“El es mi amigo,” dijo ella, queriéndolo decir tan sinceramente que incluso estuvo desconcertada por su convicción. “Nikolai es mi amigo. Eso es todo lo que necesitas saber.”
“Tenemos que irnos ahora, Renata.”
La voz de Nikolai estaba en calma, toda seriedad. Ella asintió, y cuando echo un vistazo hacia él, vio que ahora estaba de nuevo en su estado normal. Jack chisporroteo en la confusión, pero Nikolai meramente alcanzo la mano del humano.
“Gracias por todo lo que has hecho, Jack. Eres un buen hombre.” Nikolai no espero por una respuesta. Con su mano libre, levanto la palma de su mano sobre la frente de Jack y la presiono por un largo momento. “Vuelve a la casa y ve a la cama. Cuando despiertes en la mañana, olvidaras que estuvimos aquí por completo. Descubrirás que hubo un robo – en el apartamento de arriba – y que Curtis e relacionaba con algunas malas personas, el atraco se salió de las manos, y el fue asesinado.”
Jack no dijo nada, pero asintió en acuerdo.
“No nos veras cuando abra tus ojos, “ le dijo Nikolai. “No veras nada de sangre en el cristal. Vas a darte la vuelta, dirigirte de nuevo a tu casa, y subirte a la cama donde te quedaras por el resto de la noche.”
Una vez más Jack asintió con su cabeza en complacencia. Nikolai retiro su mano de la frente del anciano. Los ojos de Jack parpadearon abriéndose, tranquilos y sin molestarse. Miro a Renata, pero fue una mirada vacía que pareció pasar derecho a través de ella. Ella se quedo allí parada, mirando con tristeza como su viejo y querido amigo giraba en torno en el silencio y comenzó el lento caminar de regreso a la casa.
“Estas bien?” le pregunto Nikolai, poniendo su brazo alrededor de su cintura, mientras esperaban en la entrada a que Jack desapareciera.
“Sí, estoy bien,” dijo en voz baja, permitiéndose reconfortarse en su fuerte abrazo. “Limpiemos este desastre y salgamos de aquí.”
Traducido por Aletse
“¡Ya era la maldita hora de que él llegara aquí", Alexei Yakut se quejó a sí mismo cuando vio un par de haces de luz saliendo de los árboles fuera de la casa principal. Irritado por haber sido obligado a esperar esta ultima media hora, Lex se alejó de la ventana del cuarto de su padre, ex-cuarto que ahora le pertenecía a él, como todo lo demás que su difunto padre había dejado.
El vehículo negro merodeando por el camino era enorme, indudablemente, un SUV. Lex rodo sus ojos con disgusto. Había esperado que un macho del estatus de Edgar Fabien viajara en algo más elegante que una prestada Humvee tomado directamente de la flota de la Agencia de Imposición. Las propias normas de Lex exigían mucho más de tal utilitarista modo de transporte, especialmente para un evento tan importante como el que él asistiría con Fabien. Por el amor de Dios, ellos bien podrían llegar a la reunión en una camioneta que declaraba a todos que los que iban en ese vehículo carecían de elegancia.
Si él estuviese a cargo de las cosas – como él estaba a cargo, Lex mentalmente enmendó- él no llegaría a ninguna parte sin una apropiada caravana de vehículos acorde con su rango de elite.
Él salió a zancadas de sus habitaciones en una rabieta impaciente, ajustando la línea de su abrigo al nivel de sus pulidos mocasines de piel de cocodrilo que suavemente repiqueteaban a través de los amplios tablones de las vigas del piso. Sabía que tenía buen aspecto – ese era el punto- pero él estaba mucho más acostumbrados a su antiguo uniforme de servicio de botas y cuero. Él era un sujeto adaptable, él no pensaba que requiriese demasiado esfuerzo para acostumbrarse a su nueva identidad.
En las afueras de la grande habitación, los dos guardias restantes de la casa estaban sentados en una mesa jugando a las cartas. Uno de ellos hecho un vistazo cuando Lex entro, la sutil elevación de su mano no fue del todo bastante rápida para ocultar su sonrisa divertida.
"Esa corbata parece que te está cortando el aire, Lex", bromeó el otro guardia, riendo de su propia broma. "Es mejor aflojar esa mierda antes de que te desmayes." Lex lo fulmino con la mirada mientras el pasaba el dedo a lo largo del borde del cuello demasiado ajustado de su camisa de quinientos dólares. "Haga volar su culo, cretino. Y abra la maldita puerta. Mi transporte está aquí".
Cuando el guardia se movió pesadamente para llevar a cabo la orden, Lex se pregunto cuánto tiempo él debería mantener a esos dos cabezas huecas a su alrededor. Seguro, ellos habían servido a su lado en el trabajo de su padre todos los días durante la mayor parte de una década, pero un macho como Lex merecía respeto. Tal vez él les enseñara a ambos una lección cuando regresara nuevamente en un par de noches de la reunión de este fin de semana.
Lex forzó una sonrisa de bienvenida para Fabien cuando el guardia abrió la puerta… excepto que no estaba allí Edgar Fabien para saludarlo. Era un agente de Imposición uniformado, con tres más detrás de él.
"¿Dónde está Fabien?" exigió Lex.
El enorme Agente que se encontraba adelante le dirigio a Lex una pequeña inclinación de su cabeza. "Vamos a encontrarnos con el con el Sr. Fabien en un lugar diferente, Sr. de Yakutia. ¿Necesita ayuda con alguna cosa antes de que lo escoltemos hasta el vehículo?"
Lex gruñó, su ego tranquilizándose un poco por el tono respetuoso del Agente. "Tengo un par de maletas en la otra habitación", dijo él con un gesto desdeñoso en dirección de su alojamiento. "Uno de sus hombres pueden traerlos para mí."
Otra inclinación en reverencia del que estaba al frente. "Me ocupare de sus cosas personalmente. Después de usted, señor."
"Por aquí," dijo Lex, permitiéndole al destacado escolta entrar en la casa mientras él por delate del líder hacia sus habitaciones que estaban por el pasillo. Una vez dentro, él se detuvo cerca de la cama para señalar las cosas que él deseaba llevar. "Agarra la maleta de ropa y la lona de cuero que se encuentra en el suelo allí".
Cuando el agente no se movío para recoger las bolsas, simplemente se quedó allí junto a él, Lex se volvió con una mirada indignada de él. "¿Bueno, qué diablos estás esperando, idiota?"
La mirada de contestación que él recibió fue plana como una daga, e igualmente fría. Y entonces Lex comprendió la frialdad, porque en ese siguiente instante, él escucho el rompimiento de la música por varios pop de los disparos apagados en el otro cuarto y su sangre corrió helada en sus venas.
El agente de Imposición que estaba de pie a su lado río con una sonrisa agradable.
"Él Sr. Fabien me pidió que le entregara personalmente un mensaje de él, Sr. de Yakutia."
Renata parecía cansada cuando Nikolai se acercó a ella desde el terreno donde ellos habían arrojado los cadáveres de los agentes de Imposición muertos. En pocas horas, el amanecer borraría todas las huellas de los vampiros, no es que alguien aparte de la fauna local se fijara en esta remota desviación de la carretera más cercana y tan lejana de la ciudad.
"Lance sus uniformes y equipo en la parte trasera del vehículo", Renata le dijo cuando el se acercaba. "Las armas adicionales están detrás de los asientos delanteros. Llaves están puestas en la ignición." Niko asintió con la cabeza. Después de limpiar todas las pruebas del asalto de la Raza en el garaje apartamento, él y Renata se habían apropiado del SUV de la Agencia, que sus atacantes habían sido bastante atentos como para dejarlo estacionado a lo largo de la calle lateral cerca del Refugio de Jack.
"¿Te agotaste allí?", preguntó, al ver el cansancio en sus ojos. "Podemos esperar aquí y descansar un rato si tu lo necesitas."
Ella sacudió la cabeza. "Quiero seguir moviendome. Estamos a sólo unos kilómetros de la Recinto."
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