Susan Mallery - La amante cautiva

Здесь есть возможность читать онлайн «Susan Mallery - La amante cautiva» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современные любовные романы, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La amante cautiva: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La amante cautiva»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Vendida… a un atractivo príncipe del desierto
Victoria McCallan había decidido ofrecerse como pago a las deudas de juego de su padre al príncipe Kateb de El Deharia. Sin embargo, la joven secretaria, que trabajaba en palacio, no esperaba que el príncipe le hiciese una contraoferta… Cuando el príncipe Kateb, viudo desde hacía cinco años, se llevó a Victoria al desierto para que fuera su amante durante seis meses, no lo hizo con la intención de enamorarse de ella. Pero la descarada estadounidense no tardó en tentarlo. El príncipe estaba obligado a tomar una esposa de su misma condición social, pero el corazón de Kateb le pedía que actuase de otro modo…

La amante cautiva — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La amante cautiva», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿Victoria? ¿Te interesa que te busque marido?

– ¿Qué más tienes pensado ofrecerme? -le preguntó, fulminándolo con la mirada-. ¿Un avión privado? ¿Una isla? ¿Poner mi cara en un sello? ¿O joyas? No tienes que sobornarme.

– ¿Qué te pasa? No intento sobornarte. Quiero cuidar de ti.

– ¿Buscándome un marido? -gritó ella.

– ¿Por qué te sientes tan ofendida?

Ella se levantó y fue hacia la puerta.

– ¿Por qué te enfadas? -preguntó Kateb, confundido.

Victoria no respondió. Siguió andando. Cuando llegó al harén, buscó algo con lo que desahogarse y se puso a romper un almohadón del sofá, pero no se tranquilizó.

Oyó la puerta y se preparó para enfrentarse con Kateb, pero vio entrar a Yusra.

– ¿Qué te pasa? -le preguntó ésta-. Estás pálida. ¿Te encuentras mal?

– Kateb es un idiota -gritó Victoria, levantándose y poniéndose a andar de un lado a otro.

– ¿Qué te ha hecho?

– Quiere buscarme marido.

A Yusra no pareció sorprenderle la noticia.

– Necesitas casarte.

– Lo que necesito es darle una patada en la cabeza. Quiere buscarme un marido. Uno al que no le importe que haya sido la amante de un príncipe, claro.

Notó que le quemaban los ojos, pero no iba a llorar por Kateb. No se lo merecía.

– Nuestras costumbres son diferentes -le dijo Yusra muy despacio-. Te está demostrando que le importas.

– ¿Entregándome a otro hombre? Ah, sí, qué bonito.

– ¿Preferirías marcharte sin tener un futuro?

– No.

Quería que se diese cuenta de que lo amaba. Quería que no la dejase marchar.

– Entonces, ¿cuál es el problema?

Yusra no era tonta. Victoria estaba segura de que ya sabía qué le pasaba.

– Vas a hacérmelo decir, ¿verdad? Pues no, no voy a hacerlo. Se me pasará Como un dolor de estómago.

Yusra sacudió la cabeza y fue hacia las habitaciones traseras del harén. Victoria la siguió.

– No estoy enamorada de él. Eso es lo que piensas, ¿verdad? Pues no. Kateb debería tenerme aquí seis meses, tal y como habíamos quedado al principio, para que yo pudiese pagar mi deuda.

– Puedes negar la verdad, pero no vas a cambiarla. Lo amas.

– No quiero hacerlo.

– ¿Acaso eso cambia las cosas?

– No te pongas mística conmigo.

Yusra le dio una palmadita en el hombro.

– Es bueno que lo ames.

– Quiere echarme de aquí y casarme con otro.

– Tal vez.

– No le importo. Al menos, no lo suficiente. No como para que desee que me quede.

– No sabe lo que sientes por él.

Victoria levantó ambas manos y retrocedió.

– No se lo voy a decir. De eso, nada. ¿Hablas en serio? ¿Conocías a Cantara? ¿Me parezco a ella?

– No. Ella era muy tradicional. Su amor de juventud. Ahora que es un hombre, necesita un nuevo amor.

Aquellas palabras hicieron que a Victoria le doliese el corazón. Habría dado todo lo que pudiese por ser esa mujer. Porque quisiera pasar con ella el resto de su vida.

– No puede quererme a mí después de haber querido a alguien como ella. Somos demasiado diferentes. Yo no aporto nada a la relación. Kateb dijo que se casaría con la hija del jefe de alguna tribu.

– ¿Qué querías que te dijera? ¿Que no quiere volver a amar y a perder? ¿Qué hombre admitiría eso? Dile lo que sientes. ¿Qué es lo peor que podría pasar?

– Que me rechazase.

– ¿Eso es lo peor? ¿No sería peor pasar el resto de tu vida sin saberlo?

Kateb sabía que Victoria estaba enfadada, pero no tenía ni idea de por qué. Dos días más tarde, mientras iba de camino al harén, pensó que era una mujer muy complicada.

La había hecho llamar dos veces y no había acudido. Y a él nadie lo hacía esperar.

Entró en el harén, cerrando la puerta de un portazo.

– Victoria -gritó-, aparece ante mí ahora mismo.

– No soy un fantasma -respondió ella, también gritando-. No aparezco y desaparezco. Ahora estoy ocupada. Márchate.

Furioso, Kateb siguió el sonido de su voz. Deseó no haberlo hecho al encontrársela desnuda en la bañera del harén.

No podía retroceder, así que ignoraría sus pechos firmes y redondos y la curva de sus caderas. No se fijaría en sus largas piernas ni en cómo se había recogido el pelo. El era fuerte y poderoso. Era un jeque que gobernaba el desierto. Podía resistirse a una simple mujer.

– Te he mandado llamar dos veces.

Ella siguió debajo del agua, parecía incómoda y desafiante al mismo tiempo.

– Eso he oído.

– Soy el príncipe Kateb de El Deharia. Vendrás ante mí cuando te convoque.

– Me parece que no.

– Eres mi amante.

– Durante un par de días más, luego, me marcharé. ¿O es que vas a volver a cambiar las reglas? Porque no hay quien se fíe de tu palabra.

– ¿Cómo te atreves a hablarme así? -inquirió furioso.

Ella bostezó.

– Lo siento. ¿Cuál era la pregunta?

Kateb deseó agarrarla y sacudirla. Sacarla de la bañera y… y…

Sintió deseo. Un deseo más fuerte que la ira, y le molestó que Victoria tuviese tanto poder sobre él.

– No lo entiendo -dijo por fin-. ¿Por qué estás enfadada? Te he ofrecido mi ayuda.

– No recuerdo habértela pedido.

– Quiero asegurar tu futuro.

– ¿Buscándome marido?

– Sí, pero si no quieres, te daré dinero. Me ocuparé de ti.

– ¿Cuál es el sueldo por haber sido tu amante durante un mes? -le preguntó con ironía-. Me sorprende que no haya más mujeres deseosas de ocupar mi puesto, con lo bien que pagas.

El frunció el ceño.

– Ese sarcasmo es innecesario.

– A mí me lo parece. Ahora, por favor, márchate.

– No lo haré hasta que esto esté arreglado -tomó aire, uno de los dos tenía que actuar de forma racional, sería el-. Victoria, conozco tu pasado. No quiero que vuelvas a tener que preocuparte por el dinero. ¿Por qué te parece eso tan malo?

– ¿Por qué te preocupa tanto mi futuro? -preguntó ella, en tono casi normal.

– Porque te aprecio. Cuando te traje aquí, tenía otro concepto de ti, estaba equivocado. Deberías respetar eso.

Ella se incorporó. Sus pechos quedaron completamente al descubierto. Kateb la deseó aún más.

– ¿Quieres decir que no soy la zorra caza fortunas que habías imaginado? ¿Ya no quieres castigarme? ¿Ahora merezco tu atención?

– Sí. ¿Qué quieres? ¿Qué te haría feliz?

«Interesante pregunta», pensó Victoria con tristeza, preguntándose cómo se tomaría Kateb la verdad. ¿La escucharía? ¿O le rompería el corazón sin más?

Salió de la bañera y se tapó con una toalla, después se cruzó de brazos.

Yusra había tenido razón, era mejor ser rechazada que marcharse sin saber qué habría pasado.

– No quiero que me busques un marido -dijo muy despacio, mirándolo a los ojos-. No quiero tu dinero. No eres responsable de mí. Cuando me marche, estaré sola. Será lo mejor.

– ¿Qué quieres? -preguntó él con el ceño fruncido.

Victoria tomó aire.

– A ti. Quiero que esto sea real -miró a su alrededor-. No me interesa ser tu amante. Lo quiero todo, Kateb.

Estaba temblando. Intentó ocultarlo.

– Me he enamorado de ti. No pretendía hacerlo, pero ha ocurrido. No eres como había imaginado. Eres un buen tipo. Me gusta estar contigo. Me haces reír, incluso sin querer, y eso es estupendo. Quiero que estemos juntos. Quiero…

– Para -le ordenó él-. No me digas más.

– ¿Kateb?

– No -retrocedió-. No. Nuestro amor es imposible. No quiero tu amor. Nunca lo he querido. Ni el tuyo, ni el de nadie.

Ella tragó saliva.

– ¿Por qué tiene que ser algo malo? -preguntó, más dolida de lo que había imaginado.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La amante cautiva»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La amante cautiva» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Susan Mallery - Under Her Skin
Susan Mallery
Susan Mallery - The Sassy One
Susan Mallery
Susan Mallery - The Marcelli Bride
Susan Mallery
Susan Mallery - Sweet Spot
Susan Mallery
Susan Mallery - Dulces Palabras
Susan Mallery
Susan Mallery - The Rancher Next Door
Susan Mallery
Susan Mallery - Cara a Cara
Susan Mallery
Susan Mallery - Three Little Words
Susan Mallery
Susan Mallery - Summer Days
Susan Mallery
Susan Mallery - Cukraus pagal skonį
Susan Mallery
Отзывы о книге «La amante cautiva»

Обсуждение, отзывы о книге «La amante cautiva» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x