• Пожаловаться

Orson Card: El septimo hijo

Здесь есть возможность читать онлайн «Orson Card: El septimo hijo» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, год выпуска: 1990, ISBN: 84-406-1269-9, издательство: Ediciones B, категория: Фэнтези / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Orson Card El septimo hijo
  • Название:
    El septimo hijo
  • Автор:
  • Издательство:
    Ediciones B
  • Жанр:
  • Год:
    1990
  • Город:
    Barcelona
  • Язык:
    Испанский
  • ISBN:
    84-406-1269-9
  • Рейтинг книги:
    4 / 5
  • Избранное:
    Добавить книгу в избранное
  • Ваша оценка:
    • 80
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

El septimo hijo: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El septimo hijo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Inicios del siglo XIX. Un Norteamérica alternativa en la que la magia y los conjuros del folklore popular son efectivos y en la que las colonias americanas no se han independizado todavía de la corona británica gobernada todavía por el lord Protector y cuyo rey está exiliado en Carolina del Sur. Un mundo en el que los pieles rojas se encuentran con los colonos que parten hacia el oeste. En ese mundo rural, mágico y complejo, transcurren las historias de Alvin (séptimo hijo varón de un séptimo hijo varón) llamado por la magia de su prodigioso nacimiento y las circunstancias que en él concurren, a poseer un don poco corriente, el de ser un Hacedor. Ello le enfrenta, incluso sin él saberlo a los poderes aniquiladores del Deshacedor. Sólo logrará sobrevivir y cumplir su misión con el uso de su excepcional don si llega a dominar su poder y evade las fuerzas ocultas que buscan su muerte antes de llegar a la edad adulta.

Orson Card: другие книги автора


Кто написал El septimo hijo? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

El septimo hijo — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El septimo hijo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Sólo que Vigor no lo sabía. El joven saltó cuando el árbol estaba a unos metros, y su cuerpo cayó precisamente sobre las raíces. El impulso del salto lo desvió ligeramente, y luego lo hizo rodar y alejarse de la carreta. Naturalmente, Vigor rodó con él y fue arrastrado bajo las aguas, pero dio resultado. Las raíces del árbol esquivaron la carreta por completo, aunque el tronco la embistió de lado.

El árbol avanzó por la corriente y se estrelló contra un peñasco que había en la orilla. Alvin estaba a unos treinta metros, pero desde ese momento en su recuerdo siempre vio la escena como si hubiera estado en el mismo lugar. El árbol estrellándose contra la roca, y entre los restos, Vigor. Fue una fracción de segundo que duró una existencia. Los ojos de Vigor desorbitados por la sorpresa, la sangre que manaba a borbotones de su boca para salpicar el árbol que lo estaba matando. Y luego el río Hatrack arrastró el árbol corriente abajo. Vigor se hundió en las aguas: todo menos el brazo, que quedó enredado entre las raíces y tieso en el aire, como un invitado al despedirse tras una visita.

Alvin veía morir a su hijo con tal desesperación que apenas advertía lo que le sucedía a él mismo. El empellón del tronco había sido suficiente para desatascar las ruedas encajadas. La corriente arrastró consigo la carreta, aguas abajo, mientras Alvin se aferraba a la parte trasera, Fe gemía en su interior y Eleanor gritaba con todas sus fuerzas en el asiento del cochero. Desde la orilla, los chicos clamaban con desesperación:

—¡Aguanta! ¡Aguanta!

Y la soga aguantó. Un extremo la sujetaba a un árbol robusto, y el otro, a la carreta. El río no pudo llevársela, pero en cambio la proyectó contra la orilla del modo en que un niño podía haber lanzado una roca atada a una cuerda. Cuando se detuvo, el carromato quedó cerca de la ribera, con el frente mirando aguas arriba.

—¡Resistió! —gritaron los chicos. —Gracias a Dios… —gritó Eleanor. —El niño va a nacer —susurró Fe. Pero lo único que oía Alvin era el débil gemido que su primogénito había exhalado por última vez; no podía ver más que al joven aferrado al árbol mientras rodaba y rodaba sobre las aguas; no podía decir sino una sola palabra, una única orden:

—¡Vive! —murmuró. Vigor siempre le había obedecido antes. Había sido un compañero trabajador y voluntarioso. Más un hermano o un amigo que un hijo. Pero esta vez supo que le desobedecería. Y sin embargo, repitió a media voz—: Vive… —¿Estamos a salvo? —preguntó Fe, con voz temblorosa.

Alvin se volvió para mirarla y trató de ocultar la agonía que asomaba a su rostro. Para qué darle a conocer el precio que Vigor pagaba para que ella y el niño se salvasen. Ya tendría tiempo de saberlo una vez que el pequeño naciera.

—¿Puedes trepar para salir de la carreta? —¿Sucede algo malo? —preguntó Fe al ver su rostro.

—Me asusté mucho. El árbol pudo habernos matado. ¿Puedes trepar, ahora que estamos junto a la orilla?

Eleanor se inclinó desde la parte delantera de la carreta.

—David y Calma están allí para ayudarte a subir. La cuerda ha resistido, Mamá, pero no sabemos cuánto tiempo más lo hará.

—Vamos, Mamá, es sólo un paso —dijo Alvin—. Podremos arreglárnoslas mejor con la carreta si estás en tierra firme.

—El niño está naciendo… —comenzó Fe.

—Será mejor en la orilla que aquí —la cortó Alvin con brusquedad—. Baja. Ahora.

Fe se puso de pie y trepó torpemente hasta el pescante. Alvin venía tras ella para ayudarla si resbalaba. Hasta él podía advertir la forma en que el vientre había caído. El niño ya debía de estar asomando la cabecita para respirar.

Pero en la orilla ya no estaban sólo Calma y David. Había desconocidos, hombres corpulentos, y varios caballos. Incluso una pequeña carreta, lo cual fue una agradable visión. Alvin no tenía la menor idea de quiénes pudieran ser, ni de cómo habían llegado hasta allí en su ayuda, pero no era momento de entretenerse en presentaciones.

—¡Eh, gente! ¿Hay alguna comadrona en la posada?

—La posadera se las arregla con los partos —dijo uno grandote, de brazos que parecían patas de buey. Seguramente un herrero.

—¿Podéis llevar a mi esposa en la carreta? No podemos perder un solo instante.

Alvin sabía que era algo impúdico que los hombres hablaran tan abiertamente de un alumbramiento, delante de la misma mujer que iba a parir. Pero Fe no era tonta. Sabía qué cosas importaban, y conseguirle un lecho y una hábil partera era más importante que andarse con remilgos sobre la cuestión.

David y Calma ayudaron a su madre a descender de la carreta con suma cautela. Fe se partía de dolor. Desde luego una parturienta no tendría que andar saltando de una carreta para caminar hasta la orilla, seguro. Eleanor venía detrás de ella, tomando las riendas de todo, como si no fuera menor que sus hermanos varones, salvo los mellizos.

—¡Mesura! Que las niñas se reúnan. Ellas vendrán en la carreta con nosotras. Vosotros también, Previsión y Moderación. Sé que podríais ayudar a los chicos, pero os necesito para que cuidéis de las pequeñas mientras yo estoy con Mamá. —Con Eleanor no se jugaba, y la gravedad de la situación era tal que ni siquiera la llamaron Eleanor de Aquitania mientras la obedecían. Hasta las niñas más pequeñas dejaron de refunfuñar e hicieron lo que se les mandaba.

Eleanor se detuvo un momento en la orilla y miró hacia donde se encontraba su padre, sobre el asiento de la carreta. Sus ojos bajaron por la corriente y luego regresaron hasta su padre. Alvin comprendió la pregunta y meneó la cabeza en muda negativa. Fe no debía saber el sacrificio de Vigor. Las lágrimas asomaron ingratas a los ojos de Alvin, pero no a los de Eleanor. Tenía sólo catorce años, pero cuando no quería llorar, no lloraba.

Previsión azuzó los caballos y la pequeña carreta avanzó. Fe se retorcía de dolor mientras las niñas la palmeaban y la lluvia caía. La mirada de Fe era opaca como la de una vaca e igualmente ausente. Miraba a su esposo, que aún permanecía en el río. En momentos como el de dar a luz, pensó Alvin, la mujer se convierte en una bestia atontada mientras el cuerpo se apodera de ella para cumplir su labor. ¿De qué otro modo podría soportar el dolor? Como si el alma de la tierra la poseyera, tal como posee las almas de las bestias, como si la hiciera parte de la vida de todo el mundo y la desligara de su familia, de su esposo, de todo vínculo con la raza humana y la condujera por ese valle de tiempos cumplidos, de cosecha, de siega y de muerte sangrienta.

—Ella ya está a salvo —indicó el herrero—. Y aquí hay caballos con que tirar de vuestra carreta…

—Está amainando —dijo Mesura—. La lluvia no es tan fuerte, ni la corriente tan poderosa.

—Comenzó a menguar apenas su esposa puso pie en tierra —aseguró otro con cara de labriego—. Puede darlo por seguro: dejará de llover.

—Lo peor pasó en el agua —señaló el herrero—. Pero ya estáis bien. Reponte, hombre. Hay trabajo que hacer.

Sólo entonces reparó Alvin en que estaba llorando. Sí, había trabajo que hacer, contrólate, Alvin Miller. No eres ningún blandengue para llorar corno un niño. Otros hombres han perdido docenas de hijos y siguen adelante. Tú has tenido doce, y Vigor vivió hasta hacerse hombre, aunque no lo suficiente para casarse y tener sus propios hijos. Tal vez Alvin llorara porque su hijo había muerto de modo tan noble. O tan repentino…

David posó su mano sobre el brazo del herrero.

—Dejadlo un minuto —dijo suavemente—. Nuestro hermano mayor fue arrastrado por la corriente hace unos diez minutos. Quedó atrapado entre las raíces de un árbol que bajaba flotando.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El septimo hijo»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El septimo hijo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Chuck Palahniuk: Nana
Nana
Chuck Palahniuk
Orson Card: El juego de Ender
El juego de Ender
Orson Card
Kelley Amstrong: A Golpe De Magia
A Golpe De Magia
Kelley Amstrong
Alberto Vázquez-Figueroa: Viaje al fin del mundo: Galápagos
Viaje al fin del mundo: Galápagos
Alberto Vázquez-Figueroa
Alejo Carpentier: El Reino De Este Mundo
El Reino De Este Mundo
Alejo Carpentier
Отзывы о книге «El septimo hijo»

Обсуждение, отзывы о книге «El septimo hijo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.