Michael Connelly - Luz Perdida

Здесь есть возможность читать онлайн «Michael Connelly - Luz Perdida» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Luz Perdida: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Luz Perdida»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Desencantado con el cuerpo de policía de Los Ángeles, Harry Bosch decide abandonarlo tras casi treinta años como miembro del mismo. Sin embargó, desea seguir ejerciendo y retomar aquellos casos que no pudo resolver durante sus años como agente. Uno de ellos es el asesinato de Angella Benton, una joven que trabajaba en unos estudios cinematográficos. Su muerte se produjo días antes del robo de dos millones de dólares que iban a utilizarse durante el rodaje de una película, y Bosch cree que ambos hechos podrían estar relacionados.Si en el ámbito profesional Bosch prefiere ahora actuar por su cuenta, en el terreno personal también es un solitario. El recuerdo de Eleanor, su ex mujer, sigue vivo en su memoria; tanto, que Bosch decidirá visitarla en Las vegas.

Luz Perdida — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Luz Perdida», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Ojalá tuvieras un poco más en esa petaca, Harry.

– Lo siento. La próxima vez. ¿Qué problema había con el número?

– Bueno, por lo que recuerdo, esa tía le dijo a Jack que coleccionaba números de serie. ¿Me explico? Siempre que llegaba algún documento a su escritorio con números de serie de billetes, ella los introducía en su ordenador, los añadía a su base de datos. Podía cruzar información y cosas así. Era un programa nuevo en el que ella estaba trabajando desde hacía varios años y tenía un montón de números introducidos. Oye, necesito agua. Tengo la garganta seca de tanto hablar.

– Iré a buscar a Danny.

– No, no, eso no. Pon un poco de agua del lavabo en la petaca y beberé de ahí. Eso estará bien. No molestes a Danny. Ya está bastante molesta.

En el cuarto de baño llené la petaca hasta la mitad con agua del grifo. La agité y se la llevé. Se la tomó toda. Después de unos momentos, Cross finalmente prosiguió con su relato.

– Ella dijo que uno de los números de nuestra lista estaba en otra lista y que eso era imposible.

– ¿A qué te refieres? Me he perdido.

– A ver si lo recuerdo bien. Dijo que el número de serie de uno de los billetes de cien que figuraba en nuestra lista coincidía con el de otro billete de cien que formaba parte de un paquete cebo que se habían llevado en el asalto a un banco unos seis meses antes del robo del rodaje.

– ¿Dónde fue el atraco del banco?

– En Marina del Rey, creo. Pero no estoy seguro.

– Vale, ¿cuál era el problema? ¿Por qué el billete de cien del robo anterior no podría haberse puesto otra vez en circulación, llegado a un banco y después formar parte de los dos millones que enviaron a Selma Avenue?

– Eso es lo que yo le pregunté y Jack me dijo que era imposible, porque la agente le explicó que habían detenido al ladrón de Marina del Rey. Llevaba encima el paquete cebo y acabó en la cárcel federal y el billete quedó en custodia como prueba.

Pensé en ello, tratando de formarme una idea clara.

– Estás diciéndome que según ella era imposible que el billete de cien dólares de tu lista formara parte del dinero entregado para el rodaje de la película porque en ese momento estaba custodiado como prueba en relación con el atraco al banco de Marina del Rey.

– Exactamente. Ella incluso fue a comprobar que el billete seguía bajo custodia, y allí estaba.

Traté de pensar en lo que esto podía significar, si es que significaba algo.

– ¿Qué hicisteis Jack y tú?

– Bueno, no mucho. Había un montón de números, seis páginas llenas. Supusimos que tal vez se habían equivocado con uno. Tal vez el tipo que lo anotó todo se había equivocado, había traspuesto una cifra o algo. Entonces ya trabajábamos en otro caso. Jack dijo que haría algunas llamadas al banco y a Global Underwriters. Pero no sé si lo hizo. Poco después entramos en ese maldito bar y todo lo demás quedó en segundo plano… hasta que pensé en Angella Benton y te llamé. Ahora estoy empezando a recordar otra vez, ¿sabes?

– Entiendo. ¿Recuerdas el nombre de la agente?

– Lo siento, Harry, no me acuerdo del nombre. Puede que no lo supiera nunca. No hablé con ella y no creo que Jack me lo dijera.

Me quedé en silencio mientras consideraba si estaba ante una pista que merecía la pena investigar. Pensé en lo que Kiz Rider había dicho respecto de que se estaba trabajando el caso. Tal vez ésa era la clave. Tal vez la gente sobre la que me había hablado eran agentes del FBI. Mientras pensaba esto, Cross empezó a hablar otra vez.

– Por si sirve de algo, según lo que Jack me contó, esta agente, quienquiera que fuera, averiguó esto por su cuenta. El programa que utilizó era suyo. Era como un pasatiempo. No era el ordenador oficial.

– Vale. ¿Sabes si hubo alguna coincidencia más en los números? ¿Antes de éste?

– Hubo una, pero no llevó a ninguna parte. De hecho, surgió enseguida.

– ¿Qué fue?

– Apareció en un depósito bancario. Creo que era en Phoenix. Mi memoria es como un queso de Gruyere. Está llena de agujeros.

– ¿Recuerdas algo de ese billete?

– Sólo que era un depósito de dinero procedente de una transacción en efectivo. Un restaurante, quizá. No íbamos a poder tirar del hilo mucho más.

– ¿Pero fue poco después del robo?

– Sí, recuerdo que saltamos sobre ello. Jack lo investigó, pero llegó a un callejón sin salida.

– ¿Cuánto después del robo? ¿Lo recuerdas?

– Tal vez unas pocas semanas. No estoy seguro.

Asentí con la cabeza. Estaba recuperando la memoria, pero ésta todavía no era fiable. Me sirvió para recordarme que sin el expediente del caso estaba notoriamente limitado.

– Bueno, Law, gracias. Si te acuerdas de algo más o piensas en algo, pídele a Danny que me llame. Y tanto si eso pasa como si no, volveré a verte.

– Y traerás el…

No terminó, pero no hacía falta.

– Sí, lo traeré. ¿Estás seguro de que no quieres que venga con nadie? Tal vez un abogado que pueda hablar contigo sobre…

– No, Harry, de momento nada de abogados.

– ¿Quieres que hable con Danny?

– No, Harry, no hables con ella.

– ¿Estás seguro?

– Estoy seguro.

Lo saludé con la cabeza y salí del dormitorio. Quería llegar rápidamente al coche para escribir algunas notas acerca de la llamada que Jack Dorsey había recibido de una agente del FBI, pero cuando llegué a la sala Danielle Cross estaba sentada en el sofá, esperándome. Me miró con ojos acusadores. Yo le devolví el mismo tipo de mirada.

– Creo que ya casi es hora de un programa que quiere ver en Court TV.

– Me ocuparé de eso.

– Yo ya me voy.

– Ojalá no vuelvas.

– Bueno, puede que tenga que hacerlo.

– Lawton está en un equilibrio mental y físico precario. El alcohol lo pone mal. Tarda días en recuperarse.

– A mí me ha parecido que se sentía mejor.

– Vuelve mañana y me lo dices.

Asentí. Ella tenía razón. Yo había pasado media hora con Cross, no toda mi vida. Esperé. Sabía que se estaba preparando para decirme algo.

– Supongo que te ha dicho que quiere morir y que yo soy la que lo mantiene con vida. Por el dinero.

Dudé, pero finalmente asentí con la cabeza.

– Te ha dicho que lo maltrato.

Asentí de nuevo.

– Se lo dice a todos los que vienen a verlo. A todos los polis.

– ¿Es verdad?

– La parte de que quiere morir. Algunos días sí, otros no.

– ¿Y la parte de que lo maltratas? Ella apartó la mirada.

– Tratar con él es frustrante. No es feliz y la paga conmigo. Una vez yo la pagué con él. Le apagué la televisión y se echó a llorar como un bebé. -Me miró-. Es lo único que le he hecho nunca, pero fue suficiente. Lamento lo que hice, odio en lo que me convertí en ese momento. Salió lo peor de mí.

Traté de interpretar su expresión, la posición del mentón y la boca. Se tocaba los anillos de una mano con los dedos de la otra. Era un gesto de nerviosismo. Vi que su barbilla empezaba a temblar y enseguida brotaron las lágrimas.

– ¿Qué se supone que tengo que hacer?

Sacudí la cabeza. No tenía respuesta. Lo único que sabía era que tenía que salir de allí.

– No lo sé, Danny. No sé lo que ninguno de nosotros tiene que hacer.

Fue lo único que se me ocurrió. Caminé con rapidez hasta la puerta de la calle y salí. Me sentí como un cobarde que huía y los dejaba solos en aquella casa.

7

Por la boca muere el pez. La teoría del caso que investigaron Cross y Dorsey cuatro años atrás era simple. Creían que Angella Benton, a través de su trabajo, tenía conocimiento de que iban a entregarse dos millones de dólares en el lugar de filmación y había puesto en marcha el atraco y su propia muerte al hablar del dinero de manera intencionada o por error. Su lengua larga había plantado la semilla del robo y, en consecuencia, la de su propia muerte. Por ser el vínculo interno con los atracadores, éstos debían eliminarla para cubrir sus huellas. Dado que su asesinato se produjo cuatro días antes del atraco los dos investigadores habían supuesto que su participación no había sido intencionada. De algún modo, había proporcionado la información que condujo al atraco y era preciso eliminarla antes de que se diera cuenta de lo que había hecho. También era preciso eliminarla de manera que no atrajera las sospechas sobre la inminente entrega de dos millones de dólares. Por consiguiente, los aspectos psicosexuales de la escena del crimen -las ropas rasgadas y los indicios de masturbación- formaban parte de una maniobra para despistar.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Luz Perdida»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Luz Perdida» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Michael Connelly - The Wrong Side of Goodbye
Michael Connelly
Michael Connelly - Murder in Vegas
Michael Connelly
Michael Connelly - The Crossing
Michael Connelly
Michael Connelly - The Drop
Michael Connelly
Michael Connelly - The Fifth Witness
Michael Connelly
Michael Connelly - Nueve Dragones
Michael Connelly
Michael Connelly - Cauces De Maldad
Michael Connelly
Michael Connelly - Cmentarzysko
Michael Connelly
Michael Connelly - The Scarecrow
Michael Connelly
Michael Connelly - Llamada Perdida
Michael Connelly
Отзывы о книге «Luz Perdida»

Обсуждение, отзывы о книге «Luz Perdida» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x