Jason Pinter - Matar A Henry Parker

Здесь есть возможность читать онлайн «Jason Pinter - Matar A Henry Parker» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Matar A Henry Parker: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Matar A Henry Parker»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Me mudé a Nueva York hace un mes para convertirme en el mejor periodista de todos los tiempos. Para encontrar las mayores historias jamás contadas. Y ahora aquí estoy: Henry Parker, veinticuatro años, exhausto y aturdido, a punto de que una bala acabe con mi vida. No puedo huir. Huir es lo único que Amanda y yo hemos hecho las últimas setenta y dos horas. Y estoy cansado. Cansado de saber la verdad y de no poder contarla.
Hace cinco minutos creía haberlo resuelto todo. Sabía que aquellos dos hombres (el agente del FBI y el asesino a sueldo) querían matarme, pero por motivos muy distintos. Si muero esta noche, más gente morirá mañana…

Matar A Henry Parker — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Matar A Henry Parker», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Noté por su voz que su interés crecía.

– ¿Quién quiere verte muerto, Henry?

– Espero que tú me ayudes a descubrirlo.

Otro suspiro.

– Paulina acaba de aceptar escribir un libro sobre ti, ¿sabes? Va a insertar el tema en el marco más amplio de la falta de ética del periodismo actual -dijo Jack-. Van a pagarle una pasta, por lo que he oído. Le ha pedido a Wallace un año sabático.

– Será una broma.

– Quieren que esté en las librerías en otoño.

– No sabía que era tan importante.

– Hace una semana no lo eras. Ahora las cosas han cambiado. Esas columnas que ha escrito han llamado mucho la atención, se han publicado en todas partes. Y desde que ese tipo que mató a la amante de su mujer escribió un bestseller, están ansiosos por hundir sus garras en el próximo gran escándalo americano. Y tú eres el elegido, amigo mío. Por lo visto va a tener algo que ver con la dicotomía entre el bien y el mal y con la forma en que los medios retratan a héroes y villanos. Alguna gilipollez así.

– Te aseguro que la historia en la que estoy trabajando podría borrar a Paulina del mapa. No se trata sólo de Luis Guzmán y John Fredrickson.

– Está bien, Henry, te escucho. ¿Qué has descubierto?

Saqué la lista de nombres de la oficina de Grady Larkin.

– Necesito que busques datos sobre diez personas.

Hubo una pausa.

– ¿Quiénes son esas personas? ¿Dónde has encontrado sus nombres?

– No puedo decírtelo -dije. No quería darle pistas. Sólo por si acaso-. ¿Tienes lápiz y papel, Jack?

– ¿Tienes ganas de morir, Henry?

– Hasta esta semana, no. Ahí van -le leí los diez nombres, deletreando cada uno, y los números de cuenta que aparecían en los cheques. Pero hubo un nombre que no mencioné. Ése tenía que reservármelo para más tarde.

– ¿Qué tengo que buscar exactamente?

– Cualquier cosa. Todo.

– ¿Y si decido ir a la policía ahora mismo? Estoy seguro de que podrán rastrear esta llamada y localizarte en cuestión de minutos.

Yo ya me lo esperaba.

– Si lo haces, me encargaré de que la Gazette sea el último periódico que conozca la historia completa. Me aseguraré de que el Times y quizá el Dispatch , depende del humor que esté, se hagan con la exclusiva sin censuras. Venderán toda la tirada y mientras tanto la Gazette estará informando de un atraco en un puesto de perritos calientes -dije-. Pero si me haces este favor, serás el primero en enterarte. Sin restricciones. Te contaré toda la historia con pelos y señales. Y créeme, Jack, es una historia cojonuda.

Apreté el brazo de Amanda, sentí el calor de su piel. Puso su mano sobre la mía, me la apretó suavemente. Esperé mientras O’Donnell pensaba. Por fin volvió a hablar.

– Llámame dentro de una hora -dijo.

– Hecho -hice una pausa-. Eh, Jack…

– ¿Sí, Henry?

– Necesito saberlo… no es que lo crea de verdad, pero… ya no sé qué pensar. Necesito saber si… ¿tú lo sabías? ¿Sabías lo de Luis Guzmán? ¿Me mandaste allí a propósito?

– ¿Me estás preguntando si te preparé una encerrona?

– Sí. Eso es lo que te estoy preguntando.

– Desde luego que no -contestó-. Así que llámame dentro de una hora.

– Claro, Jack.

– Y, Henry…

– ¿Qué?

– Que no te maten antes.

Colgué el teléfono. Me temblaban las manos.

– ¿Qué pasa? -preguntó Amanda.

– Jack. Lo necesitamos -la miré-. Pero no le creo.

Capítulo 34

Nos sentamos en una cafetería de la esquina de la 104 con Ámsterdam. La hora se nos hizo eterna. El local estaba vacío, sólo había un cocinero negro muy gordo y una pareja mayor que parecía llevar veinte años sentada a la misma mesa.

Nos escondimos detrás de las cartas enormes. Pedí un bollo de pan con queso de untar y un café; Amanda pidió lo mismo. Devoramos la comida cuando llegó y enseguida levantamos las tazas para que volvieran a llenárnoslas. Sólo confiaba en la cafeína para permanecer despierto, para mantener mis nervios en tensión.

– Entonces, si no le crees -dijo Amanda-, ¿cómo sabes que no va a ir a la policía?

– Porque, si está implicado, necesita averiguar qué sé. No querrá que nadie indague.

– Dios mío, ¿crees…? -dijo, y se puso rígida-. ¿Crees que puede tener algo que ver con ese hombre que entró en mi casa?

Aquello no se me había pasado por la cabeza.

– Es posible.

Amanda bebió un sorbo de agua.

– ¿Qué crees que va a descubrir Jack de esos nombres que le has dado? -preguntó. Le dio un mordisco a su pan y se sacudió las migas del regazo.

– No lo sé. Puede que nada. Puede que todas esas personas sean familiares de Larkin, primos terceros o algo así, y que simplemente les haya dado un respiro con el alquiler.

– ¿De veras crees que es eso lo que pasa?

Negué con la cabeza.

– No, no lo creo -di otro bocado y seguí masticando hasta que sentí que los ojos de Amanda me taladraban-. ¿Estás bien?

– No, Henry, no estoy bien.

– ¿Qué ocurre?

Se quedó callada, levantó una ceja.

– ¿Sinceramente?

– Sí. Sinceramente -noté un agujero en el estómago. Sólo quería alargar los brazos y reconfortarla.

– Estoy asustada, Henry.

– Yo también.

– No -dijo ella con mirada vigorosa-. No como yo. ¿Sabes por qué quiero ser abogada de menores? Porque cuando era pequeña me ponía enferma que nadie diera la cara por mí. Me pasaba el día esperando que alguien me diera una vida mejor, y ahora estoy en un punto en el que creo de verdad que puedo ayudar a quienes lo necesitan. Pero aquí estás tú, intentando salir adelante, y yo intentando ayudarte, y no sólo me asusta que te pase algo terrible, sino que además no puedo controlarlo. No puedo hacer nada por evitarlo.

El frío agujero que notaba en el estómago se abrió y la culpa brotó de él. Acerqué la mano a la mejilla de Amanda. El calor de su cara me hizo temblar. Acaricié lentamente su piel suave y miré de cerca sus ojos. Los cerró, frotó la nariz contra mi palma.

– No estaría aquí si no fuera por ti -dije sin esforzarme en controlar el temblor de mi voz. Mis ojos se empañaron. No me importó-. Sin ti estaría muerto o en la cárcel. Voy a luchar hasta que no pueda más, y eso sólo puedo hacerlo por ti. No te fuiste aunque podrías haberlo hecho. Quiero pensar que yo habría hecho lo mismo por ti, pero la verdad es que no lo sé. Decirte gracias no significa nada. Pero gracias, Amanda.

Los sollozos entrecortaron su risa. Se limpió la cara con una servilleta y bebió un sorbo de agua.

– Cuando esto acabe -dijo-, sí que podremos dar gracias.

– Pasaremos una semana celebrándolo -dije-, una fiesta sólo para ti. La llamaré la «Daviesfiesta». Llamaremos a todas las grandes bandas, haremos un concierto al aire libre, encenderemos la barbacoa e invitaremos a unas cuantas groupies. Nos lo pasaremos en grande.

– ¿Podemos traer a Phish? Nunca los he visto en directo.

– Creo que se separaron, pero qué demonios. Claro que sí. Traeremos a Phish.

Sonrió.

– Suena muy bien. Prométeme que pasará, Henry.

Titubeé, intentando decirlo. Ella vio abrirse y cerrarse mi boca, parecía saber lo que estaba pensando.

– O mejor aún, no me lo prometas todavía. Prométemelo después.

Asentí con la cabeza.

Luego, por el rabillo del ojo, vi que la pareja mayor se removía en su asiento. Intenté conservar la calma, pero había algo en su forma de comportarse que me inquietaba.

Cuando habíamos entrado estaban sentados en silencio, bebiendo su té, tan a gusto como una niña con el jersey de su novio puesto. Estaban muy pegados el uno al otro y susurraban. Luego el hombre me miró a los ojos, me sostuvo la mirada un momento y entonces fue cuando lo vi. Un destello de temor cruzó su cara. Luego desapareció.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Matar A Henry Parker»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Matar A Henry Parker» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Matar A Henry Parker»

Обсуждение, отзывы о книге «Matar A Henry Parker» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x