Peter Lovesey - Sidra Sangrienta

Здесь есть возможность читать онлайн «Peter Lovesey - Sidra Sangrienta» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Sidra Sangrienta: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Sidra Sangrienta»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

`Sidra sangrienta` es la historia de un crimen «con solera». Duke Donovan, un militar norteamericano de servicio en el Reino Unido, fue ahorcado en 1945 acusado de asesinato. Él y otro soldado ayudaron en la cosecha de manzanas en una granja, en la que se produjeron algunos disturbios. El descubrimiento de un cráneo humano en un barril de sidra condujo a la detención y condena de Duke. Un niño refugiado, Theo, fue el principal testigo en el juicio. Años después, en 1964, Theo está realizando un lectorado en una universidad y una muchacha norteamericana, Alice, que se presenta como la hija de Duke Donovan le convence para regresar al lugar de los hechos y tratar de demostrar la inocencia de su padre…

Sidra Sangrienta — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Sidra Sangrienta», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

La mujer profirió un lamento de dolor.

– Lo hice para protegernos. Todo había quedado olvidado, y ahora…

Se cubrió el rostro con las manos.

Pero Bernard no se dejó conmover. Apretando el arma con más fuerza, me indicó con un gesto que saliera.

Yo me sentía presa de un cúmulo de sentimientos encontrados: repugnancia, horror, indignación, piedad… Por otra parte, también había sitio para una cierta satisfacción. Mi suposición de que la clave del misterio estaba aquí, en casa de los Lockwood, había sido acertada. Pese a todo, debía admitir que no había catalogado a la señora Lockwood como asesina por partida doble.

¿Y usted?

¿Necesita más pruebas para convencerse?

Yo sí. Retrocedí mentalmente hasta el año 1943 y reviví en unos instantes, como una grabadora a rápida velocidad, los acontecimientos básicos de los que había sido testigo. Morton copulando con Barbara en el granero, yo soltando atropelladamente la noticia a Duke y, después, a la señora Lockwood…

Duke no había asesinado a Morton. Había echado una ojeada en el granero, se había detenido a escuchar, había llegado a sus propias conclusiones y se había marchado.

Los Lockwood se la tenían jurada a Morton. La señora Lockwood, enfurecida, había cogido el arma del cajón del mueble. A ella le importaba poco que Morton estuviera violando a su hija o que la poseyera con pleno consentimiento de ella. Le disparó a bocajarro, dejó caer el arma y condujo a Barbara a la granja.

Sally y yo estábamos en la cocina de la granja cuando entraron Barbara y la señora Lockwood. Sally, únicamente Sally aparte de la familia, sabía que Barbara y Morton se querían y que el ataque de histeria de Barbara no podía ser resultado de una violación.

Sin embargo, cuando Duke fue juzgado, Sally no fue llamada a declarar como testigo. Mi declaración constituyó la prueba irrefutable que condujo a Duke a la horca. La mía y la de los Lockwood. Tanto el fiscal como la defensa dieron por buena la versión de que Morton había sido asesinado porque había violado a Barbara. La versión de Sally habría entrado en conflicto con mi declaración y con la de los Lockwood.

Todos en Christian Gifford cotilleaban en relación con el alcoholismo de la pobre Sally, pero sólo había una familia que supiera realmente por qué bebía: los Lockwood. Así que cuando Alice y yo aparecimos en Gifford Farm y supimos por Bernard que Sally vivía en Bath, la señora Lockwood comprendió que se acercaba el desastre. Se puso en contacto con ella para decirle que quería verla y compró unas botellas de vodka.

Un asesinato proyectado y ejecutado a sangre fría.

Y no el último del que voy a hablar.

Si usted es una persona de carácter nervioso o tiene proyectado dormir pacíficamente dentro de un ratito, lo mejor que puede hacer es cerrar el libro en este punto. Gracias por su compañía y buenas noches.

Para usted, en cambio, aquél a quien nada puede impedir que vaya pasando páginas, voy a exponerle el resto de lo que ocurrió y tal como ocurrió. Habíamos dejado a Bernard apuntándome con la escopeta y sacándome a punta de cañón de la granja. Entretanto, su madre estaba sollozando y tratando de lavar las penas de su corazón mientras su desventurado George procuraba consolarla.

Yo cooperé en la acción abriendo la puerta y saliendo a la era. Supongo que había sido demasiado optimista al abrigar la esperanza de que Bernard me permitiría salir discretamente en tanto él se dedicaba a solucionar la crisis doméstica. Pese a todo, me presionaba la espalda con el arma para que tuviera la plena conciencia de que lo tenía pegado detrás.

Consideré que lo mejor era procurar sacar hierro al momento y, en el tono más natural que me fue posible adoptar, le dije:

– He dejado el coche en la parte de arriba, pero no hay necesidad de que me acompañes.

Bernard, sin embargo, hizo como que no me había oído. Con una voz totalmente fría, más temible que si hubiera sido amenazadora, me dijo:

– Vete directo al granero.

– ¿Para qué? -pregunté.

En el mismo tono de voz indiferente, me respondió:

– Hay que bajarte los humos.

Me sentía igual que un animal atrapado.

Mi primera reacción fue de pánico total. Unos segundos de aturdimiento en los que me pareció que caminaba sin tocar con los pies en el suelo. Y a continuación ira total, necesidad urgente de atacar y de luchar por mi vida.

No tenía ninguna posibilidad.

Me dije a mí mismo que había que razonar, que puesto que tenía un cerebro, debía hacerlo funcionar.

– Es de asesinato de lo que estás hablando -le dije.

Apretó el arma contra mi columna vertebral con más fuerza todavía, obligándome a seguir adelante. Yo fui cojeando lentamente hacia el granero, el mismo donde Morton había sido asesinado. Su estructura de piedra destacaba al lado de las restantes edificaciones, con su tejado gris dibujándose remoto entre la niebla helada.

Me iba diciendo que debía hablar con él, que eso era lo único que podía hacer.

– No vas a querer matarme -le dije, como una observación jovial, hecha entre amigos-. Es seguro que te llevaría más complicaciones. Tú no eres un asesino, Bernard. No debes repetir los errores de tu madre.

– Sigue adelante o te dejo seco aquí mismo -masculló.

Yo seguí adelante, sin parar de hablar un momento, tratando desesperadamente de meterle aquella idea en la cabeza.

– Tú no tienes las manos manchadas de sangre. Fue tu padre quien la ayudó a deshacerse del cadáver de Morton después de que ella le disparara, ¿no es verdad? Metió la cabeza en uno de los barriles de sidra y enterró el resto del cuerpo en un lugar cualquiera de la granja. Quería que el barril se quedara aquí, pero alguien lo cargó en un camión y lo trasladó a Shorn Ram. Esto fue lo que ocurrió, ¿no es verdad?

Estábamos a unos veinte metros de la puerta del granero y, para la respuesta que conseguí, más me hubiera valido ahorrarme esfuerzos, porque los iba a necesitar.

– Tu padre es un encubridor, pero tú estás a salvo. No hay manera de que cubras los delitos de tus padres. Vendrá la policía, la prensa. News on Sunday ya ha destacado un periodista. Esto ha sido hoy mismo, Bernard. Están en camino.

Llegamos al granero. Pensé incluso en precipitarme en el interior y en darle con la puerta en las narices, pero la cosa no pasaba de ser una idea, puesto que contaba con una agilidad que en realidad no poseía.

Por otra parte, el bastón tampoco era un arma que yo pudiera esgrimir contra una escopeta encajada en mis riñones. Habría apretado el gatillo antes de que tuviera tiempo de levantar el brazo. Además, sabía que no era una baladronada por su parte. Cuando la muerte es inminente hay como un instinto, un sentido animal primigenio que parece advertirte del hecho.

Sentía un sudor frío que me resbalaba por el costado, como si nos encontráramos en pleno verano.

Me metí en el granero.

El granero estaba bastante oscuro, pero no lo suficiente para tratar de desaparecer de su alcance.

¿Podía hacer otra cosa que suplicar por mi vida?

– Es tanto tu futuro como el mío. ¿Lo has pensando bien? -le pregunté.

Bernard hundió el arma todavía con más fuerza en mi espalda.

– ¡Arriba!

Quería que subiese al desván donde se guardaba la paja y donde se había cometido el crimen. Buscaba el lugar exacto. El sudor que me empapaba el cuerpo se convirtió en hielo. Hasta aquel momento me había figurado que tenía tratos con un hombre que era racional, pese a serme hostil. Sin embargo, aquella esperanza me había abandonado. Estaba planeando un asesinato ritual.

Junto a la escalera de mano, a través de la cual debía trepar hasta el desván, le dije lisa y llanamente:

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Sidra Sangrienta»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Sidra Sangrienta» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Peter Lovesey - Abracadaver
Peter Lovesey
Peter Lovesey - Waxwork
Peter Lovesey
Peter Lovesey - A Case of Spirits
Peter Lovesey
Peter Lovesey - The Tick of Death
Peter Lovesey
Peter Lovesey - Rough Cider
Peter Lovesey
Peter Lovesey - Cop to Corpse
Peter Lovesey
Peter Lovesey - Wobble to Death
Peter Lovesey
Peter Lovesey - The House Sitter
Peter Lovesey
Peter Lovesey - Upon A Dark Night
Peter Lovesey
Peter Lovesey - The Summons
Peter Lovesey
Отзывы о книге «Sidra Sangrienta»

Обсуждение, отзывы о книге «Sidra Sangrienta» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x