• Пожаловаться

Poul Anderson: La nave de un millón de años

Здесь есть возможность читать онлайн «Poul Anderson: La nave de un millón de años» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, год выпуска: 1997, ISBN: 978-84-406-7211-7, издательство: Ediciones B, категория: Фантастика и фэнтези / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Poul Anderson La nave de un millón de años

La nave de un millón de años: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La nave de un millón de años»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Desde las primitivas tribus escandinavas, desde la antigua China y la Grecia clásica, hasta nuestros días y todavía más allá, hacia un tuturo de miles y miles de años, pasando por el Japón Imperial, la Francia de Richelieu, la América indígena y la Rusia estalinista... La nave de un millón de años

Poul Anderson: другие книги автора


Кто написал La nave de un millón de años? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

La nave de un millón de años — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La nave de un millón de años», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—¿Qué estás haciendo en Massalia? —preguntó Piteas con voz cortante—. ¿Por qué estás dispuesto a colaborar en algo que no favorece a Cartago?

Hanno se puso serio.

—No soy un traidor, pues no soy cartaginés. Claro que he vivido en Cartago, entre muchos otros lugares. Pero no me entusiasma. Son demasiado puritanos, muy poco influidos por las gracias de Grecia o Persia. Y sus sacrificios humanos… —Se encogió de hombros con una mueca—. Es necio juzgar los actos de la gente. De cualquier modo, insistirán en cometerlos. En cuanto a mí, soy de la Antigua Fenicia, del Oriente. Alejandro destruyó Tiro, y a su muerte las guerras civiles arruinaron esa parte del mundo. Yo busco mi fortuna donde puedo. Soy trotamundos por naturaleza.

—Tendré que conocerte mejor —dijo Piteas, con tono más franco del habitual. ¿Ya se sentía cómodo con ese forastero?

—Por cierto —añadió Hanno, de nuevo jovial—. He pensado cómo demostrarte mis habilidades. En poco tiempo. Comprenderás que es preciso embarcarse pronto, ¿verdad? Preferiblemente al comienzo de la temporada de navegación.

—¿Por los cartagineses?

Hanno asintió con la cabeza.

—Esa nueva guerra en Sicilia los mantendrá ocupados un tiempo. Agátocles de Siracusa es un enemigo más difícil de lo que creen los sufetas cartagineses. No me extrañaría que llevara la lucha a las costas de Cartago.

—¿Cómo puedes estar tan seguro? —preguntó Piteas, sorprendido.

—He aprendido a prestar atención, y he estado allí hace poco. También en Cartago. Tú sabes que Cartago desalienta todo tráfico extranjero más allí de las Columnas de Heracles, a menudo con métodos que llamaríamos piratería si los emplearan sectores privados. Bien, los sufetas hablan ahora de un bloqueo. Sospecho que si ganan esta guerra, o si a menos logran un empate, quedarán sin recursos durante un tiempo. Pero al final lo harán. Tu expedición tardará por lo menos un par de años, quizá tres, posiblemente más. Cuanto antes zarpes, antes regresarás, siempre que regreses… y note toparás con una patrulla cartaginesa. Después de semejante odisea, sería una lástima terminar en el fondo del mar o en una subasta.

—Tendremos una escolta de navíos de guerra,

Hanno meneó la cabeza.

—Oh, no. Todo buque inferior a una quinquerreme sería inútil, y ese largo casco no sobreviviría en el Atlántico Norte. Amigo, no has visto olas ni tormentas si no has estado allí. Además, ¿cómo llevarás alimentos y agua para tantos remeros? Son voraces como el fuego, y reaprovisionarse no será fácil. Mi tocayo pudo explorar las costas africanas en galeras, pero él se dirigía al sur. Necesitarás buen velamen. Déjame aconsejarte qué naves comprar.

—Alardeas de muchas habilidades —masculló Piteas.

—Bueno, he asistido a muchas escuelas —replicó Hanno.

Hablaron una hora más, y acordaron reunirse de nuevo al día siguiente. Piteas acompañó afuera a su visitante. Se detuvieron un instante en la puerta.

La casa se erguía en un risco sobre la bahía. Al este, allende las murallas de la ciudad, las colinas relucían en el poniente. Las calles de la antigua colonia griega eran ríos de sombra. Voces, pisadas y ruedas enmudecían en el aire quieto y cortante. Sobre las aguas del oeste el sol trazaba un puente contra el cual se perfilaban los mástiles del puerto. Las gaviotas que revoloteaban en el cielo azul recibían el fulgor dorado en las alas.

—Una vista encantadora —murmuró Piteas—. Esta costa ha de ser la más bella del mundo.

Hanno entreabrió los labios como para hablar de otras costas que conocía, pero en cambio dijo:

—Entonces tratemos de que regreses aquí. No será fácil.

2

Tres buques navegaban bajo el claro de luna. Sus capitanes no se atrevían a recalar en Gadeira ni en Tartesos —territorio cartaginés— y de noche se mantenían en alta mar. Los tripulantes murmuraban; pero la navegación nocturna en rutas conocidas no era algo inaudito, y estar en el mismo océano era de una extrañeza que superaba todo lo demás.

Las naves eran similares, de modo que pudieran viajar en convoy. Eran buques mercantes, aunque su cargamento principal eran hombres bien armados y sus provisiones. De manga más angosta que lo habitual, el casco negro se extendía unos treinta metros desde la alta popa, donde estaban los remos gemelos para timonear y se erguía una cabeza de cisne, hasta el tajamar de la proa. En el medio un mástil portaba una gran vela cuadrada y una gavia triangular. A proa había una pequeña camareta, y a popa dos botes de remo, para remolcar la nave en caso de necesidad o para salvar vidas en caso de desesperación. Cada nave alcanzaba un ángulo de maniobra de hasta ochenta grados, despacio y con torpeza; existían aparejos más flexibles, pero menos potentes. Esa noche, con brisa favorable, iban a cinco nudos.

Hanno salió. La cabina que compartían los oficiales era sofocante para una persona de sus hábitos. A menudo dormía en cubierta, junto a los tripulantes que no soportaban el encierro ni el tufo de los compartimentos de abajo.

Arropados en mantas, se acostaban en esteras de paja a lo largo de los macarrones. El aire era frío, y Hanno se envolvió en la clámide. El viento soplaba sobre el mugido de las olas, el crujido de las maderas y los avíos. La nave se mecía, haciendo flexionar los músculos en una danza.

Había una figura a estribor, junto al castillo de proa. Hanno reconoció el perfil de Piteas contra el azogado resplandor de la luna y se le acercó.

—¡Bien! ¡Bien! —saludó—. ¿Tampoco puedes dormir?

—Esperaba ver algo —respondió el griego—. Tendremos pocas noches tan claras, ¿verdad?

Hanno miró hacia el mar. El brillo ondeaba, fulguraba, chispeaba en el agua. La espuma titilaba como un fantasma. Hanno apenas veía los fanales coleados de la verga, pero sí el centelleo y el vaivén de los faroles de los otros barcos. En las honduras de esa movediza mezcla de luz y de tinieblas se erguía una masa oscura, Iberia.

—Hasta ahora hemos tenido suerte con el tiempo —dijo Hanno. Señaló el goniómetro que Piteas tenía en la mano—. ¿Esa cosa es útil aquí?

—Sería mucho más precisa en la costa. Si tan sólo pudiéramos… Bien, sin duda encontraremos mejores oportunidades. Las Osas estarán más altas en el cielo.

Hanno miró esas constelaciones. El ascenso de la luna las había opacado.

—¿ Qué tratas de medir? —Quiero localizar el Polo Norte celestial con mayor exactitud de lo que se ha hecho hasta ahora. —Piteas señaló—. ¿Ves que las dos estrellas más brillantes de la Osa Menor y el primer astro de la cola forman tres puntas de un cuadrángulo? El Polo es la cuarta. O eso dicen.

—Lo sé. Yo soy tu navegante.

—Disculpa. Lo olvidé en mi entusiasmo. —Piteas rió entre dientes, luego continuó con avidez—. Si esta norma práctica se puede refinar, sería de gran ayuda para los marinos, y más aún para los geógrafos y cosmógrafos. Ya que los dioses no han querido poner una estrella justo en el polo, o razonablemente cerca, debemos apañarnos como podamos.

—Hubo tales estrellas en el pasado —dijo Hanno—. Volverá a haberlas en el futuro.

—¿Qué? —Piteas lo miró intensamente en ese resplandor fantasmal—. ¿Quieres decir que los cielos cambian?

—Con los siglos. —Hanno desechó el comentario con un gesto—. Olvídalo. Como tú, hablé sin pensar. No espero que me creas. Considéralo una patraña de marino.

Piteas se acarició la barbilla.

—A decir verdad —murmuró despacio—, un colega mío que me escribe desde Alejandría, donde está la gran biblioteca, me ha mencionado que algunos documentos insinúan… Se requiere un estudio más profundo. Pero tú, Hanno…

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La nave de un millón de años»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La nave de un millón de años» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Elvira Lindo: Una palabra tuya
Una palabra tuya
Elvira Lindo
libcat.ru: книга без обложки
libcat.ru: книга без обложки
John Katzenbach
Robert Reed: Médula
Médula
Robert Reed
Poul Anderson: Tau cero
Tau cero
Poul Anderson
Отзывы о книге «La nave de un millón de años»

Обсуждение, отзывы о книге «La nave de un millón de años» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.