Richard Powers - El eco de la memoria

Здесь есть возможность читать онлайн «Richard Powers - El eco de la memoria» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El eco de la memoria: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El eco de la memoria»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Una novela sobre el recuerdo y el olvido, de la mano de uno de los escritores con más talento de Estados Unidos.
Una llamada anónima avisa de un accidente en una carretera a las afueras de Nebraska. Mark Shluter es trasladado al hospital donde entra en coma, junto a él había una nota anónima con un extraño mensaje: «No soy Nadie, pero esta noche en la carretera del norte, DIOS me guió hasta ti para que pudieras vivir y traer de vuelta a alguien más». Karin Shluter, hermano de Mark, vuelve a su ciudad natal para cuidar de su hermano. Educados por padres inestables, ninguno de los dos ha encontrado el equilibrio en sus vidas. Un día, Mark despierta del coma con un extraño caso de síndrome de Capgras, un tipo de amnesia en la que el afectado recuerda todos los detalles referentes a su vida salvo los sentimientos ligados a ellos. ¿Vio Mark algo que no debía saber aquella noche en la carretera?

El eco de la memoria — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El eco de la memoria», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Weber miró más allá de una hilera de caras turbadas por el horror y la vio. Se interrumpió, desorientado. Ella había entrado en la sala a escondidas, como una oyente secreta. Sylvie. Sylvie a los veintiún años, en Ohio. Tomó asiento a un cuarto de la pendiente, junto al pasillo de la izquierda, y miró las diapositivas, con un cuaderno de espiral en las piernas cruzadas y tocándose el labio superior con el bolígrafo. Sobre la tapa abatible del pupitre estaban todos los libros de texto. Habían llegado al final del trimestre y Weber nunca había reparado en ella.

– En el transcurso de las décadas, H.M. se convirtió en uno de los sujetos más estudiados en la historia de la medicina. Mediante una interminable repetición diaria, logró saber que estaba sometido a observación. Las constantes pruebas que le hacían se convirtieron en una fuente de doloroso orgullo. Cien veces al día repetía: «Por lo menos puedo ayudar a alguien. Por lo menos puedo ayudar a la gente a comprender». Pero aún era preciso repetirle constantemente dónde estaba y, pasadas varias décadas, decirle que aquel día no iba a casa de sus padres.

Contempló la cascada de cabello rizado que cubría en parte el serio rostro de la mujer. La verdad era que se parecía muy poco a Sylvie. Tan solo era ella. Aquella suave intensidad interior. La curiosidad por todo, dispuesta a desentrañar todo lo que el estudio pusiera en su camino. La atención de Weber volvió a dirigirse bruscamente a su inquieta audiencia, mientras los segundos iban pasando. Amplió los detalles del caso sin tener que pensar en ellos. Sus alumnos tomaban notas. Eso era lo que querían: solo los hechos, firmes y repetibles.

– Ahora, además de H.M., quisiera presentaros el caso de David, un agente de seguros de Illinois de treinta y ocho años, casado y con dos hijos pequeños, que gozaba de una salud perfecta y no manifestaba trastornos neurológicos poco comunes, salvo la persistente creencia de que a los Cubs de Chicago solo les faltaba una temporada para conseguir el campeonato.

La risa cortés del público ondeó en la sala, más tímida que el año anterior. Weber alzó la vista. La joven Sylvie se mordió el labio, los ojos en el cuaderno de apuntes. Tal vez sintiera lástima de él.

– La primera señal de que algo fallaba apareció cuando David, a quien de ordinario le gustaba escuchar a R.E.M., empezó a apasionarse por Pete Seeger.

Ninguna reacción del público. Tampoco la hubo el año anterior. Esos nombres habían caído en la amnesia cultural. Seeger nunca había existido. R.E.M. ya no era ni siquiera un sueño provocado por la fiebre.

– A su mujer le pareció muy raro, pero no se alarmó hasta un mes después, cuando David se puso a hablar mal de su autor preferido, J. D. Salinger, al que denunció como una amenaza pública. Empezó a adquirir, aunque nunca a leer, lo que él llamaba «libros reales», que se limitaban a novelas del Oeste y aventuras navales. Su estilo de vestir empezó a cambiar, a retroceder, según su mujer. Iba a la oficina con un mono de trabajo con tirantes. Su mujer trató de convencerle de que fuera al médico, pero él insistía en que estaba bien. Se mostraba tan lúcido que su mujer dudaba de que la angustia que le causaban los cambios de David estuviera justificada. Él hablaba a menudo de recobrar a la persona que había sido. Una y otra vez le decía a su mujer: «Así era como todos vivíamos antes».

»Empezó a padecer dolores de cabeza y vómitos, letargo y reducción de la actitud alerta. Una noche, volvió a casa tres horas más tarde de lo habitual. Su mujer estaba fuera de sí. Había regresado a pie desde la oficina, a unos veinte kilómetros de distancia, tras haber vendido el coche a un colega. Su mujer, asustada, le gritó. Él le explicó que los coches eran funestos para el medio ambiente. Podía ir al trabajo en bicicleta, con lo cual ahorraría enormes cantidades de dinero que podrían dedicar a la universidad de los hijos. Su mujer sospechó un trastorno de personalidad inducido por el estrés, algo que entonces se llamaba crisis aguda de identidad…

La joven Sylvie tomó una nota en el cuaderno equilibrado sobre el muslo. Algo en la manera de mover los codos, en la curvatura del cuello, fuerte y vulnerable al mismo tiempo. Las sensaciones bombardeaban a Weber, todas sus viejas claves, los millones de momentos que habían desaparecido, un acorde tras el otro: cuando estudiaban juntos en la biblioteca hasta la hora del cierre; las películas europeas de arte y ensayo el martes por la noche en el Cineclub; largos debates sobre Sartre y Buber; sexo más o menos continuo. Vendaba los ojos de Sylvie y le rodeaba el vientre desnudo con varias muestras de tela, para poner a prueba su afirmación de que podía sentir los colores. Ella siempre acertaba.

Vestigios, todavía intactos. Todo lo que él había sido seguía archivado en alguna parte. Pero había extraviado las sensaciones del recuerdo hasta que aquel espectro viviente se sentó ante él en el anfiteatro, garabateando todas aquellas notas erróneas en su propio y creciente historial.

– La mujer de David insistió en que al día siguiente llamara al comprador del coche y lo recuperase. Él lo hizo, pero unas semanas después no regresó a casa. Al cruzar el aparcamiento de su empresa, le absorbieron de tal manera los cambios del cielo por encima de su cabeza que se pasó allí la noche entera, sentado en el asfalto, contemplando el espacio. Cuando la policía lo encontró a la mañana siguiente, estaba desorientado. Su mujer lo llevó al hospital, donde ingresó en la sección de psiquiatría, que rápidamente lo pasó a neurología. Sin la moderna tecnología del escáner, ¿quién sabe cómo podrían haberlo tratado? Pero aquí tenéis el escáner: mirad esto, en la corteza orbitofrontal caudal. Lo que veis es un gran neoplasma circunscrito, un meningioma, que ha crecido durante años, presionando los lóbulos frontales e incorporándose gradualmente a su personalidad…

Weber se percató mientras hacía avanzar la diapositiva: la vacilación que había experimentado en Nebraska no era el primer borrón en un historial por lo demás perfecto. Técnicamente, jamás había traicionado a Sylvie. Pero, a intervalos de varios años, el fiel Gerald había avanzado cautelosamente hasta el borde. El año en que cumplió los cincuenta conoció a una escultora que vivía en la zona de la bahía. Intercambiaron correspondencia durante largo tiempo, tal vez año y medio, antes de que ella le obligara a admitir que no había nada entre ellos salvo una pura invención suya. Diez años atrás hubo una licenciada japonesa, investigadora ayudante, seria y expectante, de poco más de treinta años. Se midiera como se midiera, la cosa no llegó a concretarse por un pelo. Ella se alejó cuando él se volvió frío. La mujer, que apenas podía alzar los ojos para mirar los suyos cuando él le hablaba, le dejó una nota para que Weber la leyera después de su partida: «En Japón, los investigadores tienen por lo menos un día de luto por todos los animales que han sacrificado…». Cada una de estas aventuras amorosas teóricas había sido una excepción: media docena de excepciones, en total. Weber parecía ser un infractor repetitivo, que cometía la falta y echaba a correr. En cada ocasión se lo contaba a Sylvie, pero después del hecho, siempre minimizando lo que había estado a punto de ser un desastre. Nada de aquello formaba parte del historial permanente.

Mientras la siguiente diapositiva se colocaba en la ranura, comprendió la verdad: quería a Barbara Gillespie. Pero ¿por qué? La actuación de aquella mujer no tenía sentido. Algo en su vida le había salido tan mal como a él. Ella vivía ya en el vacío donde él estaba penetrando. Un vacío enorme, oculto. Barbara sabía algo que él necesitaba, tenía algo que le evocaba a sí mismo.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El eco de la memoria»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El eco de la memoria» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El eco de la memoria»

Обсуждение, отзывы о книге «El eco de la memoria» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x