Irving Wallace - Fan Club
Здесь есть возможность читать онлайн «Irving Wallace - Fan Club» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Fan Club
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:4 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 80
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Fan Club: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Fan Club»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Fan Club — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Fan Club», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
El corazón empezó a latirle con fuerza.
Olvida a Elinor, olvida que ésta de aquí se convertiría en una Elinor. Mírala por lo que es y tiene en estos momentos.
La quería, deseaba salir con ella una noche o bien con un razonable facsímil.
Cómo deseaba que llegara de nuevo una convención en el Fairmont de San Francisco, el Fontainebleau de Miami Beach o el Chase-Park Plaza de St. Louis, con todas aquellos extraordinarias prostitutas que suben a tu habitación sólo con que levantes un dedo.
Pero tenía que esperar demasiado y tal vez no fuera necesario. Esta muchacha, esta Gale, estaba claro que debía ser un torbellino.
No era posible que no se diera cuenta de lo que le estaba haciendo a él, que era un perfecto desconocido, insinuándosele de aquella forma, diciéndole algo, pidiéndoselo.
Súbitamente a Yost se le antojó importante corresponderle, hacerle saber que había comprendido el mensaje, hacerle saber quién era él y qué podría darle.
Al diablo los Livingston y aquella sombría idiotez de póliza. A quien deseaba convencer era a Gale.
Tenía que saber que Howard Yost era algo más que un miserable agente de seguros. Era un astro, un personaje famoso, alguien importante, o lo había sido y de ello no hacía "tanto" tiempo. Gale ya había nacido.
Miró a los Livingston, éstos se hallaban absortos todavía examinando la carpeta de programas.
Bueno, fingiría hablar con ellos pero sus palabras irían dirigidas a la hija.
Que ésta se enterara de quién era verdaderamente Howard Yost y entonces ya veríamos su reacción.
Le saldría de maravilla.
– Miren -dijo Yost tranquilamente mirando hacia el espacio que mediaba entre los Livingston y Gale-, ahora mismo estaba pensando en mi época universitaria.
De eso no hace muchos años. Fue en la Universidad de Berkeley, de California. Entonces jamás se me hubiera ocurrido pensar que algún día me dedicaría a la venta de pólizas.
Siempre pensé que llegaría a ser… -Vaciló. ¿Qué le hubiera gustado a Gale que fuera?-… columnista de periódico o comentarista de televisión, tanto si lo creen como si no. Se rió modestamente.
El señor y la señora Livingston le miraron inexpresivamente, asintieron vagamente y reanudaron su lectura.
Yost aún no deseaba comprobar si Gale empezaba a mostrarse atenta, curiosa e interesada.
Y siguió hablando apresuradamente.
– Pero en cambio, quiso la casualidad que la glándula pituitaria me señalara el destino.
Yo era un joven muy fornido. Alto, musculoso y fuerte, y llamaba la atención de todo el mundo. Los compañeros y las chicas me convencieron para que intentara incorporarme al equipo de fútbol americano. Lo conseguí inmediatamente. Y me convertí en "tackle" izquierdo.
Al llegar al segundo año, bueno, es posible que ustedes ya lo hayan leído, pasé a convertirme en co-capitán del equipo Rose Bowl y los periodistas deportivos de toda la nación me eligieron para formar parte del segundo equipo All-American.
Sea como fuera, el caso es que todos los ex alumnos iban tras de mí deseosos de que me incorporara a sus empresas en calidad de socio, y este ejecutivo de la Compañía de Seguros de Vida Everest me…
– ¡Papá! -exclamó Gale incorporándose impaciente ¿Cuánto va a tardar todo eso? Faltan diez minutos para que llame…
– Calla la boca y no vuelvas a interrumpirnos -dijo el señor Livingston severamente-. Tardará lo que a mí me venga en gana que tarde.
En un arrebato de furia, Gale se levantó dispuesta a marcharse. En aquellos momentos Yost comprendió que la muchacha ni siquiera se había percatado de su presencia. Para ella no era más interesante que un herrumbroso y viejo trofeo colocado en la repisa de una chimenea.
– Un momento, señorita Livingston -dijo Yost impulsivamente. Ya no le interesaba permanecer allí ni discutir los pormenores del programa de seguros.
La venta de la póliza no solucionaba nada importante y en modo alguno contribuiría a solucionar la inquietud y la decepción que se albergaba en su interior.
La venta de la póliza era como intentar recomponer un sueño roto con la ayuda de un esparadrapo. Se volvió hacia los Livingston y se señaló ostentosamente el elegante reloj de pulsera de plata.
– No sabía que fuera tan tarde.
¿Por qué no les dejo para que hablen con su hija y se vayan a cenar? El programa que les recomiendo se halla expuesto aquí con todo detalle. Es necesario que dispongan ustedes de tiempo para absorberlo y comentarlo juntos.
– Recogió los papeles, los guardó en la cartera y se levantó-.
¿Le parece bien que le llame mañana a su despacho, señor Livingston? Si tiene usted alguna pregunta o desea que le haga alguna aclaración, gustosamente le contestaré y se lo aclararé todo por teléfono.
O regresaré de nuevo a visitarle. Les agradezco infinito el tiempo que me han dedicado.
Minutos más tarde, tras haber sido acompañado hasta la puerta por un perplejo señor Livingston, Howard Yost se acomodó tras el volante de su Buick y se esforzó por comprender lo que le había ocurrido.
Jamás le había sucedido nada igual. Pero es que antes no tenía cuarenta y un años. Y antes no llevaba catorce años casado. Y antes no había comprendido que jamás alcanzaría el éxito. Y antes tampoco sabía qué es lo que había pasado por su lado y qué es lo que jamás tendría.
Giró la llave de encendido y puso en marcha el vehículo. No le apetecía regresar a casa. Pero es que no tenía dónde ir. Media hora más tarde se encontraba en casa.
El trayecto a través de la autopista y el paseo Ventura hasta llegar a Encino le había tranquilizado un poco y le había devuelto parte de su equilibrio más cierta sensación de culpabilidad. Entró en la casa, dejó la cartera, se quitó la chaqueta, se aflojó el nudo de la corbata y vio a Elinor en el comedor poniendo la mesa para la cena.
– Hola, cariño.
Mira quién ha llegado a casa.
– Ya era hora -dijo ella-.
Será la primera vez.
– ¿Qué quieres decir?
– Venir a cenar a una hora normal, como hacen otras personas.
Su esposa terminó de poner la mesa y se dirigió al salón, él la contempló experimentando una sensación de culpabilidad por lo de Gale, experimentando pesar y una sensación de fracaso por no haber insistido lo bastante ante los Livingston en relación con la póliza y comprendiendo que estaba en deuda con ella por sus defectos.
Extendió los brazos en actitud burlona de romanticismo y esperó a que se le acercara.
– Te echaba de menos -dijo-. He regresado a casa más temprano porque te echaba de menos. Estás preciosa.
Ella se alisó el cabello.
– Estoy hecha un asco y lo sabes muy bien. No me trates como a tus clientes.
Yost dejó caer los brazos y ella se le acercó y le besó abrazándole brevemente para darle a entender que lamentaba haberse mostrado involuntariamente tan áspera.
– ¿Cómo están los chicos? -preguntó él.
– Tim-me está dando algunos quebraderos de cabeza. Quisiera que hablaras con él. Si tú le hablas, te escuchara…
Nancy no ha asistido a clase de ballet. Creo que está resfriada. Bueno, ya que estás aquí, ¿te parece que podremos cenar dentro de quince minutos?
– Antes me gustaría tomarme un trago. ¿Me acompañas?
– No, gracias.
El se encogió de hombros, se encaminó al mueble bar de madera de cerezo, lo abrió, sacó una botella de vermut y otra de ginebra y preguntó:
– ¿Y a ti qué tal te ha ido el día?
– Como siempre. Muy ocupada. No sé ni cómo se me ha pasado. Ordenar la casa por la mañana. He pasado la aspiradora. He vaciado los cajones de la alcoba y los he arreglado. He sacado muchos calcetines viejos y camisas que ya no te pones. Quisiera que les echaras un vistazo y me dijeras cuáles puedo desechar.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Fan Club»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Fan Club» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Fan Club» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.