Guido Pagliarino - Un Giro En El Tiempo
Здесь есть возможность читать онлайн «Guido Pagliarino - Un Giro En El Tiempo» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. ISBN: , Жанр: Героическая фантастика, foreign_contemporary, Фантастика и фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Un Giro En El Tiempo
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:978-8-88-535610-8
- Рейтинг книги:3 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 60
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Un Giro En El Tiempo: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Un Giro En El Tiempo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Un Giro En El Tiempo — читать онлайн ознакомительный отрывок
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Un Giro En El Tiempo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
CapÃtulo 3
A primera hora de la mañana del 14 de junio de 1933, el âfascista veteranoâ Annibale Moretti, debidamente aleccionado y cansado por no haber dormido, salvo algunas breves cabezadas en una silla, quedaba libre para irse del cuartel Giovanni Berta y volver a casa, con grandes agradecimientos por la colaboración prestada.
Su bicicleta se habÃa quedado en la ComisarÃa de Carabineros porque la mañana anterior habÃa sido transferido al presidio de la Milicia en una camioneta; Moretti se habÃa resignado a hacer a pie todo el camino hasta casa, que estaba a una decena de kilómetros del cuartel, ya que a nadie, del comandante al ayudante principal, al centurión encargado de la seguridad de la unidad y al oficial de guardia habÃa pensado en hacerle el favor de ordenar que le llevaran en algún vehÃculo. Y tampoco le habÃan dado de comer, ni una cena la noche anterior, ni siquiera el desayuno de esa mañana, aunque fuera al menos con la tropa, se decÃa Annibale, si no con el grupo de suboficiales o incluso con los oficiales. Con el estómago vacÃo, habÃa entrado en el primer café que habÃa encontrado, que se llamaba âLa Megasciadaâ, que en realidad era más un âtraniâ 12que un café, pero que tenÃa una máquina napolitana 13para los poquÃsimos clientes abstemios y, por la noche, para aquellos âtranerosâ demasiado alcohólicos como para volver a casa junto a sus mujeres sin haber ingerido antes un buen litro de vino peleón. Eran las 8 en punto cuando Moretti se sentaba y pedÃa café y pan. HabÃa visto que el local tenÃa un aparato de radio y habÃa pedido escuchar las noticias. La habÃan hecho caso y Annibale habÃa podido oÃr, siendo citado anónimamente, el comunicado que habÃa esperado: â⦠y el meteorito el primero que lo ha visto ha sido un valiente agricultor, fascista desde antes de la Marcha, que ha avisado de inmediato, con la habitual diligencia de un verdadero fascista, a los Carabineros Reales, los cuales, con otras fuerzas del orden, han recuperado y entregado a la ciencia lo que quedaba del objeto celesteâ.
La noticia de ese meteorito habÃa sido difundida al final de la tarde primero por el EIAR 14y algunas ediciones de última hora de la tarde de los periódicos y, al dÃa siguiente, por los de la mañana y los primeros noticieros de la radio. Annibale no se habÃa sorprendido al oÃr hablar del meteorito, ya que en el cuartel Berta habÃa sido invitado respetuosamente por varios oficiales a aprenderse de memoria una frase que hablaba del artefacto, escrita con letras de molde sobre un folleto por el comandante Trevisan, pero antes ideada y comunicada por teléfono por el mismo y meticuloso Bocchini. Era una pequeña lección pedante para repetir en público y en familia: âSe trata de un meteorito, es decir, de un objeto natural caÃdo del cielo, aunque no redondo, sino con una extraña forma como de disco de piedra, parecida a las que se lanzan al agua para hacerlas rebotar, pero mucho más grandeâ. A primera hora de la mañana, primero el jefe de manÃpulo que estaba de guardia, luego el centurión responsable de la seguridad y la información y finalmente el señor primero Trevisan, en esta ocasión llegando antes de casa, habÃan interrogado escrupulosamente al agricultor. En todos los casos habÃa dado pruebas de conocerse la lección al pie de la letra. Ante una pregunta concreta del comandante, de vuelta poco antes de que le dejaran irse, habÃa asegurado que lo habrÃa relatado exactamente asà y jamás de otra manera, añadiendo resuelto para tener mayor credibilidad: âSÃ, pero se entiende bien que es una gran roca plana del cielo, ¿o no? ¡Es evidente, señor primero!â. En rigor, el hombre, que era bastante inteligente a pesar de haber estudiado solo hasta el tercer grado elemental, no se lo habÃa tragado y seguÃa convencido (¡Vaya trola! ¡Ãl no era idiota!) de que aquello era un avión hermoso y estupendo, con forma de disco extraño y secretÃsimo, sà señor, y no un objeto natural caÃdo del cielo.
Esa misma mañana del 14 de junio de 1933, en el mismo momento en que Moretti estaba tomando su desayuno en el trani, escuchando las noticias de la radio y hablando consigo mismo, Mussolini estaba en el mismo despacho reflexionando de nuevo acerca de esa aeronave desconocida: â¿Prototipo francés, inglés o alemán?â. âAlemaniaâ, se habÃa dicho, âme parece poco probable, ese histérico bigotito de Charlot está en el poder desde hace solo unos pocos meses y además, con todos los problemas que tienen los alemanes, seguro que no piensan en proyectar nuevos aviones. 15Pero ahora mismo el Bigotes 16Adolf está dando órdenes a toda prisaâ: Mussolini no sentÃa simpatÃa por aquel imitador polÃtico que le adoraba y que, hablando en público, caÃa en momentos de histeria y, como le habÃan dicho sus servicios secretos, caÃa a veces en privado en las más graves depresiones llenas de temor por el juicio del mundo y de sentimientos de inferioridad, cosa absolutamente inconcebible, sin embargo, para un arrogante apasionado como el Duce, que estaba absolutamente convencido de ser admirado, sobre todo por jefes de gobierno y ministros de otras naciones, como por ejemplo el Canciller de la Hacienda británico Winston (Winnie) Churchill, que le habÃa visitado en Roma en el 29 17y al que llamaba el cigarrón (âGran fumador de cigarros puros Montecristo número 1â, le habÃan informado los eficientes servicios del OVRA); pero ser admirado por el Bigotes Adolf no le agradaba tanto, ¡ya ves!
Y sin embargo habÃa sido precisamente el ejemplo de Mussolini el que habÃa inspirado la actividad de Adolf Hitler, jefe de un movimiento análogo al fascismo, surgido a partir de un minúsculo Partido Alemán de los Trabajadores convertido en Partido Nacionalsocialista, que habÃa expresado todo lo violentamente aberrante que habÃa detrás de la derrota alemana, en primer lugar el fuerte militarismo tradicional y el racismo, con el cual el Fhürer con bigote al estilo de Charlie Chaplin habÃa construido poco a poco su funesta doctrina que le habÃa llevado a la cumbre de Alemania el 31 de enero de ese mismo año 1933 en el que Italia habÃa capturado, en junio, el platillo volante.
HabÃa sonado el teléfono blanco del Duce. Aunque eran ya pasadas las 19, Mussolini estaba en su despacho presidencial.
Era Bocchini: â¡Duce, le saludo!â
â¿Novedades?â
âConocemos las nacionalidades probables de los tres cadáveresâ.
â¡Bravo! ¿Cómo lo han sabido?â
âFácilmente, gracias a los manuales del disco, todos en inglés, además de otros escritos en el mismo idioma en las etiquetas de la ropa interior de los tres muertos. Por cierto, sus camisetas y calzones nos han dado direcciones fiscales en Gran Bretaña y otros paÃses anglófonos, pero la primera nación, teniendo en cuenta su poderÃo y la situación polÃtica actual, parece las más prob...â
â... ¡Sin duda! ¡La Gran Bretaña es probabilÃsima! Allà son maestros en meter las narices en las casas de otros y aunque sea verdad que el cigarrón me tiene mucha simpatÃa, siempre será un patriota inglés. Bueno, Bocchini, ya sabes qué debes hacer con los servicios del OVRA, mientras que yo daré órdenes a los militaresâ.
âSiempre a sus órdenes, Duce, pero tengo otro par de cosas que decirleâ.
âDilasâ.
âAnte todo, su idea de que se trataba de pilotos de pruebas sino de espÃas ha resultado completamente exacta: lo hemos confirmado cuando en un compartimento interno hemos encontrado ropas burguesas, es decir, de estilo de ciudad y digamos no de vacaciones como las que llevaban los muertos y, sobre todo, se han descubiertos insignias fascistasâ.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Un Giro En El Tiempo»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Un Giro En El Tiempo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Un Giro En El Tiempo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.