Raye Morgan - Enamorada del jefe

Здесь есть возможность читать онлайн «Raye Morgan - Enamorada del jefe» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современные любовные романы, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Enamorada del jefe: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Enamorada del jefe»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En opinión de esta secretaria de Allman, el nuevo pez gordo de la empresa era un traidor.
La rivalidad entre los McLaughlin y los Allman había dividido Chivaree, Texas, desde hacía más de un siglo. ¿Por qué entonces Kurt McLaughlin habría decidido cambiar de bando y trabajar para la empresa de la familia de Jodie Allman… y ser su jefe? Aunque Jodie se sentía secretamente atraída por el guapísimo ejecutivo, lo cierto era que no se fiaba de él. Pero el destino iba a obligarlos a pasar mucho tiempo juntos… y Jodie tendría la oportunidad de ver cuánto adoraba Kurt a su angelical hija. ¿Cómo podría seguir adelante con su vida después de probar la vida familiar junto a él?

Enamorada del jefe — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Enamorada del jefe», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

A ella no, pero se tragó los prejuicios y sujetó la puerta para que él pasara mejor con las muletas. Estaba casi más guapo a la luz del atardecer. El jersey verde de cazador que llevaba resaltaba su musculatura y tenía el pelo revuelto por el viento que soplaba. Tenía un cuerpo de escándalo y la costumbre no hacía que se fijara menos en él. Cada vez que sus miradas se cruzaban, se le aceleraba el ritmo cardíaco.

– Además -dijo, mirando el restaurante medio vacío-, hay tanta gente nueva en la ciudad que probablemente nadie recuerde que los Allman y los McLaughlin no se llevan bien.

– Tal vez tengas razón -dijo ella, pero tenía sus dudas.

La decoración del local había cambiado y se había hecho más sofisticada, pero Millie seguía siendo la misma, y se le iluminó la cara al ver a Jodie.

– ¡Jodie! -gritó, corriendo hacia ella para abrazarla-. Ya era hora de que pasaras a saludar.

Tras la muerte de la madre de Jodie, cuando ésta tenía veintiséis años, Millie había ocupado su lugar en los momentos difíciles. Charlaron animadamente unos minutos y después llegó el momento de la gran decisión.

– ¿En qué lado queréis sentaros? -preguntó Millie, mirándolos.

Kurt y Jodie se miraron. El lado de la ventana siempre había sido territorio McLaughlin y la parte trasera era ocupada por los partidarios de los chicos Allman. La ciudad estaba dividida por el centro, al igual que el restaurante. Millie siempre tuvo cuidado de que cada banda se mantuviera en su territorio y no estallara una batalla campal en medio del restaurante.

Jodie echó a reír y miró a Millie.

– Pero la gente ya no sigue esas viejas tradiciones, ¿verdad?

– Algunos sí -dijo Millie, guiñándole un ojo-. ¿Y vosotros?

– Nos quedaremos con la mesa del centro -decidió Kurt-. Nuestra relación es puro compromiso, ¿no es así?

– Desde luego.

Millie les mostró la mesa con la mano y fue a buscar sus cafés. Jodie echó una mirada a su alrededor; solían ir allí después de los partidos del equipo de fútbol de la escuela. Dos adolescentes pasaron entonces junto a Kurt y su reacción fue casi cómica. Las dos estallaron en una risa nerviosa mientras se alejaban hacia el baño.

Jodie escondió la sonrisa tras una servilleta.

– No sabía que tuvieras tantas fans -le dijo.

– Es una novedad y no me gusta airearlo mucho -le sonrió él.

– Yo tendría cuidado; no es bueno depender de las atenciones de las jovencitas -dijo ella, sacudiendo la cabeza.

– Tampoco es mucho mejor depender de las atenciones de las mujeres -repuso él.

Jodie se preguntó por el motivo del cinismo de su tono de voz, pero Millie acababa de llegar con el café y ya no quiso preguntárselo.

Un par de personas se acercaron a saludar y las adolescentes volvieron a pasar frente a ellos con su risa nerviosa. Jodie empezaba a sentirse de vuelta a casa, aunque fuera raro tener esa sensación estando con un McLaughlin en el Café de Millie.

– Me habría gustado que te quedaras un poco más esta tarde -dijo él, tomando un sorbo de café-. Quería presentarte a Katy.

– Bueno… pensé que lo mejor sería marcharme cuanto antes.

– Ya. Mi madre y tú nunca os habéis llevado bien.

– Eso es un eufemismo -dijo ella, rodeando la taza con las manos-. Tu madre me odia.

– ¿Que te odia? -reaccionó él ante la palabra, como si lo fuera a negar, pero después se lo pensó-. Bueno, pero sólo porque eres una Allman.

– Exacto.

Se miraron a los ojos y después rompieron a reír. Él intentó tomarle la mano, pero ella se apartó con rapidez.

– Será mejor que no lo hagas -dijo, mirando a su alrededor-. Nosotros dos juntos tomando café ya es suficiente para dar que hablar a la ciudad durante semanas. Si me tomas la mano…

– Pero no iba a tomarte la mano -dijo él, como avergonzado.

– ¿No? -por un momento no lo creyó-. ¿Y qué ibas a hacer con mi mano entonces?

– No sé -dijo encogiéndose de hombros-. Tal vez mordisquearte un poco los dedos.

Ella lo miró con frialdad.

– Será mejor que pidas un trozo de tarta si tienes hambre.

Pero el flirteo la estaba halagando y volvió a pensar que él se había fijado en el top rojo y lo había recordado todos aquellos años. Nunca olvidaría aquel verano: venir al café de Millie con sus amigas e intercambiar miraditas con los chicos que al año siguiente irían a la universidad, buscando a Kurt y perder la respiración cada vez que lo veía. ¿Acaso él también la miraba? Sólo con pensarlo, se emocionó como cuando era adolescente.

Al final del verano él se había marchado a la universidad y no había vuelto a verlo hasta que se lo encontró en Industrias Allman para anunciarle que iba a trabajar para él. Para entonces, habían pasado muchas cosas.

Kurt había empezado a hablar de nuevo de su madre y de los problemas que estaba teniendo para encontrar una canguro.

– He aquí mi gran dilema -le dijo en voz baja, pero decidido a confiarle sus problemas-. ¿Cómo encuentro una madre para Katy sin tener que contratar una esposa para mí?

– ¿Contratar? -preguntó ella, levantando una ceja, inexplicablemente ofendida por el modo en que él estaba planteando la situación.

– No veo de qué otro modo hacerlo -dijo Kurt.

Ella lo miró y luego pensó que no podía decirlo en serio. Decía eso porque se sentía frustrado.

– Conocerás a alguien y te enamorarás.

– Ya -dijo, mirándola con evidente disgusto-. Creo que ya he visto esa película, pero las segundas partes nunca fueron buenas.

Ella no dijo nada. Esperaba ver en su cara una expresión de dolor por su esposa muerta, pero en su lugar tenía una expresión neutra. Había en ella más amargura que cualquier otra cosa. Qué extraño.

Todo el mundo sabía que él y Grace habían sido la pareja perfecta. Decían que había quedado destrozado cuando la avioneta en la que viajaba se estrelló, y dudaban que fuera capaz de volver a enamorarse.

Ahora Jodie empezaba a preguntarse si la gente tenía razón en sus habladurías.

– Conociste a Grace en la universidad, ¿verdad? -preguntó, sabiendo que se metía en terreno pantanoso, lista para salir de allí corriendo si él no quería hablar de ello.

– Nos conocimos en una clase de hongos -dijo, asintiendo-. Había una salida de campo cada dos fines de semana, así que pudimos conocernos bien -sus ojos adoptaron una expresión soñadora-. Era preciosa, rubia con los ojos de color azul muy claro, como una princesa de hielo -sacudió la cabeza, como si hablase más para sí mismo que para ella-. Nunca me cansaba de mirarla.

Jodie apartó la mirada, algo avergonzada por la sinceridad de su declaración.

– Nos casamos en cuanto acabé la carrera y nos mudamos a Nueva York. Después Grace se quedó embarazada y todo cambió.

Sus ojos parecían ensombrecidos por un nubarrón, una emoción que Jodie no pudo identificar. Esperó a que él continuase con su relato, pero Kart levantó la vista y pareció darse cuenta de que ella estaba allí. Sus ojos se aclararon y le sonrió.

– Pero basta ya de mí. Háblame de cómo decidiste hacerte fisioterapeuta.

Ella empezó lentamente, pero después tomó velocidad y le contó que tenía dos trabajos e iba a clases por las noches, hasta que consiguió una beca y sólo necesitó uno de los dos trabajos. Siguieron hablando media hora más hasta que se hizo la hora de devolver a Kurt a casa para que estuviera allí cuando Tracy llegara con Katy.

– Estará dormida -se dijo a sí mismo cuando estaban en el coche-. Cuando Tracy la traiga a casa parecerá un angelito.

Jodie pensó que era muy bonito que quisiera tanto a su hijita, pero le provocaba náuseas. Nunca tendría una relación con un hombre que tuviera hijos. No era su destino y no debía olvidarlo.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Enamorada del jefe»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Enamorada del jefe» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Enamorada del jefe»

Обсуждение, отзывы о книге «Enamorada del jefe» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x