John Connolly - Los hombres de la guadaña

Здесь есть возможность читать онлайн «John Connolly - Los hombres de la guadaña» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Los hombres de la guadaña: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Los hombres de la guadaña»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Cuando parecía que la vida de Louis y Angel, los amigos del ex policía Charlie Parker, había alcanzado cierta paz y estabilidad, surgen de pronto sombras de su turbio pasado deseosas de saldar cuentas pendientes. No cabe duda de que alguien quiere atentar contra sus vidas. Y, en esta ocasión, prefieren dejar al margen a Parker, que ha perdido su licencia de investigador privado y el permiso de armas y se gana la vida de camarero en un bar. A Louis no le queda más remedio que volver a ponerse en contacto con su viejo mentor, el enigmático Gabriel… A los quince años, Louis estaba al borde del abismo: había vengado la muerte de su madre y, acusado de asesinato, se encontraba en pleno interrogatorio cuando apareció Gabriel y le ofreció una vía de escape: formar parte de los temibles Hombres de la Guadaña. Ahora, Louis tendrá que librar junto a Angel una encarnizada lucha a vida o muerte.

Los hombres de la guadaña — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Los hombres de la guadaña», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Quizás él envió a aquellos hombres para obligarme a salir a la luz.

– Si ésa hubiese sido su intención, podría haberse limitado a contratar una ayuda mejor y completar el trabajo allí mismo. En todo caso, no tiene ningún motivo para actuar contra ti, o ninguno que yo conozca, a menos que lo hayas irritado en el transcurso de alguna de tus recientes actividades.

Miró a Louis enarcando una ceja en un gesto de interrogación.

– No me consta -contestó Louis.

– Por otro lado -dijo Gabriel-, dudo que tú y tu amigo de Maine dejéis muchos cabos sueltos. El cáncer ofrece un índice de supervivencia más alto que cruzarse con vosotros. Teniendo eso en cuenta, imagino que Hoyle prevé algún acuerdo beneficioso para ambos. Pero la decisión es tuya. Yo sólo transmito el mensaje.

– ¿Tú qué harías en mi situación?

– Hablaría con él. De momento no hemos avanzado en las averiguaciones acerca de los hombres que participaron ni de quién estaba detrás de ellos.

Gabriel lanzó una rápida mirada a Louis. Éste se había tragado la mentira. Bien. Gabriel esperaría a enterarse por Louis de lo que tenía que decir Hoyle. Entretanto, había empezado a hacer indagaciones sobre Arthur Leehagen. Aún no estaba en condiciones de informar a Louis sobre lo que Milton le había dicho. Gabriel siempre se protegía a sí mismo en primer lugar y por encima de todo. Pese al afecto que pudiera conservar por Louis, lo echaría a los perros salvajes antes que ponerse en peligro.

– ¿Esos hombres eran aficionados pero su jefe no lo es? Sigo sin verle el sentido, a menos que volvamos a considerar la posibilidad de que alguien quiera obligarme a salir de mi madriguera.

– Encontrarte no es tan difícil como quieres creer. Prueba de ello son los últimos sucesos. Aquí se nos escapa algo, y es posible que sea Hoyle quien nos aclare las cosas. Ese hombre no envía invitaciones a su morada todos los días. En otras circunstancias, podría considerarse un honor.

Louis, vuelto hacia la ventanilla, observó pasar la ciudad como una exhalación. Todo -el taxi, la gente, las luces- parecía moverse demasiado deprisa. Louis era un hombre a quien le gustaba tener las cosas bajo control, pero de pronto ese control estaba en manos de otros: de Gabriel, de sus contactos invisibles y ahora de Nicholas Hoyle.

– De acuerdo, organízalo.

– Así lo haré. Tienes que ir desarmado. Hoyle no permite armas dentro del ático.

– Las cosas pintan cada vez mejor.

– Estoy seguro de que puedes hacer frente a cualquier imprevisto. Por cierto, he planteado el asunto federal a ciertas partes que acaso estén interesadas. Creo que quedará resuelto a tu entera satisfacción.

– ¿Y quiénes son esas partes interesadas?

– Vamos, sabes que eso no debes preguntarlo. Y ahora, si me dejas aquí, seguiré mi camino. Y por favor, paga tú al taxista. Es lo mínimo que puedes hacer por mí después de todo lo que he hecho por ti.

Ventura conducía hacia el norte, una silueta anónima en una carretera anónima, sólo otro par de faros taladrando la oscuridad con su blancura. Pronto abandonaría la carretera y buscaría un lugar donde descansar esa noche. Descansar, no dormir. No dormía bien desde hacía muchos años y vivía con un dolor permanente. Deseaba el plácido abandono del sueño casi más que nada en el mundo, pero había aprendido a sobrevivir con unas pocas horas de sueño, conciliado por el extremo cansancio que al final vencía a su sufrimiento residual. Debido al tratamiento de las heridas y al esfuerzo de mantenerse por delante de sus perseguidores, no sólo estaba mermado físicamente, sino que también se resentía ya su economía. Se había visto obligado a salir a la luz, pero había elegido con cuidado su fuente de financiación. En Leehagen había encontrado a alguien capaz de satisfacer tanto sus necesidades económicas como sus necesidades personales.

La botella que contenía la sangre de Billy Boy se hallaba en la caja acolchada en el fondo del pequeño maletín de Ventura. Leehagen hubiera preferido que lo mataran en su territorio, pero Ventura se había negado. Era demasiado peligroso. Con todo, cuando la navaja salió de su mano y, antes de morir, la cara de Billy Boy reflejó claramente que era consciente de lo que sucedía, Ventura supo que conservaba intactas sus dotes. Lo cual le dio seguridad para lo que estaba por venir.

Esa noche, tumbado en la cama de una habitación de motel modesta y limpia, tarareando para sí, pensó en Louis con el ardor de un amante que viaja para reunirse con su amada.

8

La sede de Hoyle Enterprises estaba a unas pocas manzanas de la ONU, y las calles de los alrededores eran, por tanto, una Babel de matrículas diplomáticas, lo cual provocaba que se estableciesen relaciones incómodas entre enconados enemigos internacionales obligados a compartir un valioso espacio de aparcamiento. El edificio de Hoyle no destacaba: era más viejo y pequeño que la mayoría de los rascacielos cercanos y se alzaba en el extremo este de un área pública que abarcaba también parte de las manzanas contiguas al norte, sur y oeste, creando una frontera natural entre Hoyle y los edificios que lo rodeaban.

En las veinticuatro horas transcurridas desde la reunión con Gabriel, Louis y Ángel habían localizado los planos del edificio de Hoyle, y Ángel, auxiliado por Willie Brew, que estaba muy aburrido, y Arno, un tanto menos aburrido, lo habían vigilado durante todo un día. Era una precaución, un esfuerzo por formarse una idea aproximada de los ritmos del edificio, cómo se organizaban los repartos, los cambios de turno y los descansos para comer de los guardias de seguridad. No era tiempo suficiente para determinar con toda precisión los riesgos que implicaba entrar, pero era mejor que nada.

En realidad, para Willie era peor que no hacer nada. Podría no haber hecho nada en la relativa comodidad de su apartamento, en lugar de hacer algo que no le divertía lejos de cualquier comodidad. Arno había dedicado a la lectura la mayor parte de su turno de vigilancia, lo que a ojos de Willie era contrario al objetivo de permanecer atento al edificio, pero, por otro lado, Willie supuso que Arno se limitaba a matar el tiempo. Louis era reacio a dejarlos volver al taller por el momento, y eso significaba que Willie podía quedarse sentado en su apartamento viendo programas de televisión que no le interesaban, o quedarse sentado en un coche viendo un edificio que tampoco le interesaba. Algo bueno se había desprendido de sus esfuerzos: Willie había decidido que, con o sin el consentimiento de Louis, Arno y él pronto volverían al trabajo. Incluso después de sólo un par de días de holganza, Willie se sentía como si algo se muriera dentro de él.

El ático de Hoyle ocupaba las tres plantas superiores del edificio. El resto estaba destinado a las oficinas. Si bien Hoyle tenía empresas en la minería, el sector inmobiliario, los seguros y la investigación farmacéutica, entre otras áreas de interés, el corazón de sus negocios latía detrás de la modesta fachada de la sede de Manhattan. Aquélla era la empresa matriz, y era allí donde residía en último extremo todo el poder. Una reducida pero uniforme cantidad de gente entraba y salía del vestíbulo a lo largo del día, aumentando el flujo entre las doce y las dos y casi convirtiéndose en tráfico de un solo sentido a partir de las cinco de la tarde. Ángel no había observado nada digno de preocupación durante su periodo de vigilancia, como tampoco Willie y Arno. No vio hombres con granadas propulsadas escondidos detrás de las columnas, ni artillería pesada entre las macetas.

Por otra parte, como había dicho Gabriel, Hoyle había abordado a Louis a través de los canales adecuados, un concepto propio de otra época en esta era moderna, y cuya fuerza dependía del buen nombre de Gabriel y de los favores que le debían. Si se quebrantaba el protocolo de algún modo, Hoyle conocía sin duda las posibles repercusiones. Por lo que a Gabriel se refería, pues, Louis no tenía motivos para extremar la cautela más que de costumbre, y por consiguiente Louis y Ángel sí extremaron al máximo la cautela al entrar en el edificio poco después de las ocho de esa tarde.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Los hombres de la guadaña»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Los hombres de la guadaña» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Los hombres de la guadaña»

Обсуждение, отзывы о книге «Los hombres de la guadaña» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x