Robin Cook - ADN
Здесь есть возможность читать онлайн «Robin Cook - ADN» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:ADN
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:4 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 80
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
ADN: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «ADN»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
ADN — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «ADN», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
– Ninguno de los casos tiene el sello definitivo -explicó Laurie.
– Sea como fuere -dijo Roger-, esos casos me han preocupado desde que se produjo el primero, el del señor Moskowitz. Sin embargo, el presidente nos ha impuesto la mordaza en este asunto para que no hablemos de él y aún menos filtremos algo a la prensa que pueda poner en duda la eficacia de nuestros métodos de reanimación cardiovascular. Los médicos que los atendieron no consiguieron despertar el más mínimo latido.
– ¿Ha habido algún tipo de investigación?
– Nada, lo cual ha ido en contra de mis más denodadas recomendaciones. Me refiero a que yo mismo me he interesado hasta cierto punto, pero tengo las manos atadas. El problema es que nuestro índice de mortalidad es muy bajo, inferior al dos coma dos por ciento. El presidente nos ordenó que empezáramos a preocuparnos si superaba el tres por ciento, que es el nivel habitual. El resto del comité estuvo de acuerdo, especialmente el encargado del control de calidad, el controlador de riesgos y el maldito abogado. Están todos convencidos sin asomo de duda de que esas muertes no son más que simples e inevitables resultados del arriesgado entorno de los cuidados postoperatorios; en otras palabras, que entran dentro de las estadísticas. Pero yo no lo creo. Para mí, están escondiendo la cabeza bajo el ala.
– ¿Encontraste algo cuando investigaste?
– No. Los pacientes estaban en diferentes pisos, con diferente personal y médicos distintos. De todas maneras, no me rindo.
– ¡Bien! -afirmó Laurie-. Me alegro de que estés sobre el tema y de haber tenido la oportunidad de tranquilizar mi conciencia. -Se levantó, pero en el mismo segundo lamentó haberlo hecho ya que no podía volver a sentarse sin ponerse en una situación incómoda. El problema era Jack. En realidad, últimamente parecía que el problema era siempre Jack. Laurie había disfrutado hablando con Roger, pero esa sensación la hacía sentirse mal-. Bueno, gracias por haberme escuchado -añadió tendiéndole la mano en un intento de recobrar un mínimo control de la situación-. Ha sido agradable conocerte. Como te he dicho, voy a conseguir los historiales, y nuestro mejor especialista en toxicología está trabajando en el caso. Te lo haré saber en caso de que surja algo.
– Te lo agradeceré -contestó Roger estrechándole la mano y reteniéndola-. ¿Puedo hacerte yo ahora algunas preguntas?
– Claro -repuso Laurie.
– ¿Te importaría volver a sentarte? -dijo él soltándole la mano e indicándole la silla que ella acababa de dejar vacante-. Preferiría que te sentaras para que de ese modo no tenga que preocuparme de que salgas huyendo por la puerta.
Confundida por las últimas palabras de Roger y por la razón que podría llevarla a huir, Laurie se sentó de nuevo.
– Debo confesar que tengo otros motivos que me llevan a ser más hablador de lo normal a la hora de responder a preguntas de tipo personal. Si me lo permites, me gustaría hacerte algunas preguntas personales ya que Sue ha insistido en que estás sin pareja y no sales con nadie. ¿Es cierto?
Laurie notó que le sudaban las manos. ¿Realmente no tenía pareja? El hecho de que se lo preguntara un hombre atractivo e interesante y que esperaba una contestación le aceleró el pulso. No supo qué decir.
Roger se acercó e inclinó la cabeza para mirar a Laurie a los ojos porque ella había bajado la vista como respuesta a la confusión que la embargaba.
– Te pido perdón si te he incomodado -se disculpó Roger.
Laurie se irguió, respiró hondo y sonrió tímidamente.
– No me has incomodado -mintió-. Es que no esperaba esa clase de preguntas, especialmente durante esta especie de misión mía, profesionalmente suicida, en el Manhattan General.
– Entonces, sería agradable que me contestaras.
Laurie volvió a sonreír, aunque principalmente fue para sí misma. De nuevo volvía a actuar como una adolescente.
– Estoy sin pareja y prácticamente no salgo con nadie.
– Ese «prácticamente» resulta interesante como adverbio, pero lo aceptaré viniendo de ti porque todos tendemos a complicarnos la vida. ¿Vives en la ciudad?
Por la mente de Laurie cruzó una imagen de su diminuto piso con su mugrienta entrada.
– Sí, tengo un piso pequeño en el centro. -Luego, para que pareciera mejor de lo que en realidad era, añadió-: No está lejos de Gramercy Park.
– Suena bien.
– ¿Y tú?
– Solo hace tres meses que estoy aquí, así que no estaba seguro de cuál era el mejor sitio de la ciudad para vivir. Al final alquilé un apartamento en el Upper East Side, en la calle Setenta, para ser exactos. Me gusta. Está cerca del nuevo gimnasio de Sports L.A., del museo y del Lincoln Center; además, tengo el parque a un tiro de piedra.
– Al parecer está bien -comentó Laurie. Ella y Jack frecuentaban desde hacía tiempo los restaurantes de aquella zona.
– Mi siguiente pregunta es si te gustaría cenar conmigo esta noche.
Laurie sonrió para sus adentros al recordar el aforismo que decía: «Ten cuidado con tus deseos porque puede que se hagan realidad». Durante su última época con Jack se había dado cuenta progresivamente de lo mucho que apreciaba en la otra persona la capacidad de decidirse, rasgo del que Jack carecía. Roger, por su parte, parecía todo lo contrario. Incluso durante ese breve encuentro, Laurie se había dado cuenta de que su personalidad se definía con ese término.
– No tiene por qué ser una salida hasta tarde -añadió Roger cuando Laurie vaciló-. Podemos ir a cualquier restaurante que elijas cerca de tu casa.
– ¿Y qué te parecería el fin de semana? Estoy libre.
– Eso podrías considerarlo un premio añadido si esta noche te lo pasas bien -dijo Roger con entusiasmo interpretando favorablemente la respuesta de Laurie-, pero me gustaría insistir en lo de esta noche, suponiendo, claro, que no tengas otros planes. Eso te pone las cosas fáciles porque siempre puedes decir que estás ocupada, aunque espero que no. Tengo que reconocer que todavía no me he tropezado con ninguna mujer verdaderamente interesante en esta ciudad y que tengo las antenas totalmente extendidas.
Laurie se sentía halagada por la insistencia de Roger, especialmente si la comparaba con la falta de decisión de Jack. Por otra parte, habiéndoselo presentado Sue, no veía razones para no aceptar. Si estaba buscando algo que la distrajera, aquello era lo mejor.
– De acuerdo -contestó-. Tenemos una cita.
– ¡Estupendo! ¿Dónde prefieres? ¿O quieres que elija yo?
– ¿Qué tal un restaurante del Soho llamado Fiamma? -propuso Laurie. Deseaba mantenerse alejada de los lugares que frecuentaba con Jack por mucho que sus posibilidades de tropezarse con él fueran mínimas-. Yo me ocuparé de llamar y reservaré para las siete.
– Me parece bien. ¿Quieres que te pase a recoger por tu piso?
– Mejor nos encontramos en el restaurante -dijo Laurie tras ver una rápida imagen de los ojos inyectados de sangre de la señorita Engler asomando por la puerta entreabierta. No quería someter a Roger a semejante prueba. Al menos en esos momentos.
Quince minutos más tarde, Laurie salía del Manhattan General con paso decididamente alegre. Se sentía a la vez sorprendida y emocionada por lo que se le antojaba un capricho adolescente. Era la clase de cosquilleo que no había experimentado desde la época del instituto. Sabía por experiencia que esos sentimientos eran prematuros y que seguramente no pasarían la prueba del tiempo; pero no le importaba. Estaba dispuesta a disfrutar de la euforia mientras durase. Se lo merecía.
De pie en la acera, miró el reloj. Sin tiempo que perder y con el University Hospital a la vuelta de la esquina, decidió pasar para hacer una rápida visita a su madre antes de regresar al trabajo.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «ADN»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «ADN» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «ADN» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.