»Los tres dioses decidieron que cada uno de ellos regalaría a los espíritus unos dones que les permitirían vivir y prosperar en el mundo recién forjado.
»Paladine dio a los espíritus la necesidad de control. Así trabajarían para obtener control sobre su entorno y traer el orden al mundo.
»Takhisis dio a los espíritus ambición y deseo. Los espíritus no sólo controlarían el mundo, sino que constantemente buscarían mejorarlo... y mejorarse a sí mismos.
»Gilean les otorgó el don de la elección. Cada uno tendría libertad para tomar sus propias decisiones. Ningún dios poseería un poder absoluto.
»Todos estos dones eran buenos, ninguno malo... a menos que se llevaran a extremos. La necesidad de control, llevada al extremo, conduce al miedo por el cambio, la supresión de ideas nuevas, la intolerancia de cualquier cosa diferente.
»La ambición, llevada al extremo, conduce a la determinación de alcanzar el poder a toda costa, a la esclavitud. Los deseos pueden convertirse en obsesiones y llevar a la gula, la lujuria, la avaricia y la envidia.
»La libertad llevada hasta su extremo es anarquía.
»Los espíritus adquirieron forma física, brotando de la imaginación de los dioses. De la mente de Paladine surgieron los elfos, su raza ideal. Disfrutan controlando el mundo físico, dándole forma a su antojo. Viven largo tiempo y cambian poco.
»Takhisis imaginó una raza de criaturas de una belleza absoluta, todas tan ambiciosas y egoístas como ella misma. Éstos fueron los ogros y, al acrecentarse sus apetitos, su belleza se consumió. Pero son extraordinariamente fuertes y muy poderosos.
»Puede decirse que nosotros, los irdas, somos creación de Takhisis ya que fuimos los ogros originales. Vimos lo que le estaba ocurriendo a nuestro pueblo, y algunos de nosotros nos volvimos hacia Paladine, suplicándole ayuda. Nos dio capacidad para separarnos de la Reina Oscura, pero fue a un alto coste. No podíamos vivir en contacto con otras razas o sucumbiríamos a la tentación y caeríamos de nuevo. Seríamos unos seres aislados, solitarios, que al disfrutar del aislamiento perpetuaríamos nuestra propia soledad. Incluso unirnos para tener progenie nos resultaría difícil, de manera que nuestro pueblo nunca sería numeroso. Aceptamos todas estas condiciones a fin de escapar del destino de nuestros hermanos. Y, así, el mundo no sabe nada de nosotros... o lo que cree saber es falso.
»Gilean imaginó la raza de los humanos. Tienen la vida más corta de todas, son los que cambian con más rapidez y los que con más facilidad se pasan de uno a otro bando.
»El Padre, para su propia diversión y para incrementar la probabilidad de desorden, creó a los animales. Irritó mucho a sus hijos al otorgar ventajas a muchos de los animales; de todos ellos, los principales son los dragones, que poseen inteligencia, sabiduría, larga vida, magia, fuerza y armas formidables.
»Desde la llegada de los dragones a Krynn, las otras especies mortales han combatido contra ellos o se han esforzado para aliarse con ellos.
»Así tuvo lugar la creación del equilibrio en el mundo. Los elfos se consideraron a sí mismos como la encarnación del Bien, mientras que los ogros eran la representación del Mal. (Resulta interesante señalar que, desde el punto de vista de los ogros sobre el mundo, el planteamiento es completamente contrario. Son los ogros los que se ven a sí mismos como representantes del Bien, y los elfos y los que como ellos abogan por la exterminación de la raza de los ogros, son el Mal.) Los humanos, en el medio, podían moverse para unirse a uno u otro lado y así lo hicieron... constantemente.
»Por llevar los humanos en su sangre todos los dones de los dioses —necesidad de ejercer control, ambición, deseos y libertad de elección para utilizar estos dones de modo beneficioso o perjudicial—, son los que avanzan velozmente a través del tiempo, creando, cambiando, alterando, destruyendo. A esto se lo llama progreso.
»Fue también durante esta época cuando la magia apareció en el mundo. Tres de los hijos de los dioses habían crecido juntos y habían estado inusualmente unidos: Solinari, hijo de Paladine y Mishakal; Nuitari, hijo de Takhisis y Sargonnas; y Lunitari, hija de Gilean. Todos los dioses poseen el poder de la magia, pero en estos tres ese poder estaba realzado por su amor a la magia y su dedicación a este arte. Esto creó un vínculo entre ellos, que tan distintos eran en otros aspectos.
»Cuando tuvo lugar la Guerra de Todos los Santos, estos tres estuvieron bajo una gran presión por parte de sus respectivos padres para que se unieran a uno u otro bando. Los tres primos temían que la guerra destruiría lo que más amaban: la magia. Hicieron el juramento de permanecer fieles a ella, leales entre sí, y abandonaron el panteón de los dioses. Asumieron forma mortal y caminaron por la faz de Krynn.
»Cada primo encontró un seguidor entre los mortales, y a ese seguidor cada uno de ellos le otorgó el don de la magia. Este don podía pasarse a otros mortales, y estos mortales podrían, en momentos de necesidad, invocar la ayuda de los tres dioses. Después los tres primos abandonaron Krynn, aunque permanecieron cerca, girando a su alrededor en el firmamento, observando con ojos siempre abiertos a los mortales que utilizaban sus dones. Los mortales conocen a esos «ojos» como las tres lunas de Krynn: la plateada Solinari, la roja Lunitari y la invisible (salvo para sus seguidores) Nuitari.
»Nosotros, los irdas, poseemos unos poderes mágicos inmensos, pero no sabemos con exactitud de dónde emana ese poder. No estamos alineados con los hechiceros de Krynn y, de hecho, se nos considera "renegados". Nos veis como una amenaza, un peligro para vuestras órdenes. Nuestra magia es una de las muchas razones por las que evitamos el contacto con otras especies. La magia es crucial para nuestra supervivencia. Todos los irdas nacen con ella. Llevamos la magia en la sangre, por decirlo de alguna forma, y funciona de un modo tan innato como lo hacen los otros sentidos: la vista, el olfato, el oído, el tacto y el gusto. ¿Alguien nos pregunta que expliquemos cómo vemos? No encuentro razón alguna para que el mundo exija que expliquemos cómo realizamos lo que son, a sus ojos, milagros.
»Bien, continuemos con la historia de la creación.
»El nuevo mundo era joven y salvaje, como lo eran los espíritus de los mortales que lo habitaban. Los elfos trabajaban duro, sumisos, en su parte del mundo. Los ogros aprendían a adaptarse a la suya. Los humanos buscaban manipular y mejorar la suya. Reorx, el dios solitario, se ofreció a ayudarlos. Se dice que Reorx únicamente se siente feliz de verdad cuando se mezcla e interfiere en la vida de los mortales.
»Reorx enseñó a un grupo de humanos innumerables habilidades, en las que estaba incluida la técnica de forjar acero. Los elfos y los ogros codiciaban el metal, que ninguno de ellos sabía cómo fabricar. Fueron en busca de los humanos para comprar espadas, cuchillos, herramientas. Los humanos se sintieron inmensamente enorgullecidos de sus habilidades y empezaron a hacer alarde de ellas. Olvidaron, en su orgullo, honrar a Reorx, su maestro. Incluso lo rechazaron cuando el dios apareció entre ellos, y se rieron de él porque era mucho más bajo que ellos, ridiculizando su interés en el mismo arte con el que estaban obteniendo tanta riqueza.
»Enfurecido, Reorx maldijo a estos humanos. Les arrebató las habilidades que les había enseñado, dejándoles sólo el deseo de inventar, construir, fabricar. Decretó que estos humanos fueran bajos, ajados, y ridiculizados por las otras razas. Los transformó en gnomos.
»Durante este tiempo, conocido como la Era de la Luz o del Albor, el equilibrio del mundo —que había sido relativamente estable— empezó a perturbarse. Los humanos, que ya no se contentaban con lo que tenían, empezaron a codiciar las posesiones de sus vecinos. Los ogros, incitados por Takhisis, ansiaban el poder. Los elfos querían que los dejaran en paz y solos, y estaban dispuestos a luchar para preservar su aislamiento.
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