– Es increíble. ¿Por qué querrían matar a Chadbourne?
– No tengo idea. Solamente puedo tejer conjeturas. -Se encogió de hombros. -Lisa Chadbourne es una mujer fuera de lo común. Algunos dicen que ella hubiera sido mejor presidente que su esposo. Pero todos están de acuerdo en que el país todavía no está listo para aceptar a una mujer presidente, así que se ve obligada a trabajar detrás de la escena. Debe de haberla fastidiado estar siempre en segundo plano. Y Ben Chadbourne era un hombre fuerte. Tal vez ella quería más control sobre él. Más control del país.
– Son demasiadas suposiciones.
– Es lo único que puedo darte. Lo que sí te puedo asegurar es que creo que sucedió. ¿Quieres hacerme un favor? Ve a la biblioteca y ponte a ver los vídeos que están en el primer cajón del escritorio. Hay tres que tienen discursos recientes de Chadbourne y conferencias de prensa. Los edité para poder hacer comparaciones. Me gustaría que los miraras con la mente abierta.
– ¿Y qué espera que vea?
– Míralos, nada más.
– Es una locura. Una especie de…
– ¿Qué puedes perder con verlos?
Eve calló un instante y luego asintió.
– De acuerdo. Iré a verlos -dijo y se dirigió a la puerta.
En cuanto Eve se fue, Logan se acercó al escritorio y marcó el número de Gil en la casa de carruajes.
– Terminó. El cráneo es de Chadbourne.
Gil maldijo por lo bajo.
– No sé por qué me impresiono. Estábamos casi seguros de que iba a ser él.
– Diablos, la observé mientras trabajaba y también fue un golpe para mí.
– ¿Cómo lo tomó?
– Multiplica tu reacción por un millón y tal vez te acerques. No sabe si creerme o no, y no la culpo, después de las mentiras que le he dicho. Por lo menos accedió a mirar los vídeos. Cuando termine, le hablaré otra vez.
– ¿Tenemos tiempo?
– Vaya uno a saber. Pero haber identificado el cráneo es sólo el primer paso. Seguimos necesitándola y necesitamos también que se convenza de que es Chadbourne. Después de eso, las piezas irán cayendo en su lugar. ¿Estás listo para partir?
– Aja.
– Diles a Mark y a Margaret que hagan las valijas y sácalos de aquí cuanto antes.
– Perfecto.
Logan dejó el teléfono y fue a pararse adelante del cráneo de Chadbourne. Pobre infeliz. No merecía su destino. Logan nunca había estado de acuerdo con sus ideas políticas, pero le había tenido simpatía. Era imposible no tenerle simpatía a Ben Chadbourne. Había soñado y tratado de hacer realidad sus sueños. Le faltaba practicidad y era probable que hubiera aumentado la deuda nacional a cifras astronómicas, pero hoy en día era difícil encontrar hombres con sueños. Y aquellos que los tenían, por lo general terminaban como este hombre que le devolvía la mirada con brillosos ojos de vidrio.
No podía ser cierto.
Chadbourne…
La mirada de Eve estaba fija sobre la pantalla del televisor. El último vídeo estaba por terminar. La cara era la misma, los ademanes también, hasta la voz y la entonación parecían idénticas.
Lisa Chadbourne estaba presente en casi todas las funciones públicas comenzadas en noviembre de hacía dos años. Eve había comenzado a fijarse en ella en el último vídeo.
Siempre encantadora, siempre con una sonrisa cariñosa y la mirada fija en Chadbourne. Con frecuencia, Chadbourne la miraba con afecto y respeto aun en medio de…
De pronto, Eve se irguió en la silla.
Observó el vídeo unos minutos más, luego se puso de pie de un salto y lo rebobinó para verlo de nuevo desde el principio.
– Ella le hace señas -declaró sin rodeos cuando volvió al laboratorio diez minutos después. -Un montón de señas. Cuando se alisa la parte delantera de la falda, él hace un chiste. Cuando cruza las manos sobre el regazo, él da una respuesta negativa. Cuando se acomoda el cuello del traje, él dice que sí. No sé qué significa el resto, pero ésas me resultaron evidentes. Cada vez que él duda, ella le da la respuesta.
– Sí.
– ¡Usted lo sabía! ¿Por qué no me dijo que me fijara en eso?
– Esperaba que te dieras cuenta sola.
– Ella lo maneja como si fuera un títere -masculló Eve, lentamente.
Logan la miró con los párpados entornados.
– ¿Y realmente crees que el Ben Chadbourne que fue elegido presidente dejaría que otra persona mueva los hilos?
Eve se mantuvo callada unos instantes.
– No -respondió por fin.
– ¿Entonces te parece razonable suponer que ese hombre no es Ben Chadbourne?
– No es razonable, es demencial. -Hizo una pausa. -Pero podría ser verdad.
– Gracias a Dios. -El suspiro de alivio de Logan brotó de lo más profundo de su pecho. -Avanzó hacia la puerta. -Empaca el cráneo. Hay un maletín de cuero en el armario. Tenemos que irnos de aquí.
– Primero hablaremos. ¿No me ha dicho todo, verdad?
– No, hablaremos más tarde. No sé cuánto tiempo tenemos. La única razón por la que me arriesgué a quedarme aquí es que necesitaba tu colaboración.
– Sí que tenemos tiempo. ¿Qué cree, que alguien va a entrar por la fuerza por el portón eléctrico?
– Puede ser. -Logan apretó los labios con gesto sombrío. -Podría suceder cualquier cosa. Piensa en el poder de la presidencia. No existen demasiadas cosas que no puedan taparse si tienes suficiente poder. Mientras crean que tienen el cráneo de Chadbourne, irán despacio, querrán eliminarnos uno por uno a su propio ritmo. Pero en cuanto se den cuenta de que no es el cráneo que quieren, se sacarán los guantes y harán cualquier cosa para recuperarlo y borrar del mapa a todos los testigos.
Eve sintió una punzada de pánico. Si estaba dispuesta a creer que el cráneo del pedestal era de Chadbourne, entonces también tenía que aceptar que la amenaza era tan letal como decía Logan.
Con todas las mentiras que le había dicho, no confiaba en absoluto en él, pero ella sola había creado la cara de Chadbourne, con las manos y con la mente. Si confiaba en su habilidad y en su integridad, entonces tenía que creer que el cráneo pertenecía a Ben Chadbourne.
Cruzó la habitación con paso rápido y fue directamente hacia el pedestal.
– Vamos. Guardaré el cráneo ahora mismo.
CHEVY CHASE
– Dentro de diez minutos Kenner llegará en helicóptero con seis de sus hombres -dijo Timwick a Fiske al salir del laboratorio. -Quiero que vayas a Barrett House.
Fiske se puso rígido.
– No voy a someterme a las órdenes de ese idiota de Kenner otra vez.
– No tendrás que someterte a las órdenes de nadie. Ahora el juego es tuyo. Las únicas instrucciones que tiene Kenner son de ayudarte y dejar todo limpio una vez que termines.
Ya era hora.
– ¿Logan y Duncan?
– Y todos los que estén allí. Margaret Wilson y el hombre a cargo de la electrónica ya se fueron hacia el aeropuerto. Tendremos que rastrearlos después. Deben de ser de poca importancia, de otro modo Logan no los hubiera dejado ir. Pero Price, Duncan y Logan siguen en la casa. Son tus objetivos. Manéjalo como quieras. No podemos dejar con vida a nadie que sepa lo que estuvieron haciendo allí.
Ahora sí que le gustaba. Un trabajo prolijo y limpio. Era evidente que la persona a la que Timwick había llamado por teléfono era más inteligente que él.
– ¿Qué no queden testigos, entonces?
– Ninguno.
– ¿Qué diablos estás haciendo? -quiso saber Logan cuando entró de nuevo en el laboratorio llevando un bolso de lona-. Ese cráneo ya tendría que estar guardado.
Eve cambió la ubicación de las cámaras.
– Estoy haciendo más tomas de la cabeza. Tal vez las necesite más tarde.
– Tómalas en otro momento.
Читать дальше