Matthew Pearl - El Último Dickens

Здесь есть возможность читать онлайн «Matthew Pearl - El Último Dickens» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Último Dickens: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Último Dickens»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Un apasionante y vertiginoso thriller que reabre uno de los más grandes enigmas literarios de la historia. ¿Qué ocurrió con la novela inconclusa de Charles Dickens? ¿Hubo alguna relación entre la repentina muerte del escritor más admirado en vida, y esta misteriosa obra cuya sola mención deja un rastro de cadáveres en tres continentes?
Una brillante y adictiva trama que mezcla el tráfico del opio y la literatura, el efervescente Boston de fines del siglo XIX, el Londres victoriano y la India colonial.
Dejará sin aliento a la cada vez mayor legión de seguidores del maestro de la novela histórica de intriga, y atrapará desde la primera página a los nuevos lectores.
«Matthew Pearl es la nueva estrella deslumbrante de la ficción literaria. Un autor superdotado.» DAN BROWN
«Brillante y erudito.» The New York Times
«Irresistible… Admirable.» The Observer

El Último Dickens — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Último Dickens», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Uno de los primeros artículos que se presentaron entre las dos mesas fue el cuadro del Britannia que había visto en Gadshill.

– Representa el navío en el que el señor Dickens viajó por primera vez a América. Reproducido en la popular edición de Notas americanas … -salmodió el señor Woods, el subastador, desde su estrado.

La competición fue feroz.

– ¡Ochenta guineas!

– ¡Noventa!

– ¡Noventa y cinco guineas!

– ¡Cien guineas! ¡Ciento cinco!

– A la una, a las dos, ¡adjudicado!

El señor Woods bajó el martillo. Las primeras docenas de lotes fueron retratos y pinturas cuyos precios estaban fuera del alcance del pujador aficionado. Luego, el señor Woods anunció que pasaban a «los objetos decorativos antes propiedad del difunto caballero». En esta categoría de objetos, el fanático general de Dickens podía ser una competencia mucho más dura. De hecho, el rostro bien educado del señor Woods parecía revelar su gran asombro ante las cifras que llegaban a alcanzar trastos sin valor que simplemente habían sido tocados por los dedos de un hombre. Mujeres aparatosamente vestidas levantaban sus binoculares de ópera y se balanceaban de un lado a otro para ver mejor.

El ayudante mostró un gong con su maza que Dickens utilizaba para reunir a su familia en Gadshill. Mientras se libraba una batalla que subió hasta las treinta guineas, el espectador que Osgood tenía detrás susurró en tono chirriante:

– Siempre le encantaron los gongs.

Osgood, sin saber muy bien qué contestar, sonrió cortésmente.

– Oh, sí -continuó el obstinado estridente mientras aplicaba un pañuelo contra su mejilla derecha, respondiendo a una objeción que Osgood no había formulado-. ¿No se acuerda del joven cegato y su gong en la escuela del doctor Blimber de Dombey e hijo ?

A estas alturas Grunwald se había hecho con un par de acuarelas que representaban la casa y la tumba de la pequeña Nell de Almacén de antigüedades . Cuando el actor se levantó para marcharse, se detuvo junto a la fila de Osgood. Le seguía pisándole los talones la misma joven que le arreglaba la chalina en el Surrey.

– Ahí está, Osgood, sentado con las manos en los bolsillos -dijo sacudiendo su negra cabellera-. ¿Ha visto lo que ha pasado?

– Sí, enhorabuena por su compra, señor Grunwald.

– No ha sido una compra. Ha sido una victoria. Se lo he arrancado de las manos a esos malvados mercachifles gracias a la entereza y la determinación. No encarné a Hamlet en el Princess sin aprender algo de valor. La gente se ha confundido con Hamlet durante siglos, ¿sabe? No es él el indeciso; él posee una determinación perfectamente normal. ¡Son los críticos los que no acaban de decidirse sobre él! Buenas tardes, señor Osgood.

Antes de salir de la estancia, Grunwald recorrió la sala de subastas con la mirada como si hubiera burlado no sólo a unos cuantos especuladores, sino a todos los presentes.

Por fin:

– Lote setenta y nueve, una fuente de pie, rosa, con pie de bronce dorado, antes adornaba la repisa de la chimenea del salón de Gadshill.

Osgood entró en la refriega rebasando su precio real de tres libras y superando las cifras de todos los demás comerciantes y admiradores hasta alcanzar las siete libras con quince. Con ese precio los derrotó.

El secretario le entregó una papeleta en la que había escrito el precio de venta. El editor salió por el pasillo a la sala contigua, donde, a cambio del pago, le entregaron la bonita pieza de cristal que sacaron de una caja donde guardaban otros artículos de la casa. Al regresar a su asiento, Osgood encontró la subasta en su punto álgido de emoción.

«¡Grip! ¡Grip! ¡Grip!», se oía por todas partes. En el centro, delante del público, se veía una urna de cristal que contenía un cuervo disecado llamado Grip que había sido la mascota favorita de Dickens y el modelo del pájaro parlanchín del mismo nombre que aparece en su novela Barnaby Rudge . Entre la algarabía de voces nerviosas se escuchaba citar las frases favoritas de Grip en la novela. La puja fue encarnizada y el martillo no cayó hasta que se alcanzaron las ciento veinte libras.

Le siguió una cerrada ovación y se oyó gritar «¡Nombre!» como forma de honrar al comprador.

– ¡Señor George Nottage, de Cheapside! -accedió el aludido campechano.

– ¿Qué sucede? -preguntó Osgood a su confidente cuando el público empezó a sisear y quejarse.

– Nottage -respondió el vecino- es el dueño de la Stereoscopic Company. ¡Demontres, sólo va a utilizar el pájaro para hacerle fotos estereoscópicas y venderlas para ganar dinero!

A Osgood le pareció que aquello era bastante extraño: una pandilla de moralistas que, en una sala de subastas, criticaban el beneficio económico en nombre de Charles Dickens. Tras unos cuantos lotes más llegaron por fin al siguiente artículo que había marcado en su catálogo: la figura de escayola de un turco sentado fumando opio. La grotesca estatuilla que había visto en el chalet suizo de Gadshill junto al escritorio de Dickens y podía darle pistas útiles para él. Pero el subastador pasó a los siguientes artículos. Mientras Woods los describía, Osgood se puso de pie y levantó la mano.

– Le ruego que me disculpe, señor Woods, pero se ha olvidado usted del lote ochenta y cinco. El turco…

– Lote ochenta y seis…

– Pero, señor, con todo respeto -continuó Osgood-, se supone que el ochenta y cinco…

El sudoroso vecino de Osgood le tiraba de la manga con una voz más chirriante que nunca:

– Si no se calla…

El martillo dio un golpe.

– ¡Ochenta y seis! -anunció Woods investido de autoridad divina, como si el número ochenta y cinco hubiera sido eliminado sin rastro de la aritmética aceptable-. ¡ Noche y Mañana , dos relieves de la escuela de Thorwaldsen con marcos dorados!

Osgood se volvió a sentar derrotado. Los asistentes habían empezado a murmurar con curiosidad sobre el lote eludido, pero pronto les distrajo contemplar una entretenida contienda entre dos especuladores por los relieves enmarcados. Osgood se dispuso a abandonar la subasta con la fuente de pie en la mano.

Un hombre fornido con las manos en los bolsillos se intentaba abrir camino poco a poco entre la muchedumbre. Tenía la mirada clavada en los pies, pero Osgood observó que, de vez en cuando, le miraba directamente a él. Tal vez sólo fuera cosa de su imaginación, disparada por el disgusto que le había ocasionado la omisión del subastador. Pero entonces Osgood se volvió y miró hacia atrás. Bloqueando la salida, un hombre más corpulento y serio, con una cara como un pedernal, le miraba fijamente. Comenzó a acercársele.

Durante unos segundos Osgood intentó quitarse de la cabeza la idea de que aquellos dos hombres fueran tan amenazadores como parecían. Obligándose a ser racional, decidió poner en práctica una prueba. Se puso de pie lentamente y los dos hombres se detuvieron, se miraron el uno al otro, luego aceleraron el paso con mayor agresividad, cerrándose sobre él como las dos piezas de una prensa. El observador fornido ya no disimulaba sus miradas. Por otro lado, Osgood se encontraba acorralado por todas partes por la inmensa población de dickensistas amontonados en la sala.

Entonces Osgood sintió una mano en el hombro.

– Perdone -dijo Osgood en enérgica protesta-. ¿Le pasa algo, señor?

– Nos gustaría acompañarle al piso de arriba -respondió el hombre fornido.

– ¿Quiénes son ustedes? -preguntó Osgood-. Insisto en saber lo que quieren, caballeros, antes de ir con ustedes.

Sin dar respuesta, el hombre le agarró del brazo y empezó a arrastrarle hacia la salida que había detrás del subastador.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Último Dickens»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Último Dickens» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El Último Dickens»

Обсуждение, отзывы о книге «El Último Dickens» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x