Stanislav Lem - El Invencible
Здесь есть возможность читать онлайн «Stanislav Lem - El Invencible» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Год выпуска: 1986, ISBN: 1986, Издательство: Minotauro, Жанр: Фантастика и фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:El Invencible
- Автор:
- Издательство:Minotauro
- Жанр:
- Год:1986
- ISBN:ISBN: 978-84-450-7062-8
- Рейтинг книги:5 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 100
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
El Invencible: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Invencible»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
El Cóndor.
El Cóndor,
El Invencible — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Invencible», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
Diecinueve días después del aterrizaje, nubes espesas y más sombrías que nunca cubrieron el cielo de la región donde trabajaba la excavadora. Hacia el mediodía, estalló una tormenta, con descargas eléctricas mucho más violentas que las terrestres. El cielo y la montaña se unieron en enceguecedores relámpagos. Las aguas, crecidas como torrentes, se precipitaron por las sinuosas hondonadas, inundando las excavaciones. Los hombres tuvieron que abandonarlas, y se refugiaron junto con los autómatas bajo la cúpula del campo de fuerza. Rayos de varios kilómetros de largo se estrellaban contra la invisible pared protectora. La tormenta se desplazó lentamente hacia el oeste y el horizonte se extendió por encima del océano como un muro negro rasgado incesantemente por luces deslumbrantes.
En el camino de regreso, los equipos excavadores descubrieron una cantidad considerable de minúsculas gotas de metal negro, diseminadas sobre la arena. ¿Serían aquéllas las famosas «moscas»? Las recogieron con todo cuidado y las llevaron a la nave, donde despertaron mucho interés entre los científicos; pero la idea de que fueran despojos de insectos fue decididamente descartada. Se convocó a una nueva reunión de expertos que degeneró varias veces en ásperas disputas. Por último, se decidió enviar una expedición al nordeste, más allá de la región de los barrancos serpenteantes y las capas de compuestos ferrosos, pues en las orugas de los vehículos de El Cóndor se habían descubierto pequeñas cantidades de minerales extraños que no habían aparecido en los sectores estudiados hasta ese momento.
Una columna perfectamente equipada, dotada de ergorobots, el mortero antimateria retirado de El Cóndor, transportes y robots (entre ellos doce arctanos, provistos de palas y excavadoras automáticas) partió a la mañana siguiente. El grupo, encabezado por Regnar, era de veintidós hombres, y llevaba consigo reservas de oxígeno, víveres y carburante atómico. El Invencible se mantuvo en contacto con la expedición hasta que la convexidad del planeta impidió las transmisiones en ondas ultracortas. El Invencible puso entonces en órbita una telesonda que permitió restablecer el contacto. La columna marchó durante toda la jornada. Cuando cayó la noche, los vehículos y los ergo-robots se ordenaron en círculos levantando un campo de fuerza.
A la mañana siguiente reanudaron la marcha. Alrededor del mediodía Regnar llamó a Rohan; se habían detenido al pie de unas ruinas que asomaban en la arena de un cráter pequeño. Una hora más tarde perturbaciones estáticas interfirieron en la transmisión. Los técnicos buscaron otra frecuencia de ondas. De pronto, mientras los estampidos de los truenos se desplazaban hacia el este — es decir, el rumbo mismo de la expedición —, el contacto se interrumpió. Poco antes las señales se habían debilitado varias veces. Además la recepción de televisión se había deteriorado; aunque, transmitida por un satélite en órbita, no dependía del estado de la ionosfera. A la una de la tarde, las comunicaciones cesaron del todo. Ni los técnicos ni los físicos pudieron encontrar alguna explicación. Se hubiera dicho que un muro de metal se había levantado súbitamente en algún lugar del desierto, aislando a El Invencible del grupo expedicionario, a ciento setenta kilómetros de distancia.
Rohan, que durante todo ese tiempo no se había separado del comandante, lo notó nervioso e inquieto. La reacción le pareció injustificada, pues la nube tormentosa podría tener características especiales, que la transformaran en una cortina impenetrable. ¿Acaso no avanzaba en la misma dirección que los expedicionarios? Sin embargo, los físicos, consultados acerca de esa posible masa de aire ionizado, se mostraron escépticos. A eso de las seis de la tarde, la tormenta cesó, pero no fue posible restablecer el contacto. Horpach envió entonces dos aparatos exploradores.
Uno de los planeadores se cernía a algunos centenares de metros por encima del desierto, en tanto el otro volaba a cuatro mil metros de altura y transmitía los mensajes televisados del aparato más bajo. Roban, el astronauta, y Gralew, junto con una decena de hombres entre los que se contaban Ballmin y Sax, observaban en la pantalla principal de la cabina de comando todo cuanto acontecía en el campo visual del piloto de la primera máquina. Más allá del oscuro laberinto de gargantas se extendía el desierto: la interminable cadena de dunas, listadas de negro ahora, pues el sol estaba próximo a desaparecer. A los rayos oblicuos del sol poniente, que daban al paisaje un aspecto singularmente lúgubre, desfilaban bajo las máquinas algunos pequeños cráteres, colmados de arena. Algunos de esos cráteres sólo eran visibles gracias al cono central del volcán, extinguido hacía siglos. El terreno se elevaba paulatinamente y se tornaba más variado. De la arena emergían unos peñascos altos, como un sistema de cadenas montañosas curiosamente melladas. Algunas de las rocas, puntiagudas y aisladas, parecían cascos de naves despanzurradas o siluetas de gigantes. Las laderas estaban marcadas por las nítidas líneas de las hondonadas donde los escombros se amontonaban en formaciones cónicas. Finalmente, la arena desaparecía por completo y era reemplazada por un desierto desolado de rocas abruptas y guijarros. Aquí y allá serpenteaban — semejantes a ríos, a la distancia- las fisuras tectónicas de la corteza del planeta. El paisaje recordaba la luna terrestre.
De pronto, la imagen televisada perdió nitidez y se deformó. No pudo corregirse.
Las rocas, hasta ese momento de un color blancuzco, empezaron a oscurecerse. Las crestas superpuestas que se alejaban del campo visual eran pardas y de un brillo metálico ominoso. De tanto en tanto aparecían manchas de color índigo, casi negro, como si sobre la roca desnuda hubiera una frondosa vegetación muerta.
En ese momento se oyó la llamada de la primera máquina, que hasta entonces había estado muda. El piloto anunciaba que oía las señales automáticas del vehículo de vanguardia. Sin embargo, los hombres reunidos en la cabina de comando no oyeron otra cosa que la voz del piloto, cada vez más débil mientras llamaba al grupo de Regnar.
El sol, ya casi oculto detrás del horizonte, teñía el cielo de un resplandor purpúreo. De pronto, frente a la máquina, contra el rojo telón del firmamento, se alzó un muro negro, un muro que se enroscaba sobre sí mismo en volutas, semejante a una nube, elevándose desde el suelo rocoso hasta una altura de mil metros. Todo cuanto estaba del otro lado de ese muro era ahora invisible. De no haber sido por el movimiento lento y regular de los cúmulus de esa masa sombría, ora negra como la tinta china, ora de un brillante violeta metálico, casi escarlata, se la hubiese tomado por una extraña formación montañosa.
Los rayos del sol herían el muro en líneas casi horizontales y por debajo se abrían cavernas; dentro estallaban unas fugaces cataratas de luz. En las fisuras del muro unos centelleantes cristales de hierro negro parecían moverse en una danza frenética. En el primer momento, los espectadores pensaron que la nube avanzaba hacia la máquina volante; pero era una ilusión óptica. El planeador se acercaba a una velocidad constante a aquel extraño obstáculo.
— P. 4 a la base. ¿Entro en la nube? Conteste.
Era la voz apagada del piloto. Luego de una fracción de segundo, el astronauta respondió
— Comandante de P. 4. Deténgase frente a la nube. — P. 4 a la base. Detenido frente a la nube — confirmó inmediatamente el piloto, y Rohan creyó advertir un tono de alivio en la voz.
Sólo unos pocos centenares de metros separaban a la máquina de la extraña formación, que se estiraba lateralmente, como si quisiera alcanzar la línea del horizonte. Casi toda la pantalla estaba ahora ocupada por una especie de mar negro azabache, un imposible océano vertical. El planeador ya no se movía. Pero de pronto, antes que nadie tuviese tiempo de decir una palabra, la masa que oscilaba lentamente disparó una serie de relámpagos en todas direcciones. La imagen de la pantalla se oscureció, fue sólo un punto luminoso, volvió a encenderse, fluctuó de nuevo, desgarrada por las líneas de las descargas eléctricas cada vez más débiles, y desapareció. — P. 4 — llamó el operador.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «El Invencible»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Invencible» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «El Invencible» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.