—¿Nota algo diferente en mí, profesor?
Robert le prestó atención para luego volver a mirar el lujoso despacho. A Carlos le había ido bien, pero Roben nunca había pensado que el éxito material fuese lo que había pedido al Extraño.
—Pareces más feliz, más confiado, más expresivo. — Bingo —. No has dicho ni una palabra en mandarín. ¡Ni un solo fallo ESR! La respuesta de Carlos fue una sonrisa de pura alegría. —¿Has olvidado el mandarín?
—No. Qí shí w hái ky shu zhngwén, búguò búxing yqián nme liúlìle. ¡Y hace casi seis semanas que no sufro un ataque! El ESR no me controla. Ahora puedo disfrutar del idioma, lo que me ha sido de gran ayuda a la hora de trabajar con la gente de Informática China. Vamos a fusionar su captura de la Biblioteca Británica con lo que salió de Huertas.
Robert guardó silencio un buen rato. Luego dijo:
—Tu cura podría ser una coincidencia.
—Me… me lo he preguntado. Se trata de un avance médico surgido de grupos de Turquía e Indonesia. No tiene nada que ver con la administración de veteranos ni con los programas institucionales de investigación. Pero así son la gran mayoría de los avances médicos modernos y no he recibido ningún mensaje jactancioso de Conejo. Todo es abierto, aunque la noticia no se haya difundido mucho. Verá, este tratamiento para el síndrome ESR no es efectivo en la mayoría de las víctimas. Se pusieron en contacto conmigo a través de Yellow Ribbons porque caigo justo en medio de los genotipos más probables. —Se encogió de hombros—. Supongo que podría ser una coincidencia.
—Sí. —El campo de minas celestial.
—Pero es una coincidencia enorme —añadió Rivera—. Recibí lo que había pedido unas pocas semanas después de haber cumplido con mi parte. Y algunos de los avances con los scoochis han sido extraños. En semanas he logrado acuerdos que deberían haber llevado un año. Alguien me está ayudando. Creo que se equivoca con respecto a Conejo. Quizá simplemente mantiene un perfil bajo. Quizá no pueda ejecutar todos los milagros simultáneamente… ¿Profesor? ¿Está bien?
Robert se había levantado y presionaba la frente contra el frío cristal de la ventana. No lo necesito. ¡Soy feliz con mi nuevo yo! Abrió los ojos y miró a través de las lágrimas. Abajo se veía el camino familiar, la serpiente del conocimiento serpenteando colina arriba hacia la biblioteca. Quizás el Extraño Misterioso fuese realmente Dios o hubiese crecido hasta serlo. Un dios travieso.
—¿Profesor?
—Estoy bien, Carlos. Quizá tengas razón.
Charlaron unos minutos más. Robert no estaba del todo seguro de qué dijeron, aunque recordaba que Carlos parecía un poco preocupado por él, quizá tomando la completa confusión de Robert por una emergencia médica.
Bajó en el ascensor y llegó a la plazoleta soleada. Y flotando inmanentes a su alrededor tenía los mundos de arte y ciencia que la humanidad estaba construyendo tan atareadamente. ¿Y sí pudiese tenerlo todo?
Instrucción utilizada por el protocolo ICMP para verificar la conexión de hardware.