Arnaldur Indriðason - Silencio Sepulcral

Здесь есть возможность читать онлайн «Arnaldur Indriðason - Silencio Sepulcral» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Silencio Sepulcral: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Silencio Sepulcral»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El hallazgo de un esqueleto humano enterrado en una colina en las afueras de Reykjavik pone en una situación difícil al detective Erlendur y sus ayudantes: no sólo necesitan recurrir a un equipo de arqueólogos que empleará varios días para recuperarlo en buenas condiciones, sino que además éstos les advierten desde las primeras paladas de que no se trata de un cadáver reciente, y que probablemente puede corresponder a un enterramiento de unos sesenta años atrás. Desde que conocen este dato, y sin saber a ciencia cierta la identidad del enterrado, los investigadores se yen inmersos en la compleja reconstrucción de unos hechos ocurridos durante la Segunda Guerra Mundial, cuando las tropas aliadas estaban acantonadas en esos montes, entonces alejados de la capital y habitados sólo a medias, y que les sumerge poco a poco en la dramática historia privada de algunas familias de la época, rememorada por los ecos de los pocos habitantes de aquella zona que aún quedan con vida.
Un rompecabezas complicado para un atribulado Erlendur, que tiene que enfrentarse a sus propios fantasmas familiares cuando recibe una fugaz llamada de su problemática hija Eva Lind, a la que hace mucho que no ve y para la que nunca ha sido precisamente un modelo de padre, y que sólo tiene tiempo de pedirle auxilio antes de que se corte la comunicación.

Silencio Sepulcral — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Silencio Sepulcral», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Y todo terminó un frío día de otoño.

Grímur llegó a casa una mañana temprano, cuando la madre ya se había marchado a Gufunes y Símon y Tómas iban de camino al autobús del colegio. Hacía un frío helador en la colina, y distinguieron a Grímur cuando subía hacia la casa a grandes zancadas, bien envuelto en su andrajosa chaqueta para protegerse del viento del norte. No les prestó atención alguna. No se le veía la cara en la penumbra otoñal, pero Símon imaginó su gesto duro y frío cuando avanzaba hacia ellos. Los chicos llevaban varios días esperando su vuelta. Su madre les había dicho que le iban a soltar y que volvería a casa y que podían irse haciendo a la idea de que se quedaría allí.

Símon y Tómas, viendo a Grímur dirigirse hacia la casa, se miraron. Los dos pensaron lo mismo. Mikkelína estaba sola… Se despertaba cuando su madre y sus hermanos se levantaban, pero volvía a dormirse. Estaría sola cuando apareciera Grímur. ¿Cómo reaccionaría su padre al darse cuenta de que sólo estaba allí Mikkelína, a quien siempre había odiado?

El autobús del colegio ya había llegado y tocó dos veces la bocina para avisarles. El conductor vio a los niños en la colina pero al cabo se marchó y desapareció carretera abajo. Los chicos no se movían del sitio y no decían ni una palabra, pero se pusieron en marcha lentamente hacia la casa.

No querían dejar a Mikkelína sola.

Símon pensó en ir corriendo a buscar a su madre, o en enviar a Tómas, pero recapacitó, porque no había ninguna prisa; su madre podía pasar en paz un último día. Vieron a Grímur entrar en la casa y cerrar la puerta, y echaron a correr hacía allí. No sabían lo que se encontrarían al entrar. Lo único en que pensaban era en Mikkelína durmiendo en la cama de matrimonio, donde no debía estar bajo ninguna circunstancia.

Abrieron la puerta con mucho cuidado y entraron, Símon delante y Tómas detrás, muy pegado a él y cogido de la mano. Entraron en la cocina y lo vieron de pie al lado del fregadero. Les daba la espalda. Sorbió por la nariz y escupió en la pila. Había encendido la lámpara que había sobre la mesa y sólo se distinguía su silueta.

– ¿Dónde está vuestra madre? -preguntó sin volverse.

Símon concluyó que se había dado cuenta de su presencia desde el camino de la colina y les había oído entrar.

– Está trabajando -dijo Símon.

– ¿Trabajando? ¿Dónde? ¿Dónde está trabajando? -preguntó de nuevo Grímur.

– En la vaquería de Gufunes -dijo Símon.

– ¿No sabía que yo volvía hoy?

Grímur se volvió hacia ellos y entró en el cono de luz. Los hermanos le miraron fijamente al salir de la penumbra después de todo aquel largo tiempo, desde la primavera pasada, y abrieron los ojos como platos al ver su rostro a la pálida luz. Algo le había pasado. Tenía una mejilla totalmente cubierta por una quemadura que le llegaba hasta el ojo, que estaba medio cerrado porque el párpado se había pegado a la piel.

Grímur sonrió.

– ¿No está guapo vuestro padre?

Los hermanos miraron fijamente aquel rostro deformado.

– Preparan café y luego te lo echan encima.

Fue hacia ellos.

– No porque quieran que hables. Lo saben todo, porque alguien se lo ha contado. No es por eso por lo que te echan encima el café hirviendo. No es por eso por lo que te destruyen el rostro.

Los muchachos no comprendían lo que pasaba.

– Vete a buscar a tu madre -ordenó Grímur mirando a Tómas, que se protegía detrás de su hermano-. Ve a la maldita granja y tráete a la vaca esa.

Símon notó un movimiento en la entrada del dormitorio pero no se atrevió a mirar directamente. Mikkelína se había levantado. Ya había empezado a apoyarse en una pierna y a avanzar, pero no se atrevía a entrar a la cocina.

– ¡Fuera! -gritó Grímur-. ¡Ya!

Tómas se hizo un ovillo. Símon no sabía a ciencia cierta si su hermano conocía el camino. Tómas había acompañado a su madre a la vaquería una o dos veces a lo largo del verano, pero ahora no había buena luz y hacia frío, y aún era muy pequeño.

– Iré yo -dijo Símon.

– Tú no te mueves de aquí -bramó Grímur furioso-. ¡Lárgate ya! -le gritó a Tómas.

El pequeño se apartó de Símon y abrió la puerta y salió al frío, cerrando con mucho cuidado.

– Ven, mi querido Símon, siéntate aquí a mi lado -dijo Grímur; su furia parecía haberse esfumado.

Símon entró temeroso en la cocina y se sentó en una silla. Volvió a notar movimiento en el pasillo del dormitorio. Confiaba en que Mikkelína no asomase por allí. Había un cuartito en el pasillo, y pensó que podría llegar hasta allí sin que Grímur se percatara de su presencia.

– ¿No has echado de menos a tu papaíto? -dijo Grímur, sentándose delante de Símon.

Símon no apartaba los ojos de la quemadura. Dijo que sí con la cabeza.

– ¿A qué os habéis dedicado este verano? -preguntó Grímur.

Símon le miró fijamente sin decir una sola palabra. No sabía cuándo tenía que empezar a mentir. No podía hablar de Dave; sus visitas y sus misteriosos encuentros con su madre, los paseos, los picnics. No podía contar que todos dormían juntos en la cama grande, ni los grandes cambios que había experimentado su madre desde la marcha de Grímur, y todo gracias a Dave. Le había insuflado nuevas ganas de vivir. No podía decirle que su madre se acicalaba por las mañanas. Ni de cómo había cambiado su aspecto. Cómo su gesto se había ido volviendo más bello con cada día que pasaba con Dave.

– Bueno, ¿nada? -dijo Grímur-. ¿No ha pasado nada en todo el verano?

– El, el… el tiempo ha sido estupendo -dijo Símon desconcertado, sin apartar los ojos de la quemadura.

– Así que buen tiempo, Símon. Hizo buen tiempo -dijo Grímur-. Y tú estuviste jugando en la colina y donde los barracones. ¿Conociste a alguien de los barracones?

– No -respondió Símon a toda prisa-. A nadie.

Grímur sonrió.

– Este verano has aprendido a mentir. Hay que ver lo deprisa que se aprende a mentir. ¿Aprendiste a mentir este verano, Símon?

El labio inferior de Símon se había puesto a temblar. Un movimiento involuntario que era incapaz de dominar.

– Sólo a uno -dijo-. Pero no le conozco bien.

– Así que conoces sólo a uno. Vaya, hombre. No se debe mentir nunca, Símon. Si uno miente como tú, se encontrará en dificultades y hasta puede acarrear problemas a los demás.

– Sí -dijo Símon confiando que aquello acabara ya, confiando en que Mikkelína asomase por allí y les interrumpiera.

Pensó en decirle a Grímur que Mikkelína estaba en el pasillo y que había dormido en su cama.

– ¿A quién conociste en los barracones? -preguntó Grímur.

Símon notó que las cosas se iban poniendo cada vez peor.

– Sólo a uno -respondió.

– Sólo a uno -repitió Grímur pasándose la mano por la mejilla y rascándose suavemente la herida con el dedo índice-. ¿Y quién es? Me alegro de que no sea más que uno.

– No lo sé. A veces va a pescar al lago. A veces nos da las truchas.

– ¿Y es bueno contigo y con tu hermano?

– No lo sé -dijo Símon, aunque Dave era el mejor hombre que había conocido nunca.

En comparación con Grímur, Dave era un ángel enviado por el cielo para salvar a su madre. ¿Dónde estaría Dave? Ojalá Dave estuviera allí. Pensó en Tómas, pasando frío camino de Gufunes, y en su madre que ni siquiera sabía que Grímur había regresado a la colina. Y pensó en Mikkelína, en el pasillo.

– ¿Venía mucho por aquí?

– No, sólo de vez en cuando.

– ¿Venía por aquí antes de que rne metieran en chirona? Chirona, Símon, significa «cárcel». Y que te metan en la cárcel no quiere decir que seas culpable de nada feo, es sencillamente que te meten en la cárcel. En chirona. Y no se lo pensaron dos veces. Hablaron muchísimo de dar un escarmiento. Los islandeses no deben robar al ejército. Qué cosa tan terrible. Así que tenían que condenarme a algo gordo, y a toda prisa. Para que a los otros no se les ocurriera imitarme y ponerse a robar ellos también. ¿Comprendes? Todos tenían que aprender de mis errores. Pero todos roban. No sólo yo. Todos hacen lo mismo y todos están sacándose sus buenos dineros. ¿Venía ése por aquí antes de que me metieran en chirona?

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Silencio Sepulcral»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Silencio Sepulcral» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Arnaldur Indridason - Silence Of The Grave
Arnaldur Indridason
Arnaldur Indridason - Tainted Blood
Arnaldur Indridason
Arnaldur Indriðason - Silence of the Grave
Arnaldur Indriðason
Arnaldur Indriðason - Operation Napoleon
Arnaldur Indriðason
Arnaldur Indriðason - Kältezone
Arnaldur Indriðason
Arnaldur Indriðason - Engelsstimme
Arnaldur Indriðason
Arnaldur Indridason - Voices
Arnaldur Indridason
Arnaldur Indridason - Arctic Chill
Arnaldur Indridason
Arnaldur Indridason - The Draining Lake
Arnaldur Indridason
Arnaldur Indriðason - La voz
Arnaldur Indriðason
Arnaldur Indriðason - Las Marismas
Arnaldur Indriðason
Arnaldur Indriðason - Hypothermia
Arnaldur Indriðason
Отзывы о книге «Silencio Sepulcral»

Обсуждение, отзывы о книге «Silencio Sepulcral» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x