Terry Goodkind - La Sangre de la Virtud. El Caminante de los Sueños

Здесь есть возможность читать онлайн «Terry Goodkind - La Sangre de la Virtud. El Caminante de los Sueños» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La Sangre de la Virtud. El Caminante de los Sueños: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Sangre de la Virtud. El Caminante de los Sueños»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La Sangre de la Virtud. El Caminante de los Sueños — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Sangre de la Virtud. El Caminante de los Sueños», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

— ¿Qué pasa? —preguntó la mujer.

— Algo se acerca —respondió él, señalando el suelo.

Kahlan lo miró con ceño por encima del hombro y tranquilamente pisó la grava.

— Supongo que no tendrás miedo de esto, ¿verdad? —Kahlan se agachó, metió una mano en la grava y el ser fue hacia ella. La mujer movió la mano como quien acaricia una mascota.

— Pero ¿qué haces? —exclamó Richard muy alarmado.

Paro Kahlan seguía forcejeando juguetonamente contra el ser que se ocultaba bajo la grava.

— No es más que un sabueso de piedra. El mago Giller lo conjuró para ahuyentar a una mujer que lo perseguía sin tregua. A la mujer le daba miedo cruzar por la grava, y desde luego a nadie en su sano juicio se le ocurriría entrar en el Sendero de la Muerte. No me digas que te daba miedo el sabueso de piedra.

— Bueno… no, no exactamente. Es que…

Kahlan puso los brazos en jarras.

— ¿Me estás diciendo que entraste en el Sendero de la Muerte y atravesaste todos esos escudos porque tenías miedo de un sabueso de piedra? ¿Por eso elegiste esa puerta y no otra?

— Kahlan, yo no sabía qué era esa cosa que se movía bajo la grava. Nunca había visto nada igual. Bueno, vale, admito que tenía miedo. Trataba de ir con cuidado. Además, como no entendía lo que hay grabado, no sabía que era una puerta peligrosa.

Kahlan miró al cielo.

— Richard, podrías haber…

— No he muerto, ¿verdad? Encontré a la sliph y fui a por ti. Vamos, tenemos que llegar a la ciudad.

Kahlan lo enlazó por la cintura.

— Tienes razón. Supongo que estoy muy nerviosa por… —Señaló la puerta con una mano—… por todo lo que ha ocurrido dentro. La reina mriswith me ha asustado mucho. Me alegro de que lo hayas logrado.

Cogidos del brazo corrieron hacia la enorme abertura en forma de arco que se abría en la muralla exterior.

Justo cuando pasaban a la carrera bajo el colosal rastrillo, una membruda cola roja apareció tras una esquina y los derribó a ambos con un tremendo latigazo. Antes de que Richard pudiera recuperar la respiración, unas alas se agitaron encima de él y unas garras se hundieron en su carne. El joven sintió un abrasador dolor en el hombro izquierdo. De un coletazo la reina lanzó a Kahlan a un lado.

Mientras aquella garra hundida en su hombro lo iba acercando cada vez más a las fauces abiertas de la reina mriswith, Richard desenvainó la espada. Instantáneamente la furia lo inundó y dio un tajo a un ala. La reina retrocedió y sacó la garra de su hombro. Gracias a la cólera de la magia, que le permitía olvidar el dolor, Richard se puso en pie de un salto.

Clavó el acero en la bestia, que se precipitó sobre él, haciendo chasquear los colmillos. Mientras el joven retrocedía, una masa de alas, colmillos, garras y cola amenazaba con aplastarlo. Richard la golpeó en un brazo, y la reina reculó por el dolor. No obstante, descargo sobre él un tremendo coletazo en la cintura que lo arrojó contra el muro. Richard golpeó la cola y logró cercenar el extremo.

La roja reina se alzó sobre las patas traseras bajo el rastrillo. Viendo la oportunidad, Richard se lanzó hacia la palanca y la accionó con todas sus fuerzas. Con un chirriante traqueteo el rastrillo cayó sobre la rabiosa bestia. La reina se dio cuenta y en el último instante logró evitar que le cayera encima de la espalda, pero se le clavó en un ala, inmovilizándola en el suelo. Sus aullidos sonaron más intensos que nunca.

Aterrado, Richard se percató entonces de que Kahlan estaba en el suelo, al otro lado del rastrillo. También la reina la vio y, con un tremendo esfuerzo, se desgarró ella misma el ala en largas tiras para poder salir de debajo de la verja.

— ¡Kahlan! ¡Corre!

Aún aturdida, Kahlan trató de alejarse a gatas, pero la bestia saltó sobre ella y la agarró por una pierna.

Entonces se volvió hacia Richard y le lanzó una fétida vaharada. El significado era evidente: venganza.

Con fuerza nacida de la desesperación Richard tiró de la rueda que alzaba el rastrillo, que se fue elevando lentamente, centímetro a centímetro. Pero la reina se alejaba renqueando por el sendero, arrastrando a Kahlan por una pierna.

Entonces Richard soltó la rueda y, llevado por la furia de la magia, blandió la espada contra las barras del rastrillo. El aire se llenó de chispas y ardientes esquirlas de metal. Con un grito de rabia golpeó por segunda vez las barras de hierro, agrandando el tajo. Un tercer golpe bastó para acabar de cortar una pieza. Dando patadas la apartó y pasó por la abertura.

Enseguida se lanzó a todo correr en pos de la reina. Kahlan se agarraba al suelo en un intento desesperado por huir. Al llegar al puente la reina se subió al muro, y desde el borde le mostró los colmillos.

Seguía agitando las alas, como si no se diera cuenta de que en ese estado no podía volar. Sin dejar de correr Richard lanzó un grito cuando la reina se volvió y desplegó las alas, a punto de saltar del puente con su presa.

Los coletazos barrían el sendero por el que Richard debía acceder al puente. Con la espada Richard le cortó un trozo de casi dos metros. La reina giró sobre sí misma, sosteniendo a Kahlan boca abajo por una pierna como si fuera una muñeca de trapo. Richard, completamente fuera de sí, blandió la espada en un ataque de furia, defendiéndose de los colmillos de la bestia. Cubierto por la sangre de la mriswith, cortó de un tajo la mitad frontal de un ala. El hueso se quebró en blancos fragmentos. La reina plegó la otra ala destrozada y con la cola truncada trató de golpearlo.

Kahlan chilló mientras se estiraba para alcanzar a Richard, pero los dedos no le llegaban. El joven hundió el acero en el rojo abdomen de la reina. Una garra apartó a Kahlan justo cuando Richard trataba de cogerle la mano. De otra estocada le cercenó la otra ala a la altura del hombro. Un chorro de sangre salió disparado mientras la encolerizada bestia se retorcía, tratando de alcanzarlo. Ello le impedía hacer pedazos a Kahlan.

Cuando tuvo la cola cerca, Richard volvió a cortarle otro trozo. A medida que la pestilente sangre de la reina lo manchaba todo, sus movimientos se hacían más torpes, lo que permitía a Richard herirla con mayor facilidad.

Entonces se lanzó hacia adelante y cogió a Kahlan por la muñeca. La mujer se cogió asimismo a la suya mientras Richard hundía la espada hasta la empuñadura en la parte inferior del pecho de la acezante bestia. Fue un terrible error.

Aunque mortalmente herida, la reina no iba a soltar la pierna de Kahlan. La bestia se tambaleó y con lentitud de pesadilla se precipitó desde el borde del puente hacia el insondable abismo. Cuando la reina cayó, Richard sintió un tremendo tirón en el brazo que aplastó su estómago contra la piedra del muro.

El joven blandió la espada por el borde y, con un tremendo golpe, cercenó el brazo que sujetaba a Kahlan. La reina mriswith cayó en espiral entre los muros que caían a pico miles de metros, hasta que no fue más que un puntito rojo en la distancia.

Kahlan quedó colgada de su mano sobre el abismo. La sangre descendía por el brazo de Richard hasta sus manos. Podía sentir cómo la muñeca de Kahlan le resbalaba. Con los muslos hacía fuerza contra la piedra para no caer él también.

Con un soberano esfuerzo, la levantó algo más de medio metro.

— Agárrate al muro con la otra mano. No puedo sostenerte; resbalas.

Kahlan se cogió con la mano libre al borde del muro de piedra, aliviando así parte del peso. Richard arrojó la espada al sendero y le pasó la otra mano bajo el brazo. Apretando los dientes, y con la ayuda de Kahlan, la alzó sobre el muro y luego la bajó al sendero.

— ¡Quítamelo! ¡Quítamelo! —gritaba Kahlan.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Sangre de la Virtud. El Caminante de los Sueños»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Sangre de la Virtud. El Caminante de los Sueños» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La Sangre de la Virtud. El Caminante de los Sueños»

Обсуждение, отзывы о книге «La Sangre de la Virtud. El Caminante de los Sueños» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x