—En marcha —dijo.
Una perspectiva de pájaros
en el invierno que concluye,
primeras fábulas de profetas
y rosas y espadas,
Margaret creyó en todos nosotros,
creyó en nuestras historias:
una paciente astrónoma
atraída por un agujero en el cielo
que sabe desde el cálculo de mil años
que la próxima estrella se aproxima
que todo lo que queda
es la espera y los rezos
y los largos y aburridos trabajos
de libro de notas y telescopio,
hasta que el resplandor
consuma la oscuridad,
un resplandor concebido
y acunado durante centurias,
y puede decir esto es algo
que siempre había esperado,
ésta es la cosecha de años.
Y entonces cuando habla
el cielo recuerda
que fue ella la que
llevando dinero y flores
y viajando a la ciudad,
la incandescencia de fuegos artificiales
cuando nos reuníamos a docenas
en las noches de verano
junto al evanescente lago,
y casi todas nuestras palabras
nos las traía
desplegadas como galaxias
que daban forma a la fe.
En casa junto al lago
empezó la historia,
construyendo palabra tras difícil palabra
hasta que en el relato aparecía el mundo,
hasta que las estrellas caían en las aguas,
y todos los planetas
que abarca el cielo…
Chislev y Zivilyn,
Raistlin y Caramon,
Palin y Tanin,
Raouly el pequeño,
las lunas en formación
que anuncian las mareas de su magia,
todos en coro de su memoria,
donde la voz del amor
se mueve en el agua
y canta a la espera
mientras la historia crece
del lago y de la medianoche,
el aceite fragante de rosas
en la lejana orilla opuesta,
y el invierno convertido
en increíble primavera
como se convierte siempre,
y la nieve y los espíritus
marcharon donde querían
a las tierras de fe
cuando la historia comienza de nuevo.
Los Caballeros de Takhisis
Muchos lectores a los que les encantan las novelas de la saga DRAGONLANCE® siguen viviendo esas aventuras interpretando personajes ansaloninos en el juego de rol ADVANCED DUNGEONS & DRAGONS®. La siguiente ampliación de reglas de campaña ya existentes proporciona a los jugadores otra opción más para sus juegos.
Los Caballeros de Takhisis son una nueva clase de personajes no jugadores (PNJ) en el mundo DRAGONLANCE de Ansalon. Inexistente durante la Guerra de la Lanza, la Orden de estos disciplinados caballeros del Mal, sujetos a unos preceptos y unas normas éticas, se creó unos veinte años después de la caída de Neraka, cuando la Reina de la Oscuridad fue expulsada del mundo y confinada de nuevo en el Abismo. Esta Orden es una fuerza de orden y oscuridad en un mundo aún tambaleante por las secuelas de los años de guerra. ¿Qué significará su aparición para las fuerzas de la libertad en un mundo desorganizado y dividido?
Los aspirantes a caballeros han de poseer la destreza básica de guerrero requerida para cada una de las tres Órdenes de los Caballeros de Takhisis. Todos comienzan en la Orden del Lirio y más adelante, a medida que progresen, pueden incorporarse a otra de las Órdenes si así lo eligen.
Todos los aspirantes cuentan con un protector (en la Orden del Lirio), un patrocinador (en la de la Calavera) o un mentor (en la de la Espina), que es un caballero que presenta al aspirante. Los Caballeros de Takhisis no se limitan a «firmar» o a alistarse. Siempre tienen que estar patrocinados por un caballero mayor perteneciente a un rango de medio a superior de cualquiera de las tres órdenes.
Este patrocinador se convierte en fiador y padrino del aspirante. Las órdenes y juicios del padrino son ley y siempre se obedecen incuestionablemente. Es responsabilidad del padrino promover el avance de su protegido en la caballería, o matarlo si es desobediente.
El padrino asume el papel de padre, juez, ejecutor y, dependiendo de la relación, puede ser también de vez en cuando amante. Dejando a un lado la relación, el padrino perseguirá y destruirá a su protegido sin compasión si él o ella demuestra el menor atisbo de desobediencia a la Orden. No hacerlo acarrearía la muerte al padrino en sustitución de su protegido.
Al igual que con los Caballeros de Solamnia (en la actualidad), las mujeres pueden entrar en las filas de los Caballeros de Takhisis. Una de las más renombradas cabecillas durante la Guerra de la Lanza fue la Señora del Dragón Kitiara Uth Matar, y a pesar del hecho de que fue, en gran parte, responsable de la muerte del padre de lord Ariakan, a Kitiara se la considera como una de las heroínas de los caballeros por su valor y osadía en la batalla. Las mujeres pueden entrar en cualquier orden sin restricciones y pueden ascender hasta donde las lleven sus habilidades.
El acceso a los Caballeros de Takhisis está o no restringido dependiendo de la raza del aspirante. Los humanos no tienen cortapisa alguna, al igual que los minotauros. Todo lo contrario que los kenders, los gnomos y los Irdas. En cuanto a los elfos, no se admiten qualinestis, silvanestis, kalanestis, dimernestis ni dargonestis (o dragonestis), pero sí tienen acceso los elfos oscuros. De la raza enana, ninguna de la subrazas (Enanos de las Colinas, de las Montañas y gullys) es admitida, excepto los denominados Parias o Sin Padre, pero éstos no pueden convertirse en Caballeros de la Espina.
La captura y subsiguiente encarcelación de Ariakan, hijo del poderoso Señor del Dragón Ariakas y de —según los rumores— la diosa del mar Zeboim, fue uno de los secretos mejor guardados de la Guerra de la Lanza. Hasta su propia existencia era desconocida por las fuerzas del oeste hasta la caída del Templo de la Reina de la Oscuridad, en Neraka.
Los Caballeros de Solamnia descubrieron al joven durante la ocupación del maligno templo. Se había escondido en uno de los niveles inferiores, donde lo había dejado su padre bajo la protección de una numerosa fuerza de draconianos dirigida por nueve de los tenientes más dignos de confianza de lord Ariakas. En el feroz combate que tuvo lugar a continuación, el joven no aceptó la clemencia que se le ofreció y se negó a rendirse. Luchó valerosa y diestramente, acabando con cinco de los Caballeros de Solamnia antes de que lo redujeran a la fuerza.
Al ser capturado, Ariakan no ocultó su linaje, sino que reveló su origen con orgullo. Aunque los caballeros no creyeron al osado joven, quedaron impresionados por su evidente destreza, su valor y su inteligencia. El hecho de que lo hubiera protegido una fuerza tan importante indicaba que era alguien por quien el difunto Señor del Dragón había sentido gran interés. Los caballeros trasladaron a Ariakan a la Torre del Sumo Sacerdote para recluirlo e interrogarlo. A la larga, creyeron su historia y comprendieron que había caído en sus manos un prisionero valioso. Ariakan permaneció cautivo más de seis años.
Durante ese tiempo aprendió cuanto pudo sobre la estructura, organización y mentalidad de los Caballeros de Solamnia. Siendo un joven agradable, apuesto y encantador, no tardó en ganarse tanto el favor como la admiración de sus captores. Los caballeros, ni que decir tiene, se mostraron más que dispuestos a adoctrinarlo en el Código y la Medida, creyendo que esa línea de estudio beneficiaría al joven y le haría ver el error de sus creencias. El error, sin embargo, lo cometieron los caballeros.
Ariakan estudió la caballería como cualquier guerrero habría estudiado a su enemigo: en detalle. Sólo era cuestión de tiempo que supiera todo lo que tenía que decir para convencer a los caballeros de su total rehabilitación y conversión. De hecho, al cabo de dos años se le concedió la libertad anticipada, pero él pidió quedarse en la Torre del Sumo Sacerdote para terminar sus estudios. Su petición fue otorgada de buen grado.
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