Margaret Weis - La segunda generación

Здесь есть возможность читать онлайн «Margaret Weis - La segunda generación» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La segunda generación: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La segunda generación»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Los héroes soñaban con encontrar un refugio seguro en ese río de rápida corriente. Pero el equilibrio del poder eterno siempre es cambiante. La Reina de la Oscuridad fue vencida, pero no destruida. Sus poderes son muchos y la gente es débil. Se olvidan las lecciones del pasado y las aguas del río se vuelven más turbulentas y peligrosas.
Pero no serán los Héroes de la Lanza quienes deberán lanzarse al río revuelto de la guerra que se acerca. Ha llegado la hora para los que son más jóvenes, más fuertes. Es hora de entregar la espada, o el bastón de mago, a quienes serán los héroes de la segunda generación. O a quienes traerán la perdición para esa nueva era.

La segunda generación — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La segunda generación», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Enarbolada la espada, el guerrero silvanesti saltó sobre Rashas.

La guardia qualinesti lo rodeó. El vibrante sonido del choque de los aceros retumbó. Rashas retrocedió a trompicones hacia una esquina segura. Gil se puso como escudo delante de Alhana, que contemplaba con horror la escena, sin poder hacer nada para intervenir.

Los soldados qualinestis superaban a Samar cuatro a uno. El silvanesti luchó con valentía, pero consiguieron reducirlo y desarmarlo. Aun entonces, siguió debatiéndose. Los guardias lo golpearon con los puños y la parte plana de las hojas de las espadas hasta que se desplomó inconsciente en el suelo.

Era la primera vez que Gilthas veía correr la sangre con violencia. Se sentía enfermo por la escena y por su propia e impotente rabia.

Alhana se arrodilló junto al caído Samar.

—Este hombre está gravemente herido. —Alzó la vista hacia los qualinestis—. Llevadlo a los sanadores.

Uno de los guardias se volvió a mirar a Rashas.

—¿Qué ordenáis, senador? —preguntó.

Alhana palideció y se mordió el labio inferior. Rashas tenía de nuevo la situación bajo su control.

—Llevadlo a los sanadores. Cuando terminen con él, arrojadlo a la prisión. Es muy posible que pague este acto de traición con su vida. Uno de vosotros que regrese conmigo al senado. Debo informar de lo que ha ocurrido. El resto escoltad a Alhana Starbreeze a sus aposentos. No, vos no, príncipe Gilthas. Quiero hablar con vos.

El joven sacudió la cabeza en actitud desafiante. Alhana se incorporó, se acercó a él y puso la mano en su brazo.

—Eres qualinesti, príncipe —le dijo seria, vehementemente—. Y el hijo de Tanis Semielfo. Tienes suficiente coraje para afrontar esto.

Gil no entendió bien qué quería decirle, pero supuso que quizá sólo conseguiría hacer más difíciles las cosas para ella si se negaba a hablar con Rashas.

—¿Estaréis bien, reina Alhana? —preguntó, dando énfasis al título.

Ella le sonrió y después, caminando con dignidad, acompañó a los guardias y abandonó el vestíbulo.

Cuando se hubo marchado, el senador se volvió hacia Gilthas.

—Lamento profundamente este desdichado incidente, mi príncipe. Me responsabilizo de ello. Nunca debí albergaros con esa astuta mujer. Debí prever que os coaccionaría para que secundaseis su traicionero plan. Pero ahora estáis a salvo, mi príncipe. —Rashas hablaba en tono tranquilizador—. Se os destinarán otros aposentos para esta noche.

Gil sabía lo que su padre hubiera hecho en esta situación. Tanis habría tragado saliva con esfuerzo y después habría atizado un golpe a Rashas.

Dignidad ante la presión.

Golpear al senador no resolvería nada, sino que empeoraría las cosas. Gil sabía lo que haría su madre.

Suspirando pesarosamente, Gil adoptó una expresión plácida y sosegada que no dejó entrever nada de lo que pensaba, una expresión que había visto más de una vez en el rostro de su madre.

—Agradezco vuestro interés, senador.

Rashas asintió antes de seguir hablando en aquel tono apaciguador.

—Los miembros del Thalas-Enthia desean mucho conoceros, príncipe Gilthas. Me pidieron que os llevara a la reunión ae esta noche, por eso regresé pronto. Me mandaron para que os acompañara al senado. Por suerte, ¿no os parece? Ello demuestra que los dioses están conmigo.

Un dios, al menos, pensó sombríamente el joven. ¿O debería decir una diosa?

—Pero no tenéis buen aspecto. —Rashas era todo desvelo y compasión—. No es de sorprender. Corristeis un grave peligro por esa mujer maquinadora. —Bajó el tono de voz—. Hay quienes afirman que es una bruja. No, no. No intentéis hablar, mi príncipe. Transmitiré vuestras disculpas al senado.

—Hacedlo, por favor, senador —dijo Gilthas. También participaría en ese juego. Ojalá conociese mejor las reglas.

—Dormid bien, príncipe Gilthas. —Rashas inclinó la cabeza—. Mañana os aguarda un programa muy apretado. No todos los días lo coronan rey a uno. —Con un gesto el senador llamó a uno de los sirvientes kalanestis.

»Acompaña a su alteza a sus nuevos aposentos, lejos de la bruja, y encárgate de que no lo moleste nadie.

11

Durante toda la noche Gil yació despierto en la cama e hizo planes para el día siguiente. Se le ocurrió, poco después de que lo escoltasen a su habitación, que Alhana y él se preocupaban sin motivo. Sabía lo que tenía que hacer, cómo manejar la situación. Era muy sencillo. Lo único que sentía era no haber podido decirle a Alhana que no tenía nada que temer.

Gil repasó mentalmente varias veces lo que le diría a Rashas. La ansiedad cedió y el joven se quedó dormido finalmente.

El sonido de una llamada a la puerta lo despertó. Se sentó en el lecho y miró hacia la ventana. Todavía estaba oscuro.

Un guardia kalanesti abrió la puerta para dar paso a tres sirvientas. Una de ellas llevaba una palangana con fragante agua de rosas en cuya superficie flotaban capullos naranja. Otra portaba una lámpara y comida en una bandeja. La tercera sostenía cuidadosamente suaves ropas amarillas dobladas sobre los brazos.

La kalanesti que entró con el desayuno era muy joven, más o menos de la edad de Gil. Y también era encantadora. No llevaba el cuerpo pintado como los otros Elfos Salvajes, ya fuera por cuestión de gusto o quizá porque la costumbre estuviera decayendo entre los jóvenes [4] Los qualinestis consideran primitiva la costumbre de pintarse el cuerpo y han estado esforzándose para terminar con esa práctica entre los Elfos Salvajes, especialmente con los que viven y trabajan en Qualinesti. Los kalanestis mayores se aferran estrictamente a las viejas costumbres, pero los jóvenes —particularmente los que quieren quedarse en Qualinesti— han renunciado a esa práctica. Eso no ha gustado a muchos kalanestis, que acusan a sus parientes qualinestis de intentar apartar a los jóvenes de sus mayores con añagazas, quizá incluso de erradicar la raza kalanesti. . Tenía la tez morena de su gente, y el cabello era del color del oro bruñido. Sus ojos, a la suave luz de la lámpara, eran grandes y castaños. Le sonrió tímidamente mientras soltaba la bandeja de comida sobre la mesita que había junto al lecho.

Gil le devolvió la sonrisa sin pensar lo que hacía. Entonces se sintió muy azorado cuando las otras dos mujeres mayores se echaron a reír y comentaron algo en su lenguaje cantarín.

—Comer. Lavarse. Vestirse —dijo una de las mujeres mayores, acompañando su tosco qualinesti con movimientos de las manos—. El amo pronto con vos. Antes de salida del sol.

—Quiero ver a la reina Alhana —pidió firmemente Gilthas, que intentó aparentar la mayor dignidad posible, considerando que se encontraba más o menos atrapado en la cama por esas mujeres.

La kalanesti desvió los ojos hacia el guardia, que se había quedado, vigilante, junto a la puerta. El hombre frunció el entrecejo, articuló una seca orden y las mujeres salieron con premura.

—Quiero… —empezó Gil, levantando la voz, pero el guardia gruñó y cerró de un portazo.

El joven respiró hondo. Al parecer, pronto tendría que vérselas con Rashas. Repasó de nuevo lo que pensaba decir mientras realizaba sus abluciones matinales. Tras echar una breve ojeada a los ropajes amarillos —las galas ceremoniales del Orador de los Soles—, se puso sus ropas de viaje, las que llevaba al llegar a Qualinesti y las que se proponía llevar de vuelta a casa.

¡A casa! La idea hizo que las lágrimas acudieran a sus ojos. Cuánto se alegraría de estar de regreso allí; dudaba que volviera a abandonarla nunca. Su mirada fue hacia la bandeja de comida. Recordó a la bonita muchacha que la había traído, y sus ojos y su sonrisa.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La segunda generación»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La segunda generación» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Margaret Weis - Die Brüder
Margaret Weis
Margaret Weis - Drachenzauber
Margaret Weis
Margaret Weis - Drachenjäger
Margaret Weis
Margaret Weis - Ámbar y Sangre
Margaret Weis
Margaret Weis - La Torre de Wayreth
Margaret Weis
Margaret Weis - The Second Generation
Margaret Weis
Margaret Weis - The Magic of Krynn
Margaret Weis
Margaret Weis - The War of the Lance
Margaret Weis
Отзывы о книге «La segunda generación»

Обсуждение, отзывы о книге «La segunda generación» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x