• Пожаловаться

Ismaíl Kadaré: El accidente

Здесь есть возможность читать онлайн «Ismaíl Kadaré: El accidente» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Триллер / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Ismaíl Kadaré El accidente

El accidente: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El accidente»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Un taxi se sale inexplicablemente de la calzada y se estrella en la carretera que lleva al aeropuerto de Viena. Como consecuencia del choque, los dos pasajeros, un hombre maduro y una mujer joven, ambos de nacionalidad albanesa, resultan muertos. Las investigaciones policiales no consiguen aclarar qué fue lo que despistó al taxista al mirar por el retrovisor como para perder el control del vehículo. El asunto queda archivado como un mero accidente, aunque con el calificativo de extraño. Meses más tarde, los servicios de inteligencia serbios y albaneses primero, y un investigador anónimo después, reclaman el expediente e inician sus propias pesquisas. El fallecido, Besfort Y., era un experto para asuntos balcánicos del Consejo de Europa que había seguido de cerca el proceso de descomposición de Yugoslavia, especialmente la guerra de Kosovo. La mujer que lo acompañaba, Rovena, se había entrevistado con él en distintos hoteles de toda Europa, por lo que podría estar implicada en las nunca desveladas actividades de Besfort. A través de los indicios policiales, testimonios de amigos y conocidos, un diario de Rovena…, se va trazando un bosquejo de la personalidad de los fallecidos y, sobre todo, de su particular relación amorosa.

Ismaíl Kadaré: другие книги автора


Кто написал El accidente? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

El accidente — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El accidente», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Vamos, Bill, dale a Serbia,

cosas peores hiciste…

Es más fácil darle a Serbia

que a Mónica Levinsky.

El propio investigador, que hasta entonces se había mantenido escrupulosamente al margen dando muestras de imparcialidad, de pronto daba la impresión de tener cierta prisa por separarse del trasfondo épico debido al sesgo de los acontecimientos y consagrarse a otro hilo de la trama.

8

El expediente hacía pensar ahora en el avión que, después de haber atravesado cielos despejados y clementes, penetra de nuevo en una zona de turbulencias y nubarrones. Sombrías suposiciones que desembocaban en sospechas, frases de doble sentido, diálogos indescifrables extraídos de recuerdos de ciertas conversaciones telefónicas, se remontaban hasta la superficie para volatilizarse de nuevo en el torbellino del caos. En tu última carta me hablas de sumisión. ¿De verdad has soñado tú, aunque sea por un instante, una cosa parecida? ¿Pero acaso no sabes que, arrodillado, yo podría haber sido todavía más peligroso? Ella: Lo que me ha terminado por cansar, créeme, es esta incomprensión entre nosotros. Él: No tienes por qué devanarte los sesos a ese respecto. Ésa es una tristeza que procede del cuerpo, no del espíritu. Él me dijo ayer: Debes atenerte a nuestro pacto. ¿Qué pacto es ése? Es la primera vez que lo mencionas. ¿De verdad? Si es verdad que me consideras tu amiga, debes ser más clara conmigo. Tienes razón, pero ¿crees que me resulta fácil serlo? En esta historia, todo se oscurece cada vez más. ¿Has oído hablar de Empédocles? Hum, algo me recuerda ese nombre, pero no estoy segura. Tampoco yo lo conocía. Es un antiguo filósofo que, empujado por la curiosidad de ver lo que ningún ojo humano había contemplado jamás, se arrojó al cráter del Etna. ¿Ah, de verdad? ¿Y qué relación tiene eso contigo? No conmigo, con nosotros dos. Sigo sin entender nada. Fíjate, un día en que él me decía que estábamos experimentando algo desconocido, me habló de ese famoso Empédocles. Rovena, no te comprendo. ¿No estarás pensando en arrojarte por cualquier precipicio porque un loco haya hecho lo mismo hace cinco mil años? No te precipites, espera un poco. No soy tan insensata como para dejar que me propongan cosas semejantes. Era solamente una comparación. Una metáfora, como nos enseñaron en la escuela. De todos modos, incluso así, con sólo imaginarlo, me produce estremecimientos. Por supuesto que es para asustarse. Me lo has dicho tú y me ha producido de inmediato escalofríos. Arrojarse a la lava por pura curiosidad… Bonita curiosidad, te lo aseguro. ¿Pero por qué ha sido así, incandescente, como has imaginado el cráter? ¿Cómo? Quiero decir que si pensaste en el cráter con lava o sin ella. ¿Y qué importancia tiene eso? Cuando se dice volcán, es en lava en lo que se piensa. En cambio yo lo he imaginado apagado, negro, desolado. Y con esa apariencia me ha parecido doblemente terrorífico. Espera, él decía que es así como se imagina la caída en el interior de un agujero negro, para salir a otras zonas… Escucha, Rova, escúchame, cariño, y no me lo tomes a mal. Harías bien viniendo cuanto antes a descansar unos días aquí. El aire de los Alpes te sentará bien. No divertiremos las dos juntas, como antaño. Recordaremos los buenos tiempos de la facultad. ¿Te acuerdas de los versos de aquel muchacho de Durres que seguía un curso paralelo?

Rovaes un antibiótico,

rovaminicinalo llaman.

Pero Rovena es una chica estupenda,

y eso todo el mundo lo sabe.

Las palabras «tengo miedo» pronunciadas por la joven mujer, repetidas con más frecuencia que cualesquiera otras, servían de punto de partida al investigador para abordar lo relativo a la versión del conductor del taxi. Tengo miedo de no sé muy bien qué. No, no sé por qué, había repetido ella. Finjo no tener miedo de él. Él también actúa como si ya no me diera miedo. Pero nada de todo eso es verdad.

¿Por qué te impresionó tanto lo que viste o lo que te pareció ver en el espejo retrovisor?

La pregunta, aunque extraída de las actas escritas, no había perdido nada de su fuerza sugestiva.

¿Te trajo algo a la memoria esa visión? ¿Aunque de manera ambigua, indirecta? ¿Una negativa, un impedimento, algo que no debía tener lugar?

No sé qué decir. No estoy seguro.

¿Tuviste miedo?

Sí.

Miedo lo habían tenido todos en esta historia. Con razón y sin ella. Unos de otros, de sí mismos, de algo que continuaba ignorado.

Una parte de ese miedo había pasado por el retrovisor del taxi. La otra parte, no se sabía por qué canales desconocidos.

El investigador consiguió al fin no sólo entrevistarse con Lulú Blumb, sino incluso convencerla para que hablara y completara su testimonio. Resultaba difícil descartar sus sospechas de asesinato. Pero tampoco era fácil aceptarlas.

La mujer contenía a duras penas su resentimiento. ¿Es que son ustedes ciegos o lo aparentan?, protestaba una y otra vez. Según ella, su mentalidad asesina se olfateaba a distancia. Su sueño o para ser más exactos su temor onírico al Tribunal de La Haya lo demostraba a las claras.

El investigador ardía en deseos de interrumpirla para replicarle que La Haya aterrorizaba a no poca gente en el mundo aquella temporada. Serbios, croatas, albaneses, montenegrinos, podía decirse que toda la península balcánica temblaba con sólo pensar en él. Pero el investigador lograba contenerse.

La mujer continuaba insistiendo en que no sólo aquel en que se lo convocaba ante el Tribunal, sino tampoco el otro sueño, aquel que se había convertido en costumbre clasificarlo como indescifrable, misterioso, etcétera, para ella, Lulú Blumb, ocultaba enigma alguno. Como sin duda sabía el señor investigador, aparecía en él un monumento mortuorio, algo entre el mausoleo y el motel, al que el hombre llega y llama en busca de alguien. Ese alguien, según resulta más tarde, es una mujer joven. Está encerrada allí, o congelada, en otras palabras, asesinada.

De acuerdo con los términos de la investigación, Besfort Y. había tenido ese sueño una semana antes de la muerte. Por lógica, habría debido tenerlo más tarde, después de haberse deshecho de Rovena. Pero como el señor investigador sin duda alguna ya sabía (incluso mejor que ella), un desplazamiento de este orden es de lo más habitual en el mundo de los sueños. Con la mayor de las certezas, aquel sueño testimoniaba que, en el inconsciente de Besfort Y., la decisión de desembarazarse de Rovena estaba ya tomada.

Tanto cuando la creía como cuando no daba el menor crédito a sus palabras, el investigador escuchaba a la pianista con la misma infatigable curiosidad. La mujer poseía un don especial, derivado tal vez del ejercicio de la música, para engendrar una atmósfera evocadora, sobre todo de acontecimientos conjeturados. De este modo, por ejemplo, siempre que mencionaba el último de los sueños, no olvidaba jamás aludir a la luminosidad de la medianoche, cuya procedencia podía atribuirse tanto al estuco de color claro como a la ausencia de esperanza.

En cuanto a la otra evocación, la del amanecer del día 17 de octubre, cada vez que se hacía referencia a ella, suscitaba en el espíritu del investigador una embriagadora flojedad de la que sólo con gran esfuerzo conseguía desprenderse.

Decenas, centenares de veces se representaba la marcha de Besfort Y. entre la lluvia y la niebla manteniendo apretada contra su cuerpo una forma femenina de la que no se sabía bien si era verdadera o falsa.

Como atrapado por esa visión, consiguió a duras penas librarse de ella para hacer la siguiente pregunta: Pero ¿y después?, ¿qué sucedió después, según tú?

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El accidente»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El accidente» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Отзывы о книге «El accidente»

Обсуждение, отзывы о книге «El accidente» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.