Arturo Pérez-Reverte - El Asedio

Здесь есть возможность читать онлайн «Arturo Pérez-Reverte - El Asedio» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Asedio: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Asedio»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El Asedio — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Asedio», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

- No lo sabe usted bien, don Emilio… Tal como están las cosas, me lo juego todo.

Ahora, vuelto el rostro a un lado, ella contempla de nuevo el mar por donde llegan a Cádiz fortunas y desastres. A lo lejos, próximas una de otra, las velas de dos barcos dan lentos bordos con el viento nordeste al penetrar en la bahía, intentando mantenerse lejos de las baterías francesas mientras pasan las Puercas y el Diamante.

Ojalá llegue pronto ese bergantín, piensa inquieta. Ojalá llegue.

Apoyado en la amura de babor de la Culebra, con el catalejo pegado a la cara, Pepe Lobo observa las velas de la embarcación que se acerca con rapidez desde la punta de Rota: dos palos ligeramente inclinados hacia popa, bauprés con botalón de foque, velas triangulares, latinas, tensas por el viento de través.

- Es un místico -dice-. Un cañón a cada banda y otro de caza. Y no lleva bandera.

- ¿Corsario? -pregunta Ricardo Maraña, que está a su lado, mirando en la misma dirección con una mano a modo de visera sobre los ojos.

- Sin duda.

- Al verlo asomar creí que era el falucho de Rota.

- Yo también. Pero la ensenada está vacía… El falucho andará mordisqueando en otros pastos.

Lobo le pasa el largavista a su primer oficial, y éste observa detenidamente la embarcación, cuyas velas ilumina el sol de la tarde.

- No lo habíamos visto antes en estas aguas… ¿Puede ser el de Sanlúcar?

- Puede.

- ¿Y qué hace tan a levante?

- Si el falucho anda de caza, éste habrá tomado el relevo por aquí. A ver qué cae.

Maraña sigue mirando por el catalejo. A simple vista puede advertirse ya la maniobra del místico.

- Está probando suerte… Tanteándonos.

Pepe Lobo mira hacia la banda de barlovento, allí donde navega, en conserva de la Culebra y marinada por un trozo de presa, la última captura hecha por la balandra: una goleta napolitana de 90 toneladas, la Cristina Ricotti, capturada sin lucha hace cuatro días frente a punta Cires cuando se dirigía a Málaga desde Tánger con un cargamento de lana, cueros y carne salada. Para la entrada en la bahía, previendo la presencia de corsarios y la amenaza del fuerte francés de Santa Catalina, que siempre dispara contra los barcos que dan bordos cerca de tierra, Lobo ha dispuesto que la goleta se mantenga a estribor de la Culebra, a dos cables de distancia, a fin de protegerla mejor interponiéndose entre ella y cualquier amenaza. Por su parte, la balandra navega prevenida, apuntado su largo bauprés a la ensenada de Rota, ciñendo el viento nordeste con todo el trapo arriba incluido el velacho, sin izar bandera, con media tripulación atenta a brazas y escotas, y el contramaestre Brasero apoyado en el molinete dos pasos detrás del capitán y su segundo: un ojo en la maniobra y otro en los ocho cañones de 6 libras cargados y en batería, con el resto de la gente armada y en zafarrancho desde que la vela enemiga asomó tras la punta de Rota.

- ¿Viramos ya o prolongamos el bordo? -pregunta Maraña, cerrando el catalejo.

- Dejémosla así un poco más. El místico no es problema.

Asiente el teniente, que devuelve el catalejo a Lobo y también se gira a echar un vistazo a la goleta que navega a barlovento, manteniendo la distancia convenida y maniobrando con diligencia a cada señal hecha desde la balandra. Maraña sabe, como su capitán, que el corsario enemigo carece de la fuerza suficiente para un combate en regla, pues la desproporción de sus tres cañones frente a los ocho de la Culebra convertiría cualquier intento en un suicidio. Pero en el mar nada está decidido hasta el último instante; y el corsario francés, atrevido como lo exige el oficio, hace lo mismo que harían ellos en su caso: se arrima cuanto puede, rondando la posible presa como un depredador cauto, por si un golpe de suerte -un cambio de viento, una mala maniobra, el fuego de Santa Catalina que desarbolase la balandra- se la pusiera entre los dientes.

- No pasaremos los Cochinos y el Fraile con una sola virada -comenta Maraña-. Habría que meterse mucho en Rota.

Ha hablado con su frialdad habitual, como si contemplara la maniobra desde tierra. El suyo es un simple comentario objetivo, sin propósito de influir en las decisiones de su capitán. Pepe Lobo mira hacia la punta de tierra enemiga tras la que asoma la población. Después se vuelve al otro lado, hacia Cádiz, blanca y extensa en su cinto formidable de murallas. Con un vistazo al mar y a la grímpola que ondea tensa en lo alto del único palo de la balandra, calcula fuerza y dirección del viento, velocidad, rumbo y distancia. Para entrar en la bahía esquivando los escollos que hay en su boca, deberán dar todavía un bordo hacia Cádiz, otro hacia la parte de Rota, y otro más hacia la ciudad. Eso significa ponerse dos veces cerca de las baterías francesas, por lo que no puede permitirse errores. En todo caso, lo mejor será tener en respeto al místico, dándole algo en que pensar. Por si las moscas.

- Preparados para la maniobra, piloto.

Maraña se vuelve hacia el contramaestre Brasero, que sigue apoyado en el molinete.

- ¡Nostramo!… ¡Listos para virar por avante!

Mientras Brasero da la vuelta y recorre la cubierta inclinada por la escora, situando a la gente, Pepe Lobo informa de sus intenciones al primer oficial.

- Le largaremos una andanada al místico, para mantenerlo lejos… Vamos a hacerlo a media ceñida, aguantando un poco justo antes de cambiar el bordo.

- ¿Un solo tiro por pieza?

- Sí. No creo que lo desarbolemos con una andanada, pero quiero darle un buen susto… ¿Se encarga del primer disparo?

Sonríe apenas el teniente. Fiel a su personaje, Ricardo Maraña mira el mar como si, distraído, pensara en otra cosa; pero Lobo sabe que está combinando mentalmente las condiciones de tiro y el alcance de los cañones. Gozando con la perspectiva.

- Cuente con ello, capitán.

- Pues venga. Viramos en cinco minutos.

Extendido el catalejo, procurando adaptar el círculo de visión al movimiento de la cubierta, Pepe Lobo estudia de nuevo el corsario enemigo. Éste ha modificado ligeramente el rumbo, cerrándose una cuarta a su barlovento. Las velas latinas todavía le permiten ceñir un poco más para acercarse a la derrota que la balandra y la goleta harán en los siguientes bordos. En la lente del largavista, Lobo distingue bien sus dos cañones, uno a cada banda, y el largo de caza a proa, asomando por una porta situada a babor del bauprés de foque. Una pieza de 6 libras, quizás. Tal vez de a 8. No supone demasiada amenaza, pero nunca se sabe. Como afirma un refrán inventado por él mismo, en el mar nunca hay precauciones superfluas: un rizo de más es un mal rato de menos.

- ¡Apareja a virar!

Mientras la gente de maniobra prepara brazas y escotas, Lobo camina hacia popa, pasando junto a los artilleros que se inclinan sobre los cañones bajo la supervisión del teniente.

- No me dejéis mal -dice-. Delante de Cádiz.

Le responde un coro de risas y bravatas. Los hombres están de buen humor por la presa capturada y la perspectiva de bajar pronto a tierra. Tienen, además, fogueo y experiencia suficientes para comprender que el corsario enemigo no es adversario de su talla. Junto a la chalupa, estibada en cubierta bajo la larga botavara de la cangreja, los hombres libres de maniobra o de cañones disponen las armas adecuadas para el combate a más corta distancia, por si llegara a entablarse éste: fusiles, pistolas y pedreros de bronce que encajan en los tinteros de la regala, listos para ser cargados con pequeños saquetes de metralla. Lobo mira hacer a su gente, complacido. Después de medio año espumando juntos el Estrecho, la chusma portuaria reclutada en los peores lugares de Santa María, la Merced y el Boquete actúa como una tripulación razonable, experimentada, cada vez que la captura de una presa requiere maniobrar con eficacia o, en caso necesario -dos abordajes y cuatro combates serios, hasta la fecha-, pelear de cerca y sufrir bajas. A bordo de la Culebra, fieles al contrato firmado, todos arriesgan lo imprescindible, siempre con la perspectiva del botín; pero nadie chaquetea ante las dificultades y peligros. En la balandra no hay héroes, sabe muy bien Pepe Lobo. Ni cobardes. Sólo gente que cumple con su oficio: profesionales resignados a la vida dura de un barco, ganándose el difícil salario del corso.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Asedio»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Asedio» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Arturo Pérez-Reverte - El Sol De Breda
Arturo Pérez-Reverte
Arturo Pérez-Reverte - La Carta Esférica
Arturo Pérez-Reverte
libcat.ru: книга без обложки
Arturo Pérez-Reverte
Arturo Pérez-Reverte - Purity of Blood
Arturo Pérez-Reverte
Arturo Pérez-Reverte - The Sun Over Breda
Arturo Pérez-Reverte
Arturo Pérez-Reverte - Der Club Dumas
Arturo Pérez-Reverte
Arturo Pérez-Reverte - El maestro de esgrima
Arturo Pérez-Reverte
Arturo Pérez-Reverte - El pintor de batallas
Arturo Pérez-Reverte
Arturo Pérez-Reverte - Corsarios De Levante
Arturo Pérez-Reverte
Arturo Pérez-Reverte - El Capitán Alatriste
Arturo Pérez-Reverte
libcat.ru: книга без обложки
Arturo Pérez-Reverte
Отзывы о книге «El Asedio»

Обсуждение, отзывы о книге «El Asedio» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x