea. Cuando las bombas francesas empezaron a caer en la ciudad, el complejo mundo mental del asesino pudo desarrollarse en una dirección insospechada. Quizá lo fascinara el poder de la técnica moderna, capaz de enviar bombas a lugares alejados.

- Eso exigiría cierta cultura -insiste Tizón.

- En absoluto. No es imprescindible para determinadas intuiciones, o sentimientos. Están a mano de cualquiera. Su asesino podría ser un hombre refinado o un perfecto analfabeto… Imagine que se trata de alguien que, en vista de que algunas bombas no matan, decide hacerlo él… A eso puede llegarse mediante refinados procesos intelectuales o por simple estupidez, con idéntico resultado.

La expresión de Barrull parece animarse con la charla. Tizón lo ve inclinarse apoyando las manos en la mesa, a uno y otro lado del tablero. La misma cara que cuando juega al ajedrez.

- Si el impulso criminal fuera, por decirlo de algún modo, primario -continúa el profesor-, resolver un asunto así dependería más de la suerte que del análisis; de que el asesino vuelva a matar, cometa un error, haya testigos o se dé una casualidad que permita atraparlo in flagranti… ¿Me sigue, comisario?

- Eso creo. Insinúa que cuanto más inteligente sea el culpable, más vulnerable resultará.

- Es una posibilidad. Tal variante ofrece más agarres a su pesquisa. La trama, por complicada y perversa que sea, tendrá siempre una motivación razonable, incluso tratándose de una mente alucinada. Un cabo de la madeja por donde empezar a deshacerla.

- ¿A más irracionalidad, menos pistas?

- Eso es.

A Tizón le reluce el colmillo de oro. Empieza a comprender.

- Se refiere a una lógica del horror.

- Exacto. Imagine, por ejemplo, que el asesino quiera, por cálculo o impulso irresistible, dejar algún testimonio vinculado a la caída de las bombas. Honrar la técnica, por ejemplo. Matando. ¿Comprende?… Fíjese que no es descabellado: precisión, técnica, bombas, y los crímenes que las relacionan -Barrull se echa atrás, satisfecho-. ¿Qué le parece?

- Interesante. Pero improbable. Olvida que habla con un estúpido y elemental policía. En mi mundo, uno y uno siempre suman dos. Sin esos dos unos, no hay suma que valga.

- Sólo estamos fantaseando, comisario. Por sugerencia suya. Son palabras, nada más. Teorías de café. Ésta no es más que una de ellas: el criminal mataría donde han caído bombas que estallan, pero no matan. Imaginemos que lo hiciera con intención de restituir a la técnica lo que ésta tiene de defectuoso o impreciso. ¡Sería fascinante! ¿No cree?… Llegar a donde la ciencia no llega. De ese modo haría coincidir el impacto de la bomba y la vida humana… ¿Le gusta la hipótesis? Podríamos plantear media docena. Unas parecidas y otras opuestas. Y ninguna vale un pimiento.

Tizón, que escucha atento, reprime el comentario que le acude a la boca. Esas pobres chicas desolladas a latigazos eran reales, se dice. Su carne abierta sangraba y sus vísceras olían. Nada que ver con arabescos del intelecto. Con filosofías de salón.

- ¿Cree que no debo descartar a la gente culta?… ¿Gente de ciencia?

Barrull hace un movimiento vago. Incómodo. Demasiado concreto para mí, indica el ademán. No pretendía ir tan lejos. Pero un momento después parece pensarlo mejor.

- No siempre cultura y ciencia van de la mano -argumenta, mirando el tablero vacío-. La Historia demuestra que ambas pueden caminar también en sentidos opuestos… Pero sí. Podría haber cierto tufillo técnico en nuestro asesino. ¿Y quién sabe?… Quizá también juegue al ajedrez -con una mano hace un gesto amplio, abarcando el recinto del café-. Quizá esté aquí, ahora. Cerca. Rindiendo tributo al método.

Calor. Mucha luz. Bullicio de gente descalza o en alpargatas que se conoce de toda la vida y cuya intimidad no existe. Ojos oscuros, casi árabes. Pieles atezadas de océano y sol. Voces jóvenes y alegres, con el acento cerrado, hermético, de las clases gaditanas más humildes. Hay casas de vecindad de poca altura, gritos de mujeres de balcón a balcón, ropa tendida, jaulas con canarios, niños sucios que juegan en la tierra de las calles estrechas y rectas sin empedrar. Cruces, Cristos, Vírgenes y santos en hornacinas y azulejos, en cada esquina. Olor a mar cercano, a humazo de aceite y a pescado en todas sus variantes: crudo, frito, asado, seco, en salazón, podrido, cabezas y raspas entre las que hurgan gatos con cola pelada de sarna y bigotes pringosos. La Viña.

Torciendo a la izquierda desde la calle de la Palma, Gregorio Fumagal toma la de San Félix, adentrándose en el barrio pescador y marinero. Avanza esquivando y guiándose por el olfato, la vista y el oído a través de los espacios que aquel mundo abigarrado y hormigueante de vida deja libres. Parece un insecto cauteloso moviendo las antenas. Más allá, donde terminan las casas, semejante a una puerta abierta o al cuello de una botella sin corcho, el taxidermista alcanza a ver parte de la explanada de Capuchinos y la muralla de Vendaval guarnecida de troneras y cañones que apuntan al mediodía, sobre el Atlántico. Tras detenerse un momento para quitarse el sombrero y enjugar el sudor, Fumagal sigue camino pegado a las fachadas blancas, azules y ocres, buscando la sombra. Lo del sudor resulta especialmente incómodo, pues un nuevo tinte inglés que ayer compró en la jabonería de Frasquito Sanlúcar destiñe y se lo mancha con un desagradable color oscuro. También le pesa la levita demasiado gruesa, y el pañuelo de seda anudado como corbata que cierra el cuello de su camisa aprieta más de lo corriente. El sol empieza a estar alto y se hace sentir, la brisa es levísima en esta parte de la ciudad, y el comienzo del verano ronda cerca, anunciándose riguroso. En un sitio rodeado de agua como Cádiz, donde muchas calles están trazadas en perpendicular unas a otras para cortar la travesía de los vientos, el calor húmedo al socaire puede ser demoledor.

El Mulato está donde debe estar, llegando al lugar de la cita al mismo tiempo que Fumagal. Más que andar se diría que baila con pasos suaves, muy calculados y despaciosos, al ritmo de una melopea primitiva que sólo él pudiera oír. Lleva alpargatas, sin medias ni sombrero. El calzón es corto, suelto de boquillas, y la camisa abierta, despechugada, está ceñida con una faja encarnada bajo el chaleco corto y deslucido. Su indumento es común entre pescadores y contrabandistas del barrio: nieto de esclavos, libre de nacimiento, propietario de una pequeña barca con la que frecuenta orillas amigas y enemigas, el Mulato es más contrabandista que otra cosa. Su porción de sangre africana -evidente en los rasgos antes que en la piel, razonablemente clara bajo el tostado del sol- es la que da esa cadencia lánguida y flexible a sus movimientos. Alto, atlético, chato de nariz, con labios gruesos, patillas y pelo ensortijados que se agrisan entre los rizos.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Asedio»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Asedio» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Arturo Pérez-Reverte - El Sol De Breda
Arturo Pérez-Reverte
Arturo Pérez-Reverte - La Carta Esférica
Arturo Pérez-Reverte
libcat.ru: книга без обложки
Arturo Pérez-Reverte
Arturo Pérez-Reverte - Purity of Blood
Arturo Pérez-Reverte
Arturo Pérez-Reverte - The Sun Over Breda
Arturo Pérez-Reverte
Arturo Pérez-Reverte - Der Club Dumas
Arturo Pérez-Reverte
Arturo Pérez-Reverte - El maestro de esgrima
Arturo Pérez-Reverte
Arturo Pérez-Reverte - El pintor de batallas
Arturo Pérez-Reverte
Arturo Pérez-Reverte - Corsarios De Levante
Arturo Pérez-Reverte
Arturo Pérez-Reverte - El Capitán Alatriste
Arturo Pérez-Reverte
libcat.ru: книга без обложки
Arturo Pérez-Reverte
Отзывы о книге «El Asedio»

Обсуждение, отзывы о книге «El Asedio» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x