• Пожаловаться

Jack Higgins: El Aguila Emprende El Vuelo

Здесь есть возможность читать онлайн «Jack Higgins: El Aguila Emprende El Vuelo» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Триллер / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Jack Higgins El Aguila Emprende El Vuelo

El Aguila Emprende El Vuelo: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Aguila Emprende El Vuelo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Liam Devlin se enfrenta a un reto casi imposible: rescatar al hombre que intentó matar a Churchill. 1943. El coronel Kurt Steiner ha sobrevivido a su arriesgado golpe de mano contra Churchill. Prisionero en un lugar secreto, se ha convertido en un rehén incómodo para los británicos… y en una baza apetecible para sectores de la jerarquía nazi.Hay que rescatar a Steiner, y sólo Liam Devlin puede hacerlo. Éste urdirá un plan sutil, imaginativo y muy peligroso. De principio a fin, el éxito de la operación penderá de un hilo, tan extremadamente fino que cualquier cosa puede romperlo.

Jack Higgins: другие книги автора


Кто написал El Aguila Emprende El Vuelo? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

El Aguila Emprende El Vuelo — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Aguila Emprende El Vuelo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Confío en no haber llegado con retraso -comentó el mariscal de campo.

– En realidad, han llegado ustedes dos minutos antes de la hora prevista -dijo Berger dirigiéndole la sonrisa de buen humor que podría dirigir un soldado a otro-, ¿Me permiten mostrarles el camino?

Abrió la gran puerta de roble y ambos le siguieron. La larga mesa de comedor sólo estaba preparada para cuatro personas. El Führer estaba de pie junto a la chimenea de piedra, con la mirada fija en los leños ardiendo. Al escucharlos entrar se volvió hacia ellos.

– Ah, ya están aquí.

– Espero que se encuentre bien, mi Führer -dijo Rommel.

Hitler saludó a Canaris con un gesto.

– Herr almirante. -Sus ojos se desviaron hacia Ritter, que permanecía firme, sosteniendo un maletín-. ¿Y a quién tenemos aquí?

– Mi ayudante personal, el mayor Cari Ritter, mi Führer. Dispone de más detalles sobre la situación en Normandía, que ya hemos discutido -dijo Rommel.

– ¿Más informes? -preguntó Hitler encogiéndose de hombros-. Si tiene necesidad de ellos, supongo que estará bien. -Se volvió hacia Berger-. Prepare otro cubierto en la mesa y ocúpese de ver qué está retrasando al Reichsführer.

En el momento en que Berger se volvía hacia la puerta, ésta se abrió y Himmler hizo su entrada. Llevaba el uniforme negro y tenía el rostro pálido, con una leve expresión de excitación que le resultó difícil ocultar.

– Le ruego me disculpe, mi Führer, pero he recibido una llamada telefónica desde Berlín cuando estaba a punto de salir de mi habitación. -A continuación, hizo sendos gestos de saludo-. Herr almirante, herr mariscal de campo.

– Y el ayudante del mariscal de campo, el mayor Ritter -presentó Hitler frotándose las manos-. Realmente, me siento muy hambriento. ¿Saben, caballeros? Quizá debiéramos hacer esto más a menudo.

Quiero decir, desayunar temprano. Eso nos deja todo el resto del día libre para otras cuestiones importantes. Pero, vamos, siéntense.

Él mismo así lo hizo, a la cabecera de la mesa. Rommel y Canaris se sentaron a su derecha, y Himmler y Ritter a la izquierda.

– Muy bien -dijo Hitler-. Empecemos. La comida antes que los asuntos a tratar.

Tomó la pequeña campanilla de plata que había a su mano derecha y la hizo sonar.

Apenas diez minutos más tarde, el Kubelwagen llegó ante la puerta principal de entrada al castillo. Schellenberg se asomó. El sargento que se adelantó hacia él vio su uniforme y saludó.

– El Führer nos espera -le dijo Schellenberg.

El sargento le miró, desconcertado.

– Tengo órdenes de no dejar pasar a nadie, general.

– No sea estúpido, hombre -exclamó Schellenberg-. Eso no se me puede aplicar a mi -Se volvió hacia Asa y ordenó-: Siga conduciendo, Hauptsturmführer.

Entraron en el patio interior y se detuvieron.

– ¿Saben lo que dicen los españoles para referirse al instante en que el torero entra a matar y no sabe si vivirá o morirá a continuación? -preguntó Devlin -. Dicen que ése es el momento de la verdad.

– Vamos, señor Devlin, dejémonos de eso ahora -dijo Schellenberg-, y sigamos adelante.

Subió los escalones que conducían a la puerta de entrada al castillo y extendió la mano para abrirla.

Hitler estaba disfrutando en el comedor, comiendo un plato a base de pan tostado y fruta.

– Una de las cosas buenas que tienen los franceses, es que hacen un pan excelente -dijo, extendiendo la mano para tomar otra rebanada de pan tostado.

En ese momento se abrió la puerta y un sargento mayor de las SS entró en el comedor. Fue Himmler quien le habló:

– Creí haber dejado bien claro que no se nos debía molestar por ninguna razón.

– Sí, Reichsführer, pero el general Schellenberg está aquí, acompañado por un Hauptsturmführer y un civil. Asegura que es imperativo que vea al Führer.

– ¡No diga tonterías! -exclamó Himmler-. ¡Ya sabe cuáles son sus órdenes!

Hitler intervino de inmediato.

– ¿Schellenberg? Me pregunto a qué puede haber venido. Hágale pasar, sargento mayor.

Schellenberg, Devlin y Asa esperaban en el vestíbulo, junto a la puerta. El sargento mayor regresó.

– El Führer les verá, general, pero deben dejar aquí sus armas. Tengo órdenes en tal sentido. Y eso se aplica a todos.

– Desde luego -asintió Schellenberg sacando su pistola de la funda y dejándola sobre la mesa con un ruido seco.

Asa hizo lo mismo, y Devlin se sacó la Luger del bolsillo interior de la chaqueta.

– Todas las aportaciones ofrecidas graciosamente.

– Y ahora, caballeros -dijo el sargento mayor-, si quieren seguirme…

Se volvió y les indicó el camino hacia el comedor.

Cuando entraron en él, Hitler seguía comiendo. Rommel y Canaris los miraron con curiosidad. Himmler estaba mortalmente pálido.

– Veamos, Schellenberg -dijo Hitler-, ¿qué le trae por aquí?

– Lamento mucho la intrusión, mi Führer, pero a mi atención ha llegado una cuestión de la más grave urgencia.

– ¿Y hasta qué punto es urgente esa cuestión? -preguntó Hitler.

– Está relacionada con su propia vida, mi Führer, o más bien debería decir con un atentado contra su vida.

– ¡Imposible.' -exclamó Himmler.

Hitler le hizo un gesto con la mano, ordenándole que se callara, y miró a Devlin y a Asa Vaughan.

– ¿Y quiénes son ellos?

– ¿Me permite explicárselo? Recientemente, el Reichsführer me encomendó la tarea de organizar el regreso al Reich, sano y salvo, de un tal coronel Kurt Steiner, que estuvo prisionero en la Torre de Londres durante un tiempo. Herr Devlin, aquí presente, y el Hauptsturmführer Vaughan lograron alcanzar el mayor de los éxitos en esta cuestión, y hace muy poco tiempo me han entregado al coronel Steiner en una pequeña base de la Luftwaffe situada cerca de aquí.

– No sabía nada de esto -dijo Hitler mirando a Himmler.

– Iba a ser una sorpresa, mi Führer -dijo Himmler, que parecía derrumbado.

Hitler se volvió de nuevo a mirar a Schellenberg.

– ¿Y dónde está ese coronel Steiner?

– Estará aquí muy pronto. La cuestión es que hace apenas un par de horas he recibido una llamada telefónica anónima. Lamento tener que decir esto en presencia del Reichsführer, pero, fuera quien fuese, habló de traición, incluso en las propias filas de las SS.

– ¡Imposible! -exclamó Himmler, que estaba conmocionado.

– Se refirió también a un oficial llamado Berger.

– Pero el Sturmbannführer Berger está a cargo de mi seguridad aquí -dijo Hitler-. Incluso acabo de ascenderle.

– A pesar de todo, mi Führer, eso fue lo que se me dijo por teléfono.

– Lo que no hace más que demostrar que no se puede confiar en nadie -dijo en ese momento Horst Berger saliendo de entre las sombras, en uno de los extremos del comedor, acompañado por un miembro de las SS a cada lado, todos ellos sosteniendo pistolas ametralladoras.

Steiner y el capitán Kramer iban al frente de la columna que subía hacia el castillo. Avanzaban sentados en un Kubelwagen, sin capota a pesar de la lluvia. Los paracaidistas les seguían, montados en dos transportes de tropas. Steiner llevaba una granada de mano metida por el hueco superior de una de sus botas de salto, y una Schmeisser preparada sobre el regazo.

– Cuando empiece el jaleo, actuaremos con dureza, sin detenernos. Recuérdelo -dijo.

– Estamos con usted pase lo que pase, coronel -le aseguró Kramer.

Aminoró la marcha al llegar a la puerta exterior. El sargento de las SS se les acercó.

– ¿Qué es todo esto?

Steiner levantó la Schmeisser, le disparó una ráfaga rápida que le hizo dar un salto hacia atrás, se incorporó en el vehículo descapotable, y giró para interceptar con una nueva ráfaga al otro guardia, al tiempo que Kramer dirigía el Kubelioagen hacia adelante con un repentino acelerón.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Aguila Emprende El Vuelo»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Aguila Emprende El Vuelo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Jack Higgins: El Ojo Del Huracan
El Ojo Del Huracan
Jack Higgins
Christine Feehan: Fuego Salvaje
Fuego Salvaje
Christine Feehan
Elizabeth George: Cenizas de Rencor
Cenizas de Rencor
Elizabeth George
Jacquie D’Alessandro: Sólo Tú
Sólo Tú
Jacquie D’Alessandro
Marion Lennox: Rescatar un corazón
Rescatar un corazón
Marion Lennox
Отзывы о книге «El Aguila Emprende El Vuelo»

Обсуждение, отзывы о книге «El Aguila Emprende El Vuelo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.