• Пожаловаться

Robert Heinlein: Puerta al verano

Здесь есть возможность читать онлайн «Robert Heinlein: Puerta al verano» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. Город: Madrid, год выпуска: 1986, ISBN: 84-270-1051-6, издательство: Martínez Roca, категория: Фантастика и фэнтези / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Robert Heinlein Puerta al verano

Puerta al verano: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Puerta al verano»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En el avanzado planeta Tierra ya no es necesario matar a un enemigo para deshacerse de él. Sólo hace falta un “largo sueño”, un proceso que le mantiene congelado el tiempo preciso: un mes, un año, un siglo... Ésta es la historia de una víctima del “largo sueño”, un hombre que despierta en el futuro, pero que, sin embargo, descubrirá que es posible volver al pasado para cumplir su venganza. Una extraordinaria novela sobre el tema del viaje en el tiempo escrita por uno de los autores más galardonados de todos los tiempos, ganador de cuatro permios Hugo.

Robert Heinlein: другие книги автора


Кто написал Puerta al verano? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Puerta al verano — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Puerta al verano», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Les dije que no se preocuparan: hacía nueve años que habla desaparecido y la condena había sido sólo por servir de gancho en los juegos prohibidos. No sé lo que habría hecho yo si hubiese sido por traficar en drogas. Las decisiones excesivamente sopesadas tienen sus complicaciones.

Me atrasé con los dibujos y me encontré en octubre sin darme cuenta.

Tenía las descripciones a medio redactar, puesto que debían encajar con los dibujos, y no había hecho nada acerca de las reivindicaciones. Peor aún, no había hecho nada para organizar la transacción de manera que fuese válida; no podía hacerlo hasta tener el trabajo completado. Tampoco había tenido tiempo de establecer contactos. Comencé a pensar que había cometido un error al no pedir al doctor Twitchell que ajustase los controles para por lG menos treinta y dos años en lugar de treinta y un año y unas miserables tres semanas; había estimado en menos el tiempo que necesitaba y estimado en más mi capacidad.

No había enseñado mis juguetes a mis amigos, los Sutton, porque quisiera ocultárselos, sino porque no quería mucha cháchara y consejos inútiles antes de terminarlos. Había quedado en ir con ellos al campamento del club el último sábado de septiembre. Como estaba atrasado con mi trabajo, había estado trabajando hasta tarde la noche anterior y luego el ruido del despertador me había despertado temprano para tener tiempo de afeitarme y estar a punto de salir cuando llegasen. Paré aquel sadístico aparato y di gracias a Dios de que en 2001 se habían librado de tales horrendos artefactos; luego, medio mareado, bajé a la tienda de la esquina para llamarles y decirles que no podía ir, que tenía trabajo.

—Danny, estás trabajando demasiado. Un fin de semana en el campo te haría bien —respondió Jenny.

—No puedo evitarlo, Jenny. No me queda otro remedio. Lo siento.

John se entrometió en la conversación.

—¿Qué son esas tonterías?

—Tengo que trabajar John. Tengo que hacerlo por fuerza. Saluda a los amigos de mi parte.

Volví a casa, quemé unas tostadas y vulcanicé unos huevos, y volví a mi trabajo con Dan Dibujante.

Una hora más tarde estaban llamando mis amigos.

Ninguno de nosotros fue a la montaña aquel fin de semana. En vez de eso les estuve demostrando mis aparatos. A Jenny no le impresionó mucho Dan Dibujante (no es cosa para mujeres, a menos de que también sean ingenieros›, pero abrió un palmo los ojos ante Pet Proteico. A ella le ayudaba en la casa una Muchacha de Servicio Tipo II, y podía darse cuenta de cuánto más podía hacer aquella otra máquina.

Pero John pudo apreciar la importancia de Dan Dibujante. Cuando le enseñé cómo podía escribir mi firma, identificable con la mía propia, solamente con oprimir teclas, confieso que había estado ensayando; sus cejas se quedaron clavadas en lo alto.

—Amigo, vas a dejar a miles de dibujantes cesantes.

—No. La escasez de ingenieros es cada día mayor en este país; este aparato sencillamente contribuirá a suplir la deficiencia. Dentro de una generación verás este aparato en todas las oficinas de arquitectura y de ingenieros de la nación. Sin él se encontrarán tan perdidos como lo estaría un mecánico de hoy sin las herramientas.

—Hablas como silo supieras.

—Lo sé.

John examinó a Pet Proteico —le había encargado que limpiase mi mesa de trabajo— y luego a Dan Dibujante.

—Danny… a veces creo que quizá sí que decías la verdad, aquel día en que nos encontramos por vez primera.

Me encogí de hombros:

—Llámalo clarividencia… pero el caso es que sí que lo sé. Tengo la seguridad de ello. ¿Es que tiene alguna importancia?

—Posiblemente, no. ¿Qué planes tienes para esas cosas?

Fruncí el ceño.

—Ahí está la dificultad, John. Soy un buen ingeniero y un mecánico aceptable, cuando me veo obligado a serlo, pero no soy

—hombre de negocios; ya lo he demostrado. ¿Te has ocupado alguna vez de las leyes patentes?

—Ya te he dicho antes que eso es trabajo para un especialista.

—-¿Conoces a alguno que sea honrado, y además agudo como una navaja? He llegado al punto en que necesito uno. También tengo que establecer una corporación para manejar el negocio. Y ocuparme de la financiación. Pero no tengo mucho tiempo; tengo una prisa verdaderamente terrible.

—¿Por qué?

—Vuelvo al lugar de donde vine.

John se sentó y no habló durante un buen rato. Por fin dije

—Pues, dentro de nueve semanas. Nueve semanas a partir de próximo jueves, para ser exacto.

Miró a las dos máquinas y luego volvió a mirarme:

—Más valdrá que revises tu programa. Yo diría que más bien ti quedan nueve meses de trabajo. Incluso para entonces no estaría en producción; si tienes suerte, estarás justo a punto de empezar moverte.

—John, ¡no me es posible!

—Desde luego que no te es posible.

—Quiero decir que no puedo alterar mi programa. Ahora, eso está fuera de mi alcance.

Hundí la cara entre las manos. Estaba muerto de cansancio, después de haber dormido menos de cinco horas, desde hacía días. Tal como entonces me encontraba, estaba dispuesto a creer que había algo de razón en eso de la «fatalidad», se podía luchar contra ella, pero nunca vencerla.

Alcé la vista.

—¿Quieres tú ocuparte?

—¿Cómo? ¿De qué parte?

—De todo. Yo ya he hecho todo lo que sé hacer.

—Es un encargo muy importante, Dan. Podría robarte el placer. Lo sabes, ¿verdad? Y es posible que esto sea una mina de oro.

—Sé que lo será.

—Entonces, ¿por qué fiarte de mí? Te valdría más conservarme de abogado, pagándome por la consulta.

Intenté pensar, mientras la cabeza me dolía. Otra vez, antes, había tomado un socio; pero, la verdad es que por muchas veces que se te quemen los dedos, no tienes más remedio que fiarte de la gente. De lo contrario te conviertes en un ermitaño que habita en una cueva, y que duerme con un ojo abierto. No había manera alguna de estar seguro; solamente estar vivo era ya algo terriblemente peligroso… fatal, al fin.

—Bueno. John, ya sabes mi respuesta a eso. Tú te fiaste de mi una vez. Ahora vuelvo a necesitar tu ayuda. ¿Quieres ayudarme?

—Claro que te ayudará —dijo Jenny con suavidad—, a pesar de que no he oído de qué estabais hablando. Danny, ¿puede lavar los platos? todos los platos que tienes están sucios.

—¿Cómo, Jenny? Pues sí, supongo que puede hacerlo. Sí, claro que sí.

Entonces dile que lo haga, por favor. Quiero verlo.

—Oh… nunca le he programado para que lo haga. Lo haré si quieres. Pero se tardará varias horas en hacerlo bien. Claro está que después ya será siempre capaz de hacerlo. Pero la primera vez… Verás, el lavado de platos incluye una serie de elecciones alternativas. Es un trabajo de «discernimiento», no es un trabajo rutinario relativamente sencillo como el poner ladrillos o conducir un camión.

—¡Cuánto me alegro de encontrar por lo menos un hombre que entiende lo que es el trabajo doméstico! ¿Oíste lo que dijo, querido? Pero no te entretengas en enseñarlo ahora, Danny. Yo misma lo haré. —Miró alrededor—. Danny, has estado viviendo como un cerdo, y eso es decir poco.

La sencilla verdad era que no se me había ocurrido que Pet Proteico pudiese trabajar para mí. Había estado preocupado planteando la manera de que trabajase para otros en tareas comerciales, y enseñándoselas a hacer, mientras que yo por mi parte me había contentado con barrer la porquería hacia los rincones, o sencillamente, sin preocuparme por ella. Entonces comencé a enseñarle las tareas domésticas que Frank Flexible había aprendido: tenía capacidad más que suficiente ya que había instalado en él tres veces más tubos Thorsen que en Frank.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Puerta al verano»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Puerta al verano» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Carlos Fuentes: Instinto De Inez
Instinto De Inez
Carlos Fuentes
Robert Silverberg: Por el tiempo
Por el tiempo
Robert Silverberg
George Martin: Sueño del Fevre
Sueño del Fevre
George Martin
Javier Negrete: El sueño de los dioses
El sueño de los dioses
Javier Negrete
Robert Silverberg: La estrella de los gitanos
La estrella de los gitanos
Robert Silverberg
Отзывы о книге «Puerta al verano»

Обсуждение, отзывы о книге «Puerta al verano» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.