Batya Gur - Asesinato en directo

Здесь есть возможность читать онлайн «Batya Gur - Asesinato en directo» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Asesinato en directo: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Asesinato en directo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El cadáver de una mujer aparece en los vestuarios de los estudios de la televisión israelí. El caso se lo adjudican al inspector Michael Ohayon, que emprenderá una complicada y sangrienta investigación que lo llevará por los pasillos de los estudios de la televisión oficial y especialmente por los meandros de las relaciones, tensiones, miedos y amores del personal de la televisión, desde el técnico más sencillo hasta el mismo director. En Asesinato en directo, Batya Gur elige como escena del crimen la televisión isaraelí. Lugar donde se forja la conciencia nacional, donde se muestran las tensiones políticas, los enfrentamientos, la corrupción y las divisiones étnicas, sociales y religiosas que agitan el país.

Asesinato en directo — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Asesinato en directo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Sentado en el asiento trasero del coche de la unidad móvil, que prácticamente volaba en dirección a la carretera de los túneles, Dani Benizri se quitó la camisa color celeste y se puso un jersey negro de cuello alto que llevaba en la mochila. Calculó que le quedaban sólo veinte minutos antes de volver a estar ante las cámaras; veinte minutos hasta la entrada de la carretera de los túneles. Veinte minutos en los que tenía que decirle algo a Tikva y tranquilizar a su madre. Debía intentar aparecer ni demasiado bien vestido, y por eso se había puesto el jersey negro de cuello alto, ni demasiado satisfecho de sí mismo, pues eso podía causar mal efecto en la pantalla cuando estuviera sobre el terreno y entrara en el túnel lleno de explosivos. Por suerte tenía esa gabardina de color caqui que le quedaba bien y le daba un aire de cierta urgencia, como si no le hubiera dado tiempo a arreglarse. Antes de haber podido meter el brazo en la manga le sonó le móvil. Ya se lo esperaba: «¿Qué? Tikva, ¿pasa algo?», dijo fingiendo sorpresa, pues quizá ella no hubiera oído aún las noticias y no estuviera al tanto del asunto. Durante unos segundos que se le hicieron eternos oyó los sollozos de ella: «Dani-tengo-tanto-miedo», hasta que pudo decirle:

– Tikva, cálmate, primero tranquilízate. Si no, la pequeña se echará a llorar. Ya está llorando. ¿Te das cuenta? No tengas miedo, ya conoces a Shimshi y a toda su familia, no me van a hacer nada, ni a mí ni a nadie.

Por un momento, Tikva dejó de llorar, pero entonces se acordó de lo que había dicho Shimshi por la tele, sus amenazas de hacerlos saltar a todos por los aires.

– ¡Lo han dicho por la tele! -repitió Dani Benizri con desprecio-. ¿Y qué importa que lo hayan dicho? ¿A estas alturas todavía no te has enterado de que lo hacen para llamar la atención? Díselo a mi madre, tranquilízala, dile que todo esto es…, que no…, que no me llame ahora… -y rápidamente, antes de que Tikva tuviera tiempo de pensar en decir algo más o de echarse a llorar de nuevo, él se puso a hablarle de las vacunas, de que tenían hora en el ambulatorio y de las gotas de suero fisiológico que Tikva debía ponerle en la nariz a la pequeña, tal y como les había aconsejado aquel pediatra que a ella le encantaba y que él, por el contrario, no podía soportar.

Después miró por la ventana las calles mojadas por la lluvia que el coche de la unidad móvil recorría a toda velocidad. Quién iba a imaginar que aquella mañana que había empezado con los comentarios sobre la muerte de Tirtsa terminaría de aquella manera, con una unidad móvil precipitándose hacia la entrada del túnel. Aunque, en realidad, nada había terminado. En absoluto, pues en la entrada del túnel, no muy lejos de donde estaban aparcados los coches patrulla de la policía, se veía una columna de humo negro y en medio, con una gorra gris y su mono azul de trabajo, a Moshé Shimshi esperándolo.

Zohar se apartó torciendo el gesto.

– No me deja entrar, el muy cabrón -le susurró a Dani Benizri-, sabe que soy de la tele y no me deja. Todos te están esperando… como a un Mesías.

Dani Benizri abrió los brazos y los dejó caer como en un gesto de modestia, dando a entender que no había hecho nada especial para estar allí. Después miró a Zohar preocupado, le dio una palmadita en el hombro y le dijo:

– Te felicito, Zohar, buen trabajo.

Sin pretenderlo, ni hacer nada reprochable, uno puede suscitar la envidia de un compañero de trabajo y ganarse un enemigo sólo por haber sido elegido en su lugar. Pero ¿qué podía hacer él? Su intención no era usurparle nada a nadie, la culpa no era suya, aunque, por otro lado, tampoco podía permitirse perder una oportunidad como ésa.

– Escucha -le dijo carraspeando-, yo no…

Pero Zohar ya se había dado la vuelta y había empezado a recoger sus cosas.

– Anda, venga, entra ya -le instó Zohar mientras él, por su parte, subía a la unidad móvil-. Todo tuyo -añadió en un tono sarcástico tras posar su mano sobre el hombro de Iyo, el cámara-. Y da las gracias de tenerlo a él, porque nos han pillado desprevenidos, sin técnico de sonido ni nada; Iyo es todo tu equipo.

– ¿Lo dejarán entrar? -preguntó Dani Benizri mirando al policía que tenía el megáfono y que se encontraba situado al lado de Shimshi.

El policía se encogió de hombros, y le preguntó a Shimshi, señalando a Iyo, el cámara:

– ¿Puede entrar él también?

– Sólo Benizri -dijo Shimshi, con la cabeza gacha-, nadie más que él.

– Si quieres me quedo aquí esperándote -dijo Iyo, y le entregó a Benizri la cámara de vídeo y la pantalla que había cogido de la unidad móvil.

Dani Benizri se acercó a Shimshi vacilante, preocupado por que no fuera a permitirle entrar con la cámara o la pantalla, pero Shimshi se lo quedó mirando en silencio y finalmente dijo:

– Ya ves, como no has vuelto por casa… ahora nos tenemos que encontrar aquí.

Benizri se esforzó en sonreír. No tenía por qué sentir miedo. Conocía a Shimshi desde hacía años, cuando él era un novato en el periodismo de investigación y Shimshi un activista principal de la Histadrut. No había razón para tenerle miedo, pero, a pesar de todo, se sentía invadido por el pánico. Quizá fuera por la respiración angustiada y jadeante de Shimshi, que también parecía presa del terror. Y es bien sabido que las personas asustadas y bajo una fuerte presión pueden llegar a ser muy peligrosas.

– Oye -dijo Shimshi en voz baja, haciéndole entrar en el túnel-, tenemos un problema.

Benizri sintió cómo su mano se estremecía y el mango de la cámara se llenaba de un sudor pegajoso. Shimshi entró en el túnel corriendo y él lo siguió. La pantalla y la cámara de vídeo ralentizaron sus pasos. Vio, de lejos, dos camiones bloqueando el camino. Un grupo de hombres con mono azul y gorro de lana se apartó para abrirles paso. Detrás de los camiones estaba el Volvo gris, y pudo reconocer a Azriel, el chófer de Timna Ben-Zvi, la ministra de Trabajo y Asuntos Sociales, con los codos apoyados en el techo del coche, la cabeza inclinada y el rostro entre las manos. Shimshi se paró en seco al llegar a la altura del coche. Azriel se irguió. Ignoró a Shimshi y clavó sus ojos grandes y claros en Dani Benizri, mientras se acariciaba el mentón con mano temblorosa.

– ¿Dónde está la ministra? -preguntó Benizri.

Azriel señaló con la cabeza hacia la ventanilla trasera del Volvo.

– No se encuentra bien -susurró-, no sé qué hacer.

– Es lo que te decía -le explicó Shimshi a Benizri, y carraspeó-. Tenemos un problema, porque ella no está muy…, cómo lo diría…, no se encuentra demasiado bien, así que es mejor que acabemos rápido -concluyó, quitándose el gorro y hundiendo los dedos en su escaso cabello gris, que ahora estaba completamente aplastado.

– ¿Qué le ha pasado? -preguntó Benizri asustado, tomando una profunda bocanada de aire para después toser. Una nube de humo negro y sofocante invadía ahora el túnel.

– Que no se encuentra bien -dijo Shimshi, y Benizri dejó la cámara a los pies de Azriel y se apresuró a mirar dentro del vehículo.

La ministra de Trabajo y Asuntos Sociales estaba tumbada, acurrucada en el asiento trasero. Alguien le había puesto un bolso grande debajo de la cabeza. Tenía los ojos cerrados. Benizri entró en el coche y una vez allí preguntó si estaba consciente.

– ¡Se ha desmayado! -exclamó Shimshi.

– No se ha desmayado -vociferó entonces uno de los dos hombres que estaban cerca del coche-, está fingiendo, todo es puro teatro.

Benizri le tomó el pulso en la muñeca. Era lento y débil. Se fijó en su rostro grisáceo y escuchó su respiración, abrupta y dificultosa. Después miró a los lados y la sentó, le quitó la chaqueta negra de lana y le desabrochó los botones de la camisa celeste.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Asesinato en directo»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Asesinato en directo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Asesinato en directo»

Обсуждение, отзывы о книге «Asesinato en directo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x