Raye Morgan - Enamorada del jefe

Здесь есть возможность читать онлайн «Raye Morgan - Enamorada del jefe» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современные любовные романы, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Enamorada del jefe: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Enamorada del jefe»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En opinión de esta secretaria de Allman, el nuevo pez gordo de la empresa era un traidor.
La rivalidad entre los McLaughlin y los Allman había dividido Chivaree, Texas, desde hacía más de un siglo. ¿Por qué entonces Kurt McLaughlin habría decidido cambiar de bando y trabajar para la empresa de la familia de Jodie Allman… y ser su jefe? Aunque Jodie se sentía secretamente atraída por el guapísimo ejecutivo, lo cierto era que no se fiaba de él. Pero el destino iba a obligarlos a pasar mucho tiempo juntos… y Jodie tendría la oportunidad de ver cuánto adoraba Kurt a su angelical hija. ¿Cómo podría seguir adelante con su vida después de probar la vida familiar junto a él?

Enamorada del jefe — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Enamorada del jefe», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Algo había oído -también había oído que él y su padre no se llevaban bien, pero eso no era extraño.

– Tracy piensa igual que mi madre. Mi tío quiere que vaya al rancho a trabajar con él -sacudió la cabeza-. No podría hacerlo. Ese trabajo no es para mí, especialmente lo de trabajar con mi primo Josh.

Ella hizo una mueca. Era extraño oírlo hablar así de su familia.

– Siempre había creído que los McLaughlin eran como una roca -dijo ella-. No pensaba que tuvieseis esas desavenencias. Suponía que habríais gastado las ganas de lucha en las peleas con nosotros.

– Tú y tus hermanos -asintió él con la cabeza.

– Sí. Y tú con todos tus primos -la imagen de Jeremy se le vino a la cabeza, pero la apartó enseguida-. Erais el doble que nosotros.

– Tal vez -dijo él, con una sonrisa burlona-. Pero éramos amables y magnánimos mientras que vosotros erais falsos como serpientes.

– Cuidado, McLaughlin -dijo ella levantando el puño-. Yo también sé pelear.

Su mirada pareció brillar y dio un paso atrás.

– Oh, te creo, Jodie.

Ella se vio sonriendo reflejada en sus ojos. Después apartó la mirada, avergonzada.

Pero le costaría apartar del pensamiento ese tema. Su mente estaba llena de McLaughlins y de Allmans, de su romance secreto con Jeremy… de su padre y cómo había trabajado para levantar el negocio y demostrarles quién era a los McLaughlin… de su madre, que había muerto cuando era muy joven. La versión oficial era que había muerto de cáncer, pero Jodie sospechaba que no había podido soportar aquella rivalidad. La lucha entre las dos familias había ocupado sus vidas durante un siglo, y allí estaba Kurt, decidido a enterrarla. ¿Eso lo convertía en un héroe? ¿O en un loco?

Acabaron el trabajo por la tarde. Kurt había empaquetado las muestras de las hojas de las viñas y Jodie iba a llevarlas a correos antes de volver a pasar por la oficina. Él la acompañó hasta la puerta con las muletas.

– Me he fijado en que hoy no has tomando analgésicos -mencionó ella, con voz dudosa-. ¿Sientes menos dolor?

– Sí -asintió él, como sorprendido-. Se me había olvidado por completo. He tomado unas pastillas esta mañana, pero no he vuelto a necesitarlas.

– Bien -se sentía fatal por haberlo puesto en aquella situación, pero no iba a dejar que se tomase ventajas en otros terrenos-. Escucha, cuando llegue mañana, quiero que estés completamente vestido. ¿De acuerdo?

– De acuerdo -dijo él, que pareció pensárselo-; yo me vestiré como tú quieres si tú te vistes como yo quiero.

Ella no pudo contener una carcajada.

– No sé por qué me molesto en preguntar. Bueno, ¿cómo quieres que me vista?

– Tengo una idea genial -dijo él, con los ojos brillantes-. ¿Te acuerdas de ese top rojo que tenías? ¿Lo conservas?

Ella lo miró asombrada. La recordaba con aquella camiseta. Se puso tan roja como el top. La había mirado. Sintió la realidad difuminarse a su alrededor, pero el ruido de un coche aparcando frente a la casa la devolvió a la tierra.

Capítulo 6

– Oh -dijo Kurt sorprendido-. Es más tarde de lo que creía. Debe de ser mi madre con Katy. Oh, oh…

Jodie tragó saliva. Tenía que salir de allí.

– De acuerdo -dijo, moviéndose con rapidez-. Te veré mañana.

– Jodie -llamó él, pero no se detuvo.

Tenía que llegar al coche antes de que le presentaran a Katy. Con el corazón en el puño se dio cuenta de que tendría que cruzarse con la madre de Kurt. Bueno, si tenía que ser así, mejor que fuera rápido.

– Señora McLaughlin -dijo con falsa educación a la mujer alta y guapa que la había expulsado del Grupo Infantil de Colaboración y se había asegurado de que no fuese invitada nunca a las fiestas de su mansión.

Jodie pensaba que nunca podría sentir aprecio por aquella mujer, especialmente después de haberla escuchado llamar «basura» a los Allman.

– ¿Cómo está? -añadió, sin detenerse en su camino hacia su coche.

– ¿Eres Jodie Allman, verdad? -preguntó la mujer fríamente, levantándose las gafas de sol para verla mejor-. Estoy bien, cariño. Gracias por preguntar.

Cuando Jodie llegó a la altura del coche, vio a la mujer sacar a Katy del asiento trasero. Pudo ver un mechón de pelo rubio y una manita gordezuela saludándola. La imagen no desapareció de su retina mientras se sentaba al volante y arrancaba el coche.

Era la niña de Kurt, una niña McLaughlin. Eso le provocó un dolor en el centro de su ser. Aquello era demasiado.

Aquella noche en casa de los Allman tuvieron una cena alegre y ruidosa, que era lo que necesitaba para sacarse de la cabeza a Kurt y a su niña. Era una de esas noches en las que su hermana parecía más cariñosa que nunca y sus hermanos tan graciosos que apenas podía comer entre risas y carcajadas.

Y después su padre bajó para unirse a ellos. Las risas se apagaron y todo el mundo se concentró en acabar cuanto antes para marcharse de la mesa enseguida.

Jesse Allman hizo la ronda de sus hijos, dedicándoles sus mejores comentarios, que provocaron suspiros y miradas cruzadas entre ellos. Por fin llegó a Jodie.

– Bueno, señorita -le dijo-. Cuando te dije que trabajaras con el chico de los McLaughlin, no quería decir que te mudaras a su casa.

– No me he mudado a su casa -dijo ella, poniéndose rígida-. Estamos trabajando juntos. Sólo voy a su casa unas horas cada día.

Jesse frunció el ceño.

– No me gusta. Deberías estar en la oficina.

Al principio ella había pensado lo mismo que su padre, pero las cosas habían cambiado y ya no pensaba igual.

– Papá, puedo apañármelas sola. Soy adulta.

Él la miró y ella le mantuvo la mirada, hasta que el viejo empezó a reír.

Rafe se levantó, la miró y llevó su plato al fregadero.

– Papá, ¿quieres que discutamos las cifras de la propuesta de Houston?

– Sí. Nos ocuparemos de eso en cuanto hayamos acabado aquí. Matt, quiero que te involucres en esto.

– Lo siento, papá -se disculpó Matt, levantándose e imitando a Rafe-. Tengo que ir a casa de los Simpson. Su hijo tiene fiebre y me han pedido que vaya a verlo.

Jesse hizo una mueca de disgusto y Jodie sonrió. Por más que quisiese verlo de otro modo, Matt era médico y nunca le interesaría tanto el negocio como la salud de sus pacientes. «Qué pena, papá», pensó ella.

Y entonces sonó el teléfono; Jodie aprovechó la oportunidad para salir corriendo hacia el viejo teléfono del pasillo.

– ¿Jodie? -saludó la voz de Kurt, haciendo que su corazón diera un brinco. Él era la última persona a la que esperaba oír en aquel momento.

– Escucha… si no estás muy ocupada… Me estoy volviendo loco de estar aquí quieto. ¿Qué te parece si vamos a dar una vuelta o algo así?

– ¿Una vuelta? -le costaba procesar la extraña propuesta-. Oh, ¿en mi coche?

– Bueno, a no ser que tengas un caballo a mano… yo no puedo conducir.

– Pero… ¿Y tu hija?

– Tracy se la ha llevado a casa de una amiga suya que también tiene niños, así que estoy solo esta noche.

Podía notar en su voz que necesitaba de verdad salir de la casa. Y lo entendía.

– Estaré allí en veinte minutos -dijo, notando el extraño sentimiento de arrepentimiento y miedo a la vez. ¿Estaría cayendo por segunda vez en la misma trampa? Tenía los ojos muy abiertos, la mente llena de dudas y el corazón lleno de deseo.

El paseo en coche no duró mucho. A los pocos minutos decidieron detenerse a tomar algo en el Café de Millie.

– ¿Estás seguro de que quieres hacer esto? -preguntó ella, mientras se disponían a entrar-. La gente hablará.

– Me da igual -contestó Kurt.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Enamorada del jefe»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Enamorada del jefe» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Enamorada del jefe»

Обсуждение, отзывы о книге «Enamorada del jefe» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x