Denise Mina - Muerte en el Exilio

Здесь есть возможность читать онлайн «Denise Mina - Muerte en el Exilio» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Muerte en el Exilio: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Muerte en el Exilio»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Laureen O'Donnell trabaja en la Casa de Acogida para Mujeres de Glasgow, donde conoce a Anne Harris, una chica que llega al centro con dos costillas rotas y en plena batalla contra el alcoholismo. Dos semanas después, el cuerpo de Anne aparece en el río, grotescamente mutilado y envuelto en una manta. Todo apunta a que el marido de Anne es el asesino, pero ¿no puede haber un culpable menos evidente?
Maureen y su amiga Leslie tratan de romper con la indiferencia que rodea el asesinato de Anne, aunque, misteriosamente, Leslie mantiene la boca bien cerrada y no cuenta todo lo que sabe. En un intento por aclarar la confusión en la que se ve sumida su vida, Maureen viaja a Londres. Sin embargo, en lugar de solucionar sus problemas, pronto se verá inmersa en un mundo de violencia y drogadicción.

Muerte en el Exilio — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Muerte en el Exilio», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Por Dios. Bueno, usted tiene a su marido.

Maureen miró el salón. No había ningún signo de que allí viviera un hombre, no había zapatos desparejados por el suelo, ni chaquetas, ni un sillón especial delante de la televisión con el mando a distancia sobre el brazo.

– Ah -dijo Moe, con suficiencia-. Ah, nos tenemos el uno al otro.

Maureen no creía que pudiera escuchar otra mentira sin llamarle la atención. Le dio a Moe el número de su busca y se levantó para marcharse.

– Es agradable oír su acento -dijo Moe, marcando las erres y abriendo las vocales, exagerándolo mucho-. Es de Glasgow.

– Sí -dijo Maureen, sonriendo.

– Yo me casé con un londinense. No puede vivir en Escocia… ni siquiera podíamos ir a visitar a mi familia. Es negro, ya sabe.

– Sí -dijo Maureen, acordándose del hombre calvo del autobús y notando la vergüenza de la familia de ella-. Lo siento mucho. ¿Lleva mucho tiempo casada?

– Catorce años. Los escoceses son muy racistas.

– Bueno -dijo Maureen-. Seguro que tiene razón.

Moe se levantó del sillón y la acompañó hasta el vestíbulo.

– Ah… Ann tuvo una vida muy difícil -dijo, apesadumbrada.

Maureen la dio unos golpes en el brazo y le dio las gracias por su tiempo. Bajó el primer tramo de escaleras, escuchando el resoplido regular, el resoplido de Moe detrás de ella. Moe llevaba casada catorce años con el mismo hombre y había salido de casa muy pocas veces, pero seguía cuidando su imagen. Era como hablar de la paz en África.

Hubiera vendido su alma por una siesta. Bajó la colina, la calle ancha y subió la escalera hasta la estación del tren elevado. Cuando llegó el expreso de Dartford, Maureen encontró un asiento libre junto a la puerta. Se sentó en el tren climatizado, deseando poder fumarse un cigarro, con los tobillos ardiendo por el radiador que tenía debajo del asiento y los ojos llorosos por el aire frío que entraba por la ventana. Cerró los ojos un momento. Le encantaba estar allí, ocupándose del caso de Ann, lejos de Michael y Ruchill, donde Winnie no podía encontrarla y Vik no podía pedirle una respuesta.

Intentó llamar a casa de Leslie desde la estación Blackheath pero no había nadie. Sin realizar una elección consciente, hizo otra llamada y marcó el número de Vik.

– ¿Diga? -dijo Vik.

– Hola, ¿qué tal? -dijo Maureen, con el corazón en la gola, haciendo que le temblara la voz-. Pensé en llamarte y ver cómo estabas.

– Estoy bien.

– Tengo, mmm, tengo tu encendedor. -Estaba intentando que su voz sonara tranquila y relajada, pero no funcionaba. Parecía que se iba a poner a llorar.

– Oh -dijo Vik fríamente-. Me lo dejé.

– Sí. Estaba debajo del sofá. -Ella asintió y los dos esperaron, cada uno a que el otro dijera algo y arreglara las cosas entre ellos.

– ¿Has pensado en lo que te dije? -dijo él.

– Sí, Vik, lo he estado pensando. -Se calló otra vez, encogiéndose con el teléfono en la mano y deseando no haberle llamado.

– ¿Por qué me has llamado?

El corazón le latía tan fuerte que casi no podía oírlo.

– He pensado en lo que dijiste, Vik, y yo quiero lo mismo. No sé si seré capaz. Te echo de menos.

– ¿Estás en Londres?

– Sí, estoy aquí, sí. -No debería haber llamado. Respiró hondo y cerró los ojos-. Vik, quiero ser feliz y alegre pero no lo soy. No sé qué hacer.

– No te estoy pidiendo que seas feliz por mí, Maureen, lo único que quiero es que no lo pagues conmigo si no eres feliz.

– ¿Qué tal tu barriga?

– Bien.

Se escucharon respirar el uno al otro durante un momento.

– Se me están acabando las monedas -dijo, cuando empezaron a sonar las señales.

– ¿Me llamarás otra vez?

– ¿Mañana?

Y la llamada se cortó.

31. De C a T con N y U

El cielo se estaba cubriendo de nubes negras y la temperatura ambiente dentro del húmedo piso había descendido en picado. Bunyan y Williams llevaban los abrigos y aun así tenían frío. Bunyan no sabía cómo se las arreglaba la familia para vivir en esas condiciones. Williams estaba perdiendo la paciencia con Harris y había pasado de la táctica del extraño curioso a la de la intimidación. Dakar tenía razón, era muy bueno en eso. El interés amable no había funcionado con Harris, ambos querían volver a casa el fin de semana y Jimmy Harris era un hombre al que no era difícil tenerle antipatía; de hecho, no era un hombre agradable.

– Jimmy -dijo Williams-, sólo queremos saber lo que le pasó a Ann entre el día en que se fue de casa hasta que llegó a la casa de acogida.

– Nunca le pegué -dijo Harris.

Williams suspiró. Llevaba casi una hora de pie y le dolían las piernas.

– Jimmy -dijo con suavidad-, no podemos seguir dándole vueltas a lo mismo. ¿Podemos dejar de lado un minuto si le pegaste o no? ¿Sólo un minuto? Volveremos a ese tema…

Harris lo interrumpió.

– Pero yo nunca…

– Es posible -dijo Williams-, pero lo que nos ocupa ahora es saber qué le pasó a Ann cuando se fue de casa. Parece ser que hizo unos cuantos viajes a Londres en autobús. Ahora bien, su hermana la vio cada vez que estuvo allí pero no dormía en su casa. ¿Sabe si conocía a alguien más en Londres? -Harris lo miraba perplejo-. ¿Alguna amiga o compañera de trabajo? ¿Quizás algún familiar?

– Tenía muchas deudas -dijo Harris.

– Eso ya nos lo ha dicho.

– Jamás le pegué.

Williams volvió a suspirar.

– Eso ya nos lo ha dicho.

Le dio un golpe a Bunyan en el brazo y le indicó que le ofreciera un cigarro a Harris. Ella abrió el paquete y se inclinó hacia delante, ofreciéndole el paquete abierto.

– Jimmy, ¿quiere uno? -le dijo.

Los ansiosos ojos de Jimmy Harris acariciaron el paquete de Silk Cut. Se pasó la lengua por los dientes afilados y relamió el pliegue de sus finos labios.

– Sí, por favor -dijo, sin un amago de levantar el brazo y coger uno.

A Williams no le caía nada bien. Había algo malicioso en él, algo diminuto y vil. A Williams le gustaba imaginar que los interrogatorios se desarrollaban en una clase, imaginarse cómo reaccionarían los interrogados antes el orden natural de las cosas, cómo se relacionarían con los demás y cómo reaccionarían ante la autoridad. Seguro que cuando Harris era pequeño, los demás se burlaban de él, le pegaban, le daban patadas y él se levantaba sonriendo y se iba a jugar con ellos.

– Bueno, pues coja uno -dijo Williams, con suavidad.

Harris levantó el brazo despacio, mirando a Williams y a Bunyan, como si esperara que le golpearan la mano. Sacó un cigarro del paquete y encogió el brazo rápidamente. Williams no fumaba pero era un aspecto interesante del interrogatorio, el repentino y falso sentido de comunidad que se creaba durante una pausa para un cigarro.

Bunyan se inclinó para ofrecerle un encendedor, pero había algo en el suelo que le llamó la atención.

– Perdone -dijo Bunyan, agachándose junto a la silla-. ¿Puedo?

Harris asintió y Bunyan cogió un montón de fotos que había en el suelo.

– Jimmy -dijo Williams-, ¿qué puede explicarme de Ann?

Harris se encogió de hombros y dio una calada al cigarro.

– Bebía. Mucho.

– Le dieron una paliza. Una buena paliza. Le dijo a todo el mundo que había sido usted.

– Yo no fui. Jamás le pegaría.

– ¿Cree que está mal pegar a su mujer?

Harris asintió, moviendo la cabeza arriba y abajo. El fino pelo le caía por encima de la oreja y se lo echó hacia atrás con la mano.

– Pero algunas veces -Williams hablaba en voz baja, poniéndose de su lado antes de dar la estacada-, una mujer puede hacer algo imperdonable, como hacerles daño a los niños o salir con otro hombre.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Muerte en el Exilio»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Muerte en el Exilio» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Giorgio Scerbanenco - Muerte en la escuela
Giorgio Scerbanenco
Denise Mina - Exile
Denise Mina
Denise Mina - Field of Blood
Denise Mina
Denise Mina - Still Midnight
Denise Mina
Denise Mina - Resolution
Denise Mina
Denise Mina - Garnethill
Denise Mina
Denise Mina - Muerte en Glasgow
Denise Mina
Denise Mina - Campo De Sangre
Denise Mina
Denise Mina - The Dead Hour
Denise Mina
Denise Mina - Slip of the Knife
Denise Mina
Отзывы о книге «Muerte en el Exilio»

Обсуждение, отзывы о книге «Muerte en el Exilio» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x