• Пожаловаться

Robert Heinlein: Puerta al verano

Здесь есть возможность читать онлайн «Robert Heinlein: Puerta al verano» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. Город: Madrid, год выпуска: 1986, ISBN: 84-270-1051-6, издательство: Martínez Roca, категория: Фантастика и фэнтези / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Robert Heinlein Puerta al verano

Puerta al verano: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Puerta al verano»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En el avanzado planeta Tierra ya no es necesario matar a un enemigo para deshacerse de él. Sólo hace falta un “largo sueño”, un proceso que le mantiene congelado el tiempo preciso: un mes, un año, un siglo... Ésta es la historia de una víctima del “largo sueño”, un hombre que despierta en el futuro, pero que, sin embargo, descubrirá que es posible volver al pasado para cumplir su venganza. Una extraordinaria novela sobre el tema del viaje en el tiempo escrita por uno de los autores más galardonados de todos los tiempos, ganador de cuatro permios Hugo.

Robert Heinlein: другие книги автора


Кто написал Puerta al verano? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Puerta al verano — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Puerta al verano», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Tuve tiempo para hacerlo puesto que John se hizo cargo de lo demás.

Jenny escribió a máquina las descripciones; John contrató un abogado de patentes para que me ayudase en lo de las reivindicaciones. No sé si John le pagó al contado o le dio participación; nunca le pregunté. Se lo dejé todo a él, incluso lo que deberían ser nuestras partes; eso no solamente me dejó en libertad para mi propio trabajo, sino que me imaginé que si le dejaba esas cosas a él no se podría nunca ver tentado de la manera que lo fue Miles. Y la verdad era que no me importaba; el dinero como tal no es importante. O bien John y Jenny era lo que creía que eran, o más valdría que fuese en busca de aquella cueva y me hiciese ermitaño.

Solamente insistí en dos cosas.

—John, creo que deberíamos llamar a la compañía Corporación de Autoingeniería Aladino.

—Suena un poco a fantasía. ¿Por qué no Davis y Sutton?

—Tiene que ser de aquel modo, John.

—¿Sí? ¿Es tu clarividencia que te lo indica?

—Bien pudiera ser. Usaremos un dibujo de Aladino frotando ~ lámpara como marca de fábrica, con el genio saliendo de la lámpara. Yo haré un dibujo esquemático. Y otra cosa: valdrá más que la casa central esté en Los Angeles.

—¿Cómo? Eso es ir ya demasiado lejos. Es decir, si es que si esperas que yo me ocupe de ello. ¿Qué tiene de malo Denver.

—Denver no tiene nada malo; es una bonita ciudad. Pero no sitio donde instalar la fábrica. Podrías escoger aquí un buen sitio y encontrarte una buena mañana al despertar con que el recinto federal se ha extendido por encima de ti, y que te quedas sin poder trabajar hasta que has podido volver a establecerte en otro sitio. Por lo además, la mano de obra escasea, las materias primas vienen por tierra, los materiales de construcción son todos carecimos. Mientras que en Los Ángeles hay una cantera inagotable de mano de obra especializada, y cada vez hay más… Los Ángeles es un puerto de mar, Los Ángeles es…

—¿Y la huminiebla? No vale la pena.

—Pronto habrán vencido la huminiebla… ¿Y es que no te has dado cuenta de que Denver se va haciendo la suya propia?

—Espera un momento, Dan. Has dicho claramente que yo tendré que ocuparme de este asunto mientras tú te vas por tu cuenta ~ algún asunto particular. Está bien, lo he aceptado. Pero bien debería tener cierta elección en las condiciones de trabajo.

—Es necesario, John.

—Dan, nadie que esté en sus cabales y que viva en Colorado se iría a vivir a California. Estuve destinado allí durante la guerra; y sé lo que es. Fíjate en Jenny; es natural de California, de lo cual esta secretamente avergonzada. No la podrías convencer para que volviese. Aquí tenemos inviernos, estaciones cambiantes, un aire fino de montaña, magníficas…

—Oh, no me arriesgaría a decir que nunca más volvería allí. —dijo Jenny, alzando la vista.

—¿Cómo, querida?

Jenny había estado tejiendo calladamente; nunca decía nada a menos de que realmente tuviese algo que decir. Pero entonces dejó su labor; señal segura.

—Si nos trasladáramos allí, querido, podríamos hacernos del Oakdale Club; tienen natación todo el año. Precisamente estaba pensando en eso el otro día, cuando vi hielo en la piscina de Boulder.

Me quedé hasta la tarde del 2 de diciembre de 1970, hasta el último minuto posible. Me vi obligado a pedir prestados tres mil dólares a John, los precios que había tenido que pagar por componentes eran escandalosos, pero le ofrecí valores en hipoteca. Me dejó firmar, luego lo rasgó y lo tiró a la papelera.

Págame cuando vuelvas.

—Serán treinta años, John.

¿Tanto tiempo?

Reflexioné unos instantes. John nunca me había invitado a que le contara toda la historia desde aquella tarde, seis meses antes, en que me había dicho con franqueza que no creía la parte esencial, pero que de todos modos respondería de mí ante el club.

Le dije que creía que había llegado la hora de contárselo.

—¿Despertamos a Jenny? tiene derecho a oírlo.

—Pues… no. Déjala dormir hasta que estés a punto de marcharte. Jenny es una persona poco complicada, Dan. No le importa quién seas ni de dónde vengas mientras le caigas simpático. Si me parece buena idea, se lo haré saber luego.

—Como quieras.

Dejó que se lo explicase todo, deteniéndome solamente para llenar los vasos. El mío con ginger ale; tenía mis razones para no tomar alcohol. Cuando llegué al punto de mi aterrizaje sobre una ladera de boulder, terminé diciendo:

—Y ésa es la historia. Aunque me confundí por un momento, luego estuve mirando el perfil y no creo que mi caída fuera desde una altura mayor de medio metro. Si hubiesen, quiero decir «si fueran a» excavar más profundamente el solar para el laboratorio, habría sido enterrado. vivo. Probablemente también os hubiese matado a vosotros dos. No sé lo que ocurre exactamente cuando una forma de onda plana se convierte en una masa en un punto donde ya hay otra masa.

John siguió fumando.

—¿Y bien? —dije —. ¿Qué opinas?

—Danny, me has contado muchas cosas acerca de lo que será Los Ángeles, quiero decir el «Gran Los Angeles». Cuando vea hasta qué punto has acertado, te daré mi parecer.

—Es exacto. Salvo por los posibles pequeños errores de memoria.

—Bueno… la verdad es que me hiciste que pareciera lógico. Pero, entre tanto, creo que eres el chiflado más simpático que he conocido; lo cual no te perjudica como ingeniero, ni como amigo.

—Te aprecio, amigo. Como regalo de Navidad te compraré una camisa de fuerza.

—Haz lo que quieras.

—No me queda otro remedio. La alternativa sería que soy y quien está loco de remate, y eso sería un problema muy grave para Jenny. —Miró el reloj—. Más vale que la despertemos; me arranca ría la piel si te dejara marchar sin despedirte de ella.

—No se me ocurriría una cosa así.

Me llevaron con su coche al Aeropuerto Internacional de Denver y Jenny me dio un beso de despedida a la entrada. Cogí el jet de la once para Los Angeles.

11

La tarde siguiente, 3 de diciembre de 1970, hice que un taxista me dejase a una manzana de la casa de Miles con suficiente antelación, pues no sabía exactamente a qué hora había llegado allí por primera vez.

Al acercarme a la casa había anochecido ya, pero sólo vi si automóvil junto a la acera, así que retrocedí unos cien metros, hasta un punto desde donde pudiera vigilar aquella porción de acera, aguardé.

Tras fumar unos cigarrillos vi cómo se detenía allí otro automóvil, y cómo se apagaban sus luces. Esperé otros dos minutos, y me apresuré a caminar hacia él. Era mi propio coche.

Yo no tenía la llave, pero eso no ofrecía dificultades: con frecuencia me ocurría que, al estar abstraído en algún problema de ingeniería, me olvidaba las llaves. Desde hacia tiempo había adquirido la costumbre de guardar otra copia en el maletero. La saqué me metí en el coche. Lo había dejado en una suave pendiente, di modo que, sin encender las luces ni poner en marcha el motor, deje que se deslizase hasta la esquina. Allí di la vuelta y puse en marcha el motor, pero sin encender las luces. Volví a dejarlo en la callejuela de la parte trasera de la casa de Miles, frente a la cual se encontraba su garaje.

El garaje estaba cerrado.

Miré a través de una sucia ventana y descubrí una forma cubierta con una sábana. Por su contorno me di cuenta de que se trataba de mi viejo amigo Frank Flexible.

Las puertas de los garajes no han sido construidas para resistir a un hombre decidido, armado con un hierro para neumáticos; por lo menos en la California de 1970. Sólo tardé unos segundos. Dividir a Frank en piezas transportables y meterlo en mi coche fue algo que llevó mucho más tiempo. Pero primero comprobé que los dibujos y las notas estaban donde había sospechado que estarían, y efectivamente, allí estaban, de modo que las saqué y las tiré al interior del coche, y después me ocupé del propio Frank. Nadie mejor que yo sabía cómo había sido montado, y facilitó enormemente las cosas el hecho de que no importaba si lo averiaba; a pesar de todo, tuve trabajo para casi una hora.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Puerta al verano»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Puerta al verano» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Carlos Fuentes: Instinto De Inez
Instinto De Inez
Carlos Fuentes
Robert Silverberg: Por el tiempo
Por el tiempo
Robert Silverberg
George Martin: Sueño del Fevre
Sueño del Fevre
George Martin
Javier Negrete: El sueño de los dioses
El sueño de los dioses
Javier Negrete
Robert Silverberg: La estrella de los gitanos
La estrella de los gitanos
Robert Silverberg
Отзывы о книге «Puerta al verano»

Обсуждение, отзывы о книге «Puerta al verano» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.