Al colgar, el director de El Globo estaba perplejo. No comprendía como aquella chica rebelde y problemática había logrado para el periódico probablemente la entrevista más difícil de conseguir del planeta. Lo atribuyó a un tremendo golpe de suerte. Sintió una punzada de envidia, y deseó hallarse en su piel.
Siempre había querido visitar el Despacho Oval.
Sede central de la UACV
Via Lamarmora, 3
Miércoles, 6 de abril de 2005. 13:25
Paola entró sin llamar en el despacho de Boi, pero no le gustó nada lo que vio allí. O mejor dicho, a quien vio allí. Cirin estaba sentado frente al director, y escogió aquel momento para levantarse y marcharse, sin dirigir la mirada a la criminalista. Ésta intentó detenerle en la puerta.
—Oiga, Cirin...
El Inspector General no le hizo ningún caso y desapareció.
—Dicanti, siéntese —dijo Boi, desde el otro lado de la mesa del despacho.
—Pero director, quiero denunciar el comportamiento criminal de uno de los subordinados de éste hombre...
—Basta ya, ispettora . Ya he sido informado convenientemente por el Inspector General de los sucesos del Hotel Raphael.
Paola estaba asombrada. En cuanto Fowler y ella consiguieron que la periodista española subiera al taxi con destino a Bolonia, se dirigieron inmediatamente a la sede de la UACV para exponer el caso ante Boi. La situación era complicada, sin duda, pero Paola confiaba en que su jefe apoyaría el rescate de la periodista. Decidió entrar sola a hablar con él, aunque desde luego lo último que hubiera esperado es que su jefe no quisiese ni siquiera escuchar su versión.
—Le habrá contado como Dante agredió a una periodista indefensa.
—Me ha contado que hubo un desencuentro, que ha sido solucionado a satisfacción de todos. Al parecer, el inspector Dante intentaba tranquilizar a una potencial testigo que estaba un poco nerviosa y ustedes dos le agredieron. Ahora mismo, Dante se encuentra en el hospital.
—¡Pero eso es absurdo! Lo que en realidad pasó...
—También me ha informado de que nos retira su confianza en éste caso —dijo Boi, levantando mucho la voz—. Está muy decepcionado con su actitud, en todo momento poco conciliadora y agresiva hacia el superintendente Dante y hacia la soberanía de nuestro país vecino, algo que he podido constatar por mí mismo, dicho sea de paso. Usted volverá a sus tareas habituales, y Fowler volverá a Washington. A partir de ahora, será sólo el Corpo de Vigilanza quien protegerá a los cardenales. Por nuestra parte, entregaremos inmediatamente al Vaticano tanto el DVD que nos envió Karoski como el que se recuperó de la periodista española y nos olvidaremos de su existencia.
—¿Y qué hay de Pontiero? Aún recuerdo la cara que pusiste en su autopsia. ¿También era fingida? ¿Quién hará justicia por su muerte?
—Eso ya no es de nuestra incumbencia.
La criminalista estaba tan decepcionada, tan asqueada, que sentía malestar físico. No era capaz de reconocer a la persona que tenía enfrente, no conseguía recordar ya ni una sola de las briznas de la atracción que había sentido por él. Se preguntó con tristeza, si tal vez aquello pudiera ser, en parte, la causa de que le hubiera retirado su apoyo tan deprisa. Tal vez la amarga conclusión del enfrentamiento de la noche pasada.
—¿Es por mi, Carlo?
—¿Perdón?
—¿Es por lo de anoche? No te creía capaz de esto.
— Ispettora , por favor, no se crea tan importante. En éste asunto mi único interés es colaborar eficientemente con las necesidades del Vaticano, algo que por lo visto no ha sido usted capaz de cumplir.
En sus treinta y cuatro años de vida, Paola jamás había visto una discordancia tan grande entre las palabras de una persona y lo que su rostro reflejaba. No se pudo contener.
—Eres un cerdo inútil, Carlo. En serio. No me extraña que todo el mundo se ría de ti a tus espaldas. ¿Cómo has podido acabar así?
El director Boi enrojeció hasta las orejas, pero consiguió reprimir el estallido de furia que le temblaba en los labios. En lugar de dejarse llevar por la rabia, convirtió el exabrupto en una fría y medida bofetada verbal.
—Al menos he llegado a algún sitio, ispettora . Deposite su placa y su arma sobre mi mesa, por favor. Queda suspendida de empleo y sueldo durante un mes, hasta que tenga tiempo de revisar atentamente su caso. Váyase a casa.
Paola abrió la boca para responder, pero no encontró nada que replicar. En las películas el bueno siempre encontraba una frase demoledora que anticipaba su triunfal regreso, siempre que un jefe despótico le despojaba de sus símbolos de autoridad. Pero en la vida real, ella se había quedado sin palabras. Arrojó la placa y la pistola sobre la mesa y salió del despacho, sin mirar atrás.
En el pasillo, Fowler la aguardaba, escoltado por dos agentes de policía. Paola intuyó que el sacerdote ya habría recibido la fatídica llamada.
—Así que esto es el fin —dijo la criminalista.
El sacerdote sonrió.
—Ha sido un placer conocerla, dottora . Por desgracia estos caballeros van a acompañarme al hotel para recoger mis cosas y luego al aeropuerto.
La criminalista le agarró del brazo, los dedos crispados sobre la manga.
—Padre, ¿no puede llamar a alguien? ¿Retrasarlo, de alguna manera?
—Me temo que no —dijo meneando la cabeza—. Espero que algún día pueda invitarme a una buena taza de café.
Sin más, se soltó y se alejó pasillo adelante, seguido por los guardias.
Paola esperó a estar en casa para llorar.
Instituto Saint Matthew
Silver Spring, Maryland
Diciembre de 1999
TRANSCRIPCIÓN DE LA ENTREVISTA NÚMERO 115 ENTRE EL PACIENTE NÚMERO 3643 Y EL DOCTOR CANICE CONROY
(...)
DR. CONROY: Veo que estás leyendo algo... Acertijos y curiosidades . ¿Hay alguna buena?
#3643: Son muy fáciles.
DR. CONROY: Venga, proponme una.
#3643: Son muy fáciles, de verdad. No creo que le gustasen.
DR. CONROY: Me gustan las adivinanzas.
#3643: De acuerdo. Si un hombre hace un agujero en una hora y dos hombres hacen dos agujeros en dos horas, ¿Cuánto tardará un hombre en hacer medio agujero?
DR. CONROY: Es fácil... media hora.
#3643: (Risas)
DR. CONROY: ¿Qué te hace tanta gracia? Es media hora. Una hora, un agujero. Media hora, medio agujero.
#3643: Doctor, los medios agujeros no existen... Un agujero siempre es un agujero (Risas)
DR. CONROY: ¿Intentas decirme algo con eso, Viktor?
#3643: Por supuesto, doctor, por supuesto.
DR. CONROY: Tú no eres un agujero, Viktor. No estás irremisiblemente condenado a ser lo que eres.
#3643: Si lo estoy, doctor Conroy. Y a usted debo darle las gracias por mostrarme el camino correcto.
DR. CONROY: ¿El camino?
#3643: He luchado mucho tiempo para torcer mi naturaleza, para intentar ser algo que no soy. Pero gracias a usted he asumido quien soy. ¿No es eso lo que quería?
DR. CONROY: No es posible. No puedo haberme equivocado tanto contigo.
#3643: Doctor, no se ha equivocado, me ha hecho ver la luz. Me ha hecho entender que para abrir las puertas adecuadas se necesitan las manos adecuadas.
DR. CONROY: ¿Eso eres tú? ¿La mano?
#3643: (Risas) No, doctor. Yo soy la llave.
Apartamento de la familia Dicanti
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