Nelson Demille - El juego del León

Здесь есть возможность читать онлайн «Nelson Demille - El juego del León» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El juego del León: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El juego del León»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Desde un puesto especial de observación en el aeropuerto JFK de Nueva York, miembros de la Brigada Antiterrorista esperan la llegada de un pasajero desde París: Asad Khalil, un terrorista libio conocido como «El León» que va a pasarse a Occidente. Todo se está desarrollando conforme a lo previsto; el avión con sus centenares de pasajeros, incluido Khalil y sus escoltas del FBI, llega puntual a su destino. Sin embargo, pronto queda claro que algo marcha mal, terriblemente mal, y que lo ocurrido en este vuelo es sólo un preludio del terror que se sucederá a continuación…
John Corey, que sobrevivió a tres heridas de bala mientras fue miembro de la policía neoyorquina, sabe que ha agotado su cupo de buena suerte. No obstante, se alista como agente contratado al servicio de la Brigada Antiterrorista del gobierno federal y es asignado a la peligrosa sección de Oriente Medio. Kate Mayfield, su compañera en esta misión, tiene mayor graduación que John y menos edad, lo que constituye una combinación desastrosa para ambos. Aun así, ella consigue mantenerse firme frente al estilo temerario de John. Ahora, Corey y Mayfield deberán unir sus fuerzas y enfrentarse a un ser sin escrúpulos, un asesino cuya maldad no tiene límites.

El juego del León — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El juego del León», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Jalil contempló cómo el general abría la puerta para que subiese su mujer, daba luego la vuelta al coche, se instalaba ante el volante y, dando marcha atrás, salía del camino particular.

Jalil los habría podido matar allí mismo y en aquel momento, en aquella tranquila mañana de domingo, pero decidió hacerlo de otra manera.

Se arregló la corbata, se apeó y cerró con llave la puerta del coche.

Caminó hasta la puerta delantera de la casa del general y tocó el timbre. Lo oyó sonar en el interior.

Oyó pasos y se apartó de la puerta para que se le pudiera ver la cara por la mirilla. Oyó el roce metálico de lo que supuso que era una cadena de seguridad al ser enganchada, y luego la puerta se entreabrió, dejando ver la cadena y la cara de una joven. Ésta empezó a decir algo pero Jalil golpeó la puerta con el hombro. La cadena saltó y la puerta se abrió, haciendo caer a la mujer al suelo. Jalil entró rápidamente y cerró la puerta a su espalda mientras sacaba su pistola.

– Silencio -ordenó.

La joven yacía sobre el suelo de mármol con una expresión de terror en los ojos.

Le indicó con un gesto que se pusiera en pie, y ella obedeció. Jalil la miró un momento. Era una mujer menuda, vestida con una bata, descalza y de tez morena. Según sus informaciones, era el ama de llaves, y no vivía nadie más en la casa.

– ¿Quién está en casa? -preguntó para asegurarse.

– General en casa -respondió ella, con marcado acento extranjero.

Jalil sonrió,

– No. El general no está en casa. ¿Están los hijos del general en casa?

Ella negó con la cabeza, y Jalil observó que estaba temblando. Percibió olor a café.

– Cocina -le dijo.

La mujer se volvió con movimientos vacilantes y atravesó el largo vestíbulo hasta la cocina, situada al fondo, seguida por Jalil.

Éste recorrió con la vista la amplia cocina y vio dos platillos y dos tazas de café sobre la mesa redonda instalada ante el curvo ventanal de la parte posterior.

– Sótano. Abajo -le dijo Jalil, al tiempo que indicaba con la mano.

Ella señaló una puerta de madera existente en la pared.

– Baja -le ordenó Jalil.

La mujer fue hasta la puerta, la abrió, accionó un interruptor de luz y bajó la escalera del sótano. Jalil la siguió.

El sótano estaba lleno de cajas de madera y de cartón, y Jalil miró a su alrededor. Encontró una puerta y la abrió, dejando al descubierto un pequeño receptáculo que contenía la caldera de calefacción. Indicó con un gesto a la joven que entrara y cuando pasaba junto a él y ponía el pie en el cuarto de la caldera, le pegó un tiro en la nuca, en el punto donde el cráneo se unía a la columna vertebral. Ella cayó hacia adelante, muerta ya antes de llegar al suelo.

Jalil cerró la puerta y subió a la cocina. Encontró una caja de leche en el frigorífico, bebió todo su contenido y la tiró después a un cubo de basura. Encontró también varios botes de yogur, sacó dos, cogió una cucharilla de la mesa y se comió rápidamente los dos. No se había dado cuenta del hambre que tenía hasta que olió comida.

Cruzó de nuevo el vestíbulo hasta la puerta de la calle. Retiró la placa metálica de la cadena y volvió a sujetarla con sus tornillos en el marco de madera del que había sido arrancada. Dejó la puerta cerrada pero sin echar la cadena, a fin de que el general y su mujer pudiesen entrar.

Examinó la planta baja y encontró solamente un amplio comedor contiguo a la cocina, un cuarto de estar al otro lado del vestíbulo y un pequeño lavabo.

Subió la escalera hasta el segundo piso, donde una amplia sala de estar ocupaba toda la superficie, y vio que no había nadie allí. Continuó subiendo la escalera hasta el tercer piso, donde estaban los dormitorios. Los examinó uno a uno. Dos de ellos eran evidentemente para los hijos del general, un chico y una chica, y Jalil se encontró deseando que estuviesen en casa y durmiendo. Pero las habitaciones estaban vacías. La tercera habitación parecía ser para invitados, y la cuarta era el dormitorio principal.

Jalil subió al cuarto piso, que contenía un amplio estudio y un dormitorio muy pequeño, que supuso era el del ama de llaves.

Paseó la vista por el estudio, observando todos los recuerdos militares que pendían de las paredes, revestidas de láminas de madera, o reposaban sobre la mesa escritorio y sobre una mesita auxiliar.

Al extremo de unos hilos de nailon colgaba del techo la maqueta de un F-111, con el morro apuntando hacia abajo y las alas inclinadas hacia atrás como si fuera a iniciar un ataque en picado. Jalil distinguió cuatro bombas plateadas bajo las alas. Arrancó la maqueta de sus hilos, la aplastó y la desgarró con las manos, dejando caer los pedazos al suelo, donde los pisoteó sobre la alfombra.

– Que Dios os mande a todos al infierno.

Se dominó y continuó su examen del estudio. En la pared había una foto en blanco y negro de ocho hombres delante de un cazabombardero F-111. La foto llevaba un pie impreso que decía: «Lakenhead, 13 de abril de 1987.» Jalil lo leyó otra vez. Aquél no era el año correcto del ataque pero luego se dio cuenta de que los nombres de aquellos hombres, así como su misión, eran secretos, y por eso el general falseaba la fecha de su fotografía, incluso allí, en su despacho privado. Evidentemente, pensó Jalil, aquellos cobardes no habían ganado ninguna condecoración por lo que habían hecho.

Jalil se acercó al gran escritorio de caoba y examinó los heterogéneos objetos que cubrían su superficie. Vio el dietario del general y lo abrió por la página del domingo, 16 de abril. El general había apuntado: «Iglesia, 8.15, Nacional.»

Observó que no había más anotaciones para el domingo, así que quizá nadie echara de menos al general hasta que faltase a su trabajo.

Miró la hoja del lunes y vio que el general tenía una reunión a las diez en punto. Para entonces, otro de los compañeros de escuadrilla del general estaría muerto también.

Jalil miró la anotación del 15 de abril, aniversario del ataque, y leyó: «Nueve de la mañana, conferencia telefónica, escuadrilla.»

Jalil movió afirmativamente la cabeza. O sea, que se mantenían en comunicación. Eso podría suponer un problema, especialmente cuando empezaran a morir uno tras otro. Pero ya había esperado que algunos de ellos estuvieran en contacto. Si actuaba con la suficiente rapidez, para cuando comprendiesen que iban muriendo de uno en uno ya estarían todos muertos.

Encontró la agenda telefónica personal del general junto al teléfono y vio los nombres de los demás hombres de la fotografía. Observó con satisfacción que junto al del coronel Hambrecht figuraba la mención «Fallecido». Observó también que la dirección del hombre llamado Chip Wiggins estaba tachada con un signo de interrogación en rojo junto al nombre.

Jalil pensó en llevarse la agenda telefónica, pero la policía detectaría su ausencia y eso plantearía dudas respecto al móvil del asesinato que iba a tener lugar.

Volvió a dejar la agenda telefónica sobre la mesa; luego la frotó con un pañuelo e hizo lo mismo con el dietario.

Abrió los cajones de la mesa. En el central descubrió una pistola automática plateada del calibre 45. Comprobó que tenía lleno el cargador y a continuación deslizó hacia atrás la corredera e introdujo una bala en la recámara. Dejó el seguro quitado y se guardó el arma en la cintura.

Fue hasta la puerta y luego se detuvo, dio media vuelta y recogió cuidadosamente los pedazos de la maqueta del F-l 11 y los echó en una papelera.

Regresó al tercer piso y registró cada uno de los dormitorios, en los que cogió dinero, joyas, relojes e incluso varias de las condecoraciones militares del general. Lo metió todo en una funda de almohada y bajó con ella a la cocina, en el primer piso. Encontró en el frigorífico un cartón de zumo de naranja y se sentó a la mesa de la cocina del general.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El juego del León»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El juego del León» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Nelson DeMille - Spencerville
Nelson DeMille
Nelson Demille - The Quest
Nelson Demille
Nelson Demille - Rendezvous
Nelson Demille
Nelson Demille - The Panther
Nelson Demille
Nelson DeMille - Death Benefits
Nelson DeMille
Nelson DeMille - Mayday
Nelson DeMille
Nelson DeMille - The book case
Nelson DeMille
Nelson DeMille - Conjura de silencio
Nelson DeMille
Nelson DeMille - Night Fall
Nelson DeMille
Nelson DeMille - The Lion
Nelson DeMille
Nelson Demille - The Lion's Game
Nelson Demille
Nelson Demille - Wild fire
Nelson Demille
Отзывы о книге «El juego del León»

Обсуждение, отзывы о книге «El juego del León» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x