John Katzenbach - Un Asunto Pendiente

Здесь есть возможность читать онлайн «John Katzenbach - Un Asunto Pendiente» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Un Asunto Pendiente: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Un Asunto Pendiente»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Megan y Duncan Richards son gente normal. Él es banquero; ella, agente inmobiliaria. Tienen dos hijas adolescentes y un hijo. Viven en una casa preciosa. Todo indica que sus días de activistas políticos, allá por 1968, han quedado muy atrás. Después de todo, cualquiera que fuera joven en 1968 tiene un pasado activista.
Pero Megan y Duncan son distintos. Ellos fueron un poco más lejos. Empujados por una hermosa mujer que se hacía llamar Tania y que dirigía un grupo radical llamado la Brigada de Phoenix, tomaron parte en un robo que, según Tania, sería sencillo y sin derramamiento de sangre, pero no fue así. Desde entonces han pasado 18 años.
Y ahora, cuando los Richards disfrutan de su tranquilidad familiar, Tania está a punto de salir de la cárcel. Lleva 18 años planeando cómo vengarse de las dos personas a las que culpa de lo que ocurrió aquel día. Su venganza será dulce, será perversa. Empezará por su hijo…

Un Asunto Pendiente — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Un Asunto Pendiente», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

El teléfono seguía sin sonar.

Esperó, como había hecho antes, pensando primero que Olivia estaba jugando otra vez con él, así que no se preocupó demasiado. Pero después, conforme transcurrían los minutos, crecía su ansiedad y fue pasando de la incomodidad a la preocupación, de ahí al miedo y por último al pánico total.

El teléfono seguía sin sonar y él no sabía qué hacer.

Igual que antes, miraba a su alrededor preguntándose si se habría equivocado de lugar. Recorrió el lugar con la mirada y vio una cabina solitaria situada junto a la carretera, a medio camino entre el estacionamiento de la tienda y la salida hacía la estación de servicio. Después miró el teléfono ante el que se encontraba y que seguía en silencio.

No, pensó, me dijo ésta. Miró el reloj y vio que pasaban ya cinco minutos de la hora estipulada. Se negaba a pensar en las posibles consecuencias, sabía que Olivia tramaba algo pero no estaba seguro de qué. Trató de imaginarlo pero tenía la mente en blanco.

De nuevo reparó en lo gris del atardecer, apenas se distinguía el cielo. Su aliento salía de su boca como humo.

Diez minutos. Miró de nuevo hacia el otro teléfono.

Dijo la estación de servicio.

Duncan la miró. Hubo un momento en que no pasaban ni coches ni camiones y el aire se tornó silencioso.

Se quedó inmóvil aguzando el oído.

Está sonando, pensó, y el miedo lo hizo sentirse mareado.

Se alejó de la puerta de la tienda y se dirigió hacia la cabina solitaria. Un coche pasó a su lado ahogando el sonido de la llamada, pero Duncan siguió caminando y, conforme se acercaba, el timbre sonaba más y más claro.

Caminó hacia el teléfono mientras volvía la cabeza hacia el situado junto a la tienda, presa de la indecisión.

Entonces apretó el paso. El timbrazo resonaba en sus oídos. Caminó aún más de prisa y a continuación echó a correr.

Entonces vio a uno de los empleados de la estación de servicio dirigirse a la cabina. ¡No!, pensó.

Corrió a toda velocidad por el estacionamiento y vio al empleado abrir la puerta de la cabina y descolgar el teléfono con expresión perpleja.

– ¡No! -gritó Duncan-. ¡No cuelgue!

Veía al hombre mirar el teléfono con cara de asombro.

– ¡Estoy aquí, maldita sea! Estoy aquí -gritó mientras seguía corriendo y agitando los brazos con desesperación.

El hombre se giró y miró a Duncan.

– ¡Eh! -dijo-. ¿Es usted Duncan?

– Sí.

– Pues tiene una llamada.

Duncan agarró el auricular.

– ¡Sí! ¡Sí! Estoy aquí -cerró la puerta de la cabina ante la mirada aún perpleja del empleado que, tras encogerse de hombros, se alejó.

– ¡Bien hecho, Duncan! No pensaba que esta vez lo conseguirías -hablaba con entusiasmo fingido-. En serio.

– ¡Dijiste el Seven Eleven!

– Tienes que ser un poco más flexible.

– ¡Dijiste allí y allí es donde fui!

– Duncan, Duncan, tranquilízate. Sólo quería saber si estabas dispuesto a jugar este juego -soltó una carcajada-. Llamé al otro teléfono durante un par de minutos, para comprobar si descubrías el juego.

Duncan respiró hondo tratando de serenarse, pero se dio cuenta de que era inútil. Tan sólo logró evitar que la voz le temblara.

– ¿Qué toca ahora? -preguntó.

– Más instrucciones. Sólo te las daré una vez, ¿de acuerdo?

– No… sí. Adelante.

– ¿Preparado?

Duncan volvió a respirar hondo.

– Sí.

Toma tu brújula y conduce cinco kilómetros en dirección norte y nueve al este. En la bifurcación, dos kilómetros al noreste, después detén el coche. Al oeste verás un prado: camina hasta que veas una marca. Después espera para las siguientes instrucciones. ¿Lo tienes?

– Repítemelas, por favor, Olivia.

– Duncan, Duncan, estoy tratando de ser justa pero me da la impresión de que no aprecias mis esfuerzos. -Rio cruelmente.- De acuerdo, te las repetiré: cinco kilómetros al norte, nueve al este y dos al noreste. Vamos, Duncan, ponte en marcha.

Colgó el teléfono y se volvió hacia Bill y Ramón:

– Igualito que un pulpo en un garaje; está perdido, desorientado, aterrorizado y sumiso, casi diría que hasta maduro. -Sonrió.- Misión cumplida, vámonos.

Los dos hombres estaban demasiado nerviosos como para hacer otra cosa que sonreír. Son débiles, pensó Olivia, y por un momento sintió asco. En cuanto huelen dinero se les sube a la cabeza, y eso es malo. Pero todavía los necesito, pensó. No mucho más, pero sí un poco. Salió a paso rápido del centro comercial seguida por los dos, que tenían que esforzarse por alcanzarla.

***

Duncan volvió a colocarse al volante y puso el cuentakilómetros en cero. Luego se pasó las manos por la cabeza, como para ahuyentar el mareo que sentía, la sensación de estar atrapado en un torbellino. El corazón le latía desbocado. Trató de calmarse y se repitió interiormente las instrucciones de Olivia como si fueran un mantra diabólico y sacó la brújula. La aguja bailó unos segundos y después se detuvo, y Duncan vio que podía ir hacia el norte por una carretera secundaria. Arrancó el motor, tomó aire con los dientes apretados por el frío y la tensión, y se puso en camino.

Enseguida estuvo de nuevo rodeado de campo. Condujo despacio mirando las casas de estilo colonial a ambos lados de la carretera. Todas eran de madera blanca erosionada por el tiempo y el clima, y los graneros daban la impresión de estar encorvados por el paso del tiempo y el peso de las labores. La tierra era de color marrón y los árboles parecían ennegrecidos, con sus ramas desnudas recortándose contra la última luz del atardecer. De pronto el mundo entero parecía un lugar primitivo y hostil. La carretera se hizo de grava y el coche empezó a derrapar en la superficie resbaladiza. Atravesaba prados y colinas desolados en los que sólo había alguna granja aislada.

Le fue fácil encontrar el primer sitio donde debía girar y prosiguió su camino, pendiente del cuentakilómetros. Encontró la bifurcación, comprobó la brújula y giró en dirección noreste. De pronto se sentía excitado y por un instante pensó que estaba a punto de ver a su hijo. Entonces decidió que era mejor no hacerse ilusiones y miró de nuevo el cuentakilómetros. Ya estaba llegando.

Detuvo el coche.

Apenas quedaba luz diurna y el suelo se cernía amenazador y cada vez más negro. Salió del coche e inspeccionó el prado que se extendía ante él. Había un seto y un pequeño y viejo muro de piedra que le llegaba hasta la cadera. Detrás, a menos de un kilómetro de distancia, empezaba el bosque. El prado se extendía como un manto de agua hasta la primera línea de árboles. Duncan se subió al murete de piedra e intentó divisar alguna marca.

Se esforzaba por mantener la mente despejada y concentrarse sólo en el maletín con el dinero y en su hijo. Caminó por el prado hundiéndose en el barro hasta los tobillos, pero sacó una pierna y continuó chapoteando en aquel terreno resbaladizo, notando como se le empapaban lentamente las zapatillas, después las medias y por último los pies. Había hielo en el prado y Duncan lo oía crujir a cada pisada.

Tropezó y se le cayó el maletín, pero se levantó y continuó avanzando.

¿Qué estoy buscando?, se preguntaba con los ojos abiertos de par en par y tratando de encontrar algún tipo de señal. Casi no había luz y con la oscuridad crecía también su desesperación.

Se volvió y miró hacia la carretera; se dio cuenta de que había recorrido ya la mitad del prado. Tiene que estar aquí, pensó mientras notaba que el frío de la noche lo inundaba por completo.

– ¿Dónde está? -preguntó en voz alta-. ¿Dónde?

Avanzó veinte metros más y entonces distinguió una estaca de madera con una raya naranja fluorescente pintada clavada en el suelo. Eso es, pensó, y echó a correr hacia ella.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Un Asunto Pendiente»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Un Asunto Pendiente» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


John Katzenbach - Profesor
John Katzenbach
John Katzenbach - La Guerra De Hart
John Katzenbach
John Katzenbach - Juegos De Ingenio
John Katzenbach
John Katzenbach - Juicio Final
John Katzenbach
John Katzenbach - Just Cause
John Katzenbach
John Katzenbach - The Wrong Man
John Katzenbach
John Katzenbach - La Sombra
John Katzenbach
John Katzenbach - W słusznej sprawie
John Katzenbach
John Katzenbach - La Historia del Loco
John Katzenbach
John Katzenbach - El psicoanalista
John Katzenbach
John Katzenbach - Opowieść Szaleńca
John Katzenbach
John Katzenbach - The Madman
John Katzenbach
Отзывы о книге «Un Asunto Pendiente»

Обсуждение, отзывы о книге «Un Asunto Pendiente» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x