Susan Mallery - El amor del jeque

Здесь есть возможность читать онлайн «Susan Mallery - El amor del jeque» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современные любовные романы, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El amor del jeque: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El amor del jeque»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

¿Podría una niñera convertirse en princesa?
Kayleen James estaba decidida a asegurar el futuro de aquellas huérfanas, aunque eso implicara desafiar al mismísimo príncipe Asad de El Deharia. Pero el seductor gobernante la sorprendió cuando le ofreció adoptar a las tres pequeñas.
Asad necesitaba desesperadamente una niñera, y Kayleen era la única candidata para el puesto. Pronto, el palacio se llenó de alboroto; y todo por una pelirroja con mucho carácter.
Aunque enamorarse no formaba parte del acuerdo fue algo inevitable. ¿Pero lograría Asad convencerla de que aquel reino exótico era su hogar y de que ella debía ser su princesa y esposa?

El amor del jeque — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El amor del jeque», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Aquí también puedes ser madre -dijo Lina.

– No del todo. Sería una especie de juego… cuando las niñas sean mayores, Asad ya no me necesitará. Y si él no quiere mantener una relación estrecha con ellas, hasta podría llevármelas cuando me marche.

– Supongo que mi sobrino no conoce tus planes…

– No, no le he dicho nada.

– ¿Y cuándo se lo vas a decir?

– Pronto. Además, no creo que me vaya a echar de menos.

Kayleen no conocía la sensación de que la echaran de menos, y deseaba conocerla.

– Las cosas cambian -aseguró Lina-. Y tienes una responsabilidad con esas chicas.

– Lo sé.

– ¿Serías capaz de dejarlas así como así?

Kayleen sacudió la cabeza.

– Sé que no será fácil. He llegado a pensar en quedarme, pero…

En realidad no sabía qué hacer. Dudaba entre su responsabilidad con las tres pequeñas y sus sueños de volver al convento. Su instinto le decía que debía hablar con Asad, pero pensaba que no tenía sentido; el príncipe ya le había demostrado que no escuchaba a su corazón.

– ¿Podemos dejar este asunto para otro momento? -continuó-. Me empieza a doler la cabeza.

Lina sonrió lentamente.

– Está bien, cambiemos de tema -dijo-. ¿Sabes una cosa? Hassan va a venir.

Kayleen miró a su amiga.

– ¿Él rey de Bahania? ¿El hombre del que hablas todo el tiempo?

– Yo tampoco me lo puedo creer… Estábamos hablando por teléfono, dijo que mi risa le gustaba y ahora va a venir.

– Oh, Lina, eso es maravilloso. Llevas años encerrada en este palacio… me alegro mucho, de verdad.

– Pues yo tengo miedo -le confesó-. Pensaba que mi vida estaba totalmente planificada, que me dedicaría a trabajar y a ayudar a mi hermano con sus hijos. Pero de repente aparece un hombre que me ofrece algo que yo creía perdido… No sé, tal vez sea demasiado vieja para eso.

– Nunca se es viejo para eso. El corazón no tiene edad -declaró Kayleen con entusiasmo-. O por lo menos no lo tiene en las películas románticas…

– Ojalá sea verdad. Me casé muy joven y estaba muy enamorada, pero luego murió mi esposo y pensé que no volvería a amar. Además, soy la hermana del rey y eso no facilita las relaciones personales -comentó-. Al cabo de un tiempo dejé de pensar en ello… y ahora aparece Hassan y vuelvo a sentirme viva.

Lina tomó a Kayleen de la mano y añadió:

– Espero que tú también lo sientas algún día. Por lo menos, yo estuve enamorada de joven; pero tú, en cambio…

– No tengo talento con los hombres, Lina.

– Porque no lo intentas. ¿Con cuántas personas saliste antes de rendirte? ¿Con cinco? ¿Con seis quizás?

Kayleen carraspeó y apartó la mano.

– Con una y media.

– Eres demasiado joven para encerrarte en un convento.

– ¿Por qué? ¿Crees que voy a conocer a muchos hombres en Palacio?

– A unos cuantos, a más de los que imaginas. En Palacio hay muchos hombres interesantes.

– No sé qué decir. Trabajo para Asad y soy la niñera de sus hijas…

– ¿Crees que le molestaría que salieras con alguien?

– No, supongo que no.

– Entonces, piensa en lo que te he dicho. ¿No te parece que enamorarse sería maravilloso?

Asad alzó la mirada cuando su hermano Qadir entró en el despacho.

– Tendré que hablar con Neil para que impida la entrada a cualquiera que no tenga cita previa.

Qadir hizo caso omiso.

– Acabo de volver de París y la ciudad sigue tan bella como las mujeres. Deberías haber venido conmigo. Llevas demasiado tiempo trabajando.

Asad pensó que su verdadero problema era otro. Hacía dos noches que no dormía. Cada vez que cerraba los ojos, le asaltaban imágenes eróticas cuya protagonista era Kayleen. Una situación ciertamente imposible, puesto que no solamente era la niñera de sus hijas sino también, virgen.

– Tienes razón, hermano -dijo mientras se levantaba para saludarlo-. Debí haberte acompañado. Se han producido algunos cambios desde que te marchaste.

Qadir se sentó en una esquina de la mesa.

– Sí, ya lo he oído. ¿Tres hijas? ¿En qué estabas pensando?

– Me encontré con un problema grave y ésa era la mejor forma de solucionarlo.

– No me lo puedo creer. Seguro que había otra forma.

– No, ninguna.

Qadir sacudió la cabeza.

– Mira que criar niños que no son tuyos… pero bueno, por lo menos son chicas.

– Sí, y también está la ventaja añadida de que nuestro padre ha cambiado de actitud conmigo. Como ahora piensa que estoy ocupado con la crianza de las pequeñas, ha dejado de molestar con lo de que me busque una esposa.

– Qué suerte tienes…

– Desde luego que sí. Hasta es posible que ahora se centré en ti.

– Ya ha empezado a hacerlo -gruñó Qadir-. Dentro de unas semanas va a dar una fiesta y ha organizado una especie de desfile de candidatas posibles, como si fueran simple ganado.

Asad sonrió.

– Sospecho que no podré asistir, hermano. Tengo que cuidar de mi familia.

Cuando Asad llegó a la entrada de su suite, vio que las tres niñas estaban acurrucadas junto a la puerta. Llevaban botas y ropa de montar.

– ¡Tienes que ayudarnos! -exclamó Dana.

– ¡Es terrible! ¡Por favor! -rogó Nadine.

Pepper se limitó a gritar.

– ¿Qué ha ocurrido? -preguntó él.

– Salimos a montar -respondió Dana, mirándolo con sus grandes ojos azules-. Fuimos más lejos de lo que debíamos, pero nos encontrábamos bien y sólo íbamos a volver un poco más tarde. Sin embargo, Kayleen se preocupó y salió a buscarnos a pesar de que nos acompañaba un mozo de cuadra. Y todavía no ha vuelto…

Pepper le pegó un tirón de la chaqueta.

– No es buena amazona -dijo la pequeña-. Se cae mucho y tenemos miedo de que le haya pasado algo.

Asad pensó que era una pena que su país hubiera renunciado a ciertas costumbres, porque el empleado que había permitido que Kayleen se marchara sola merecía unos cuantos azotes. Pero también pensó que desierto no era un lugar ni amable ni apropiado para una mujer sola.

Las niñas se apretaron contra él como buscando un poco de ánimo. Asad no tenía tiempo para eso, pero les dio unas palmaditas en lugar de quitárselas de encima.

– No os preocupéis -les dijo-. Encontraré a Kayleen y os la traeré sana y salva.

– ¿Lo prometes? -preguntó Pepper.

El príncipe se puso de cuclillas para poder mirarla a los ojos.

– Soy el príncipe Asad de El Deharia. Mi palabra es la ley.

– ¿Lo prometes? -repitió.

– Lo prometo…

Diez minutos después, las niñas estaban al cuidado de Lina y él se subía a uno de los todoterrenos que había en el garaje. El desierto era un lugar inmenso y Kayleen podía estar teóricamente en cualquier sitio, pero sabía que no se habría salido del camino y que no habría llegado muy lejos.

Lo único que le preocupaba de verdad era que hubiera sufrido un accidente.

Encontró el camino enseguida, porque lo conocía desde pequeño. Giró a la izquierda, calculó hasta dónde habría llegado Kayleen y aceleró. Quince kilómetros más adelante había un puesto de avanzada permanente de una de las tribus locales, de modo que era imposible que pasara de largo si seguía adelante.

Bajó un poco la velocidad y se dedicó a mirar a su alrededor con detenimiento, pero no vio nada raro hasta que llegó al puesto. Varios hombres se arremolinaban alrededor de una mujer de pelo rojo que estaba de pie junto a un caballo y hacía gestos de desesperación.

Detuvo el todoterreno, sacó el teléfono móvil y llamo a su tía para informarle de que había encontrado a la profesora y de que estaba bien.

– ¿Volveréis de inmediato? -preguntó Lina.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El amor del jeque»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El amor del jeque» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Susan Mallery - The Marcelli Bride
Susan Mallery
Susan Mallery - El jeque enamorado
Susan Mallery
Susan Mallery - Dulces Palabras
Susan Mallery
Susan Mallery - Delicious
Susan Mallery
Susan Mallery - The Rancher Next Door
Susan Mallery
Susan Mallery - La Pasión del Jeque
Susan Mallery
Susan Mallery - El Jeque y el Amor
Susan Mallery
Susan Mallery - Cara a Cara
Susan Mallery
Susan Mallery - Cukraus pagal skonį
Susan Mallery
Отзывы о книге «El amor del jeque»

Обсуждение, отзывы о книге «El amor del jeque» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x