—¿Los has visto? —dijo Peter.
—Sí-dijo ella—. Los chimpancés tienen alma. —Su voz era amarga al pensar en el amigo perdido—. Como si alguien hubiese podido ponerlo en duda.
La primera idea del sim fue alterar la base de datos de recetas en Shoppers Drug Mart, la cadena farmacéutica que Rod Churchill empleaba. Pero a pesar de repetidos intentos, no pudo entrar en el sistema. Era frustrante pero no sorprendente: por supuesto una instalación farmacéutica tendría una seguridad muy estricta. Pero había más de una forma de eliminar a un profesor de deportes. Y por ahí había montones de sistemas informáticos de baja seguridad…
Desde los setenta, los agentes de inmigración del Aeropuerto Internacional Pearson de Toronto usaban una prueba simple para cualquiera que llegase diciendo que era de Toronto pero que no tenía todos los papeles en regla. Le preguntaban a la persona por el número de teléfono de una cadena local de pizzas a domicilio muy famosa. Nadie podía vivir en Toronto y no conocer el número: aparecía en vallas, incontables periódicos y anuncios de televisión, y era cantado incesantemente en los anuncios radiofónicos.
Con el paso de las décadas, la cadena amplió su campo de comidas a domicilio, añadiendo primero platos italianos, luego sándwiches submarinos, más tarde pollo de barbacoa y costillas, también hamburguesas, y, con el tiempo, todo el rango de cocina desde lo pedestre a lo exótico. Aunque mantuvieron su número registrado, cambiaron el nombre a Food Food. Pero incluso en sus humildes días de pizzería, la compañía se enorgullecía de su avanzado sistema de pedidos por ordenador. Todos los pedidos se hacían a través de un número central y luego se transferían a la tienda que estuviese más cerca del cliente, de entre las trescientas en el área metropolitana de Toronto. Así lograban que la comida se entregase en treinta minutos, o el cliente la recibía gratis.
Bien, Rod Churchill había dicho que cada miércoles por la noche, cuando su mujer estaba fuera en el curso de francés, pedía la cena a Food Food. Los registros del ordenador de la cadena tendrían una historia completa de cada comida que hubiese pedido… Food Food era famosa no sólo por ofrecerte el mismo pedido que la última vez, sino también, si lo deseabas, repetir lo que tomaste en cualquier ocasión anterior.
Le llevó un par de días, pero el sim acabó rompiendo la seguridad de los ordenadores de Food Food; como había esperado, las precauciones de seguridad eran mucho menos rígidas que en la industria farmacéutica. Pidió la lista de Rod.
Perfecto.
Como todos los restaurantes, Food Food estaba obligada a dar información completa de los ingredientes y su valor nutritivo, que podía leerse por videófono a petición del cliente. El sim la examinó cuidadosamente, hasta que encontró exactamente lo que estaba buscando.
Noticias en la red
El papa Benedicto XVI presentó hoy una encíclica que afirma la existencia de un alma inmortal y divina en el ser humano. El Pontífice reveló que el Comité Papal para la Ciencia estaba en proceso de evaluar las pruebas relacionadas con el descubrimiento de la onda del alma. Informes no confirmados indican que el Vaticano ha hecho un pedido a Hobson Monitoring Ltd. de tres unidades del Detector de Almas.
Noticias de caridad: El Camino Unido de Toronto informó de una semana récord en donaciones. La Cruz Roja Americana anunció hoy que se han recogido más unidades de sangre en los últimos diez días que en cualquier periodo equivalente desde el gran terremoto de California. La Sociedad Anti Sida de Iowa está encantada al anunciar que han recibido 10.000.000 de dólares en donaciones anónimas. Y el teleevangelista Gus Honey Well, cuyo propio satélite de emisión directa garantiza la recepción global de sus programas, duplicó hoy la donación requerida para unirse a su «Circulo Interno de Dios» de 50.000 dólares a 100.000 dólares.
En 1954, un médico americano llamado Moses Kenally dejó 50.000 dólares en fondo de fideicomiso para cualquiera que pudiese demostrar la existencia de algún tipo de vida después de la muerte. El fondo ha sido administrado desde entonces, durante cincuenta y siete años, por la Sociedad Parapsiquica de Connecticut, que anunció hoy que el valor actual del fondo, 1.077.543 dólares, será entregado a Peter G. Hobson de Toronto, el descubridor de la onda del alma.
¡El recuerdo definitivo! La Funeraria Davidson ofrece ahora grabaciones en el lecho de muerte del alma que se va. Llame para informarse.
El Congresista Paul Christmas (de Iowa) presentó hoy una ley en el Congreso de Estados Unidos que exigirá que los hospitales desconecten el soporte vital en los pacientes sin esperanzas reales de recuperar la consciencia. «Estamos interfiriendo con el intento de Dios por llevarse a esas pobres almas a casa», declaró.
Peter hizo un par de llamadas telefónicas para transmitir la noticia de Glasgow, luego se reunió con Sarkar frente a la consola principal. Sarkar pasó el simulacro Ambrotos al background y trajo a Espíritu, el sim de la vida después de la muerte, al foreground.
Peter se inclinó sobre el micrófono.
—Me gustaría hacerte una pregunta —dijo.
—La gran pregunta sin duda —dijo el sim—. ¿Cómo es realmente estar muerto?
—Exactamente.
La voz de Espíritu salió del altavoz.
—Es como… —pero se detuvo.
Peter se inclinó hacia delante con esperanza.
—¿Sí?
—Es como ser un mirmecófago.
Peter se quedó boquiabierto.
—Como un mirmecófago, ¿cómo puede ser?
—O quizás un oso hormiguero —dijo el sim—. No puedo verme a mí mismo, pero sé que tengo una lengua muy larga.
—Reencarnación… —dijo Sarkar, asintiendo lentamente—. Mis amigos hindúes estarán encantados de oír esto. Pero he de decir que esperaba algo mejor para ti, Peter, que un oso hormiguero.
—Tengo hambre —dijo la voz del altavoz—. ¿Alguien tiene algunas hormigas?
—No me lo creo —dijo Peter, agitando la cabeza.
—¡Ah! —dijo el altavoz—. Te engañé por un momento.
—No, no lo hiciste —dijo Peter.
—Bien —dijo la voz sintetizada, un poco petulantemente—. Al menos engañé a Sarkar.
—Realmente no —dijo Sarkar.
—Estás siendo un incordio —dijo Peter al micrófono.
—De tal palo tal astilla —dijo el sim.
—Haces muchos chistes —dijo Peter.
—La muerte es muy graciosa —dijo Espíritu—. No, en realidad, la vida es muy graciosa. Absurda, en realidad. Todo es absurdo.
—¿Gracioso? —dijo Sarkar—. Pensaba que la risa era una respuesta biológica.
—El sonido de la risa puede que lo sea, aunque he llegado a entender que es más un fenómeno social que biológico. Sé que cuando Petey ve comedias en la tele apenas se ríe en alto. Pero eso no significa que no las encuentre graciosas.
—Supongo —dijo Peter.
—De hecho, creo que ahora sé exactamente qué es el humor: el humor es la respuesta a la súbita formación de redes neuronales inesperadas.
—No lo entiendo —dijo Peter.
—Exacto. «No lo entiendo.» La gente dice exactamente lo mismo cuando no entiende algo serio que cuando no entiende un chiste; intuitivamente comprendemos que algún tipo de conexión no se ha realizado. La conexión es una red neuronal. —El sim de la vida después de la muerte siguió sin pausa—. La risa, incluso cuando sólo te ríes por dentro, lo que, incidentalmente, es la única posibilidad que tengo últimamente, es la respuesta que acompaña a las nuevas conexiones que se forman en el cerebro, es decir, con las sinapsis disparándose en formas en que nunca, o al menos raramente, no se habían disparado antes. Cuando oyes un chiste nuevo, te ríes, e incluso es posible que te rías la segunda o tercera vez que lo oyes; la red neuronal no está todavía bien establecida, pero todos los chistes se agotan después de un tiempo. Ya conoces ese viejo chiste, «¿por qué cruzó la gallina la carretera?». De adulto, no te ríes , pero todos lo hicimos cuando lo oímos por primera vez de niño, y la diferencia no es porque el chiste sea de alguna forma infantil; realmente no lo es, en realidad es bastante sofisticado. Simplemente la red neuronal ya está muy bien establecida.
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