Arturo Pérez-Reverte - El Asedio

Здесь есть возможность читать онлайн «Arturo Pérez-Reverte - El Asedio» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Asedio: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Asedio»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El Asedio — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Asedio», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

- Habrá que mandar más tropas a ultramar, para reprimir esa deslealtad -dice alguien.

- Esa obscena barbarie -apunta otro.

- Lo malo es que, como de costumbre, lo harán a nuestra costa. Con nuestro dinero.

Tercia un tercer invitado, sarcástico.

- ¿Con cuál, entonces?… No hay otro al que puedan hincarle el diente en España.

- No tienen vergüenza. Entre la Regencia, la Junta y las Cortes, nos sangran como a puercos.

Don Emilio Sánchez Guinea -sobrio frac gris oscuro, calzón con medias de seda negra- ha hecho momentáneo aparte con Lolita, al extremo de una mesa situada junto a una ventana abierta al espacio de la bahía. También ellos comentan la mala situación financiera. Después de contribuir el año pasado al esfuerzo de guerra con un millón de pesos, Cádiz se ha visto forzada a participar en nuevos empréstitos, como el de seis millones y medio de reales que hace poco financió las inútiles expediciones militares a Cartagena y Alicante. Ahora corre el rumor -y en materia de impuestos, los rumores siempre resultan ciertos- de que se pretende una nueva contribución directa sobre fortunas, basada en la lista pública de éstas. Y Sánchez Guinea está indignado. En su opinión, airear esos detalles perjudicará tanto a los que llevan bien sus negocios como a los que los llevan mal: los primeros, porque se verán más exprimidos todavía; los segundos, porque los negocios se basan en el buen nombre de la empresa, y hacer pública la mala situación de algunas casas comerciales no las ayudará a mantener su crédito. En todo caso, es delicado calcular riquezas en un momento de estancamiento de los géneros coloniales y poco capital.

- Es una locura -concluye el viejo comerciante- imponer la contribución directa en una ciudad mercantil como ésta, donde no existe otra medida fiable que el prestigio de cada cual… Nadie podrá calcular éste sin meter la nariz en nuestros libros de contabilidad. Y eso es un abuso.

- Desde luego, mis libros no los van a ver -dice Lolita, resuelta.

Se queda pensativa. Sombría. Dura la línea de los labios apretados.

- Ya veré cómo arreglármelas -añade.

Tiene ahora la mantilla sobre los hombros, descubierto el cabello recogido en la nuca y rematado con una peineta de carey. Junto a sus manos, que desmigan sobre el mantel una tortita de almendras, están el abanico cerrado, un portamonedas de terciopelo y un vaso con refresco de leche y canela.

- Se comenta que tienes problemas -dice Sánchez Guinea, bajando la voz.

- Que también yo los tengo, querrá decir.

- Claro. Como yo mismo, y mi hijo… Como todos.

Lolita asiente sin decir nada más. Lo mismo que tantos comerciantes gaditanos, es acreedora del erario público con una deuda de cinco millones de reales, de los que hasta hoy no ha recuperado más que la décima parte: 25.000 pesos. De mantenerse la deuda impagada, eso podría llevarla a la quiebra. Al menos, a la suspensión de pagos.

- Sé de buena tinta, hija mía, que el gobierno ha recibido letras sobre Londres y ha dispuesto del dinero tan lindamente, sin pagar un peso a los acreedores… Lo mismo hizo con los últimos caudales llegados de Lima y La Habana.

- No me sorprende. Por eso me ve usted inquieta… Cualquier golpe serio me encontraría sin liquidez para hacerle frente.

Sánchez Guinea mueve la cabeza con desaliento. También a él Lolita lo encuentra cansado, y ni siquiera el bautizo del nieto parece animarlo. Demasiados disgustos y zozobras minan la tranquilidad del que fue íntimo amigo y socio de su padre. Es el final de una época, le oye decir a menudo. Mi Cádiz desaparece, y yo me apago con ella. No os envidio, a los jóvenes. A los que estaréis aquí dentro de quince o veinte años. Cada vez habla más de jubilarse y dejarlo todo a cargo de Miguel.

- ¿Y qué hay de nuestro corsario?

Se le anima el rostro veterano con la pregunta, cual si un soplo de aire marino despejase sus pensamientos. Hasta sonríe un poco. Lolita acerca una mano al vaso de refresco, pero no lo toca.

- No lo hace mal -por un instante dirige una mirada a través de la ventana, a la bahía-. Pero el tribunal de presas tramita despacio. Entre Gibraltar, Tarifa y Cádiz todo va lentísimo… Usted sabe tan bien como yo que la Culebra es una ayuda, pero no una solución. Además, cada vez hay menos barcos franceses o del intruso que se arriesguen… Debería ir más allá del cabo de Gata. Haría mejores presas.

Asiente el otro, divertido. Recuerda, sin duda, las reticencias iniciales de Lolita a implicarse en negocios de corso.

- Has acabado tomándotelo en serio, niña.

- Qué remedio -ella sonríe a su vez, irónica consigo misma-. Son tiempos difíciles.

- Pues quizá tengamos nueva caza hecha. Esta mañana señalaron una balandra a este lado de Torregorda, en conserva con otro barco… Podría ser nuestro capitán Lobo, con una presa.

Lolita no se inmuta. También conoce los informes de la torre vigía.

- En cualquier caso -concluye-, debemos procurar que vuelva a salir enseguida.

- A Levante, dices.

- Eso es. Con la caída de Alicante, aumentará allí el tráfico marítimo francés. Y puede usar Cartagena como puerto base.

- No es mala idea… De verdad que no.

Los dos se quedan callados. Ahora es Sánchez Guinea quien mira hacia la ventana, pensativo, y luego pasea la vista por el animado salón. Todo en torno es rumor de conversaciones, parla de señoras, risas y griterío contenido de niños bien educados. El festejo sigue su curso, ajeno a lo inexorable: a la realidad del mundo que se desmorona afuera, y del que apenas llegan hasta aquí, de vez en cuando, los estampidos de los cañones franceses. Miguel Sánchez Guinea, que atiende a los invitados y ha visto a su padre y Lolita Palma conversar aparte, se acerca a la mesa, sonriente, con un cigarro en una mano y una copa de licor en la otra. Pero el padre lo detiene con un gesto. Obediente, Miguel saluda copa en alto y da media vuelta.

- ¿Qué hay del Marco Bruto?

Don Emilio ha bajado de nuevo la voz. Su tono es afectuoso, muy solícito. De extrema confidencia. La pregunta ensombrece el rostro de la heredera de los Palma. El nombre de ese otro barco le quita el sueño desde hace tiempo.

- Nada todavía. Viene con retraso… Tendría que haber salido de La Habana el quince del mes pasado.

- ¿No sabes dónde está?

Hace ella un ademán ambiguo. Sincero.

- Aún no. Pero lo espero de un día para otro.

Esta vez el silencio es largo y significativo. Los dos son comerciantes avezados y saben que un barco puede perderse: el azar del mar, los corsarios franceses. La mala suerte. Los hay que salvan o arruinan a sus fletadores en un solo viaje. El Marco Bruto, todavía el mejor bergantín de la casa Palma -280 toneladas, forrado en cobre, armado con cuatro cañones de 6 libras-, navega hacia Cádiz con un cargamento de extraordinaria importancia. Emilio Sánchez Guinea sabe que la embarcación transporta un valioso flete de grana, azúcar, añil y 1.200 lingotes de cobre de Veracruz; a su casa comercial, incluso, corresponde una pequeña parte de la carga. Lo que ignora -los afectos son una cosa y los negocios otra- es que, camuflados bajo los lingotes, el bergantín trae 20.000 pesos de plata propiedad de Lolita, destinados a conseguir liquidez y mantener el crédito local. Su pérdida sería un golpe difícil de superar; con el agravante de que esta vez, por lo delicado de la operación, los riesgos marítimos corren a cargo de Palma e Hijos.

- Te juegas mucho en ese barco, hija mía -dice al fin Sánchez Guinea.

Ella permanece distraída, mirando absorta el vacío. Parece no haber oído las últimas palabras del amigo de su padre. Al poco se estremece casi imperceptiblemente y sonríe preocupada. Triste.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Asedio»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Asedio» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Arturo Pérez-Reverte - El Sol De Breda
Arturo Pérez-Reverte
Arturo Pérez-Reverte - La Carta Esférica
Arturo Pérez-Reverte
libcat.ru: книга без обложки
Arturo Pérez-Reverte
Arturo Pérez-Reverte - Purity of Blood
Arturo Pérez-Reverte
Arturo Pérez-Reverte - The Sun Over Breda
Arturo Pérez-Reverte
Arturo Pérez-Reverte - Der Club Dumas
Arturo Pérez-Reverte
Arturo Pérez-Reverte - El maestro de esgrima
Arturo Pérez-Reverte
Arturo Pérez-Reverte - El pintor de batallas
Arturo Pérez-Reverte
Arturo Pérez-Reverte - Corsarios De Levante
Arturo Pérez-Reverte
Arturo Pérez-Reverte - El Capitán Alatriste
Arturo Pérez-Reverte
libcat.ru: книга без обложки
Arturo Pérez-Reverte
Отзывы о книге «El Asedio»

Обсуждение, отзывы о книге «El Asedio» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x