Anne Rice - La Hora Del Angel

Здесь есть возможность читать онлайн «Anne Rice - La Hora Del Angel» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La Hora Del Angel: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Hora Del Angel»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Con La hora del ángel, primer volumen de su nueva serie, Anne Rice retoma su narrativa más oscura para convertir a los ángeles en protagonistas.
Toby O’Dare, un famoso asesino a sueldo, es un hombre despiadado que recibe órdenes del Hombre Justo. Se mueve en un mundo de pesadilla hasta que aparece un forastero misterioso, un serafín, y le ofrece la oportunidad de salvar vidas en lugar de destruirlas.
Viaja atrás en el tiempo hasta la Inglaterra del siglo XIII, y en ese escenario primitivo, comienza su peligrosa búsqueda de la salvación: una odisea llena de lealtades y traiciones, de egoísmo y amor.

La Hora Del Angel — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Hora Del Angel», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

»Sin embargo, Godwin sí se dio cuenta y de nuevo, como antes, se arrodilló delante de mi padre. Lo hizo con una total humildad, como si no fuera con él, y qué imagen daba con su hábito negro y sus sandalias, de rodillas delante de mi padre, rogándole que lo perdonara por todo y que confiara en que Rosa contaría con todo su cariño y sus atenciones.

»Mi padre no se conmovió. Por fin, con un profundo suspiro hizo seña a todo el mundo de que callara, porque en ese momento Rosa estaba rogándole, e incluso el orgulloso pero amable Nigel le pedía que reconociera lo justo de aquella solución. “¿Justo? -exclamó mi padre-. ¿Que la hija judía de una mujer judía sea bautizada y se convierta en cristiana? ¿Es eso lo que pensáis que es justo? Antes la vería muerta que dejar que ocurra semejante cosa.”

»Pero Rosa, atrevida, se apretaba contra él y no le dejaba apartar sus manos de las de ella. “Abuelo -dijo-, túvas a ser ahora el rey Salomón. Has de ver que Lea y yo hemos de separarnos, porque somos dos y no una, y tenemos dos padres, un padre y una madre.”

»“Tú eres quien lo ha decidido -contestó mi padre. Su tono era irritado. Nunca lo había visto tan furioso, tan amargado. Ni siquiera cuando años atrás le dije que estaba embarazada había reaccionado con tanta ira-. Estás muerta para mí -le dijo a Rosa-. Te vas con el loco y mentecato de tu padre, ese diablo que se aprovechó de mi confianza, escuchó mis historias y leyendas y lo que había de ser mi enseñanza, sin quitar ni por un instante sus ojos malvados de tu madre. Vete, para mí estás muerta y llevaré luto por ti. Sal de mi casa. Sal y llévate contigo a ese conde que ha venido aquí para separar a una niña de su madre y de su abuelo.”

»Salió él de la habitación, encontrando por sí solo el camino, y cerró la puerta con un fuerte golpe.

»En ese momento pensé que mi corazón se partía, y que nunca iba a conocer de nuevo la paz, la felicidad ni el amor. Pero ocurrió algo que me afectó más profundamente que cualquier palabra que se pronunciara.

»Cuando Godwin se levantó y se volvió hacia Rosa, ella corrió a sus brazos. Se sentía atraída hacia él de una forma irresistible, y lo cubrió de besos infantiles, y reclinó la cabeza en sus hombros, y él cerró los ojos y lloró.

»En ese momento me vi a mí misma, tal como lo había amado años atrás. Vi sólo la esencia de aquella escena, que era a nuestra hija a quien abrazaba. Y supe que no podía ni quería hacer nada que impidiese aquel plan.

»Sólo lo admitiré ante vos, hermano Tobías, pero sentí un alivio total. Y en mi corazón me despedí en silencio de Rosa y en silencio ratifiqué mi amor por Godwin, y fui a ocupar mi lugar al lado de Meir.

»Ah, ya veis cómo son las cosas. Ya lo veis. ¿Estaba equivocada? ¿Tenía razón?

»El Señor del cielo me ha arrebatado a Lea, la hija que seguía conmigo, mi leal, tímida y cariñosa Lea. Se la ha llevado, mientras en Oxford mi padre se niega incluso a dirigirme la palabra y llora a Rosa, que sigue con vida.

»¿Me ha castigado el Señor?

»Sin duda, mi padre se ha enterado de la muerte de Lea. Sin duda, sabe con lo que nos enfrentamos aquí en Norwich y que la ciudad ha convertido la muerte de Lea en una gran causa para condenarnos y posiblemente ejecutarnos, y que el odio de nuestros vecinos gentiles puede desbordarse de nuevo contra toda nuestra comunidad.

»Es un castigo dirigido contra mí, porque permití que Rosa quedara bajo la custodia del conde y se marchara con él y con Godwin a París. Es un castigo, no puedo dejar de creerlo. Y mi padre, mi padre no me dirige una palabra ni me ha escrito una letra desde aquel instante. Ni siquiera ahora.

»Se habría marchado de nuestra casa aquel mismo día, si Meir no se me hubiese llevado de allí de inmediato, y si Rosa no se hubiese ido la misma noche. Y la pobre Lea, mi dulce Lea, se esforzaba en comprender por qué su hermana se iba a París, y por qué su abuelo se había encerrado en un silencio que parecía de granito, y se negaba a hablarle incluso a ella.

»Y ahora mi dulce cariño, traída a esta ciudad extraña de Norwich y amada por todos los que ponían sus ojos en ella, ha muerto sin remedio, de la pasión ilíaca, mientras nosotros nos veíamos incapaces de salvarla, y Dios me ha colocado en este lugar, prisionera, hasta el momento en que en la ciudad estallen los tumultos y todos nosotros seamos destruidos.

»Me pregunto si mi padre no se estará riendo amargamente de nosotros, porque sin duda estamos siendo castigados.

12 El final de la historia de Fluria

Fluria estaba deshecha en llanto cuando acabó de hablar. De nuevo deseé abrazarla, pero sabía que era un gesto impropio y que no sería tolerado.

Repetí en voz baja que no podía imaginar su dolor al perder a Lea, y sólo el silencio era capaz de rendir el adecuado homenaje a su corazón.

– No creo que el Señor se haya llevado a la niña para castigar a nadie por alguna cosa -dije-. Pero ¿qué sé yo de los caminos del Señor? Creo que hiciste lo que creíste correcto al dejar marchar a Rosa a París. Y Lea murió debido a circunstancias por las que cualquier niño puede morir.

Se calmó un poco cuando le hablé así. Estaba cansada, y tal vez fue su agotamiento más que cualquier otra cosa lo que la apaciguó.

Se levantó de la mesa, fue hasta la estrecha aspillera que servía de ventana y pareció mirar la nieve que caía en el exterior.

Yo me puse de pie y me coloqué detrás de ella.

– Tenemos que decidir muchas cosas ahora, Fluria, pero la principal es ésta: si he de ir a París y convencer a Rosa de que venga aquí a representar el papel de Lea…

– Oh, ¿creéis que no he pensado en eso? -preguntó ella. Se volvió hacia mí-. Es demasiado peligroso. Y Godwin nunca admitirá ese engaño. ¿Cómo puede ser bueno un engaño así?

– ¿No engañó Jacob a Isaac? -dije-. ¿Y se convirtió en Israel y en el padre de su tribu?

– Sí, así es, y Rosa es lista y tiene el don de la palabra. Pero ¿qué ocurrirá si Rosa no puede responder a las preguntas de lady Margaret ni reconoce a la pequeña Eleanor como su amiga? No, no puede hacerse.

– Rosa puede negarse a hablar con quienes os han insultado -dije-. Todo el mundo lo comprenderá. Sólo es necesario que aparezca.

Al parecer, eso no se le había ocurrido a Fluria.

Empezó a recorrer la habitación y a retorcerse las manos. Durante toda mi vida había oído esa expresión: retorcerse las manos. Pero nunca había visto a nadie hacerlo, hasta entonces.

Me vino a la mente de pronto la idea de que ahora conocía a esta mujer mejor que a nadie en el mundo. Era un pensamiento extraño y escalofriante, no porque yo la amara lo más mínimo, sino porque no podía soportar pensar en mi propia vida.

– Pero en caso de que sea posible traer aquí a Rosa -pregunté-, ¿cuántas personas saben en la judería que tienes dos hijas gemelas? ¿Cuántas conocen a tu padre y te conocieron a ti en Oxford?

– Demasiadas, pero ninguna lo contará -insistió-. Recordad que para mi pueblo una persona que se convierte está muerta y desaparecida, y nadie menciona su nombre. Nunca hablamos de ella cuando vinimos aquí. Y nadie nos ha hablado a nosotros de Rosa. Y yo diría que en estos momentos es el secreto mejor guardado de la judería. -Siguió hablando como si tuviera necesidad de razonarlo todo-. Según nuestra ley, Rosa podría haber perdido todas las propiedades que heredó, por el solo hecho de haberse convertido. No, hay personas aquí que lo saben pero guardarán silencio, y nuestro físico y nuestros ancianos se dan cuenta de que deben callar.

– ¿Qué hay de tu padre? ¿Le has escrito para contarle que Lea ha muerto?

– No, y si lo hubiera hecho, él habría quemado la carta sin abrirla. Juró que lo haría si alguna vez le escribía.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Hora Del Angel»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Hora Del Angel» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La Hora Del Angel»

Обсуждение, отзывы о книге «La Hora Del Angel» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x