Maureen Child - Juego Seductor

Здесь есть возможность читать онлайн «Maureen Child - Juego Seductor» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современные любовные романы, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Juego Seductor: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Juego Seductor»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Había vuelto para reclamarla
Durante tres años, ella había sido la imagen que turbaba sus sueños. El recuerdo de un apasionado y anónimo encuentro empujó al magnate Jesse King a regresar a Morgan Beach, California. Estaba decidido a encontrar a esa mujer misteriosa para poseerla una vez más. Un King jamás perdía.
Bella Cruz no se alegraba en absoluto de ver de nuevo a Jesse King. El millonario la había seducido, abandonándola después… ¡y ni siquiera la reconocía! Pero como era su nuevo casero, debía tener contacto con él. Esperaba que Jesse no descubriera su identidad porque, si así fuera, Bella jamás podría negarse a su seducción.

Juego Seductor — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Juego Seductor», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Respiró profundamente al llegar a la tienda, pero comprobó que estaba cerrada. Frunció el ceño y, durante un segundo, pensó que tal vez se había ido a almorzar. Sin embargo, eran las tres de la larde. Se rodeó los ojos con una mano y se acercó al escaparate para mirar al interior.

La tienda estaba vacía.

Todo había desaparecido. Las perchas estaban completamente vacías. La caja registradora había desaparecido del mostrador. El pánico se apoderó de él. Sin poderse creer lo que estaba viendo, se dirigió a otro escaparate y repitió el gesto con los mismos resultados.

Bella se había llevado todo. La mesa de trabajo estaba vacía y faltaban las cajas de la nueva colección. De repente, Jesse se sintió tan vacío como el edificio que tenía frente a él.

Sin embargo, no pensaba quedarse de manos cruzadas.

Regresó a King Beach, sacó su coche y se dirigió a la casa de Bella. Los hermosos macizos de flores, las macetas y la brillante puerta de color rojo le hicieron recordar todo lo que había vivido en aquella casa con ella. Recuerdos que no olvidaría jamás. Promesas de un futuro que no quería perder.

Llamó con fuerza a la puerta y esperó una respuesta que no llegó nunca. Miró por las ventanas y suspiró aliviado cuando notó que Bella aún tenía allí sus cosas.

– ¡Bella! -gritó llamando de nuevo a la puerta-. Bella, abre y habla conmigo, maldita sea.

Esperó lo que le parecieron varías vidas, pero Bella jamás acudió a la puerta. Miró a la casa de al lado, en la que vivía su amigo Kevin, pero ésta también estaba a oscuras y, además, no había ningún coche aparcado junto a ella. Eso significaba que Bella no estaba tratando de esconderse con él. ¿Dónde demonios estaba? ¿Sentada en el salón, escuchando cómo él hacía el ridículo?

La desesperación se apoderó de él.

– ¡Está bien! -gritó-. ¡Voy a seguir sentado aquí hasta que salgas!

Se pasó las siguientes horas esperando. Saludó a los vecinos, se pidió una pizza cuando le entró hambre y seguía allí cuando, aquella noche, la tormenta estalló por fin sobre Morgan Beach.

Capítulo Once

Al día siguiente por la tarde, Jesse fue a la tienda de Kevin. Estaba decidido a que el mejor amigo de Bella le dijera dónde podía encontrarla. Si alguien lo sabía, tenía que ser él. Abrió la puerta y se quedó atónito por lo que vio.

Allí estaba Kevin con una rubia muy alta y muy guapa que se le pegaba como el envoltorio de plástico de un DVD. EL beso que compartían resultaba lo suficientemente apasionado como para que se le empañaran los cristales del escaparate. Se separaron de mala gana cuando oyeron que entraba Jesse.

La rubia lo mira y se echó a reír.

– Huy…

Kevin sonrió.

– No pasa nada, Trace. Jesse, ésta es mi novia, Traci Bennett. Traci, Jesse King.

La rubia lo miró y Jesse se dio cuenta de que la reconocía. Su rostro aparecía en cientos de anuncios. Era alta, hermosa e iba vestida con discreta elegancia, pero él sólo podía pensar en una mujer mucho más baja, mal vestida y con el cabello oscuro.

– Tú eres el ex surfista que ha estado arreglando todo esto -dijo Traci-. Buen trabajo. Me encanta lo que has hecho en esta ciudad.

– Gracias.

– Me alegro mucho de conocerte -insistió la rubia-, pero siento que nos hayas interrumpido el beso. He estado fuera cuatro semanas y he echado mucho de menos a Kevin.

– No hay problema -dijo Jesse-. Yo sólo necesito hablar con Kevin unos minutos, si no te importa.

– En absoluto -respondió ella. Limpió las manchas de carmín que le había dejado a Kevin en los labios y tomó su bolso antes de dirigirse hacia la puerta-. Dejaré que habléis. Te espero luego en mi casa, cariño…

– Por supuesto -dijo Kevin, con ojos brillantes.

– Vaya -comentó Jesse cuando ella se hubo marchado-, es cierto que tienes novia.

– Sí. ¿De qué querías hablarme? -le preguntó Kevin sin preámbulo alguno-. Pon el cartel de cerrado y vente conmigo a la trastienda.

Resultaba evidente que Bella ya le había contado todo a su amigo. Kevin se había puesto ya del lado de su amiga. Jesse aceptaría todo lo que él quisiera decirle. Se lo merecía, pero no se iba a marchar de allí sin saber dónde se encontraba Bella.

Jesse hizo lo que Kevin le pidió, además de echar la llave a la puerta y luego siguió a Kevin a lo que podría considerarse un pequeño almacén. Allí, había también un pequeño fregadero, un frigorífico y una mesa con dos sillas.

– Siéntate -le dijo Kevin-. ¿Te apetece una cerveza?

– Claro.

Cuando estuvieron los dos sentados, Kevin tomó un sorbo de su cerveza y preguntó:

– ¿Por qué estás buscando a Bella?

– ¿Que por qué? Pues porque tengo que hablar con ella.

– A mí me parece que vosotros ya os habéis dicho todo lo que os teníais que decir.

– Veo que te lo ha contado todo.

– Sí. Estuvo llorando.

– Maldita sea…

Jesse no había creído que pudiera sentirse peor de lo que se sentía en aquellos momentos, pero se había equivocado. Odiaba el hecho de que ella hubiera estado llorando y mucho más aún el saber que era él el causante de aquellas lágrimas.

– Ha dejado la tienda.

– Tú la has desahuciado.

– Eso no es cierto. Rompí la orden. Le dije que podía quedarse…

– ¿Y acaso tú crees que Bella podría quedarse después de todo lo ocurrido?

– No, claro que no. Bella tiene demasiado orgullo para eso. Y es muy testaruda, ¿Qué diablos quiere de mí?

– Me parece que nada.

Jesse tomó la botella entre las manos y sintió que la frialdad del cristal le llegaba muy dentro. Así era precisamente como se sentía sin Bella…

– Dejó la tienda. No está en su casa y, cuando la llamo al móvil, me salta inmediatamente el buzón de voz.

Kevin suspiró y le dio un trago a su cerveza.

– No quiere hablar contigo, hombre. Quiere que la dejes en paz.

– Eso no es cierto -replicó Jesse-. Sé que me ama.

– Te amaba.

– ¿Y ha dejado de hacerlo de la noche a la mañana?

– ¿Por qué has venido a verme si no quieres escuchar lo que te estoy diciendo?

– No he venido aquí para que me des consejo. He venido aquí para buscar a Bella.

– No está aquí.

– Sí. Eso ya lo veo. ¿Y dónde está?

– ¿Y por qué crees que yo te lo diría a ti? Le has roto el corazón.

Jesse hizo un gesto de dolor. No le había resultado fácil ir a ver al amigo de Bella, pero, tanto si quería admitirlo como si no, necesitaba ayuda. Tenía que encontrarla. Hablar con ella. Convencerla de que regresara junto a él. Si alguien sabía dónde estaba Bella, ése era Kevin.

– Tengo que hablar con ella.

– ¿Y qué le vas a decir?

– Todo.

– No te fue muy bien la última vez.

– No -admitió Jesse-, pero es que ella no me dio oportunidad. Fue a mi despacho, me echó la bronca y desapareció.

Kevin sonrió. Dio un trago a su cerveza y dijo:

– ¿Y qué vas a hacer al respecto?

– Aparentemente, voy a sentarme en la trastienda de la tienda de su mejor amigo para que éste me torture.

– Además de eso.

– Voy a encontrarla -le dijo Jesse mirándolo fijamente-. Aunque tú no me digas dónde está, yo la encontraré. Entonces, la ataré a una silla si es eso lo que tengo que hacer para asegurarme de que me escucha y le diré que me ama y que nos vamos a casar.

– Creo que me gustaría verlo.

– Estás disfrutando mucho con esto, ¿verdad?

– No tanto como había pensado -replicó Kevin-. Ya te dije en una ocasión que Bella es como un miembro de mi familia para mí. Le has hecho mucho daño en dos ocasiones, pero estoy dispuesto a darte otra oportunidad porque sé que ella está loca por ti.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Juego Seductor»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Juego Seductor» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Juego Seductor»

Обсуждение, отзывы о книге «Juego Seductor» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x