—Hice lo que decía que nunca debía hacerse en mis clases de la Oficina de Control de Formas. Lo más estúpido y peligroso del mundo. Un cambio de forma acelerado hacia una forma final mal definida, programado desde cero y sin ninguna posibilidad de variaciones paramétricas… Estoy fuera de la zona de estabilidad. Reducción de tamaño por medio de contracción muscular. Sólo tengo control muscular parcial. —La cara de Ransome ofreció una sonrisa torcida—. Cinco minutos más.
—Eh, Hombre Lobo, tómate tu tiempo. —Aybee se había asomado al pasillo y ahora cerraba la puerta—. Aquí estamos a salvo. Yo vigilaré. Sylvia, mira a ver si puedes ayudar.
—No me toques. Lo estoy logrando. —La crisis interna había pasado, y las sacudidas y retortijones del cuerpo de Bey-Ransome estaban suavizándose—. Aybee, pareces saber moverte por aquí. ¿Estamos muy lejos del centro principal de comunicaciones?
—A medio kilómetro. Está al fondo del pasillo, y luego hacia la periferia. Pero el lugar estará vigilado y no se encuentra lejos de las habitaciones del propio Ransome. Puede que incluso él esté allí.
—No lo creo… me parece que está fuera del habitat. De todas formas, tenemos que correr el riesgo. Me queda tal vez… una hora, antes de tener que regresar a un tanque. Esta forma es un desastre . —Bey gemía por el esfuerzo, obligando a su cuerpo a regresar a la forma más baja y más compacta de Black Ransome—. Deberíamos poder llegar al centro de comunicaciones. Aquí nadie discute con Ransome… ni siquiera los roguardias. Me dijeron cómo encontraros sin hacer una sola pregunta. Ayúdame a levantarme, Sylvia.
—Tienes un aspecto terrible. Tómate un poco más de tiempo.
—No tenemos tiempo. Tenemos que llegar al centro de comunicaciones y enviar un mensaje a la Nube diciendo dónde estamos, antes de que reaparezca Ransome, o de que alguien me haga una comprobación cromosómica o de que me caiga a trozos. Cuando se sepan las coordenadas de este lugar, si nos vuelven a capturar no importará. Bien. Cuando queráis.
Las sacudidas y retortijones remitían, y la cara había adquirido de nuevo el decidido semblante de Black Ransome. Con Aybee abriendo la marcha y Sylvia preparada para sostener a Bey si lo necesitaba, continuaron avanzando con cautela por el habitat y luego se desviaron hacia fuera. Los serpenteantes pasillos estaban desiertos, lo que permitió que Bey se detuviera y descansara por el camino. Durante los últimos cincuenta metros Sylvia notó que el rostro se le tensaba de expectación, y estaba segura de que se notaba. Pero en la entrada de la instalación de comunicaciones, los guardias simplemente se pusieron firmes, retrocedieron un paso y saludaron cuando los tres pasaron. Bey-Ransome se detuvo en el umbral y miró a su alrededor. El centro estaba vacío. Con un ademán indiferente a los guardias cerró la puerta.
—Lo más peligroso ha pasado, al menos por el momento. —Bey suspiró y se acercó a la unidad de hiperrayo—. Sabía qué aspecto tiene Ransome, incluso cómo se mueve y conocía su timbre de voz, he visto de sobra al Hombre Negentrópico, pero no conocía su forma de hablar, ni su manera de saludar a la gente.
—Bey, tenemos problemas que no comprendes. —Aybee alzó una mano para impedirle que tocara la consola de comunicación por hiperrayo—. No es seguro enviar un mensaje a la Nube… Ransome tiene a Cinnabar Baker en el bolsillo. He visto mensajes de ella.
Bey sacudió la cabeza y conectó la unidad de comunicaciones.
—No me sorprende, lo sospechaba. No me gustó la idea cuando se me ocurrió, pero sabía que había una filtración… y no podía deberse más que a Baker.
—Pero si no podemos confiar en ella, ¿entonces en quién? —dijo Sylvia.
—En nadie. Enviaremos el mensaje a todas partes, a lo largo de los Sistemas Interior y Exterior. Aybee, ¿puedes apoderarte de todos los canales de comunicación?
—¿Para una transmisión general? —Aybee observó el panel unos segundos y luego asintió lentamente—. Supongo que sí. Harán falta unos segundos para prepararlo… y si me apodero de todos los canales nos descubrirán. Tendré que expulsar a un centenar de usuarios del sistema. El Agujero en pleno vendrá hacia aquí.
—Eso es otro problema. Prepara el sistema de comunicación. Sylvia y yo trabajaremos en el mensaje.
—Dame cinco minutos. Prepara un conjunto de datos formateado, preparado para ser transmitido. —Aybee se inclinó sobre el panel y empezó a trabajar. Al cabo de unos minutos maldijo y levantó la cabeza—. Problemas. El sistema no está preparado para una transmisión general.
—¿No puedes trucarlo? —Bey podía oír el sonido de su propia voz que cambiaba, y las manos empezaban a temblarle. Tenía que introducirse pronto en un tanque de cambio de formas.
—Puedo. Pero tendré que sentarme aquí y ocuparme de todo. Es de baja velocidad, además… voy a necesitar media hora de transmisión. Pero en cuanto empecemos, todo este habitat empezará a zumbar.
—Muy bien. —Bey se levantó—. Sylvia, tú puedes terminar el mensaje. Queremos que todos en el Sistema sepan que Ransome es la causa de los problemas de control y comunicaciones. Dales las coordenadas de situación del Agujero, cuéntales lo que ha estado pasando, todo lo que sabes de él. Di que necesitamos un centenar de naves, o un millar, de cualquier parte del Sistema, y de paso añade una nota diciendo que hay una filtración en la oficina de Cinnabar Baker. Si su origen es la propia Baker, eso se encargará de ella. Si no lo es, hará algo rápidamente. Y tú, Aybee, en cuanto estés preparado, apodérate de los circuitos de salida y envía el mensaje.
—¿Y tú? —Sylvia se había levantado cuando Bey lo hizo, y lo sostuvo cuando vio que se tambaleaba.
—Tengo que garantizar a Aybee sus treinta minutos. Proteged el fuerte aquí. No intentéis marcharos aunque terminéis de enviar el mensaje. Pasad desapercibidos hasta que yo regrese.
—Bey, tienes un aspecto terrible. —Sylvia notaba cómo le temblaba el brazo—. Debería ir contigo.
—No. No podrías ayudarme, y enviar ese mensaje es prioridad máxima. Prepáralo y luego ayuda a Aybee a enviarlo.
—¿Qué vas a hacer tú?
Bey le dedicó una sonrisa apagada.
—Ojalá lo supiera. No te preocupes. Ya pensaré algo. Aybee, haz una pausa de diez segundos y dime cómo llegar a las habitaciones personales de Ransome. Tal vez pueda acabar con el problema que tenemos aquí, desde lo alto.
Aybee asintió, hizo una pausa y luego escupió una serie de direcciones. Seguidamente se puso a trabajar en un panel de control. Fue Sylvia la que observó tristemente cómo Bey se tambaleaba hacia la puerta. Todavía se parecía a Ransome en su aspecto general, pero su lenguaje corporal era ya sutilmente distinto. Sus movimientos se habían vuelto entrecortados, con violentas e incontroladas sacudidas musculares en brazos y piernas.
Sylvia guardó silencio y se obligó a verle marchar. Bey creía tener otra media hora antes de verse obligado a encontrar un tanque de cambio de formas. Ella sospechaba que era irrelevante. Mucho antes Bey ya sería incapaz de hacerse pasar por Black Ransome ante alguien que tuviera ojos y oídos.
Dios no juega a los dados.
ALBERT EINSTEIN
Dios no sólo juega a los dados, sino que a veces los tira donde no pueden verse.
STEPHEN HAWKING
Dios sabe lo que hace.
APOLLO BELVEDERE SMITH
Después de que Bey se marchara, el silencio imperó en el centro de comunicaciones durante cinco minutos. Sylvia había terminado rápidamente el mensaje formateado y definió una referencia direccional, pero entonces se sintió reacia a hablar y romper la concentración de Aybee. Él preparaba la secuencia maestra que tomaría de golpe todos los circuitos de mensajes del Agujero de Ransome, y era importante no dejar ninguna pista de tal intención hasta que llegara el momento.
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