Ursula Le Guin - La costa más lejana

Здесь есть возможность читать онлайн «Ursula Le Guin - La costa más lejana» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, Год выпуска: 1987, ISBN: 1987, Издательство: Minotauro, Жанр: Фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La costa más lejana: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La costa más lejana»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El joven Arren, príncipe de Enlad y heredero del trono de Morred, llega a la isla de Roke con malas noticias. No sólo no hay magia en el mundo: una inquieta desazón se ha extendido por los Confines. La gente no encuentra sentido a la vida. Los artesanos y el comercio están arruinándose, las leyes declinan, la esclavitud aumenta. Algo perturba el Equilibrio del mundo.
Decidido a descubrir el mal que está causando el desequilibrio y amenazando a Terramar, Ged el Archimago se hace a la mar acompañado por el joven Arren y llegan eventualmente a la costa más lejana, la isla de Selidor, donde alguien ha abierto la puerta que lleva de la vida a la muerte. Sólo atravesando el reino de los muertos —descubre Arren—, escalando las Montañas del Dolor, encontrará el equilibrio, ayudará a restaurarlo, y será capaz de gobernar las vidas de otros hombres.

La costa más lejana — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La costa más lejana», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

De repente, Gavilán se había interpuesto entre Arren y el buhonero, diciendo: —¿Qué encantamientos son ésos?

—¡Encantamientos no! —gimoteó el hombre reculando con presteza—. ¡Yo no vendo encantamientos, gran capitán! Sólo jarabes para endulzar el aliento después de la bebida o la raíz de la hazia… ¡Sólo jarabes, gran príncipe! —Se acurrucó en el pavimento de piedra; los búcaros de la bandeja se entrechocaron tintineando, y algunos se inclinaron, y en los bordes asomó una gota, rosada o violácea, de la sustancia viscosa que contenían.

Gavilán se apartó en silencio y siguió caminando con Arren. Pronto la muchedumbre que iba y venía por la calle se hizo menos densa y los comercios que la flanqueaban se trocaron en tiendas miserables, covachas que ostentaban por toda mercancía un puñado de clavos torcidos, un mortero roto, un viejo peine de cardar. Aquella pobreza le repugnaba a Arren menos que el resto; en el sector rico de la calle se había sentido ahogado, asfixiado por la presión de las cosas que se ofrecían en venta y las voces que lo instaban a gritos a comprar, comprar. Y la abyección del buhonero le había causado horror. Pensaba en las calles frías y luminosas de su ciudad allá en el Norte. Ningún hombre en Berila se degradaría de ese modo delante de un extraño. —¡Es gente despreciable! —dijo.

—Por aquí, sofrino —fue la réplica del mago. Doblaron por un pasaje lateral entre los muros altos, rojos y sin ventanas que corrían por el flanco de la colina y atravesaban un arco adornado con banderas decrépitas, para salir de nuevo a la luz del sol en una plazoleta empinada, otro mercado atestado de quioscos y tenderetes, pululante de gente y de moscas.

En las aceras de la plazoleta había hombres y mujeres sentados o tumbados de espalda, inmóviles. Las bocas de todos ellos tenían un aspecto extraño, un color negruzco, como magulladas, y las moscas les revoloteaban alrededor de los labios y se apiñaban en ellos como racimos de uvas secas.

—¡Cuántos! —dijo, baja y agitada, la voz de Gavilán como si también él se hubiera sorprendido; pero cuando Arren lo miró, sólo vio la cara roma e imperturbable de Halcón, el enérgico mercader, en la que no había ninguna inquietud.

—¿Qué le pasa a toda esa gente?

—Hazia. Una sustancia que calma y entorpece, que separa el cuerpo de la mente. Y la mente vaga en libertad. Pero cuando retorna al cuerpo, necesita más hazia… Y la necesidad crece y crece; y la vida se acorta, porque la hazia es un veneno. Al principio hay un temblor, luego la parálisis, y al fin la muerte.

Arren observaba a una mujer sentada contra un muro al calor del sol; había levantado la mano como para espantarse las moscas de la cara, pero la mano describía en el aire un movimiento circular, convulsivo, como si su dueña la hubiese olvidado, y sólo la moviesen los impulsos repetidos de una perlesía o un temblor muscular. El gesto tenía algo de encantamiento, pero vacío de toda intención, un sortilegio sin significado.

También Halcón la estaba mirando, el rostro inexpresivo. —¡Sigamos! —dijo.

Cruzó la plaza hacia un tenderete a la sombra de un entoldado. Franjas de sol coloreadas de verde, naranja, limón, carmesí y azur atravesaban las telas y los chales y los cinturones trenzados, y danzaban multiplicándose en los espejos diminutos que adornaban el peinado alto y empenachado de la mujer que vendía la mercancía: una mujer gorda, corpulenta, y que salmodiaba con un vozarrón: —¡Sedas, rasos, cañamazos, pieles, fieltros, lanas, vellones de Gont, gasas de Sowl, sedas de Lorbanería! ¡Eh, vosotros, hombres del Norte, quitaos esos capotes acolchados! ¿No veis que ha salido el sol? ¿Qué os parece esta seda para llevarla a una muchacha en la lejana Havnor? ¡Ved esta seda del Sur, tenue como ala de efímera! —Había desplegado con manos expertas un rollo de una seda diáfana, de color rosado, atravesada por hilos de plata.

—Que no, mujer, que no tenemos reinas por esposas —dijo Halcón, y la voz de la vendedora se elevó como una trompeta:

—¿Con qué vestís entonces a vuestras mujeres? ¿Con arpillera? ¿Con lona de velas? ¡Tacaños que os negáis a comprar una pieza de seda para una pobrecita que está helándose en las nieves eternas del Norte! ¿Qué os parece esto entonces, este vellón gontés para ayudaros a mantenerla caliente en las noches de invierno? —Tiró sobre el mostrador un gran pañolón pardo y crema, tejido con el pelo sedoso de las cabras de las islas septentrionales. El supuesto mercader extendió la mano y lo palpó; y sonrió.

—Ah, ¿sois gontesco? —dijo la voz de trompeta, y el peinado oscilante lanzó alrededor mil puntos multicolores que giraron sobre el palio de lona y la tela.

—Esto es una manualidad andradiana; ¿lo ve usted? —dijo Halcón—. No hay más que cuatro hilos de cadena en el ancho de un dedo. En Gont son seis, o más. Pero dígame por qué ha cambiado usted la magia por la venta de fruslerías. Cuando estuve aquí, hace años, la vi sacando llamas de las orejas de los hombres, y transformando las llamas en pájaros y en campanas de oro, y era un negocio mucho más agradable.

—No era ningún negocio —dijo la mujerona, y por un instante Arren advirtió que la mujer los miraba fijamente, a él y a Halcón, con ojos duros y acerados como ágatas, entre el centelleo y el revuelo de las plumas y los espejos refulgentes.

—Era bonito, eso de sacar fuego de las orejas —dijo Halcón en un tono de voz obstinado pero inocente—. Me hubiera gustado que lo viera mi sofrino.

—Bueno, escuchadme ahora—dijo la mujer con menos aspereza, apoyando los enormes brazos y los pesados pechos sobre el mostrador—. Ya no hacemos esos trucos. La gente no los quiere. Están hartos. Estos espejos, veo que os acordáis de mis espejos —y sacudió la cabeza haciendo que los puntos de luz coloreada se reflejaran y giraran en un torbellino—; sí, se puede confundir a un hombre con el centelleo de estos espejos, y con palabras y otros artificios que no voy a deciros, hasta que crea ver lo que no ve, lo que no existe. Como las llamas y las campanas de oro, o las vestiduras con que engalanaba a los marineros, brocados de oro con diamantes grandes como albaricoques, y allá iban ellos, pavoneándose como el Rey de Todas las Islas… Pero eran supercherías, tramoyas. Es fácil engañar a los hombres. Son como polluelos hechizados por una serpiente, por un dedo extendido. Los hombres son como polluelos. Pero a la larga se dan cuenta de que han sido engañados, engatusados, y se enfadan, y pierden el gusto por estas cosas. Es por eso que he cambiado de oficio, y es posible que no todas las sedas sean sedas ni todos los vellones gontescos, pero al menos existen… ¡existen! Son reales, y no mentiras, mentiras y aire, como las vestiduras de brocado de oro.

—Bueno, bueno —dijo Halcón—. ¿Así que no queda nadie en Hortburgo que haga brotar fuego e las orejas, que obre alguna magia como antaño?

La mujer arrugó el entrecejo; se irguió y empezó a doblar con esmero el vellón. —Los que quieren mentiras y visiones mascan hazia —dijo—. ¡Id a hablar con ellos, si queréis! —Señaló con un movimiento de cabeza las figuras inmóviles alrededor de la plaza.

—Pero había hechiceros, aquellos que encantaban los vientos para los navegantes y echaban sortilegios de fortuna sobre los cargamentos. ¿Todos ellos han cambiado de oficio?

Mas la mujer, repentinamente furiosa, estalló en gritos estridentes: —Hay un hechicero, si queréis uno, y famoso, un mago con vara y todo… ¿lo veis allí? Ha navegado con el mismísimo Egre, levantando vientos y descubriendo galeones repletos de tesoros, eso decía él, pero todo era un engaño, y el Capitán Egre lo recompensó al fin como merecía, le cortó la mano derecha. Y vedlo allí, ahora, con la boca llena de hazia y la panza llena de aire. ¡Aire y mentiras! ¡Aire y mentiras! ¡A eso se reduce vuestra famosa magia, Capitán Chivo!

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La costa más lejana»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La costa más lejana» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Ursula Le Guin - L'autre côté du rêve
Ursula Le Guin
Ursula Le Guin - Le Dit d'Aka
Ursula Le Guin
libcat.ru: книга без обложки
Ursula Le Guin
libcat.ru: книга без обложки
Ursula Le Guin
Ursula Le Guin - The Wave in the Mind
Ursula Le Guin
Ursula Le Guin - Winterplanet
Ursula Le Guin
Ursula Le Guin - A praia mais longínqua
Ursula Le Guin
Ursula Le Guin - I venti di Earthsea
Ursula Le Guin
Ursula Le Guin - Deposedaţii
Ursula Le Guin
Отзывы о книге «La costa más lejana»

Обсуждение, отзывы о книге «La costa más lejana» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x