Alicia Bartlett - Días de amor y engaños

Здесь есть возможность читать онлайн «Alicia Bartlett - Días de amor y engaños» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Días de amor y engaños: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Días de amor y engaños»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Una historia magistral sobre las parejas, el amor y el engaño La convivencia en una pequeña comunidad de ingenieros españoles en el extranjero se desmorona tras desvelarse la relación que ha mantenido uno de ellos con la esposa de otro. En unos pocos días, todo el frágil entramado de complicidades, de pequeñas hipocresías y de deseos contenidos de los miembros de la colonia se vendrá abajo, y saldrá así a la superficie un mundo de sexo, engaños y sueños largamente incumplidos. Una historia magistralmente narrada que trata un tema de eterna actualidad: la de las relaciones de pareja y cómo evolucionan, se transfiguran y mueren… o dan lugar a otras.

Días de amor y engaños — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Días de amor y engaños», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¡Mis traducciones! -exclamó con deje irónico-. Cualquier día me llamará el editor para decirme que no es necesario que continúe.

– ¿Por qué?

– Porque mi traducción de Tolstoi no avanza. No me preguntes el motivo, ni yo misma me lo explico. Supongo que es algo que está sucediéndome con el autor.

– ¿No habías traducido nada suyo con anterioridad?

– Nunca sus diarios. Ése es el problema, cada vez voy conociéndolo mejor como persona y lo que veo no me gusta demasiado. No sé, es un tipo muy loco. En el fondo le interesaba más la religión que la literatura. ¡Y ese odio cerval a su esposa pero sin querer separarse de ella! Traducir sus diarios ha sido contraproducente. Si descubrimos el auténtico trasfondo de la gente las cosas cambian, ¿no?

– Supongo.

– Todos tendemos a ocultar los aspectos más desagradables de nuestra personalidad, los más turbios.

Victoria sonrió con un rictus tenso:

– Afortunadamente, no soy una gran psicóloga. No suelo conocer a la gente en profundidad.

– A mí también pueden engañarme.

– Pues es obvio que Tolstoi no lo ha conseguido.

– ¿Por qué estudiaste química?

– ¡Hace tanto tiempo de eso! La verdad es que en un principio decidí estudiar medicina, pero me dio miedo. No tengo un carácter muy fuerte, y pensé que tratar siempre con gente enferma acabaría por deprimirme.

– ¡Te comprendo muy bien! A mí me deprime incluso tratar con gente sana.

Parecía desconcertada, pero no tenía ganas de hablar. La miró y sonrió aun a riesgo de parecer enigmática.

– ¿Quieres más café? -le ofreció Victoria precipitadamente.

– No, no, gracias. Me voy. Aunque nadie lo diría, tengo muchas cosas que hacer.

En ningún momento se le ocurrió insistir. Victoria sólo quería a aquellas alturas verla desaparecer cuanto antes. Era evidente que sabía o al menos sospechaba algo. ¿A santo de qué aquella visita imprevista con el absurdo subterfugio del artículo periodístico? Pero lo más llamativo habían sido sus palabras, cargadas de doble intención, llenas de significados ocultos. También su sonrisa irónica, la mirada inquisitiva de sus ojos. Un poco de calma, podía estar imaginándolo. ¿Eran apreciaciones sin fundamento? Intentó serenarse. Cogió un libro y procuró concentrarse en la lectura, pero saltaba de un párrafo a otro sin enterarse de nada. Mandó un mensaje al móvil de Santiago: «Llámame en cuanto puedas.» En algún momento tendría cobertura y podría leerlo. Tras haberlo escrito se intranquilizó, era una frase demasiado contundente para algo que sólo estaba basado en conjeturas. Él podría interpretarla pensando que había sucedido algo peor. Pasaría un mal rato. Tomó de nuevo el teléfono y escribió esta vez: «No es nada grave.» Así estaba mejor. Se dio cuenta de que le temblaban las manos. Era presa de una gran agitación. No debía permitirse perder los nervios. Lo más terrible que podía pasar era que Paula se hubiera enterado de algún modo y que quisiera jugar un rato. Era una reacción que estaría de acuerdo con su personalidad. Quizá se proponía dar el golpe final más adelante. Pero todo el mundo acabaría enterándose de la verdad; de manera que el riesgo radicaría en que las cosas sufrirían un adelanto, nada más. Fue relajándose poco a poco. Debía confiar en Santiago. Él era un hombre con los pies bien anclados en la realidad. En todo momento sabría qué hacer. Tomó el libro y consiguió leer. Al cabo de un rato se durmió.

La sobresaltó el timbre del teléfono. La voz de Santiago la llenó de alegría. Estaba confusa, recién salida del sueño.

– Victoria, he podido leer tus mensajes. ¿Ocurre algo?

– No sé, lo más probable es que se trate de figuraciones mías. Debo de estar más nerviosa de lo que creo.

– ¿Y bien?

– Paula vino a verme. Me trajo un artículo de periódico para que lo leyera. Tomamos un café y… en fin, tuve la sensación de que sabe algo, de que estaba jugando al ratón y al gato conmigo.

– No, no creo que fueran figuraciones tuyas. Yo tuve la misma sensación este fin de semana, por eso me vine al campamento. Alguien se lo ha dicho.

– Pero ¿quién?, ¿Darío?

– Da igual, eso no es lo importante. De cualquier modo, no te angusties, parece necesario que tomemos una determinación. No podemos seguir así. Este fin de semana debemos hablar con ellos, contarles que estamos enamorados y que tenemos intención de marcharnos. Después nos quedaremos un tiempo hasta que se produzcan las reacciones, las explicaciones, lo que sea necesario. Y más tarde nos iremos, tenga yo o no tenga ese nuevo trabajo. Piensa en este plan y dime si estás de acuerdo.

Victoria se quedó callada, había llegado el momento de la verdad. Oyó la voz firme de Santiago:

– ¿Me has oído, Victoria?

– Sí, te he oído. No es necesario pensar demasiado, no creo que tengamos otra alternativa.

Pensar, pensar… ¿qué significaba pensar, qué podía pensar sobre aquello que no la llevara siempre a la misma conclusión? El dolor. El dolor puro ante la perspectiva de tener que decirle a Ramón algo tan enorme como que ya no lo amaba. El pánico frío al momento en que tuviera que confesarle que se había enamorado de otro hombre y que se iba con él dejándolo todo: su matrimonio, sus hijos, su casa… todo. Le parecía imposible llegar a pronunciar esas palabras. El no comprendería nada, no podía comprender, puesto que no habían existido indicios previos, crisis anteriores, ninguna transición hacia la ruptura. El lento deterioro, casi imperceptible, de su relación no era antesala suficiente para aquella resolución tan brutal. Pero aquella entrevista era insoslayable. No podía huir dejándole una nota en el imán de la nevera. Debía hacerle entender a su marido que entre ellos hacía tiempo que no había amor, sino comprensión, ternura, camaradería, nada parecido al arrastre tempestuoso de la pasión. Aquella conversación podía dar pie a análisis posteriores sobre la situación. Ramón se daría cuenta de que aquélla no era una decisión tomada con ligereza, sino una consecuencia del vacío que reinaba entre los dos. Todo saldría bien, debía animarse. Santiago lo había previsto todo. Era un hombre fiable, sólido, seguro de sí mismo. Sin duda obraba siempre así frente a todas las cosas. Nunca más se sentiría sola. ¿O quizá al cabo de los años se produciría también un distanciamiento? No, esta vez no. Esta vez todo sería perfecto.

Susy no descolgó el teléfono porque sabía que era su madre quien lo hacía sonar. Había decidido no responder a sus llamadas durante un tiempo. Esa sería la primera parte de su «reeducación». La segunda consistiría en coger el auricular y decirle: «Déjame en paz. No quiero hablar contigo. No hay nada que tratar. Ya te llamaré yo más adelante.» De momento no tenía coraje para enfrentarse a ella de esa manera, y no respondiendo a sus llamadas lo único que había conseguido era que dejara mensajes a Henry preguntándole qué era lo que ocurría. Finalmente su marido se enfureció con ella.

– Cariño, ¿no podrías evitar que tu madre me diese la lata de este modo? ¿Dónde te metes, por qué no le contestas? Ponte en contacto con ella de una vez, yo tengo mucho trabajo.

– He decidido cortar nuestras conversaciones telefónicas. Más adelante, cuando lo tenga bien asumido, le diré que no quiero volver a verla.

– Crees que es así como se arreglan las cosas, ¿verdad?, eso es lo que crees. ¿Cuándo dejarás de comportarte como una niña, Susan, cuándo? Te advierto que mi paciencia tiene un límite.

– Déjame en paz.

Colgó con brusquedad y se sintió feliz por haberse atrevido a hacerlo. Rebelarse era más fácil de lo que parecía, más satisfactorio también. Henry se sentía con autoridad para llamarla y pegarle una bronca, exactamente como si fuera una estudiante de secundaria. Pero las cosas estaban cambiando, México la estaba cambiando. ¡Viva México libre!, gritó mentalmente, y casi se echó a reír. Obrar por sí misma, según sus auténticas inclinaciones, no iba a resultar tan complicado finalmente. Todo consistía en no tener miedo a lo que pudiera descubrir en su interior. Adiós al miedo, adiós.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Días de amor y engaños»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Días de amor y engaños» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Alicia Bartlett - Rites de mort
Alicia Bartlett
libcat.ru: книга без обложки
Alicia Bartlett
libcat.ru: книга без обложки
Alicia Bartlett
Alicia Bartlett - Donde Nadie Te Encuentre
Alicia Bartlett
Xavier Aliaga - Ja estem morts, amor
Xavier Aliaga
Alicia E. Funcasta Tripaldi - Transmuta este amor por otro amor
Alicia E. Funcasta Tripaldi
Humberto Batis - Amor por amor
Humberto Batis
Frederick Bartlett - The Wall Street Girl
Frederick Bartlett
Отзывы о книге «Días de amor y engaños»

Обсуждение, отзывы о книге «Días de amor y engaños» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x