Marion Lennox - Boda con el príncipe

Здесь есть возможность читать онлайн «Marion Lennox - Boda con el príncipe» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современные любовные романы, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Boda con el príncipe: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Boda con el príncipe»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

¡Nunca una obligación había resultado tan maravillosa!
Nikolai de Montez, abogado internacional, acababa de descubrir que era el heredero al trono de Alp de Montez. Pero para llegar a gobernar el pequeño país debía casarse con Rose.
Rose McCray no era más que una veterinaria rural, pero su ascendencia real la convertía en la esposa perfecta para Nick… y Rose sabía que su obligación era casarse con él.
La ceremonia fue suntuosa, pero después de tantas formalidades había llegado el momento de que los príncipes de Alp de Montez se conocieran como marido y mujer.

Boda con el príncipe — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Boda con el príncipe», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Nick tuvo que reprimir el impulso de sostener a Rose delante de sí a modo de escudo. Por su parte, ella miraba a Julianna como si fuera un fantasma.

– Te dije que si querías te compraría un billete de avión -dijo él como excusa. Y Ruby caminó hacia él con tal determinación que temió que fuera a tirarle de las orejas. Estaba realmente enfadada.

– Me dijiste -dijo ella con frialdad- que ibas a casarte con una princesa europea para que pudiera recuperar el trono, que no era más que un trámite, un contrato, dos firmas en un papel. ¿Por qué iba a querer venir a veros firmar?

– Y eso iba a ser -dijo él, Y sin saber qué añadir, dijo-. ¿Cómo has venido?

– ¡Qué más da! -replicó ella-. Sam me pidió que no se lo dijera a nadie. Unos soldados muy amables me han traído.

Nick pensó que debía haber recordado que Ruby siempre conseguía lo que quería. Y que todavía no se había librado de una buena reprimenda.

– Hubiera venido antes -continuó Ruby-, pero estaba cuidando de los niños de Pierce. Fue allí cuando abrí una revista y vi a Rose inclinada sobre una carnada de cerditos. Al instante supe que no se trataba de un mero trámite, así que pedí a Sam que organizara el viaje -lanzó una mirada a Nick con la que le indicó que se ocuparía de él más tarde y se volvió hacia Rose. Pero ésta se estaba enfrentando a sus propios fantasmas.

Sabía que la mujer que tenía ante sí era Julianna, pero apenas podía reconocerla. No quedaba nada de la elegante mujer a la que habían visto la noche que llegaron. Tenía un ojo morado, el cabello despeinado y el rostro manchado de rime!. Parecía exhausta, desesperada.

– Rose, nunca hubiera imaginado…

– ¿El qué? -interrumpió Rose. -Lo de anoche. Lo juro, no lo sabía. Pensé que… -¿De qué estás hablando? -preguntó Rose.

Su hermanastra hizo ademán de tomarle la mano, pero cambió de idea y se apoyó en la mesa como si temiera perder el equilibrio.

– Creía que Jacques se había dado por vencido -susurró-. Dijo que se iba a París, que sabía que el consejo nunca se pondría de nuestro lado. Rose, me casé con Jacques a los diecisiete años. Sé que no es excusa y que debía haberle dejado, pero siempre conservé la esperanza de que las cosas mejoraran. Creía que lo amaba. Nunca…

– Querías ser reina -dijo Rose bruscamente. Y Julianna pareció hacerse aún más pequeña.

– Desde muy pequeña mi padre me dijo que ése era mi derecho, que era la elegida. Pero estaban Keifer y Konrad, así que la posibilidad de heredar la corona era muy remota. Sólo ahora me he enterado de que Jacques sabía que Konrad moriría joven, porque… -tomó aire y continuó con un hilo de voz, como si apenas pudiera pronunciar las palabras-: Juro que no lo sabía, pero quizá mi padre sí. Ahora creo que ésa fue la razón de que Jacques se casara conmigo.

– Oh, Jules -exclamó Rose con la voz quebrada por la emoción.

– Para cuando Konrad murió, yo ya sabía que Jacques no me amaba -continuó Julianna, su rostro reflejó un intenso sufrimiento-. Padecía tanto que dejé de… razonar. Cuando Erhard vino a verme tras la muerte de Konrad le dije que Jacques podía hacer lo que quisiera con el país, que me daba lo mismo.

Todos los presentes la miraban y Nick reconoció en Ruby la expresión que adoptaba siempre que llegaba un chico nuevo a la casa y se daba cuenta de que era un cachorro extraviado en busca de una madre. Sólo que Julianna casi tenía treinta años.

– Yo diría que estabas deprimida -dijo Ruby, compasiva-. A mí me sucedió lo mismo cuando murió mi marido. Me sentía sumida en una niebla tan densa que no podía atravesarla.

– Tienes razón, así me he sentido todo este tiempo -dijo Julianna, sollozando-. La semana pasada, después de aquel espantoso incidente en el río, fuimos a París. Pero ayer Jacques dijo que debíamos volver, que aunque no asistiríamos a la boda, debíamos estar cerca.

– ¿Por qué? -preguntó Erhard.

Y Julianna se cubrió el rostro como si no pudiera continuar.

– No me dio explicaciones -dijo en un susurro-. Hacía tiempo que no me las daba. Creo que pensaba que ni siquiera lo oía. Y toda la culpa es mía. Sólo obedeciéndole me dejaba en paz.

– Pero anoche… -dijo Erhard.

– Estaba muy inquieto -procedió Julianna-. Nos alojábamos en uno de los pabellones de caza, lo cual debería haber despertado mis sospechas. Pero no quise pensar. O quizá estaba pensando en ti, Rose, en que te ibas a casar y que yo no iba a estar en tu boda.

– ¿Tú tampoco? -preguntó Ruby, alzando la barbilla en un gesto de indignación.

– Me fui a la cama -siguió Julianna-, pero podía oír a Jacques en la planta baja, yendo de una habitación a otra, inquieto. Y de pronto la niebla empezó a disiparse y empecé a pensar. Le oí hablar por teléfono diciendo que podíamos llegar al palacio en una hora, que aunque alguien sospechara, era imposible rastrear el origen de la transferencia bancada y que nadie había sospechado de él cuando lo de Konrad. Todo el mundo había creído que conducía borracho, dijo muy satisfecho de sí mismo. Y también habló de Erhard… -Julianna miró al anciano como si le costara creer que estuviera allí-. Dijo: «pero con Erhard no has sido tan eficaz. Debías haberle pegado con la fuerza suficiente como para que no volviera a inmiscuirse en mis planes. Sin embargo, ayer apareció…» Intentó matarte.

– Pero no lo consiguió -explicó Erhard-. Cuando vinieron a mi casa hace un par de semanas, el perro de mi mujer dio la alarma. Al pobre le costó la vida, pero nosotros logramos escapar -cerró los ojos y recordó el pánico de aquella noche. Luego los abrió y miró a Nick y a Rose-. Lo siento, debía haberos puesto sobre aviso, pero no creí que se atrevería a atacaros. Está claro que me equivoqué.

– Todos nos equivocamos -musitó Julianna. Yo nunca pensé que Jacques fuera capaz de algo así, pero lo era. Le oí decir: «acabaremos con ellos». Entonces supe que estaba dando la orden de que mataran a Rose y a Nick.

Se produjo un profundo silencio durante el que Julianna miró a Rose fijamente.

– Eres mi hermanastra -dijo finalmente-, nada puede cambiar eso -tomó aire y continuó-: Bajé y me enfrenté a él. Entonces, me pegó.

– ¡Dios mío! -exclamó Ruby.

– Me arrastró hasta el dormitorio y me encerró. Luego arrancó la línea del teléfono y me amenazó con acusarme de ser su cómplice. Grité y peleé, pero él se rió y me dijo que me tomara un calmante. Entonces, sonó el teléfono de la planta baja. Le oí contestar. Y luego ni una palabra. Un silencio total.

Hizo una pausa y Nick vio reflejado el terror en su rostro.

– Pensé que todo había acabado -miró a Rose como si todavía no pudiera creer que siguiera viva-. Entonces oí abrirse la puerta principal y a continuación el coche de Jacques. Esta mañana, un guarda me ha liberado. He llamado y me han dicho que estabas a salvo, pero necesitaba comprobarlo por mí misma -sacudió la cabeza como si intentara despertar de una pesadilla-. Rose te juro que no sabía lo que había planeado, que yo jamás…

– Ya lo sé -dijo Rose con dulzura, tomando las manos de su hermanastra-. Incluso anoche, cuando Nick dijo que tenía que haber sido cosa de Jacques, yo sabía que tú no estabas implicada. Eres mi hermanastra.

Julianna se cubrió el rostro con las manos.

– ¡Dios mío! ¡Qué pensaréis de mí! Quiero escapar, ser una persona normal. Ser lavandera. No quiero ser princesa.

– Ser lavandera es un poco radical -bromeó Rose.

Y Julianna rió y lloró a un tiempo.

– Me da lo mismo. Pero Jacques no me dejará.

– No es tu dueño, así que puedes hacer lo que quieras -dijo Rose-. En cuanto a ser princesa, ¿no puedes renunciar a tus derechos? ¿No es eso posible, Erhard?

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Boda con el príncipe»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Boda con el príncipe» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Boda con el príncipe»

Обсуждение, отзывы о книге «Boda con el príncipe» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x