• Пожаловаться

Robert Sawyer: Homínidos

Здесь есть возможность читать онлайн «Robert Sawyer: Homínidos» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, год выпуска: 2004, ISBN: 978-84-666-1912-7, издательство: Ediciones B, категория: Фантастика и фэнтези / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

libcat.ru: книга без обложки

Homínidos: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Homínidos»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Un experimento científico hace posible la inesperada interacción entre dos universos paralelos con la salvedad de que, en uno de ellos, la especie humana que ha predominado son los Neanderthales y no los Cromagnones, como ha ocurrido en nuestro mundo. Homínidos

Robert Sawyer: другие книги автора


Кто написал Homínidos? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Homínidos — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Homínidos», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Ponter empezó a correr. Mary le agarró la mano y corrió también. Todavía jadeaba en busca de aire: había venido corriendo desde el laboratorio de genética, en el edificio de Ciencia Uno, donde había recibido la llamada del ONS.

—¿Qué está pasando? —preguntó Ponter.

—¡Un portal! Ha llegado un aparato… una especie de robot. ¡Y el portal sigue abierto!

—¿Dónde?

—En el observatorio de neutrinos.

Mary se llevó la mano al pecho, que subía y bajaba rápidamente. Sabía que Ponter podía dejarla atrás fácilmente. Todavía corriendo, consiguió abrir su bolso y sacó las llaves del coche y se las ofreció.

Ponter negó ligeramente con la cabeza. Durante un segundo, Mary pensó que estaba diciendo: no sin ti. Pero sin duda era más que eso: Ponter Boddit nunca había conducido un coche. Siguieron corriendo, Mary intentando mantener su ritmo, pero sus zancadas eran más largas y acababa de empezar a correr y…

Él la miró. Estaba claro que también se daba cuenta del dilema: no tenía sentido dejar atrás a Mary en el aparcamiento, ya que no podía hacer nada hasta que ella llegara.

—¿Puedo? —dijo Ponter.

Mary no tenía ni idea de qué quería decir, pero asintió. El extendió sus enormes brazos y la levantó del suelo. Mary cerró los suyos alrededor del grueso cuello y Ponter empezó a correr, sus piernas golpeando como pistones el enlosado. Mary podía sentir sus músculos hincharse mientras corría. Los estudiantes y profesores se detenían a ver pasar aquel espectáculo.

Llegaron al callejón de los bolos y Ponter corrió entonces con todas sus fuerzas, el sonido de sus pisadas tronando en el pasillo de cristal. Más y más lejos, dejando atrás el kiosco, los Tim Hortons y…

Un estudiante entraba por la puerta. Se quedó boquiabierto, pero mantuvo abierta la puerta de cristal para que Ponter y Mary pasaran mientras salían a la luz del día.

Mary miraba hacia atrás y vio cómo se levantaba el césped tras la estela de Ponter. Se agarró con más fuerza, sujetándose. Ponter conocía su coche bien, no tuvo dificultad para localizar el Neon rojo en el diminuto aparcamiento: una de las ventajas de una universidad pequeña. Siguió corriendo y Mary oyó y sintió el cambio de terreno cuando pasó de la hierba al asfalto del aparcamiento.

Una docena de metros más allá, redujo el ritmo y bajó a Mary. Ella estaba mareada por la salvaje carrera, pero consiguió recuperarse rápidamente para cubrir la corta distancia que los separaba del coche. Como tenía en la mano la llave electrónica, abrió las puertas a distancia.

Mary ocupó el asiento de conductor y Ponter el del acompañante. Ella metió la llave en el encendido, pisó a fondo y se pusieron en marcha, dejando atrás la universidad. Pronto salieron de Sudbury y se dirigieron hacia la mina Creighton. Mary no solía conducir rápido (no había muchas ocasiones de hacerlo en las calles de Toronto), pero alcanzó los ciento setenta kilómetros por hora en carretera.

Finalmente, llegaron a la mina, dejaron atrás el gran cartel de Inco, atravesaron la verja de seguridad y recorrieron dando tumbos los serpenteantes caminos que llevaban al gran edificio que albergaba el ascensor que conducía a la mina. Mary detuvo el coche, levantando una lluvia de grava, y Ponter y ella salieron deprisa.

Ahora ya no había ninguna necesidad de que Ponter esperase a Mary, y el tiempo seguía siendo esencial. Quién sabía cuánto tiempo permanecería el portal abierto; de hecho, quién sabía si estaría abierto todavía. Ponter la miró, y luego se lanzó hacia delante y la envolvió en un abrazo.

—Gracias —dijo—. Gracias por todo.

Mary le devolvió con fuerza el abrazo. Con fuerza para ella, tanta como pudo, pero presumiblemente apenas nada para lo que podría haber hecho una mujer Neanderthal.

Y entonces lo soltó.

Y él echó a correr hacia el edificio del ascensor.

44

Adikor, Jasmel y Dern continuaban mirando en el monitor la escena que tenía lugar a unas cuantas brazadas (y una infinidad) de distancia.

—Tienen un aspecto muy frágil —dijo Jasmel, frunciendo el entrecejo—. Sus brazos son como palos.

—Ésa no —señaló Dern—. Debe de estar preñada.

Adikor escrutó la pantalla.

—Eso no es una mujer. Es un hombre.

—¿Con un vientre así? —dijo Dern, incrédulo—. ¡Y yo que pensaba que estaba gordo! ¿Cuánto comen esos gliksins ?

Adikor se encogió de hombros. No quería malgastar el tiempo hablando: sólo quería mirar, tratar de empaparse en todo aquello. ¡Otra forma de humanidad! Y tecnológicamente avanzada, además. Era increíble. Le hubiese encantado comparar notas con ellos sobre física, sobre biología y…

Biología.

¡Sí, eso era lo que necesitaba! El robot había sido tocado por varios gliksins . Sin duda alguna de sus células se habrían desprendido; sin duda se podría recuperar parte de su ADN. ¡Ésa sería la prueba que la adjudicadora Sard tendría que aceptar! ADN gliksin : la prueba de que el mundo mostrado en la pantalla era real. Pero…

No había ninguna garantía de que el portal permaneciera abierto mucho más tiempo, o de que pudiera volver a ser abierto de nuevo. Pero, al menos, él quedaría exonerado, y Dab y Kelon se salvarían de la mutilación.

—Vuelve a traer al robot —dijo Adikor.

Dern lo miró.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Probablemente ahora tiene ADN gliksin . No lo vayamos a perder si el portal se cierra.

Dern asintió. Adikor lo vio cruzar la sala, agarrar el cable de fibra óptica y darle un suave tirón. Adikor se volvió hacia el monitor cuadrado. El gliksin más cercano al robot (un espécimen de piel marrón, probablemente un macho) pareció sobresaltarse cuando el robot dio una sacudida hacia arriba.

Dern tiró otra vez. El gliksin marrón miraba ahora por encima de su hombro, al parecer a otra persona. Gritó algo, y entonces asintió cuando alguien le respondió con otro grito. Agarró entonces la parte inferior del armazón del robot, que ascendía y colgaba del suelo por encima de la altura del hombre.

Otro gliksin varón entró en el campo de visión. Era más bajo, con piel más clara (tan clara como la de Adikor), pero sus ojos eran… extraños: oscuros, semiocultos bajo unos párpados inusitados.

El gliksin marrón miró al recién llegado, que sacudía la cabeza vigorosamente… pero no hacia el marrón. No. Miraba directamente la lente de cristal del robot, y movía los brazos salvajemente con ambas manos rectas, las palmas hacia abajo, y pasándolas una y otra vez por delante del pecho. Y seguía gritando unas sílabas extrañas una y otra vez:

—¡Espera! ¡Espera! ¡Espera!

Naturalmente, pensó Adikor; también ellos estaban ansiosos por tener un artefacto que demostrara lo que habían visto; sin duda no querrían renunciar al robot.

Adikor volvió la cabeza y le gritó a Dern.

—¡Sigue tirando!

Mary Vaughan finalmente alcanzó a Ponter al fondo del edificio del ascensor, tras la zona donde los mineros se ponían la ropa de trabajo. Ponter se hallaba en la rampa que conducía a la entrada del ascensor, pero la rejilla de metal que cubría el hueco estaba cerrada; la cabina podía estar en cualquier parte, incluso en la parte más baja, a dos mil doscientos metros de profundidad. Con todo, Ponter había persuadido evidentemente al operario para que la subiera, pero podían pasar varios minutos antes de que llegara a la superficie.

Ni Ponter ni Mary tenían ninguna autoridad allí, y las reglas de seguridad de la mina estaban colocadas por todas partes. Inco tenía un récord admirable en prevención de accidentes. Ponter ya se había puesto botas de seguridad y casco. Mary se apartó de la rampa y se los puso también, seleccionándolos de una amplia gama de suministros. Luego regresó junto a Ponter, que daba golpecitos impacientes con el pie izquierdo.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Homínidos»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Homínidos» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Robert Sawyer: Humanos
Humanos
Robert Sawyer
Robert Sawyer: Hibridos
Hibridos
Robert Sawyer
Vernor Vinge: La guerra de la paz
La guerra de la paz
Vernor Vinge
Robert Sawyer: Recuerdos del futuro
Recuerdos del futuro
Robert Sawyer
Carlos Castaneda: El Arte De Ensoñar
El Arte De Ensoñar
Carlos Castaneda
Отзывы о книге «Homínidos»

Обсуждение, отзывы о книге «Homínidos» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.