Steve Berry - La profecía Romanov

Здесь есть возможность читать онлайн «Steve Berry - La profecía Romanov» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La profecía Romanov: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La profecía Romanov»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El 16 de julio de 1918 el Zar Nicolás II y toda la familia imperial son ejecutados a sangre fría, pero cuando en 1991 se inhuman sus restos se descubre que faltan los cadáveres de dos de los hijos del Zar. Hoy, tras la caída del comunismo, el pueblo rusa ha decidido democráticamente el regreso de la monarquía. Una Comisión especial queda a cargo de que el nuevo Zar sea escogido entre varios familiares distantes de Nicolás II. Cuando el abogado norteamericano Miles Lord es contratado para investigar a uno de los candidatos, se ve envuelto en una trama para descubrir uno de los grandes enigmas de la Historia: qué le sucedió realmente a la familia imperial. Su única pista es un críptico mensaje en los escritos de Rasputín que anuncia que aquel cruento capítulo no será el último en la leyenda de los Romanov.

La profecía Romanov — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La profecía Romanov», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Yusúpov era, por encima de cualquier otra consideración, un patriota -dijo Khrushchev-. Hitler le ofreció el gobierno de Rusia, cuando la hubiera conquistado Alemania, y él se negó en redondo. Los comunistas le ofrecieron el puesto de conservador de varios museos, y él dijo que no. Amaba con todo su corazón a la Madre Rusia y, al parecer, nunca llegó a comprender, o lo comprendió demasiado tarde, que matar a Rasputín había sido un error. Nunca se le pasó por la cabeza que la familia imperial llegara a perecer. Parece ser que se sentía enormemente culpable de la muerte del Zar. De modo que formuló un plan.

– ¿Cómo sabe usted todo eso? -le preguntó Hayes.

Stalin sonrió.

– Tras la caída del comunismo, los archivos han revelado sus secretos. Es como una matryoshky : cada estrato que descubrimos lleva dentro otro. Nadie quería que sucediera esto, pero todos creíamos que había llegado el momento de la revelación.

– ¿Siempre han sospechado ustedes que había un sobreviviente de los Romanov?

– No sospechábamos nada -dijo Brezhnev-. Temíamos que lo previsto hace decenios diera sus frutos con la reemergencia del gobierno imperial. Teníamos razón, al parecer. No cabía esperar que su señor Lord se entrometiera en el asunto, pero quizá sea una suerte que la situación haya evolucionado así.

Stalin dijo:

– Nuestros archivos estatales se hallan repletos de informes de personas que participaron en las ejecuciones de Ekaterimburgo. Pero Yusúpov era listo: comprometió en su plan a la menor cantidad de gente posible. La policía secreta de Lenin y Stalin sólo logró averiguar detalles de poca importancia. Nada llegó a confirmarse nunca.

Hayes bebió un sorbo de su café. Luego preguntó:

– Si la memoria no me engaña, Yusúpov vivió muy modestamente tras su huida de Rusia.

– Siguiendo el ejemplo del Zar, repatrió la mayor parte de las inversiones que tenía en el extranjero cuando estalló la primera guerra mundial -dijo Brezhnev-. Lo que quiere decir que su dinero y sus acciones estaban aquí. Los rusos incautaron todas sus propiedades en Rusia, incluidas las obras de arte y las joyas que la familia Yusúpov había amasado. Pero Yusúpov era más listo de lo que parecía. Había invertido en Europa, sobre todo en Suiza y Francia. Daba la impresión de vivir modestamente, pero siempre tuvo dinero. La documentación de que se dispone indica que negoció con acciones de los ferrocarriles norteamericanos en los años veinte y que convirtió sus inversiones en oro antes de la Gran Depresión. Los soviéticos buscaron una cámara acorazada en que pudiera estar el oro, pero no encontraron nada.

Lenin se acomodó en su asiento.

– También cabe la posibilidad de que manejara inversiones zaristas que no cayeran en manos de los bolcheviques. No faltaban quienes creían que Nicolás II tenía millones de rublos en bancos del extranjero, y Yusúpov hizo muchos viajes a Estados Unidos hasta que le sobrevino la muerte, a finales de los años sesenta.

Hayes estaba cansado, pero la adrenalina fluía ya por sus venas.

– ¿Qué hacemos ahora, pues? -preguntó.

– Tenemos que encontrar a Lord y a esa mujer -dijo Khrushchev-. He puesto sobre aviso todas las estaciones fronterizas, pero me temo que ya es demasiado tarde. Ya no tenemos controles en la frontera con Ucrania, y ésa era la salida más próxima de que disponían. Señor Hayes, en todo momento puede usted desplazarse a donde haga falta. Tiene que estar disponible. Lo más probable es que Lord se ponga en contacto con usted. No tiene motivo alguno para desconfiar de usted. Cuando lo llame, actúe con rapidez. Creo que ya comprende usted la gravedad de la situación.

– Desde luego que sí -dijo Hayes-. Lo veo todo muy claramente.

31

Atlanta, Georgia

07:15

Akilina permaneció a la espera mientras Lord abría la puerta de su apartamento. Luego entró con él.

Habían pasado la noche del sábado en el aeropuerto de Kiev y luego, el domingo por la mañana, cogieron un vuelo de Aeroflot con destino a Frankfurt, Alemania. Todos los vuelos de la tarde y de primera hora de la noche estaban completos, de modo que tuvieron que esperar en la terminal un vuelo de la compañía Delta que salía de madrugada y que iba directamente a Atlanta. Dos asientos en clase coach por los que Lord tuvo que pagar la mitad del dinero que Semyon Pashenko le había entregado.

Antes guardaron el lingote de oro en la consigna del aeropuerto de Kiev, a pesar de que no las tenían todas consigo en cuanto a la confianza que podía ponerse en el sistema. Akilina fue de la misma opinión que Lord: no había modo de llevar encima aquel lingote.

Ambos durmieron en el avión, pero la diferencia horaria no dejó de afectarles, y aún no habían terminado de desplazarse en la dirección del sol. Una vez en Atlanta, Lord reservó dos plazas en un vuelo a San Francisco que salía a las doce. Necesitaban una buena ducha y un cambio de ropa, de manera que tomaron un taxi y éste, en veinte minutos, los llevó a donde vivía Lord.

Akilina quedó impresionada con el apartamento. Dijo que era mucho mejor que el de Pashenko, pero que seguramente no tendría nada de particular para un norteamericano. Las alfombras eran suaves y estaban limpias; los muebles, a sus ojos, eran elegantes y caros. Hacía un poco de frío, al menos hasta que Lord ajustó el termostato de la pared y la calefacción central calentó las habitaciones. Nada que ver con los radiadores del apartamento de Akilina en Moscú, que funcionaban a todo o nada. La chica tomó nota de lo limpio que estaba todo y se dijo que no había de qué sorprenderse. Miles Lord le había parecido, desde el principio, una persona con un buen control de sí mismo.

– Hay toallas en el cuarto de baño de la entrada. Coge lo que quieras -le dijo Lord, en ruso-. Puedes usar ese cuarto de baño para darte una ducha.

Akilina no hablaba mal el inglés, pero tampoco podía afirmarse que lo dominara. Durante el viaje, tuvo dificultades para entender a la gente del aeropuerto, y sobre todo para contestar las preguntas del aduanero. Afortunadamente, su visado de artista le permitía el acceso al país sin problemas.

– Yo utilizaré mi cuarto de baño. Te veo en seguida.

Lord le indicó dónde estaba la ducha y ella se tomó su tiempo, dejando que el agua caliente le acariciara los fatigados músculos. Para su cuerpo era plena noche. Sobre la cama del dormitorio encontró un albornoz esperándola, y se envolvió en él. Lord le había dicho que disponían de una hora antes de salir con destino al aeropuerto, para tomar su vuelo hacia el oeste. Se secó el pelo con una toalla y dejó que los ensortijados rizos le cubrieran los hombros. El ruido del agua corriendo en el cuarto de baño de detrás era clara indicación de que Lord seguía bajo la ducha.

Se metió en el cuarto de estar y se detuvo un momento a admirar las fotografías enmarcadas que había en la pared y en dos mesas esquineras. Era evidente que Lord procedía de una familia numerosa. Había varias instantáneas en que se le veía con varios chicos y chicas de diversas edades. Él era, al parecer, el mayor. En una foto de toda la familia se le veía a los dieciocho o diecinueve años, con cuatro hermanos y hermanas no mucho más pequeños.

En dos fotografías estaba vestido de deportista, con el rostro medio tapado por el casco y el protector facial, y con una camisola con número y con los hombros almohadillados. Había también un retrato de su padre, solo, apartado de las demás fotografías. Era un hombre de unos cuarenta años, con los ojos castaños, muy serios y profundos, y el pelo corto, oscuro y pegado al cráneo, muy a juego con su piel. Le brillaba la frente por el sudor y se le veía delante de un pulpito, con la boca abierta, con los dientes de marfil destellantes, con el dedo índice señalando hacia lo alto. Llevaba un traje que parecía sentarle bien, y Akilina captó un barrunto de oro en el gemelo del brazo que tenía levantado. En el ángulo inferior izquierdo había algo escrito con rotulador. Cogió el retrato e intentó leer lo que ponía, pero no se las apañaba demasiado bien con el alfabeto occidental.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La profecía Romanov»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La profecía Romanov» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La profecía Romanov»

Обсуждение, отзывы о книге «La profecía Romanov» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x