Margaret Weis & Tracy Hickman
El Orbe de los Dragones
Preámbulo
(La historia hasta ahora)
Muchos años después de la Guerra de la Lanza, a un miembro de la Orden de los Estetas, una mujer llamada Lillith Cuño, se le ocurrió la idea de invitar a los niños de Palanthas a visitar la Gran Biblioteca para oír relatos de la historia de Krynn. Por entonces, Lillith era una de las Estetas más poderosas e influyentes, superada únicamente por Bertrem, y a pesar de que muchos de los otros Estetas se alarmaron ante la perspectiva de dedos pringosos, narices mocosas y voces chillonas que perturbarían sus estudios, Lillith se salió con la suya.
Lillith Cuño no llegó a casarse —algunos dicen que en su corazón guardaba una pena secreta— pero le encantaban los niños y era una excelente historiadora; tanto, que muchos de los padres que llevaban a los críos se quedaban a escucharla.
Como es posible que vosotros, nuestros lectores, no hayáis leído las aventuras de nuestros héroes desde hace mucho tiempo —o quizá nunca hayáis leído nada sobre ellos antes de abrir este libro—, decidimos que sería aconsejable quedarnos hoy para oír lo que cuente Lillith. Va a relatar a los pequeños la historia de dos mujeres importantes en la vida de uno de los héroes: Tanis Semielfo. Las mujeres, Laurana y Kitiara, son protagonistas del libro que ahora sostenéis en las manos.
Antes de entrar de lleno en el relato, Lillith hace un resumen de lo que ha ocurrido antes. Escuchemos...
—Siete amigos juraron reunirse en Solace tras cinco años de ausencia, durante los cuales, aparentemente, fueron en busca de algún indicio de los verdaderos dioses, pero en realidad se buscaban a sí mismos.
»Estos siete amigos eran Tanis Semielfo, los gemelos Raistlin y Caramon Majere, el enano Flint Fireforge, el incontrolable kender Tasslehoff Burrfoot, el caballero Sturm Brightblade y Kitiara Uth Matar, media hermana de los gemelos.
»Sturm y Kit partieron hacia el norte, en dirección a Solamnia, en busca de información sobre sus respectivos padres desaparecidos. Los demás tomaron caminos distintos. Todos regresaron a la posada en la fecha acordada excepto Kitiara, que envió un mensaje a El Ultimo Hogar para avisar que no iba. La noticia entristeció y decepcionó profundamente a Tanis, que estaba enamorado de Kit.
»La llegada a la posada de una misteriosa mujer que llevaba un báculo con un cristal azul provocó que los otros seis amigos se encontraran metidos de repente en una aventura conocida como El retorno de los dragones. Los acontecimientos llevaron a nuestros héroes desde Solace a la ciudad maldita de Xak Tsaroth, donde los verdaderos dioses se manifestaron y les entregaron los Discos de Mishakal. Se decía que los discos contenían el conocimiento de los verdaderos dioses, pero nadie sabía leerlos, y partieron en busca de alguien que pudiera descifrarlos.
»De vuelta en Solace, Tanis se había encontrado con un viejo amigo, un elfo llamado Gilthanas. Tanis y Gilthanas se habían criado juntos y antaño habían estado muy unidos, pero, desde entonces, el tiempo y las circunstancias habían cortado esos lazos. Las tropas de un presuntuoso hobgoblin, Fewmaster Toede, los hicieron prisioneros a todos. Transportaban a los esclavos a la ciudad de Pax-Tharkas, enjaulados en carros con barrotes, cuando los rescató un grupo de elfos. Era una partida pequeña, en contra de todo lo que Fewmaster contaría después.
»En el grupo de elfos, Tanis reconoció a Porthios, hermano de Gilthanas. Al enterarse de que los compañeros aseguraban haber encontrado evidencia del regreso de los verdaderos dioses y de que habían recuperado para el mundo el poder de la curación, Porthios condujo a Tanis y a sus amigos a Qualinost.
»Allí, Tanis se reencontró con una joven con la que había estado comprometido en el pasado, hija del Orador de los Soles: Laurana. La elfa aún lo amaba, pero Tanis había dejado de quererla. Su amor por Kitiara seguía siendo apasionado y rompió el compromiso por los sentimientos encontrados que le dividían el corazón, aunque en realidad el padre y los hermanos de ella nunca habían aprobado su relación. Por las venas de Tanis corría también sangre humana.
»Los elfos convencieron a Tanis y a sus amigos para que fueran a la ciudad de Pax Tharkas, gobernada por el Señor del Dragón Verminaard. Tanis y su grupo planearon una revuelta de los esclavos con la esperanza de impedir que los ejércitos de los dragones, que amenazaban a los elfos, lanzaran un ataque contra Qualinost y dar así a los elfos ocasión de escapar al exilio para ponerse a salvo.
»Los amigos, a los que acompañaba Gilthanas como guía, emprendieron la marcha hacia Pax Tharkas. Dolida por el rechazo de Tanis, Laurana huyó de casa para estar con él. Tanis intentó hacer que regresara, pero la joven se opuso y no dio su brazo a torcer. De camino a Pax Tharkas, se les unió un hombre llamado Eben Shatterstone que aseguraba haber escapado del ejército de los dragones, pero que era en realidad un espía del Señor del Dragón Verminaard.
»Los héroes entraron a hurtadillas en Pax Tharkas y se mezclaron con los esclavos. Allí conocieron a un hombre llamado Elistan que se estaba muriendo de una enfermedad que lo consumía, pero Goldmoon, una nueva seguidora de la diosa sanadora Mishakal, rogó a la deidad por él. Elistan se curó y quiso saber más cosas sobre esos dioses. Goldmoon le mostró los Discos de Mishakal y resultó que él sabía leerlos. Se hizo clérigo de Paladine y trabajó para dar a conocer la existencia de los verdaderos dioses al resto de las personas esclavizadas en Pax Tharkas.
»Tanis y sus amigos dirigieron a los esclavos en la revuelta y mataron a Verminaard. Ochocientas personas, entre hombres, mujeres y niños, huyeron hacia el sur y se las ingeniaron para burlar a los perseguidores. Se refugiaron en cuevas con la esperanza de poder pasar allí el invierno.
»Entretanto, un draconiano aurak, enmascarado como Verminaard, reunió una fuerza de dragones rojos y emprendió la persecución de los antiguos esclavos, que no tuvieron más remedio que huir del valle y buscar refugio con los enanos en el reino perdido de Thorbardin. Estas aventuras se relatan en el libro El Mazo de Kharas.
»Durante ese tiempo, Laurana siguió viajando con el grupo. El peligro, la pena y el miedo la obligaron a madurar. La muchacha en otro tiempo consentida y testaruda se convirtió en una joven seria y juiciosa. Utilizó las artes diplomáticas aprendidas en la corte de su padre para ayudar a Elistan en su labor, y Tanis descubrió que le encantaba aquella preciosa joven, tan distinta a la muchacha que había conocido. Empezó a enamorarse de ella y a sentirse dividido por los sentimientos. ¿A cuál de las dos mujeres amaba de verdad? En cuanto a Laurana, el amor que sentía por él no flaqueó nunca.
»Después de tantas adversidades y peligros, los héroes encontraron el Mazo de Kharas y se lo devolvieron a los enanos, que, a cambio, permitieron que los refugiados se quedaran en Thorbardin hasta que hallaran un modo seguro de viajar a un nuevo hogar. Tanis y su grupo se pusieron en camino hacia la ciudad portuaria de Tarsis, donde comprarían pasaje en los barcos de blancas alas para los refugiados que buscaban una nueva tierra a la que llamar suya. El periplo y las aventuras a lo largo del camino se describen en La tumba de Huma.
»En cuanto a Kitiara Uth Matar, siguió un camino diferente al de sus amigos. Mientras ellos recorrían la senda de la luz, ella caminaba por la que conducía a la oscuridad. Se unió al ejército de los dragones de la reina Takhisis, y no tuvo que pasar mucho tiempo para que la destreza y la ambición de Kitiara la auparan al cargo de Señor del Dragón del Ejército Azul, de manera que en gran parte de Ansalon se la conoció como la Dama Azul.
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