Poul Anderson - La nave de un millón de años

Здесь есть возможность читать онлайн «Poul Anderson - La nave de un millón de años» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, Год выпуска: 1997, ISBN: 1997, Издательство: Ediciones B, Жанр: Фантастика и фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La nave de un millón de años: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La nave de un millón de años»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Desde las primitivas tribus escandinavas, desde la antigua China y la Grecia clásica, hasta nuestros días y todavía más allá, hacia un tuturo de miles y miles de años, pasando por el Japón Imperial, la Francia de Richelieu, la América indígena y la Rusia estalinista...
La nave de un millón de años

La nave de un millón de años — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La nave de un millón de años», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—Pero te dije que sí. Créeme, fui sincero. Todavía te quiero. De lo contrario, ¿por qué habría tomado la iniciativa? —Extendió las manos—. Aliyat, querida, ven a mí. O déjame ir a ti.

—¿Para qué… ahora?

La voz de Fiera se volvió más áspera.

—Lo averiguaremos, ¿eh? No me digas que estás escandalizada. ¿O yo me equivocaba? Creí que eras la más desprejuiciada de los Sobrevivientes.

Aliyat tragó saliva.

—No es eso. No soy inhibida. Es sólo… No, no es «sólo». Lo has cambiado todo. Nada será como antes.

—Claro que no. Ésa es la idea. —Fiera rió—. Supongamos que te transformas en varón. Eso sería interesante. No original, pero especial. Estimulante.

—¡No!

Fiera calló un minuto. Al fin habló con vehemencia.

—Eres como los demás de tu especie, a fin de cuentas. O quizá peor. Creo que la mayoría de ellos intentan enfrentarse a las cosas. Tú, en cambio aceptas. De pronto comprendo que eso fue lo que me engañó. Nunca protestaste contra el mundo. Convenías en que debía evolucionar. Pero bajo la superficie seguías siendo lo que eres, una primitiva, un vestigio de la era de la mortalidad.

Aliyat calló sus protestas. Se desplomó. El asiento cambió sensualmente de forma, pero Aliyat no le prestó atención.

Fiera sonrió de nuevo, esta vez con dulzura.

—Pero no estás condenada a eso. Todo el organismo es flexible, el cerebro incluido. Te puedes hacer alterar la psique.

—Largo y costoso. En realidad, no podría costearme una sola modificación sexual. —Simple, pensó Aliyat. Recuerdo cuando lo disimulaban con cirugía e inyecciones hormonales. Hoy logran que los órganos, las glándulas, los músculos, los huesos, todo se transforme en otra cosa. Si yo me transformara en hombre, ¿cómo pensaría?

—¿Aún no has entendido la economía moderna? Todos los bienes y la mayoría de los servicios, todos los servicios que pueda prestar una máquina, son tan abundantes como el aire que respiramos. O podrían serlo, si hubiera una razón. El sustento común es simplemente el medio más fácil de rastrear a la agente, coordinar sus actividades. Y de asignar los recursos limitados; las tierras, por ejemplo. Si de veras necesitas liberarte de tu sufrimiento, se pueden hacer arreglos. Yo te ayudaré con ellos. —La imagen extendió de nuevo los brazos—. Déjame hacerlo, querida.

Aliyat se enderezó. Las lágrimas que tragó le quemaron la garganta. —«Querida»… ¿Qué quieres decir con eso?

La sorprendida Fiera titubeó antes de responderle.

—Siento afecto por ti. Quiero disfrutar de tu compañía, deseo tu bienestar.

—El amor de estos tiempos —asintió Aliyat—. Afecto basado en el placer.

Fiera se mordió el labio.

—Allí estás, empantanada en un pasado en que la familia era la unidad de procreación, producción y defensa, y sus miembros debían buscar medios para no sentirse atrapados. No puedes imaginar la moderna gama de emociones. Rehúsas intentar. —Fiera se encogió de hombros—. Es raro, considerando la vida que llevabas entonces. Pero supongo que elaboraste una añoranza inconsciente por la seguridad…, lo que llamaban seguridad en esas sociedades de pesadilla.

Aliyat recordó habérselo explicado a Raphael.

—¿Cuan egoístas eran tus sentimientos por mí? —preguntó Fiera.

Aliyat se enfadó.

—No te adules —exclamó—. Admito que estaba infatuada, pero sabía que eso terminaría. Esperaba que se transformara en algo duradero, no exclusivo pero sí real. Bien, he aprendido la lección.

—¡Yo también tenía esa esperanza! —exclamó Fiera.

Se hundió en su propio asiento. Una vez más guardó un reflexivo silencio. Aliyat miró hacia otra parte, buscando protección. Ocupaba una sola habitación en el cuarto subnivel de las Fuentes la tecnología nunca sintetizaría el espacio. Rara vez se sentía sofocada, pues a una orden las paredes creaban instalaciones y le brindaban los paisajes que deseaba. Ese día, en vez de un panorama contemporáneo, había optado por la Constantinopla medieval. Quizá se trataba de una injustificada nostalgia, quizá de un intento de recobrar la autoestima; había sido asesora de los creadores del simulacro. Hagia Sophia se erguía sobre una humanidad apiñada y atareada. Varios olores —humo, sudor, estiércol, comida asada, brea, mar— impregnaban el aire; una brisa salobre soplaba desde el Cuerno. Al recibir la llamada de Fiera, Aliyat había interrumpido el sonido pero había conservado la visión. Casi oía ruedas, cascos, pies, voces roncas, jirones de música plañidera. Esos fantasmas estaban tan vivos como el fantasma que tenía enfrente.

—Creo que sé por qué te atraje —dijo al fin Fiera—. Y qué te retuvo, después de la atracción inicial. Yo estaba interesada en ti. Vosotros ocho causasteis sensación cuando os revelasteis en público, pero la mayoría de la gente de hoy nació después de eso. Simplemente sigues aquí, manteniéndote con el sustento común o ciertas tareas especiales. Y cada vez hay menos demanda, ¿verdad? Pero yo…, a mí me intrigabas un poco. No sé por qué.

Aliyat notó que Fiera reprimía el dolor antes de continuar.

—Seré franca. Para mí estabas acabada. No hallaba nada más para descubrir. Pero yo también estaba acabada. Tenía que cambiar. Era mi modo de escapar del tedio y la futilidad. Ahora podemos ser nuevos el uno para el otro. Sólo por un tiempo, hasta que me habitúe a percibirte con la mente y los sentidos de una mujer. A menos que también cambies. No puedo decirte cómo. A lo sumo puedo ofrecer un par de sugerencias. La opción debe ser tuya.

»Si rehúsas, si persistes en tu existencia estrecha con tu alma fósil, estarás cada vez mas aislada, encontrarás cada vez menos sentido en todo, y al final escogerás la muerte, que no es tan solitaria. Aliyat se llenó los pulmones con ese aire antiguo.

—He vivido así mucho tiempo —dijo—. No voy a renunciar.

—Me alegra oírlo. Lo esperaba de ti. Pero piensa, querida, piensa. Entretanto, será mejor que me vaya.

—Sí —dijo Aliyat. La imagen se esfumó.

Al cabo de unos minutos Aliyat se levantó. Se paseó por la habitación, que acogía deliciosamente sus pisadas. Bizancio la rodeaba.

—Anula esa escena —ordenó. Fue reemplazada por una lámina azul—. Servicio de entrega. —Un panel apareció, preparado para abrir un orificio.

¿Qué quiero? ¿Una píldora de la felicidad? Elementos químicos a medida, inofensivos, alegría instantánea, cabeza despejada, tal vez más despejada que ahora. En los viejos y malos tiempos nos embriagábamos o nos drogábamos, maltratábamos nuestro cuerpo y nuestro cerebro. Ahora la ciencia ha descubierto cómo funcionan las sensaciones, y todos están cuerdos las veinticuatro horas del día.

Todos los que deciden estarlo.

Hanno, Peregrino, Shan, Patulcio, ¿dónde estáis? O (al margen del sexo, que es un consuelo anticuado, ¿verdad?), Corinne, Asagao, Svoboda, o como os llaméis, pues los nombres son tan fáciles de cambiar como las vestimentas, ¿dónde estáis? ¿Quién de vosotros puede acudir a mí? ¿A quién de vosotros puedo acudir? Teníamos nuestra hermandad cuando nos reunimos, éramos los únicos inmortales y el centro de nuestro universo, mientras el tiempo soplaba como viento, pero desde que nos revelamos al público nos hemos distanciado, nos encontramos rara vez y por casualidad, nos saludamos, intentamos hablar y sentimos alivio al despedirnos. ¿Dónde están mis hermanos, mis hermanas, mis amores?

4

Durante el vuelo las comunicaciones verificaron que Peregrino fuera quien decía ser y tuviera permiso para visitar la reserva de control. El coche aterrizó en una zona de aparcamiento fuera de la ciudad, y Peregrino se apeó maletín en mano. Muchos objetos cotidianos, como la ropa, no se producían al instante allí. No era una comunidad de ermitaños, ni un grupo de excéntricos tratando de recrear un pasado que jamás había existido, sino una sociedad que seguía su propio camino y trataba de mantener el mundo a raya.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La nave de un millón de años»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La nave de un millón de años» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Poul Anderson - The Shield of Time
Poul Anderson
libcat.ru: книга без обложки
Poul Anderson
Poul Anderson - Flandry of Terra
Poul Anderson
Poul Anderson - Delenda est
Poul Anderson
Poul Anderson - Az egyetlen játék
Poul Anderson
Poul Anderson - De Tijdpatrouille
Poul Anderson
libcat.ru: книга без обложки
Poul Anderson
Poul Anderson - Komt Tijd
Poul Anderson
Poul Anderson - Le bouclier du temps
Poul Anderson
Poul Anderson - Pod postacią ciała
Poul Anderson
Отзывы о книге «La nave de un millón de años»

Обсуждение, отзывы о книге «La nave de un millón de años» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x