Louise Cooper - Infierno

Здесь есть возможность читать онлайн «Louise Cooper - Infierno» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Infierno: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Infierno»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Infierno — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Infierno», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Grimya frotó su hocico contra el rostro de ella.

«Has estado durmiendo durante mucho tiempo», dijo preocupada. «Meparece que las dos hemos dormido, ya que recuerdo que sucedían muchas cosas extrañas, pero tengo la impresión de que deben de haber sido sueños. »

—¿Cuánto... ? —La garganta de Índigo estaba hinchada y reseca, y la voz se le ahogó cuando intentó hablar; lo probó de nuevo—. ¿Cuánto tiempo?

«No lo sé. Los truenos se apagaron hace mucho tiempo, muchos días, creo, y las rocas de fuego y las cenizas ya no caen. Pero el sol aún no ha dispersado las nubes. »

Índigo recordaba muy poco de aquellas últimas y enloquecidas horas. El recuerdo regresaría, estaba segura, pero no aún; y se alegraba de aquel pequeño respiro.

—Aszareel... —dijo—. Está muerto, Grimya.

«Lo sé. » La loba se lamió el hocico, como hacía a menudo cuando se sentía preocupada o confusa—. «El... ser brillante me lo dijo. »

—¿El ser brillante?

«El que vino a nosotras en el bosque de mi tierra natal y me concedió la bendición. Lo volví a ver en mi sueño. »

Así que el emisario no se había olvidado de Grimya... Y, de repente, la joven sintió el resurgir de una vieja amargura al recordar aquel lejano encuentro. Una bendición, decía Grimya. ¿Qué clase de bendición era enfrentarse a un futuro infinito bajo la sombra de su misión, sin envejecer, sin cambiar, destinadas a vagar por el mundo hasta que los siete demonios que ella había liberado fueran finalmente suprimidos? El animal no tenía ningún crimen que expiar, y tampoco ningún amor perdido que intentar recuperar. Sin embargo, había abandonado su hogar y todo lo que conocía para compartir la carga de Índigo: y la había conducido a esto...

La tranquila voz mental de la loba interrumpió sus lúgubres pensamientos, y comprendió que había leído lo que pasaba por su mente.

«¿Piensas que mi respuesta sería diferente, si se me ofreciera la bendición de nuevo? No cambiaría. Soy tu amiga. Indigo, y adonde tú vayas, yo iré. »

—Me avergüenzas, Grimya. Tu fe es mayor que la mía.

«No lo es. Quizá sea más sencilla, ya que la forma de ser de los humanos me recuerda muy a menudo a un árbol de ramas enmarañadas. Pero no mayor. Tú lo sabes. En el fondo de tu corazón, lo sabes. »

¿Era así?, se preguntó Índigo. Pensó en Fenran: Con cada victoria que obtienes, su tormento se ve ligeramente aliviado, había dicho el emisario, y se dio cuenta de que Grimya tenía razón. Sí que tenía fe. Y, a lo mejor, como creía la loba, la fe era suficiente...

La muchacha se puso en pie despacio, y anduvo vacilante hacia la entrada de la cueva y hacia la mañana anegada en sucio humo que había al otro lado. Su cuerpo había sido maltratado hasta el límite de su resistencia. Sin embargo, todo lo que sentía era una embotada sensación de dolor. Tenía sed, pero era una sed soportable, aunque tanto Grimya como ella ya debieran de estar muertas por la falta de agua. La inmortalidad, al parecer, poseía sus irónicas compensaciones...

Llegó a la entrada, y salió a la ladera de la montaña. Estaban cerca de la cima de un pico elevado, y a través de las nubes de azufre distinguía la cordillera que se extendía en todas direcciones. Ennegrecidas por la ceniza, vacías, silenciosas, las cumbres se alzaban por entre la fantasmal luz como imágenes de una pesadilla. No se oía ningún sonido procedente de las minas, y no había ningún resplandor verdoso que ensuciara el cielo con su corrompido fulgor. Sólo se percibía una tenue luz en la distancia, un parpadeo de fuegos rojo anaranjados, mientras veteados ríos de magma todavía fundido se movían con lentitud por los arrasados valles.

¿Cuántos habían muerto en aquel infierno? La venganza de la Diosa del Fuego no había hecho distinciones entre los culpables y los inocentes; aunque se había erradicado del mundo un terrible mal, el precio de la victoria era feroz. E Índigo supo que los fantasmas de aquellas víctimas se

pasearían por sus sueños durante mucho tiempo.

Escuchó el suave sonido de las patas de Grimya sobre la piedra, y al bajar los ojos vio a la loba erguida junto a ella.

«Tenía que ser así», dijo el animal, y sus ojos estaban llenos de pesar. «Sin todo esto, no hubiera podido acabarse con el dominio del demonio, y la enfermedad y el sufrimiento hubieran continuado eternamente. »

—Lo sé.

Índigo recordó a Chrysiva, y el tormento que la inocente criatura había soportado mientras esperaba la llegada de la muerte. Pero en su actual estado de ánimo, le resultaba difícil consolarse con el hecho de que ya no habría más víctimas como ella.

«Creo que Jasker lo comprendió», siguió Grimya. «El sabía lo que significaría la venganza de la diosa. Pero sabía también que no existía ninguna otra forma de salvar a su tierra y a su gente. » Parpadeó. «Creo que debe de haberlos amado mucho. »

Las lágrimas afloraron a los ojos de Índigo y enturbiaron la deprimente vista que se ofrecía ante ella. Sí; Jasker había comprendido: sabía cuál debía ser el sacrificio, y por su diosa, y por aquellos cuyas vidas estaban siendo destrozadas por el horror que habitaba en el valle de Charchad, había estado dispuesto a convertirse en parte de aquel sacrificio.

Repuso en voz baja:

—¿Me hablarás de Jasker, Grimya? ¿Me contarás cómo murió?

«Te lo contaré. Pero, no aún. No creo que pudiera encontrar las palabras. »

—No. Aún no.

Índigo se secó los ojos, y durante unos instantes contempló el revuelto cielo. Allá en lo alto, una débil mancha de un color más claro se proyectaba por entre las nubes de ceniza, y comprendió que se trataba del sol, perdido todavía detrás del espeso manto, pero dispersando —despacio pero inexorable— la lóbrega oscuridad para traer de nuevo la luz a la tierra. Y volvió a escuchar las palabras que el hechicero, que había probado ser un amigo auténtico e inquebrantable, pronunciara en su mente durante su sueño.

Estay con mi Señora ahora...

Deseó haberlo podido llorar en la forma adecuada, con música y una elegía para despedir a su espíritu en su último viaje. Pero su arpa, junto con todas sus posesiones materiales —excepto la ballesta y el cuchillo, que los secuaces de Quinas le habían quitado— estaban enterradas bajo una montaña de escombros y lava en las ruinas de la caverna de Jasker. El pensamiento le hizo sentir ganas de llorar otra vez. Llorar por el arpa era vergonzoso, cuando había mayores pérdidas que soportar; pero había sido muy valiosa para ella, pues se trataba de un regalo de Cushmagar, el bardo ciego que fue a la vez su tutor y su mentor, y el único lazo de unión que le quedaba con el hogar que había perdido.

Índigo lanzó un suspiro, y apartó la mirada de la lejana mancha de luz para dirigirla ladera abajo, donde unas apenas perceptibles sombras empezaban a rozar las rocas. Y lo que vio allí la dejó atónita y sin respiración.

Su arpa. Estaba intacta, sin el menor rasguño, sobre el sendero cubierto de ceniza, y las cuerdas temblaban con la más débil de las vibraciones, como si tan sólo hiciera unos segundos que la había depositado allí. La joven la miró asombrada, convencida de que debía tratarse de un espejismo, una ilusión producto de su cansada mente. Pero la imagen del arpa no se desvaneció ni vaciló, y de repente se encontró bajando a trompicones la cuesta y llegando al sendero. Cayó de rodillas junto al instrumento, sin prestar atención a las nubes de ceniza que se alzaron perezosas a su alrededor. Por un terrible instante no se atrevió a extender la mano para tocar el precioso instrumento, temerosa de encontrar tan sólo el vacío y el eco de una ilusión: pero entonces sus dedos se agitaron temblorosos, casi en contra de su voluntad, y percibió la suavidad de la madera pulida bajo ellos.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Infierno»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Infierno» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


libcat.ru: книга без обложки
Louise Cooper
Louise Cooper - El Proscrito
Louise Cooper
Louise Cooper - El Iniciado
Louise Cooper
libcat.ru: книга без обложки
Louise Cooper
libcat.ru: книга без обложки
Louise Cooper
Louise Cooper - Nocturno
Louise Cooper
libcat.ru: книга без обложки
Louise Cooper
Louise Cooper - Troika
Louise Cooper
libcat.ru: книга без обложки
Louise Cooper
Louise Cooper - Nemesis
Louise Cooper
Отзывы о книге «Infierno»

Обсуждение, отзывы о книге «Infierno» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x