Batya Gur - Piedra por piedra

Здесь есть возможность читать онлайн «Batya Gur - Piedra por piedra» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Piedra por piedra: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Piedra por piedra»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Una madre hace saltar por los aires la tumba de su propio hijo. Éste murió durante el servicio militar, víctima de una macabra broma. En la tumba se habían esculpido las usuales palabras anónimas que se emplean en estos casos: «Caído en acto de servicio». Pero la madre no lo acepta. En la tumba de su hijo tiene que ser grabada, bien visible para todos, la verdad: «Asesinado por sus superiores».
Éste es el comienzo de una larga serie de desesperados intentos por parte de Rajel para que se haga justicia. Como en otras novelas de Batya Gur que no pertenecen a la serie policiaca de Michael Ohayon, por la que es conocida en España, se ponen al descubierto las contradicciones y el lado oscuro de la sociedad israelí.

Piedra por piedra — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Piedra por piedra», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Con todo lo que le había dicho a la señora Avni acerca de la ausencia de relación entre el juicio y la justicia, la verdad es que sería deseable y necesario que hubiera cierta correspondencia entre ambas cosas. Porque era inadmisible que sólo tuviera ante sí la ley y nada más que eso. Aunque la señora Avni no tenía razón del todo desde el punto de vista humano -porque no cabía duda de que también los mandos de baja graduación tenían su parte de responsabilidad con sus subordinados-, cierto era que los modelos de conducta y las normas morales había que fijarlas a partir del ejemplo personal que daban los altos mandos. De nuevo empezaban a bullir en él los pensamientos que había logrado acallar en el juzgado, que se materializaban en la pregunta «¿En qué nos hemos convertido?», y que ahora amenazaban con no abandonarlo jamás. Se tomó el coñac que le quedaba en el vaso, suspiró, se obligó a reaccionar y se recordó a sí mismo el lugar que ocupaba en el mundo. El impulso del comienzo interrumpido, el placer que había conocido al escribir las resoluciones, todas esas cosas, ahora lo reconocía, no eran más que ritos vacíos a los que había que renunciar. Desde una profunda humildad, como quien está obligado -porque para él no hay elección-, iba ahora a cumplir con lo que tenía encomendado. Y no disponía de más idioma para lucirse que el lenguaje seco de la esfera judicial, el mismo que hasta hacía pocas horas todavía creía que encerraba cierta belleza.

Ya brillaba plenamente la luz del día cuando el juez Neuberg introdujo los veinte folios, escritos con tinta negra y una letra redonda y clara, en su vieja cartera de piel marrón. Sabía que, aunque no hubiera aportado innovaciones esenciales, había terminado de escribir la parte más difícil de su resolución, la parte fundamental, la judicial, la que trataba las cuestiones de la relación de la ley con temas como la previsión, la precaución, la responsabilidad, la seguridad, la comparecencia y, sobre todo, el tema más complicado de todos: el de la compensación; porque en los delitos con consecuencias hay que mostrar la relación causal entre el incumplimiento de una obligación y los daños, y en este caso los daños tuvieron una consecuencia mortal. El ruido del motor del camión de la basura se impuso ahora al canto de los pájaros y el espíritu del juez Neuberg no hallaba reposo: a pesar de que esa noche ya había demostrado que existía una relación de hecho entre la negligencia determinada más arriba y las consecuencias, durante la noche siguiente tendría que reunir todas sus fuerzas para redactar observaciones fundamentales acerca de las normas de seguridad en el Tsahal y, sobre todo, en lo referente a la decisión de no llevar a juicio al comandante de escuadrilla y al comandante de la base, porque de eso iba a resultar imposible seguir escapando.

12

Una bandada de pájaros pasó muy cerca del gran ventanal del juzgado. Las palabras del juez Neuberg, que leía la resolución, se mezclaron con un suave soplo de aroma de algas y peces, un olor gris verdoso que la acompañó al abandonar la sala del juzgado. A pesar de que había oído las palabras del juez y captado la recriminación hacia los «conformadores de las normas», en palabras suyas, a pesar de que había oído nombrar explícitamente los fallos que se habían dado en el comportamiento del comandante de la base, que debía haber sabido dar ejemplo, y a pesar, de nuevo, de que no se había perdido las palabras del juez, en un hebreo muy ceremonioso, acerca de los temores que sentía por el futuro de todo el ejército de Israel y por las desgracias que podrían seguir sucediendo si «no se llevaba a cabo un ejercicio de autocrítica», a pesar de todo eso, no halló consuelo alguno en todas esas palabras. Aunque hubieran llevado a juicio al comandante de la base, existen grandes dudas de que hubiera podido desandar el camino que a sí misma se había impuesto, de que hubiera sido capaz de reconciliarse con la vida y vivirla con una fe renovada y enmendada en medio del tipo de orden establecido en el mundo. Y es que a partir de un momento dado de la vida de una persona, ésta se comporta como cuando una bala es disparada con una pistola, que ya no puede volver sobre sus pasos.

Tuvo que abrirse camino entre las mujeres que se encontraban sentadas en su fila. Éstas alzaron hacia ella una mirada interrogativa y ella torció los labios en una sonrisa de disculpa cuando pasaba por delante de Rut Kahane y Julia Efrati. Cuando se coló por el mínimo espacio que quedaba entre ellas y el banco que tenían delante, se dio un golpe en las rodillas con el tablón, y la sensación de dolor pareció llegarle de un lugar muy lejano. En la galería abierta el olor de antes se hizo más potente y, durante un momento, se detuvo y se apoyó en la columna de piedra, admirada de cómo el mar se colaba por todas partes, cruzaba calles y restaurantes, verdulerías, tiendas, coches y casas y llegaba hasta ese lugar, preñado de designios, trayendo consigo la vaga pero tentadora promesa de que la vida seguía existiendo, o que él, en todo caso, sí seguía ahí. Se diría que la estaba llamando, que no es indiferente a su existencia, porque le traía hasta allí, hasta su persona, hasta sus mismísimos orificios nasales, la salinidad de las algas, los peces y las olas.

En el interior de su cabeza se mueve ahora una luz cegadora y resplandeciente envuelta en unas suaves ondas de calina de color gris rosado, telones y más telones que no pueden con esa luz deslumbrante. Nadie más que ella sabe de su existencia. Anda deprisa, como cualquier otra persona corriente, con la espalda recta, y nadie se compadecería a su paso, sino que la saludarían con respeto, como la chica que se encuentra detrás del mostrador a la salida de la casa verde, que, sonriéndole, le tiende su carnet de identidad a cambio del resguardo rosa que sus manos muertas, insensibles, palpan hasta encontrar, sin palabras, en el bolsillo interior del bolso. El yo muerto que lleva dentro es quien le guía los pasos, a la vez que sonríe al ver el carnet de identidad que se guarda en el bolso en el bolsillo del pantalón, como si fuera una persona viva destinada a vivir. El policía de regimiento la saluda con la cabeza y al mirarlo, mientras sigue andando, la pierna tropieza con un gancho de hierro afilado y oxidado que sobresale junto al portón. A través de su vestido fino nota el arañazo, y al palparlo y mirarse la pantorrilla, descubre una brecha profunda y ancha. Pero la sensación de dolor ya no existe. Toda la carne está muerta, aunque las piernas la conducen con la obediencia de unas piernas inteligentes hasta el aparcamiento, y hasta el coche, y con unos gestos sosegados, sujetándola con las dos manos, introduce la llave en la cerradura; con esas manos que también saben verter con sumo cuidado gasolina por los rincones del pasillo y hacer una pila a sus pies con las carpetas marrones. Es la que ha muerto en su interior la que mueve los músculos de la cara hasta ponerle una sonrisa de indulgencia, disculpándose a sí misma, a esos ojos que han confundido los manojos de llaves, a esas manos torpes que intentan abrir con la llave que no es, que se empeñan en abrir la puerta del coche con la llave de casa y luego con la de su estudio.

Ahí está, sentada en el asiento del conductor con las manos apoyadas en el volante. El parabrisas mira hacia el portón de salida del aparcamiento de las visitas. Entre las manchas de polvo que hay en el cristal, distingue la figura del juez Neuberg y las de los otros dos jueces que salen con paso lento, que se detienen antes de llegar al aparcamiento interior, como si estuvieran pensando si darse o no un paseo de mediodía. Han levantado la sesión. Si con el pie apretara bien fuerte el acelerador, hasta el fondo, podría tirarlos al suelo y poner fin a su arrogante modo de estar, tan tiesos. El pie roza el pedal del acelerador y el coche gruñe. Su mano agarra el freno de mano que ha olvidado soltar. No merece la pena. Ellos no tienen la culpa, los comprende, son de los que cumplen con su trabajo fielmente, si hasta habría que compadecerlos.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Piedra por piedra»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Piedra por piedra» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Piedra por piedra»

Обсуждение, отзывы о книге «Piedra por piedra» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x